jueves, 22 de septiembre de 2011

Los buenos cuates


Antes que de Jorge Martínez y los Magníficos era mi intención hablar de los hermanos Auserón, porque los conocemos desde que empezaron con Radio Futura y hemos seguido viéndonos de vez en cuando y, además, porque nos gusta su música.
Pero tampoco Siniestro Total iban a ser los primeros hasta que se nos cruzaron inopinadamente en Carrizo de la Ribera, en una noche llena de aromas cannávicos e intestinales y, sin embargo, ocupan el primer lugar en la etiqueta.

No  importa,  no es cuestión de jerarquías, nos hemos divertido mucho con todos ellos, incluído el Púgar y algunos más, hemos saltado, bailado, nos hemos aprendido muchas de sus canciones y, todavía hoy, siguen entreteniéndonos, moviéndonos y haciéndonos reír y reflexionar.
A esto último también ayudaron Os Resentidos de  Antón Reixa.

Todos ellos, no pasaron por la música, vinieron para quedarse.
Los caracteriza una pasión profunda por lo musical, una cuidada escritura, fruto de su cultura, su sensibilidad y/o sus experiencias vitales, que va del absurdo al sarcasmo, pasando por el mensaje de cantautor, la ironía política, la tradición castellana, andaluza o gallega puesta al día, la canción de amor o la poesía sin etiquetas, en un soporte melódico rockero, pero no sólo, porque han tocado todos los palos: punk,  tango, blues, muñeira, salsa,  flamenco, soul,  rap...

Comparten otras características, son didácticos y dicharacheros  porque disfrutan con la palabra  que es su medio tanto como las notas musicales, pero tampoco son unos  parlaenvalde.
Son gente con personalidad propia perfectamente reconocible, un estilo personal que los identifica y mensajes bastante claros que no suelen ir con la corriente, aunque  cierto público los coree como himnos de una generación o de una manera de pensar.
Músicos leídos y vividos, y críticos, desde luego.

El hecho de que comparezcan hoy aquí no los convierte en miembros  de ninguna movida, ni colegas de una moda común concreta y pasajera. Repito, son músicos con vocación de permanencia, ya están en la memoria de algunos, pero siguen teniendo mucho que decir.

Salud y buena música.

Ramiro Rodríguez Prada.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Salí de la escuela siendo otro


Jorge y los Magníficos tocaron hora y cuarto en la plaza de la Catedral de Oviedo, en fiestas de san Mateo, el domingo 18, un repertorio de clásicos que iban de un rockabilero Rascayú al Popotitos y de Antonio Machín a Elvis Presley. Algunos estándares del blues negro y el rock americano, junto a los primeros italianos que desembarcaron aquí.

Jorge, un hombre cultivado, en una carcasa de matapijos, y eso que vestían todos traje reglamentario, como una orquesta de casino o de fiesta mayor, uniforme apropiado a una puesta en escena y un contenido musical camp, el culomoyao, digo, siempre tan didáctico, introducía las canciones con brevedad citando a los autores y situándolas en el contexto histórico, haciendo así, en el conjunto del concierto, un repaso musical y, a la par, pedagogía.

La cuidada dicción de Jorge contrasta con su patético intento de no resultar pedante o académico, utilizando el recurso de esa voz chulesca de rocker, no duro, seis pesetas, que siempre nos hace sonreír. Porque el truco descubre, más que oculta, una faceta de la personalidad que parece imposible en un tipo de su apariencia: la sencillez, llámalo humildad incluso si quieres. Respecto a esto creo recordar alguna frase de Diego Manrique, por aquellos años del Heil Hitler!, que muchos no entendían, calificándolo de macarra y poco menos que fascista, a tenor de sus proclamas. No niego que tal vez explotara también cierto macarrismo, pero no dudo que en él es pose y a poco que se mire se ve a un hombre sensible y sencillote, cabal, a un buen tipo que se oculta detrás de varios disfraces, el más fácil para él aunque imagino que no siempre el más rentable, con esa pinta de cowboy, es el de pistolero pendenciero, ahora dulcificao por los años y más sabio.

Grecia 2011

Y porqué no, uno se debe también a un cierto prototipo de rocker que siempre cultivó el gesto adusto y la provocación, la verdad que más como guiño que como amenaza. Pero depende del enemigo. Es un hombre politizado no un cazafans. Se trata de sacudirse los moscones más molestos y putear al burgués. Recordamos una conversación con él en Avilés, en plena época del punk nacional post Banda Trapera del Río, después de un concierto con los primeros Ilegales, cuando todavía no le habían robado aquella caja de truenos que pateaba en alguna de sus canciones, y nos gustaban a todos los Rezillos, que ya eran Rebillos, algo así como la galaxia más alejada de Machín, y escuchábamos ahora el Raskayú a lo Stray Cats, o así y, después de los años, nos sigue pareciendo un músico lúcido e imaginativo que sabe tras lo que anda y lo explica con brillantez de varias maneras.

Distintos palos. Bolero, guaracha, blues, son, rock; suelto y agarrao. Buena música para escuchar y bailar. Un xylófono, un contrabajo, un saxo que alterna con clarinete, la batería y las guitarras y voz de Jorge. Magníficos.
En el concierto estuvieron tan correctos que no tocaron ninguna de Ilegales, que hubiera cerrado otro círculo. Pero nos dejaron con la miel en los labios. Creemos que en el repertorio falta esa canción, habría sido el cierre perfecto para un bis que no existió. Hago una sugerencia por si Jorge lee esto, que la canción elegida sea  Revuelta juvenil en Mongolia, mi favorita de las suyas.

Y se fueron y nos fuimos, porque el público empezaba a comprimirse en la plaza para ver a Carlos Baute. Íbamos pensando en el agarrao de Juan Bautista Humet, al oído me decías Bésame mucho y yo a ti Toda una vida... . "Suenan las alarmas de las farmacias... no es buena manera de crecer".

Salud y buena música.

Ramiro Rodríguez Prada.

martes, 20 de septiembre de 2011

Choscos


El primo de Riesgo

El chosco es un cular típico de varios conceyos del occidente asturiano, con un 80% de cabecero de lomo y un 15% aprox. de lengua, sal, pimentón y ajo, embutido en ciego de cerdo y ahumado.
Sus características y los requisitos de elaboración que "le confieren su prestigio" se recogen en un Pliego de Condiciones que deben cumplir los choscos con pedigrí.

Ahí los ves, a todos los choscos de buena cepa y algún desgenerao, en la fila para matricularse y sacar el título e ingresar en el Colegio Profesional de Choscos, amparados ya por la ley.
Hasta aquí la realidad, ahora entramos en la metáfora y en la ano logía.
Con el Certificao en la mano da lo mismo lo que metas en la tripa B, en el Ciego, que por algo se llama así, que se lo pregunten a Milio Coné, que es chosco, tosco y chusco y sabe más que muchos de chorizos, carne embutida y grandes cagadores.

Ya lo hemos dicho: una palabra entre tosco y chusco. Un tosco sabemos lo que es, un Milito el Botines, v.g. Y un chusco era el bollo que comíamos en los cuarteles cuando hacíamos la mili. Se le llamba sargento chusquero al que había pasado muchos años en el cuartel comiendo chuscos hasta alcanzar ese grado, sin pasar por la academia básica.
Chusco es también el que tiene gracia, donaire y picardía, según la Academia.
Así que el chosco participa de alguna manera de todas estas características, es un poco tosco como Milio porque es carne de cerdo, animal impuro y gochón, y porque tiene una forma de cabeza de marciano reducida por los jíbaros que echa patrás.
El chosco asturiano, por el contrario, echa patrás sólo un momento que es tosco pero magro y sabroso.

Creo que nos vamos entendiendo.

Y es un poco chusco porque ajo y pimentón le dan gracia y donaire, y la picardía la pone el sargento que, después de tantos años entre furrieles, se las sabe todas de culares y demás.

Recientemente se ha lanzado al mercado aquí, con gran aparato publicitario, un chosco de la firma Casquerías Alvarez que triunfó entre los consumidores menos exigentes. Un producto que se vende por fresco y está más rancio que el tocín que sobró en la boda de la 1ª duquesa de Alba.
Y cuando está fresco, cosa rara, no hay lomo, sólo lengua y vísceras, entrañada.

Con los choscos también jugaban al rugby como en el Bierzo, especialmente en los conceyos más próximos a éste. Pero no se entocinaban como nosotros porque son menos grasientos. Además jugaban con los más curados y secos, y no tenían que cocerlos después del partido como nos pasaba en los pueblos bercianos, los comían así, curados. Más ricos y blandines con los patadones y aprietos del mach.
Nuestros  botillos también maceraban en el partido, pero tener que esperar despueeeeés a que cocieeeeeran...¡era una tortuuuuura!¡Dios, qué hambreeeeeeeeeeee!

Choscos y botillos han dado origen a varias expresiones de uso familiar, veamos un par sencillo.

¡Qué choscu yes!, pa indicar que tienes el cabezón más torpe del conceyu, que tas pa que t´echen a la olla el cocíu.

¡Quita pallá, botillo!, cuando estás enmedio como un pasmarote, estorbando, ocupando como el botillo toda la pota. Ésta me la decía mi abuela cariñosamente y no sería por gordo, que me veo ruinucu y arrugaucu como una morcillina, ¡o témpora, o mores!.

Seguiremos informando.

Yasas, salud!

Jamo el del Gorrín.



lunes, 19 de septiembre de 2011

Kolos


Culos en pompa

Tal vez convenga acotar un poco lo que entendemos aquí por chorizos culares, aparte de  los mostrencos rectales de Milito y los Kolokapitalistas*.

Ante todo hablamos de un embutido de carne magra o grasa, introducida en una tripa de calibre ancho o muy ancho, sobre manera en el ciego o el intestino grueso del marrano, de cualquier producto de la cabaña porcina en adobo de ajo, pimentón, orégano, sal y, ocasionalmente, pimienta negra en grano, que se cura al humo.
Milín no necesita leña de encina, tiene sopladores profesionales que le secan el zuruyo en el momento de la puesta.

Dicho lo cual, ¿en qué se diferencia de un chorizo normal?. Naturalmente en el grosor.
Un cular es un señor chorizo, por su envergadura ya ni es chorizo, es cular a secas, aunque rezume.  Comparte el nombre, todavía, con longanizas anoréxicas y ristras del cocido pero poco más tiene en común con ellas.
Los culares también se cuecen verdes, como algunos chorizos, frescos, con una curación corta.
El chosco asturiano y, en particular, los lomos culares se comen crudos porque no tienen huesos como el botillo, con un tiempo de curación medio, menos los de Milio que se pueden consumir todavía humeantes y sudorosos.

El lomo es un caso particular de cular magro que no se embute con la carne cortada o triturada y adobada, se adoba por fuera y se embute así.
En puridad los lomos no son chorizos culares porque no son chorizos, les falta esa cualidad de la carne picada o en trozos, pero sí son culares porque se introducen en una tripa de esa parte del intestino grueso, como dije.

Esto de las clasificaciones siempre plantea problemas.

Al chosco lo suelen acompañar las patatas cuando se consume cocido y al botillo, además, el repollo y unas tripas de sabadiego. Para aprovechar un poco el caldo se prepara una sopa de fideos que haga de primero.
Por supuesto Emi y sus compadres no saben de estos placeres de pobre porque ellos se adoban y se cuecen en sus propios jugos.
No confundirlo por eso con Emilio el de los Botillos, un paisano que los andaba vendiendo por el Bierzo cuando empezaron a terminarse las matanzas tradicionales. Sólo se parece a Emilio el de los Botines en el nombre de pila y en que los dos tratan con chorizos y con culares, pero de cerdos de distinta especie y familia.

Para todos rige, no obstante, el hecho de que el culo castellano viene del kolo griego.
Ellos no embuten carne de gorrino con pimentón, sólo salchichas, lukánika, y salchichón o salami, pero tienen chorizos y culares, ¡milagros de la alquimia chacinera moderna!.

* Milito y los Kolokapitalistas es un grupo de música punk que caga en directo sobre el escenario y vende los boñigos después del concierto a los fans, muy numerosos y acérrimos, que puedan pagarlos al contado con importantes descuentos, o en cómodos plazos mediante financiación y el regalo de un orinal  de perzolana con la foto de los culos de los miembros del grupo, al finalizar el pago del último plazo.
Un recurso imaginativo para ir tirando en tiempos difíciles en que no se vende una mierda. De todos modos, ¿cuándo vendieron otra cosa?.

Seguiremos informando.

Yasas, salud!

Txantxo Gorri Nako.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Eliés, olivas



Eliés kalamón, Olivas de Kalamata
Grecia 2011


Las aceitunas negras de Kalamata completan con el tomate, el feta y el  pan el cuarteto de nuestra comida griega más básica.

Tienen el color del vinoso mar de Homero.

Sólo faltaría el aliño, pero podría ser prescindible porque el queso aporta sal y  grasa, y las olivas aceite y un punto de acidez vegetal parecida al vinagre.
Mi muhé desayuna una ensalada sin aliño. Yo les suelo añadir sal, aceite de oliva partheni, vírgen y orégano, la aromática más usada en la cocina griega.

Los olivos han sostenido a los griegos durante milenios, por eso los incendios, tan repetidos, son para ellos una doble tragedia. Es el árbol totémico de Grecia y de Atenas, el de la diosa Atenea, la de los ojos glaucos, como los de la lechuza, el otro totem de Athina.

El color verdiazul, plateado, del olivar es más griego que su bandera.

Feus prefirió el olivo, que le presentaba su hija Atenea, al caballo de su hermano Poseidón, como regalo para los hombres, en una especie de competición olimpica, del Olimpo y de Olimpia, algo deportiva.

Cuando la utilidad se une al mito, como es el caso, el glauco mar de los olivos debe preservarse a toda costa, porque de ello depende la vida de muchas personas. Más que la mía, engolosinada en estas olivas riquísimas, carnosas, pura gloria para un sibarita pobre, y para un rico.

Salud, yasas!

Skylorómiros.