viernes, 5 de septiembre de 2014

171


Calzado elástico.


Salí a tirar la basura



en zapatillas, unas babuchas turcas que había comprado en el Gran Bazar la primera vez que lo pateamos, hace bastantes años. Eran muy cómodas y les tenía mucho apego, como para permitir que me tocaran las plantas de los pies, que son superficies epiteliales íntimas y delicadas, las hay más, es cierto, pero cada cual sitúa su punto G donde más le place. Las cuidé mejor que a las niñas de mis ojos. Bajando por la escalera me vio un tipo que pasaba por la acera, se quedó con la copla de mi exótico calzado y se detuvo. ¡Te las compro!, me dice señalándome los pies. Me pilló tan de sopetón y me lo dijo con tanto énfasis y entusiasmo, que no tuve más remedio que descalzarme y regalárselas. Me las quería cambiar por sus deportivas, pero de ésas me sobran, no hago deporte. Volví a casa de puntillas.



Zülfü Livaneli.   Turna Semahi-Gitme Turnam Gitme.


Salud y felices pesadillas.


ra

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Huevo putativo


El huevo con su prole.


Dios proveerá
(Ex ovo)


Un huevo tuvo doce huevines. No sabe explicar cómo lo hizo, ni responder a preguntas sencillas del tipo: ¿Y le cabían todos dentro? Sólo sabe que salió del nial y detrás llevaba una recua de huevos pintos. ¿Qué hacer? A lo hecho pecho, de nada serviría espantarlos, los huevos parecían reconocerlo por el olor, por tanto quizás hubiera algún parentesco. Desde luego todos compartían su misma forma ovalada pero, aparte de eso, no veía otras similitudes. En cambio entre ellos sí encontró muchas semejanzas, tal vez se parecieran al padre. Pero no recordaba ningún fornicio con un huevo de esas características. Fuera o no su progenitora, el huevo decidió adoptarlos sin reservas como su madre putativa, ¡eran tan monos!. Los otros huevos lo miraban, admirados de aquella prole, y también los había que hacían comentarios hirientes, típicos de los huevos podridos, ¿No están un poco raquíticos?, o, ¡Parecen algo pálidos!; y el huevo zurdo, el que siempre tiene que dar la nota, ¡Igualitos que su abuelo!, cacareó. Lo de que estaban algo escleróticos y demacrados ya lo había observado él, no hacía falta que se lo recordaran, y pensó en llevarlos al pediatra. Tal vez alguna carencia. El galeno le dijo que padecían impétigo y les recetó un champú antibiótico y unas vitaminas. El huevo andaba muy escaso de recursos y pidió ayuda en una asociación caritativa cristiana. Como no supo explicar quién era el padre de las criaturas, lo trataron como a un puto huevo y no le dieron ni los buenos días. Él era un huevo católico, le pareció tan mal, que antes de salir gritó con todas sus fuerzas, ¡Si lo llego a saber, aborto! Lo echaron a empujones, ¡Zorra, lárgate de aquí y llévate a tus bastardos enanos al infierno!. Estaba tan indignado que sólo acertó a decir, ¡Ya crecerán!, y se fue seguido de los huevines.


Korvus Korax, Ο Μάυρος, El Negro


Paolo Conte.  Cuanta pasión.

https://www.youtube.com/watch?v=vGXys-PUcWk


Salud y huevos.

lunes, 1 de septiembre de 2014

170


Desahucio y mierda.


Salí a tirar la basura



después de un día de trabajo demoledor. Aquella última y mínima labor del día era casi un recreo tras la interminable lista de actividades. La hice sin prisas, demorándome y recreándome en el corto paseo. Pero la vuelta pocas veces supera a la ida, aunque la haga descargado. Mientras regresaba, podía notar cómo iba creciendo la pesadez de las piernas, el dolor de riñones, el cansancio de brazos, la puñalada trapera en el hombro, el tamaño de mi cabeza... . Caí en el sofá como un saco de patatas, de haber estado dos metros más lejos ya no llego.



Shiva Sound. Sr. Ruiseñor.  Sensi.




Salud y felices pesadillas.


ra

domingo, 31 de agosto de 2014

Temblor


Terremoto


Sentencia



De pronto se me vino el mundo encima. Todo tembló. Me diagnosticaron una enfermedad grave cuyos efectos ya había podido sentir un poco los últimos meses. La despedida tal vez fuera corta, o quizá se alargase algo más. Pero lo seguro es que sería dolorosa. Harían todo lo posible para evitarlo. Cuando me dieron la noticia, que sospechaba, recordé un accidente en el que estuve a punto de perder la vida, ¡Pa habernos matao!, como diría la Curruca versicolor. En los instantes críticos, aparte de una melancolía difícil de igualar, pensaba en el disgusto que les iba a dar a las personas que me quieren. No era ninguna hazaña morir, al contrario. Y de nada servía lamentarse. ¿Cuántos años pasaron desde que la vida me dio otra oportunidad? Más de veinte, toda una vida, en efecto. Así pues, podía darme por satisfecho, había disfrutado ya de dos vidas. Tampoco en esta ocasión debía quejarme, aunque todo se derrumbara. Al dejar el hospital caían las primeras hojas del otoño.


Ramiro


Θανάσης Παπακωνσταντίνου. Sokratis Málamas. Melina Kaná.  Η τράτα.

https://www.youtube.com/watch?v=lhNUUCCLQZ4


Salud.

viernes, 29 de agosto de 2014

169


Viejo carrilero.


Salí a tirar la basura



y junto a los cubos me recibió un perro grande, medio mastín, pero flaco y viejo, de ojos tristes y rabo humillado. Le acaricié la cabeza y el arranque de las orejas y me lanzó, de improviso, un bocao que esquivé por los pelos. Lo miré severo y el perro se humilló aún más, pero no se fue. Debía de tener un hambre terrible y se le veían muchas mataduras y heridas en las orejas, en el rabo y en el lomo,
seguramente le toqué alguna y le hice daño. Había huesos de pollo en una de las bolsas que llevaba y se la abrí para que cogiera algo. Metió el morro con mucho miedo, mirándome de reojo desconfiado, y se largó con los restos de una zanca. Es preferible curar heridas que lamerlas o acariciarlas.



Juan Perro.  A un perro flaco.




Salud y felices pesadillas


ra