miércoles, 28 de mayo de 2014

Τα μπλέ παράθυρα σου


Nikiá. Nísyros.
Grecia, verano 2013.


Ventanas azules


María y Nikos se fueron del pueblo siendo niños, apenas recordaban nada de él, sólo la blancura de sus casas y el azul de puertas y ventanas, a juego con el cielo y el mar que lo rodeaban.

Las suyas eran de las familias pobres que abandonaron la isla. Vendieron sus escasas pertenencias para comprarse los pasajes. No dejaron nada propio tras de sí, ni olivos, ni viñas, ni fincas, ni casas. Ni siquiera parientes. Sólo se llevaron sus recuerdos.

En el extranjero tampoco se enriquecieron, aunque sí podían vivir desahogada y dignamente porque nunca les faltó trabajo. Sus padres ya no regresarían, pero jamás olvidaron, y no se cansaban de hablar de la belleza y bondad de su lejana tierra.

Belleza es posible, porque aquella blancura de la cal y aquellos azules estaban grabados también en sus corazones desde la infancia. Pero, ¿bondad?, ¿un lugar que no te da de comer? Eso no lo podían comprender Nikos y María, a los que nunca faltó lo necesario.

Un año los dos programaron sus vacaciones de verano para conocer el país donde nacieron. No se habían vuelto a ver desde que salieran del pueblo camino de una vida mejor. Y ninguno recordaba al otro.

Coincidieron en una taberna y se entendieron en el idioma de sus progenitores, que era el otro vínculo que siempre mantuvieron sus familias con su tierra de origen. Nació una amistad entre ellos, ya algo maduritos y sin pareja, y el siguiente verano volvieron a la isla.

Casi sin querer empezaron a concebir un plan en común. En el pueblo había varias casas ruinosas a un precio asequible, comprarían una que les gustara a los dos y la restaurarían. Podrían volver todos los veranos, compartirla, e incluso traer amigos, porque la casa que adquirieron finalmente era grande y hermosa. Blanca, con puertas y ventanas azules.

Pero la compartieron poco, preferían seguir solos. Y en pareja. Porque, hoy, que ya disfrutan del retiro, se han trasladado a vivir aquí definitivamente, siguen juntos y todo el mundo piensa que son matrimonio. No tienen interés en deshacer el equívoco, al personal le gustan los dimes y diretes y ellos son reservados. Pero sí, se quieren.


Ramiro Rodríguez Prada


Μάρκος Βαμβακάρης.  Τα μπλέ παράθυρα σου. 1938.

https://www.youtube.com/watch?v=CPYwCdRL8GU


Salud.

8 comentarios:

  1. Cuando ese color se clava en tus pupilas, aunque seas un simple recién nacido, ya para siempre estarás tocado y buscando el camino de regreso. Pero no solo le sucede a griegos emigrantes, también a simples malditos del azul, como tu y yo .

    Entonces habló y nació el mar
    Y lo vi y me asombré
    Y en medio esparció pequeños mundos a mi imagen y semejanza:
    Caballos de piedra con la crin enhiesta
    y tranquilas ánforas
    y espaldas inclinadas de delfines
    Íos Síkinos Sérifos Milos

    Un abrazo, como ese azul.

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    1. Oooopa !!!!

      Gracias, Ana.
      Sí, hoy precisamente hablé con Sendo y Marisa, volvieron de su primer viaje: Atenas, Corinto, la Argólida, el Peloponeso, Delfos y Meteora..., unos días y ya estaban preparando Musaká para comer hoy!, quieren volver pronto y conocer Creta y otras islas, ¡hablan como poseídos, si los engancha están perduts!

      Muchos besos y más blé !!

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  2. La infancia te agarra a sus recuerdos, sin ellos no somos nada. Historieta: Mi contraria y yo, con nuestro hijo Perico nos fuimos a Portugal, cosa normal en mi familia, en el que pasar la frontera era como salir al pasillo de casa. Te hablo de, como diría la capitanesa, del pleistoceno superior. Íbamos con una furgo Volkswagen preciosa que me compré por dos duros y la prepare por dentro. Mi primer barco con cuatro ruedas. No recuerdo donde llegamos, pero el anuncio decía "molino de viento en activo". Creo que ya te conté que pase mi infancia veraneando en la vivienda de un molino de rio en funcionamiento. Cuando entré en el molino y el olor del trigo molido se me metió por las fosas nasales viaje en el tiempo. ¡Me convertí en un pitufo de cuatro años!
    Un besito
    Viriato

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    1. Buen día, Montesino. ¿No tienes otro apodo más cariñoso para tu dulce amiga que llamarla mi contraria? He oído a las nuevas generaciones de machitos nombrarlas el enemigo, no me extraña que ellas acaben diciéndoles el pichita, o Benito Musolini. Sé que es irónico y sin mayor intención ofensiva, pero hasta el poético mi carcelera me suena mejor, le das la oportunidad de que te espose y se te suba a las barbas, ¡como poco!...
      Sí señor, la infancia, ese soto amoroso donde corre cantarín el Lagares. En realidad creo que sigues siendo un pitufo, ahora el Abuelete Pitufete.

      Un abrazo, abuelín!
      ramiro

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  3. Pero que puntillosito te me estas volviendo, claro que tengo mil apodos para mi prenda, pero depende del momento y el lugar.
    Un besito desde el Viriato, al que estamos pintando la obra viva mi costilla y un servidor.

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    1. Perdona, tienes razón, ¿pero no serás tú su costilla? Es que ese relatodel origen no sé si aún es más paternalista que el de los contrarios, todos venimos de la gran madre...
      Vuelvo a estar en casa esperando el día en que me acuchillen, un par de semanas o así calculo, y más que puntillosito estoy dolorido que rabio y demasiado susceptible.

      Muchos besos a los dos y que lo paséis muy bien!
      ramiro

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  4. Tenme al corriente y si necesitas cualquier cosa ya sabes donde me tienes. Y en lo referente a la costilla, yo me las he contado todas y no me falta ninguna, así que tú debes tener razón.
    Por cierto y record Guines (¿Sera por la cerveza?) Mi santa y yo nos hemos pintado la obra viva, dos manos, marcado cadena y limpiado el casco, los costados que estaban llenos de churretones, en dos días. Ya estamos otra vez en el agua. ¡Una sola noche viviendo en un palafito! ¡Que gusto!

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    1. Descuida, mientras pueda te informaré, no tenía internet, como te decía.
      No me hagas mucho caso tampoco, sé que es broma, hombre, ¡a mí se me ven todas a flor de piel, estoy hecho un flautín de flaco!
      Bravo por ese curro, aunque me maree como la moska cogonera que soy, espero acompañarte unas millas alguna vez.

      Salud y un abrazote!
      ramiro

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