sábado, 6 de septiembre de 2014

Licenciados Vidriera


Resbaladizo


A quien corresponda


Buenos días. Me preguntaba el otro día un amigo si no me parecía extraño que no tuviera entre los seguidores de Psilicosis algún profesor de Clásicas, al menos a la vista.
Hay fotógrafos, periodistas, maestras, arquitectos, navegantes, biólogos, enfermeras, poetas, pintores, traductoras... . Y sí, un griego, Giannis, pero biólogo y fotógrafo, más algunas personas que no apuntan una profesión o un título, lo cual me parece perfecto. Yo no se lo pido. Tal vez entre ellos puede haber algún licenciado en Clásicas.

Barajamos varias posibilidades.

Supongo que en parte es debido a que en Psilicosis se habla más de la Grecia moderna que de la clásica. Sin embargo también a mí me llama la atención, porque a la mayoría de los especialistas de griego les interesa a su vez la Grecia actual. Y no sobra la información.
Otra de las posibles razones tal vez sea que no es un blog exclusivo de Grecia. O la deriva eskatológica de algunas etiquetas quizá espante a los espíritus más sensibles, y entre los clásicos ha de haber un buen número. Me parecería, de ser así, un proceder estrecho, teniendo en cuenta el espacio que el género ha tenido en la literatura clásica. ¿Renuciarían a Anacreonte, Petronio o Catulo?, y espero que no se lea lo inmodesto de la comparación. También será que se dedican a cosas más importantes y no les sobra tiempo, el trabajo es duro.Y, finalmente, otros pensarán que el blog no les aporta nada, o no vale un pedo, sin más, y pasan. De acuerdo.

Hace tres años que empecé esto y sé que mucha gente de Clásicas se ha topado en algún momento con Psilicosis, que si no habla exclusivamente de Grecia, sí dedica a ella mucho espacio e información, una buena parte de primera mano, con opiniones personales, acertadas o no, y sin eludir las referencias a las obras, los autores o las peripecias del mundo clásico y la mitología.

En ese tiempo también yo he tenido ocasión de conocer otros sitios donde se habla de la Grecia clásica y/o moderna. Y en varios de ellos he intervenido de una u otra manera, en los comentarios, alentando a los autores, citando aquí los artículos y las páginas, escribiendo sobre ellos, poniéndolos entre los Flanvoritos, recomendándolos en Google +, o apuntándome de seguidor, como en el caso del Navegando por Grecia de Ana Capsir, ahora una amiga, que respondió generosamente a mis primeros comentarios, pero también bióloga, del ramo de las ciencias, además de capitana.
Es curioso que gran parte de lo que esos espacios publican no pasa del contenido de una cartelera de anuncios, sin otra creatividad que el montaje de la entrada, que se agradece como información, pero donde no parece que sobren las ideas y menos las propias, y no es el caso de Ana.

El hecho es que no consigo ver la Psilicosis en ninguno de los blogs dirigidos por especialistas o profesores de Clásicas, o entre las páginas que ellos recomiendan, en sus favoritos, etc. Y en bastantes ocasiones ni siquiera he tenido una respuesta a comentarios amicales en sus blogs, mucho menos he esperado que nadie, aunque sólo fuera por galantería, me respondiera con un comentario aquí. El silencio es peor castigo que la discrepancia o, dicho de otro modo, no hay mayor desprecio que no hacer aprecio. ¿Por qué?
Quizá soy mayor y tengo otro sentido de las relaciones ya muy caduco; lo cortés no quita lo valiente. ¿Que estoy dolido? Seguro, pero me da más risa y pena que otra cosa. De mí mismo sobre todo, porque pensaba ingenuamente que este medio favorecería el intercambio y el diálogo. Y aquí ya no me refiero sólo a los clásicos.

Al hilo de este repaso, recordé una conversación de hace años con un grupo de españoles amigos de Grecia, entre ellos algunos jóvenes que habían terminado recientemente su licenciatura y pasado un tiempo en el país, de manera que conocían el idioma mucho mejor que yo. Hablábamos de poesía. Rápidamente la discusión se centró en el viejo esquema maniqueo de poesía política/ poesía hedonista, social/ intimista, las etiquetas...
Porque es imposible hablar de poesía griega sin que todo el mundo cite a Kavafis y se quede después tan pancho, como si hubiera descubierto las Columbretes. Es lógico, es el más grande y conocido. La poesía social había pasado de moda, como el partido comunista, así que era extemporáneo citar allí un verso de Ritsos, era un poeta mediocre, de segunda fila, no valía la pena.

Después de un rato de charla resultó que ninguno había leído un libro de Ritsos, lo conocían sí, pero lo habían apartado ya de mano porque estaba fuera de onda (no entraba, decíamos en el Insti...). Pero lo más grave es que, metidos ya en  harina clásica, tampoco habían leído gran cosa del tema, ni de la tragedia, la poesía, la comedia o la filosofía; menos aún de la época bizantina o la moderna. Apenas lo estrictamente necesario para licenciarse. Eran jóvenes, tenían tiempo, todavía se los podía disculpar. Pero viendo el paño, hasta dudo que conocieran más de cuatro poemas del socorrido alejandrino.

El más peleón me preguntó en un momento qué especialidad era la mía.

¡Pinchaculos!, enfermera.

Torcieron el morro y se acabó la discusión.

Pienso que también funciona un corporativismo ridículo que no favorece en nada la defensa de las Clásicas, hoy ninguneadas por el poder. Toda ayuda debería ser bienvenida, aunque sea escasa y pueda llegar de un eterno aprendiz de gacetillero, sin título, como yo. Deben saber que en Grecia al aficionado a cualquier ciencia, especialidad o materia, que demuestra interés y algún conocimiento del tema, se le trata con tanto respeto como a un académico laureado. No resta su dilentastismo que, aquí como en Italia, tiene connotaciones negativas, cuando no se desprecia directamente. En Grecia suma, lo he dicho, se supone que su acercamiento al asunto en cuestión, está menos mediatizado que otros por intereses espurios, legítimos o no. Y no creo que para opinar de Homero o de Sófocles con fundamento sea necesario ser licenciado, en cambio sí creo que es imprescindible leerlos.

No recibí la misma impresión, sin embargo, de personas a las que considero con más fuste intelectual y conocimiento de Grecia, como por ejemplo Vicente Fernández, premio nacional de traducción en dos ocasiones, a quien tratamos algo en Paros, o la griega María Lainá, cuyo libro de poemas se ha traducido aquí con el título de Los estuches de las células. O de otros, desconocidos, de los que no sé su currículo ni me interesa mayormente, pero que sí tenían algo que enseñarme.

Espero equivocarme y que todo sea fruto de la vanidad y el Narciso herido, que sólo se ofendan los que se den por aludidos porque se sientan retratados, muchos no serán de todos modos, a la mayoría los supongo tan interesados en aprender y tan sinceramente enamorados de Grecia como yo lo estoy, y más, algo que siempre es difícil de medir. A esos otros creídos, afectados de titulitis, va dirigido esta especie de alegato.

Soltada ya mi mala baba, pido disculpas a los inocentes.

Τζίμης Πανούσης.   Sirtaki.

https://www.youtube.com/watch?v=C0UNqVCQjD0 

Salud y alegría para todos, y un poco de generosidad, a quien corresponda.


Tomás Rodaja

viernes, 5 de septiembre de 2014

171


Calzado elástico.


Salí a tirar la basura



en zapatillas, unas babuchas turcas que había comprado en el Gran Bazar la primera vez que lo pateamos, hace bastantes años. Eran muy cómodas y les tenía mucho apego, como para permitir que me tocaran las plantas de los pies, que son superficies epiteliales íntimas y delicadas, las hay más, es cierto, pero cada cual sitúa su punto G donde más le place. Las cuidé mejor que a las niñas de mis ojos. Bajando por la escalera me vio un tipo que pasaba por la acera, se quedó con la copla de mi exótico calzado y se detuvo. ¡Te las compro!, me dice señalándome los pies. Me pilló tan de sopetón y me lo dijo con tanto énfasis y entusiasmo, que no tuve más remedio que descalzarme y regalárselas. Me las quería cambiar por sus deportivas, pero de ésas me sobran, no hago deporte. Volví a casa de puntillas.



Zülfü Livaneli.   Turna Semahi-Gitme Turnam Gitme.


Salud y felices pesadillas.


ra

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Huevo putativo


El huevo con su prole.


Dios proveerá
(Ex ovo)


Un huevo tuvo doce huevines. No sabe explicar cómo lo hizo, ni responder a preguntas sencillas del tipo: ¿Y le cabían todos dentro? Sólo sabe que salió del nial y detrás llevaba una recua de huevos pintos. ¿Qué hacer? A lo hecho pecho, de nada serviría espantarlos, los huevos parecían reconocerlo por el olor, por tanto quizás hubiera algún parentesco. Desde luego todos compartían su misma forma ovalada pero, aparte de eso, no veía otras similitudes. En cambio entre ellos sí encontró muchas semejanzas, tal vez se parecieran al padre. Pero no recordaba ningún fornicio con un huevo de esas características. Fuera o no su progenitora, el huevo decidió adoptarlos sin reservas como su madre putativa, ¡eran tan monos!. Los otros huevos lo miraban, admirados de aquella prole, y también los había que hacían comentarios hirientes, típicos de los huevos podridos, ¿No están un poco raquíticos?, o, ¡Parecen algo pálidos!; y el huevo zurdo, el que siempre tiene que dar la nota, ¡Igualitos que su abuelo!, cacareó. Lo de que estaban algo escleróticos y demacrados ya lo había observado él, no hacía falta que se lo recordaran, y pensó en llevarlos al pediatra. Tal vez alguna carencia. El galeno le dijo que padecían impétigo y les recetó un champú antibiótico y unas vitaminas. El huevo andaba muy escaso de recursos y pidió ayuda en una asociación caritativa cristiana. Como no supo explicar quién era el padre de las criaturas, lo trataron como a un puto huevo y no le dieron ni los buenos días. Él era un huevo católico, le pareció tan mal, que antes de salir gritó con todas sus fuerzas, ¡Si lo llego a saber, aborto! Lo echaron a empujones, ¡Zorra, lárgate de aquí y llévate a tus bastardos enanos al infierno!. Estaba tan indignado que sólo acertó a decir, ¡Ya crecerán!, y se fue seguido de los huevines.


Korvus Korax, Ο Μάυρος, El Negro


Paolo Conte.  Cuanta pasión.

https://www.youtube.com/watch?v=vGXys-PUcWk


Salud y huevos.

lunes, 1 de septiembre de 2014

170


Desahucio y mierda.


Salí a tirar la basura



después de un día de trabajo demoledor. Aquella última y mínima labor del día era casi un recreo tras la interminable lista de actividades. La hice sin prisas, demorándome y recreándome en el corto paseo. Pero la vuelta pocas veces supera a la ida, aunque la haga descargado. Mientras regresaba, podía notar cómo iba creciendo la pesadez de las piernas, el dolor de riñones, el cansancio de brazos, la puñalada trapera en el hombro, el tamaño de mi cabeza... . Caí en el sofá como un saco de patatas, de haber estado dos metros más lejos ya no llego.



Shiva Sound. Sr. Ruiseñor.  Sensi.




Salud y felices pesadillas.


ra

domingo, 31 de agosto de 2014

Temblor


Terremoto


Sentencia



De pronto se me vino el mundo encima. Todo tembló. Me diagnosticaron una enfermedad grave cuyos efectos ya había podido sentir un poco los últimos meses. La despedida tal vez fuera corta, o quizá se alargase algo más. Pero lo seguro es que sería dolorosa. Harían todo lo posible para evitarlo. Cuando me dieron la noticia, que sospechaba, recordé un accidente en el que estuve a punto de perder la vida, ¡Pa habernos matao!, como diría la Curruca versicolor. En los instantes críticos, aparte de una melancolía difícil de igualar, pensaba en el disgusto que les iba a dar a las personas que me quieren. No era ninguna hazaña morir, al contrario. Y de nada servía lamentarse. ¿Cuántos años pasaron desde que la vida me dio otra oportunidad? Más de veinte, toda una vida, en efecto. Así pues, podía darme por satisfecho, había disfrutado ya de dos vidas. Tampoco en esta ocasión debía quejarme, aunque todo se derrumbara. Al dejar el hospital caían las primeras hojas del otoño.


Ramiro


Θανάσης Παπακωνσταντίνου. Sokratis Málamas. Melina Kaná.  Η τράτα.

https://www.youtube.com/watch?v=lhNUUCCLQZ4


Salud.