viernes, 5 de septiembre de 2014

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Calzado elástico.


Salí a tirar la basura



en zapatillas, unas babuchas turcas que había comprado en el Gran Bazar la primera vez que lo pateamos, hace bastantes años. Eran muy cómodas y les tenía mucho apego, como para permitir que me tocaran las plantas de los pies, que son superficies epiteliales íntimas y delicadas, las hay más, es cierto, pero cada cual sitúa su punto G donde más le place. Las cuidé mejor que a las niñas de mis ojos. Bajando por la escalera me vio un tipo que pasaba por la acera, se quedó con la copla de mi exótico calzado y se detuvo. ¡Te las compro!, me dice señalándome los pies. Me pilló tan de sopetón y me lo dijo con tanto énfasis y entusiasmo, que no tuve más remedio que descalzarme y regalárselas. Me las quería cambiar por sus deportivas, pero de ésas me sobran, no hago deporte. Volví a casa de puntillas.



Zülfü Livaneli.   Turna Semahi-Gitme Turnam Gitme.


Salud y felices pesadillas.


ra

2 comentarios:

  1. ¡Por una vez que podías hacer negocio!
    Por cierto, las de la fotografía se han puesto otra vez de moda, eso sí que es plataforma y lo demás tonterías.
    Besitos
    Viriato

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  2. Como siempre generoso.
    MAC

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