sábado, 13 de abril de 2013

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La soledad del guardaspaldas...


Salí a tirar la basura



Tengo que decir, llegados a este punto, que no siempre que salgo a tirar la basura me suceden estas cosas. La mayor parte de las veces, de hecho, no pasa nada. Dejo las bolsas en su sitio y regreso a casa sin mayores contratiempos. Pero, incluso sin aventura o incidente, cada paseo hasta el punto limpio es único e irrepetible y siempre vuelvo a mi hogar con la sensación de haberme perdido algo, de que me aguardaba una sorpresa que no supe descubrir. Hoy, por ejemplo, ¿qué fue lo que se me escapó? Lo ignoro. Me fui a la cama pensando en ello. Caí en la cuenta cuando me levanté al día siguiente: las bolsas de basura estaban llenas y atadas, preparadas para que alguien las sacara.




Video de Amenesia, con Rita Cantalagua (Café Tacuba) y La Maldita Vecindad. 
Grupo, Inspector.  Amnesia.



Salud y felices pesadillas


ra

viernes, 12 de abril de 2013

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Dándose calor


Salí a tirar la basura


y sufrí un ataque agudo de melancolía cuando vi los cubos solos, medio vacíos, como ateridos de frío, arrimados unos a otros protegiéndose del norte tras una farola... . Antes de pisar la acera ya iba llorando. Dejé mi bolsa y me volví sin atreverme a mirar aquellas bocas abiertas, como pajarines pidiendo un gusanín, no tenía nada más que darles. Ya hasta la mierda escasea.


Banda sonora de  La eternidad y un día, de Teo Anguelópulos.  Eleni Karaindrou



Salud y felices pesadillas



ra

jueves, 11 de abril de 2013

41


Predadores


Salí a tirar la basura



Junto a un cubo volcado había un perro lobo comiendo algo. Me acerqué con cautela temiendo cualquier ataque, porque nada más advertir mi presencia comenzó a gruñir. La oscuridad ocultaba lo que comía pero tampoco estaba muy interesado en descubrirlo, ante el aspecto amenazador de aquella fiera. Encesté la bolsa en el cubo desde lejos y entonces el perro, quizá asustado, levantó la cabeza y dio unos pasos hacia mí enseñándome los dientes. De la boca abierta, enganchada en los colmillos, traía colgando una especie de tripa y al final de ella venía arrastrando lo que me pareció un muñeco, vi claramente la cabeza y un brazo cuando aparecieron en la zona iluminada de la acera. No me dio tiempo a ver más, esto lo iba pensando ya mientras corría. Una imagen horrorosa se me estaba revelando mientras llegaba a casa. Llamé al 091 contando que acababa de ver a un perro comiendo un feto humano junto a unos cubos de basura. No sé si hicieron algo, pero los periódicos no hablaron del caso.



Músico callejero. Madrid 2.010.  Percusión.





Salud y felices pesadillas



ra

miércoles, 10 de abril de 2013

Camarón de la Isla -4


Aguada y témpera. Espátula.
Ramiro Rodríguez Prada. 2001.


Camarón -4


Buenas. Así que habíamos cortado el relato coincidiendo con la ruptura de Camarón con Paco de Lucía y su familia en el 77, el año sabático que se tomó el de La Isla y la inminente aparición de La leyenda del tiempo (1979), el mítico décimo álbum del Camarón.

El disco traía en portada una foto en blanco y negro del perfil de un Camarón distinto, maduro ya y en plenitud como la propia grabación, con barba y un cigarro en la boca, dispuesto a revolucionar el flamenco.

Y así fue. Este disco, que lo esperaron con ansiedad sus ya numerosos seguidores después del año de inactividad, supuso una auténtica conmoción entre los aficionados, para bien de la mayoría y para mal de algunos superpuros, como de costumbre.

Federico García Lorca. Ricardo Pachón. Camarón.  La leyenda del tiempo.


En La leyenda... colaboró gente tan diversa como Tomatito, que sustituía a Paco en la guitarra solista, Raimundo Amador con el bajo o la segunda guitarra, aportando otro toque gitano, Alameda y Smash, en la parte rockera sureña, Jorge Pardo con la flauta uniendo jazz y flamenco, o un Kiko Veneno más raro que un San José de Arimatea catalán, que venía haciendo con los Amador una especie de flamenco punk pasao o rock&rumba&blues?..., no se cómo calificar aquel monstruoso y genial primer disco de Veneno con la placa de chocolate en la portada.

Poco que ver, en apariencia, con una canción que firma Kiko en este disco del Camarón, la ya eterna rumbita Volando voy. No la pongo porque está ya en el primer capítulo y en alguna otra entrada por ahí. Otra, con Pachón, es el Homenaje a Federico. Y la tercera, con letra de Omar Kayan, el poeta persa del S. XI, Viejo Mundo.

Un Tomatito casi desconocido por lo joven y lo mismo Raimundo, puro nervio y felicidad a la guitarra, en especial cuando tocaba para Camarón, en esta grabación en directo que empieza y acaba a lo bestia, pero que merece la pena.

Omar Kayan. Veneno.  Viejo mundo.  Bulerías.


Las letras eran otro lujo del disco. Hay cinco de Lorca, además de una adaptación de Pachón de La Tarara. Y otra de Fernando Villalón, Bahía de Cádiz.

Ricardo Pachón, que firma 8 de los 10 temas, con nuevas y claras ideas, fue el artífice de esta feliz confluencia de novedades, estilos y personalidades que es el disco. Junto a los ya mencionados, talentos como Gualberto, Rafael Marinelli, José Antonio Galicia, Manolo Rosa, Julio Roca, Rubén Dantas, Tito Duarte y Pepe Ébano...

En la última canción, a partir de la Nana del poeta granadino, y la intermediación del sitar, Camarón tiende la mano a sonidos orientales, como hicieran los Beatles con Ravi Sankar, pero no desde el exotismo y la moda orientalista hippie, sino desde sus propias raíces gitanas, desde su pertenencia a un pueblo que había emigrado varios siglos antes de la India, y desde el flamenco.

F. G. Lorca. Adap. musical R. Pachón. Sitar, Gualberto, piano R. Marinelli.
Cante, Camarón.  Nana del caballo grande


Tras otro año de calma, en el 81 se produce el reencuentro con Paco de Lucía. Otra vez bajo la dirección de Pachón graban juntos Como el agua, con Tomate completando el triángulo. Aunque quedó un poco ensombrecido por la fantasía de La leyenda, fue un éxito y Camarón cosechaba aplausos y levantaba pasiones tanto del mundo del flamenco, como de otros públicos poco acostumbrados a los quejíos del cante. 
Pepe de Lucía, hermano de Paco, interviene en el disco y firma 7 de las 8 canciones, entre ellas los Tangos que le dan el título.

Nuevo descanso y en el 83 se edita Calle Real, con el trío Pachón/Paco/Tomatito, y músicos como Carles Benavent, Dantas, Joan Amargós o Raimundo Amador.
Del año siguiente es Viviré, cinco temas firmados por Pepe de Lucía y tres por Antonio Humanes, que ya había intervenido en el anterior. Pachón se encargaba de la producción y Paco de la dirección artística y de la guitarra, secundado por el Tomate. 

Pepe de Lucía. Camarón. Viviré.


"Aquí estoy para morir, cuando me llegue"...

El 86 es uno de los años difíciles de Camarón, tiene un accidente en el que mueren dos personas y fallece su madre. La temática de las letras de Humanes, que firma todas las canciones junto al Camarón, es la más autobiografica de las obras del de La Isla. En ella hay arreglos de Joant Albert Amargós como en Calle Real y es Tomatito quien se encarga de la guitarra.

En 1987 salió al mercado en primero en directo del Camarón, Flamenco vivo, con grabaciones y producción de Ricardo Pachón y otra vez Tomate a la guitarra, y en el 89 el que se convertiría en el disco más vendido en la historia del flamenco: Soy gitano.

De todos estos discos puse algún tema en anteriores capítulos. Algunos no me los dejan subir y eso complica y altera la buena marcha a la hora de ordenar esto. De Soy gitano, por ejemplo, colgué una versión en directo en el Festival de Montreux- 91., en el 2º cap. La última canción es otra versión de la Nana de Lorca, y hay otra de Federico, Thamar y Amnon. Y una de Hernández.

Miguel Hernández. Guitarra, Vicente Amigo. Cante, Camarón.  El pez más viejo del río. Fandangos.


El disco contó con el acompañamiento de The Royal Philarmonic Orchestra, y las guitarras de Tomatito, Raimundo Amador y Vicente Amigo. Benavent volvió a encargarse del bajo y Tino di Geraldo y Manuel Soler de las percusiones. Ana Belén hizo la voz femenina en la rumba merengue de Juan Luis Guerra  Amor de conuco.

Fue un trabajo tan esperado que al poco tiempo había escalado las listas de éxitos. Sin embargo, con ser el campeón de las ventas flamencas, no es ni con mucho el disco suyo que más me emociona. Demasiado ampulosos para mi gusto aquellos pasajes de la Philarmonic, y algo impostada, unas veces desvanecida y otras forzada, la voz del gitano en la barrera orquestal.

Claro que, para entonces, cada nuevo trabajo del Camarón era recibido como la continuación del santo  evangelio y los conciertos en directo misas flamencas y gitanas donde oficiaba José Monge Cruz, Camarón de la Isla. 
Hasta el 92 no aparecería su siguiente álbum, Potro de rabia y miel, que sería también el último.

Pepe de Lucía. Camarón.  Se me partió la barrena.  Taranta.
En el disco intervinieron, como autores, músicos, etc., Paco y Pepe de Lucía, Humanes, Tomatito, Benavent, Antonio Carmona, Manuel Soler, Amargós, José Mas Kitflus... 

Su último concierto fue en el Colegio Mayor San Juan Evangelista de Madrid en enero del 92 y el 2 de julio de ese año murió en Badalona.

Y aquí me quedo porque los discos siguientes fueron publicados después de la desaparición del cantaor, aunque por supuesto en todos ellos hay cosas interesantes. En el 1er. cap. dejé también una muestra, Sere serenito, una curiosidad de un CD titulado Rarezas, y mencioné otra edición póstuma en el 2º, titulada Reencuentros. Pero creo que para introducir al Camarón los cuatro capítulos son una muestra suficiente.

En esta grabación en directo, de mala calidad pero con un Camarón pletórico, pena que casi no se escuche al Tomate, se puede apreciar en cambio el sonido ambiente que ya acompañaba al de la Isla una década antes. 
Audio inédito. 1982. Camarón en directo, sin vídeo. Bulerías.


Quiero, por último reproducir un párrafo que escribe Joaquín Albaicín en el libreto de la Obra integral del Camarón, consultado para elaborar estas dos últimas entregas. Ese texto cierra además la publicación en la que intervienen varios especialistas, Enrique Montiel, Carlos Lencero, José Manuel Gamboa o el propio Ricardo Pachón, que como he venido señalando dirigió la segunda parte de la carrera de Camarón. Dice Albaicín:

Porque su Isla no era San Fernando, sino la Samotracia, la Isla de los Kabiros de quienes por línea agnática descendía, míticos metalúrgicos dueños de los misterios de los metales en eras en que el oro y la plata se sabían sagrados. Aún se escucha a veces, dicen, el cántico de sus martillos en sus forjas subterráneas, esa melodía interior, ese "zumbido semejante a un fuego que arde" del ganso de los Upanisads. Basta, asevera la tradición, con taparse los oídos y concentrarse en los latidos del corazón

Sé que Joaquín habla más de poesía y duende que de historia, pero oír mencionar a Grecia y a los Kabiros para cerrar ese trabajo, se me ocurrió que era del mismo estilo que escuchar a Valle-Inclán aquello de que "tiene por costumbre escuchar la flauta griega" para cerrar su Lámpara maravillosa. Son las mismas resonancias, origen, musicalidad, eco, sonido, La mancia del cante, titula Albaicín su artículo, y por añadidura Valle era otro amante del flamenco...

Tangos. Cuatro versiones, del 82, 84, 89 y 90.
Camarón. Al compás del martillo un gitano cantaba... 


Y para que quede el oído un poco más acariciado por una mejor sonido os dejo La primavera.

Camarón de la Isla.  La primavera.


Salud y buena música

Tomatito y Camarón en directo.  Bulerías.  Tiritando de frío...

http://www.youtube.com/watch?NR=1&feature=endscreen&v=Hou71CntnIE


Ramiro Rodríguez Prada

lunes, 8 de abril de 2013

Palomares -3


Réplica de palomar palentino


El Paráclito


Llegaron corriendo los guajes diciendo que se les había aparecido el Espíritu Santo.


-¿Dónde?

-¡En el palomar!


Nos echamos a reír, como es natural. Pero los tres rapaces se pusieron muy serios. Juraron por dios que se les había aparecido encima del tejado del palomar del ti Doroteo. Se atropellaban unos a otros explicando el prodigio.


-¡Vale, vale!, por partes y de uno en uno. A ver, primero el más pequeño, ¿tú, Diego, qué fue lo que viste?

-¡Al Espíritu Santo!

-Ya, ya, pero ¿cómo?

-¡En forma de paloma!

-¡Blanca!, lo cortó Manuel, el mayor.

-Deja que hable él. ¿Y qué más?

-¡Nada más!

-¡Era muy blanca!, insistió Manuel.

-A ver, Adrián, tu qué viste?

-¡Pues al Espíritu Santo en forma de paloma!

-¿Y cómo sabes que era el Espíritu Santo?

-¡Porque era blanco!, se apresuró a contestar Manuel otra vez.

-¿Pero qué pensáis que todas las palomas blancas son el Espíritu Santo?


Tres modelos de palomares de Tierra de Campos.  Palencia.


-¡Ésta sí era el Espíritu Santo!

-¿Porqué?

-¡Porque brillaba muchísimo!, dijo Adrián.

-¡Y el ti Doroteo no tiene palomas blancas!, añadió Manuel.

-¡Claro!, remachó Diego.

-¿Y qué creéis que el Espíritu Santo se le anda apareciendo a los primeros mocosos que pasen por el palomar del ti Doroteo?


Diego se encogió de hombros, pero Adrián y Manuel no estaban dispuestos a dejarse convencer tan fácilmente.


-¡Era el Espíritu Santo!, insistió Manuel tozudo frunciendo el entrecejo y mirando al suelo enfurruñado.

-¡Sí!, apoyó Adrián, menos convencido ya.

-Pero vamos a ver, ¿cómo podéis estar tan seguros?

-¡Porque es igualita a la paloma que hay pintada en la iglesia!, aseguró Manuel mirándome con cara de estar esgrimiendo el argumento irrefutable y definitivo.


Diego y Adrián permanecían expectantes aguardando mi contestación.


-Está bien, y ¿cómo se os apareció?

-¡De repente!, volvió a la carga como un rayo el pequeño con una sonrisa de oreja a oreja viendo que por fin empezaba a creer su historia.

-Sí, pero cómo: ¿apareció de golpe en el tejado?

-Vino volando, dijo Adrián como si una pregunta tan simple no mereciera más que una respuesta obvia.

-¡Pero muy rápido!, lo apoyó de nuevo Manuel.


El Pulgarzito.  La caena.  Sinto.



Palomar circular palentino


-¿Y qué hizo?

-Se posó en la picorota del palomar ¡y brillaba mucho!, aseveró Adrián.

-¿Y qué más?

-Nada, ¡estuvo allí posado!, y Diego me miraba triunfante.

-¡Y revoloteaba cuando llegaban palomas!, dijo Manuel.

-¿Y qué pasó después?

-Bajó al tejado, siguió Manuel.

-Bueno, ¿y qué?

-Se subía encima.

-¿Encima de las palomas?

-¡Sí!, afirmaron a un tiempo moviendo las cabecitas al unísono de arriba abajo.

-¡Entonces no era el Espíritu Santo!, concluí tajante, zanjando la cuestión.


Se miraron los tres con la boca abierta sin comprender mi repentina seguridad y me interrogaban con los ojos esperando tal vez que les aclarase aquel misterio. Allí los dejé.


Ramiro Rodríguez Prada


Tomás Méndez Sosa. Lola Beltrán.  Paloma negra.

Palomar con patio de servicio.  Palencia.

Las réplicas de los palomares, de barro como las paredes de los originales, son de un artesano palentino del que desconozco el nombre. Bien lo siento, porque es un trabajo interesante, gracioso y bien hecho. El estornino versicolor, que fue quien me permitió fotografiarlos en su nido de Gijón, los recibió como regalo de una amiga palentina. Aunque he indagado, no he obtenido la respuesta apetecida: la curruca está en la inopia en estos temas y no sabe res de res.

Me llamó la atención la distinta orientación de los dos palomares que quedan vivos en mi pueblo, el del primer capítulo está orientado al este y el segundo al sur; parece que ésta última es la mejor y la mayoría de las construcciones la siguen, pero tampoco son raras las excepciones.

A partir de los años sesenta empezaron a desaparecer los palomares. Ni los palomos ni la palomina constituyeron nunca la base de la economía de los campesinos, sino una pequeña ayuda y en ocasiones un lujo que sólo se podían permitir algunos agricultores con más medios económicos. Así, poco a poco, fueron quedando en desuso y arruinándose.

El número de nidos (dispuestos en tresbolillo) y por tanto de parejas estaba en torno al centenar. En Isla Cristina, Huelva, el Palomar de la Huerta Noble, del S. XVIII, parece que tendría espacio para 36.000 palomas. Pero este es un caso singular. La mayoría de los que se pueden ver en León, o en imágenes de Tierra de Campos (Centro de Interpretación de los Palomares, en Santoyo, Palencia) y en estas fotografías de la dirección de abajo en Zamora (Centro de Interpretación de los Palomares y Aula de la Naturaleza, en Villafáfila), van desde 100 a 1000 nidos.

Fotografías de palomares

Y en este estupendo y completo trabajo, podéis informaros de las características constructivas de los palomares, con apartados muy instructivos también sobre Tapias y Adobes.

Nada más por hoy. Que siga la buena salud de la tribu, queridos palominos.

Pulgarzito.   Funky tribu.  Sinto.



Ramiro