viernes, 17 de octubre de 2014

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Amparándose en la noche


Salí a tirar la basura



y en la acera, pegado al muro que rodea la finca, había un tipo con gabardina hasta los pies que paseaba de la escalera a los contenedores con la intranquilidad de quien teme ser descubierto y, al mismo tiempo, ojo avizor a cualquier movimiento de la calle. Enseguida me vio, llevaba las manos ocultas en los bolsos e hizo el ademán de cerrar aún más el largo gabán. Desde el primer momento me pareció un exhibicionista, faltaba saber si de pelo, de pluma o de ambos. Al pasar a su lado se había parado junto al muro y abrió de golpe la gabardina. ¡Casi se me caen las bolsas de las manos!. ¡María, farlopa, costo, éxtasis, anfetas, conguis, tripis, burro!..., recitó su lista el camello en voz apenas audible. Llevaba la mercancía colgada del forro del gabán en bolsitas de celofán prendidas con imperdibles. Pero ésa no fue la sorpresa mayor: ¡Era el Gran Wyoming! Ya nos conocíamos pero, como es natural, no me recordaba. Fueron años de mucha movida y de mucha gente para él, lo comprendo. Charlamos de conocidos comunes y nos reímos un poco. Lo único que no me hizo mucha gracia fue que me hablara todo el rato en asturiano de la Academia, con claras meteduras gallegas de pata, como llamar sidriña a la sidrina, ¡¿pero nun yes baturro, ne!?.  Aparte de eso, tan simpático como siempre.



Paracelso y el Gran Wyoming.   El exhibicionista.


http://www.youtube.com/watch?v=D1gwuc5j2T0


Salud y felices pesadillas.


ra

1 comentario:

  1. Que no lea esto la prensa de la derechona que es lo que le faltaba Gran Wyoming...
    ¡Que lo tilden de Asturianista!
    Besitos con sidriña
    Viriato

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