viernes, 21 de junio de 2013

Marianín el Averías


Puerto de Vega.
Asturias, 2013.

Luisín  El Averías


La noche anterior hubo una tormenta importante, las olas, como bombas explotando en el acantilado, subían por encima de las defensas del puerto. A través de las ventanas de un bar cercano contemplábamos el movimiento increíble de las tres farolas zarandeadas por el viento que iluminaban la explanada, parpadeando. A su pobre luz veíamos la cresta blanca de la ola saltando el muro y cayendo después en cascada sobre el cemento del paseo interior.

Sin embargo el primer día de verano amaneció con el mar calmo, el cielo azul despejado y un sol maravilloso. Había fiesta en el pueblo y, ya dispuestos con nuestras mejores galas, nos fuimos a dar una vuelta hasta los acantilados. Las tormentas siempre dejaban entre las rocas cosas impensables. Todavía quedaban muchos charcos en la explanada, pero fuimos sorteándolos sin demasiadas dificultades.

Junto al muro del espigón se acumulaba el agua y tuvimos que pasar en fila india pegados al él. Había que recorrer unos diez metros para coger la escalera de subida al paseo superior, sobre el propio muro. Desde arriba otra escalera, más estrecha y tosca, permitía bajar hasta las rocas.

Pero no llegamos a subir. Justo cuando pasábamos debajo de un letrero fijado al hormigón que anunciaba, PELIGRO, REBASES DE AGUA CON TEMPORAL, nos cayó encima un buen roción que nos dejó a los cuatro como a merluzos. ¡Pero si el mar estaba más plano que un plato de sopa reposada! Y lo curioso es que con la ola nos cayeron también en las cabezas cinco o seis peces, ¡salmonetes, nada menos! Miramos a lo alto del muro por si se repetía la mala jugada y entonces lo comprendimos.
Luis Mariano.  México, versión en francés.


Porque allí estaba Luisín El Averías con la caña en la mano después de hacer una de las suyas. En ese día festivo celebraba además su santo. Estuvo cinco años interno en los jesuitas pero no hicieron vida de él. Nos devolvía la mirada con cara de Mariano, pues en realidad lo bautizaron Luis Mariano porque su padre, de origen vasco, era forofo del cantante.

¡Se me cayó el bidón!, dijo por toda disculpa Luisín encogiéndose de hombros.

Era otra herencia de su padre. Cuando pescaba llevaba con él un bidón cilíndrico de plástico con tapa, de unos 25 litros, lo llenaba allí de agua, iba echando vivos los peces que pescaba y se sentaba en el bidón en los ratos que no picaban. De vez en cuando se incorporaba y abría la tapa para echar un vistazo a los peces, ¡era exactamente la misma manía que tenía su padre! Debió moverlo de sitio y se le fue de las manos...

Ramiro Rodríguez Prada

La Romántica Banda Local.  No me gusta el rock.

jueves, 20 de junio de 2013

Lluvia de verano


Ayi Apostoli.  Grecia, verano 2012.

Poema de amor estacional
(Para mañana)


Olvidaré que éramos niños en otra tarde azul de primavera como ayer
Te cogeré en volandas haciéndote cosquillas como si no pasara nada
Tal vez entonces recuerde un beso que me diste aquel invierno
O las hojas esas caricias que caen de tus manos suaves en otoño

Cuando el sol nos caliente las rodillas y sonrías saldrá una luna nueva
Me morderé las uñas nervioso y en silencio iré detrás de ti corriendo hasta la arena
Montaremos el circo en cualquier playa un algo escondida y solitaria

Cuando llegue el verano se acabarán las horas de abrazarte en primavera
Yo te diré un te quiero cálido y cercano paseando en la noche perfumada
Habrá gatos despiertos y fruta dulce y fresca bajo las estrellas y un mar sereno
Volverá sin duda ese solsticio montado en una nube fugaz como la lluvia del verano

(Volverá por sus fueros como tornan las vacas con la nieve)


De  Interrogatorios y Otras partidas perdidas. 2013.
Ramiro Rodríguez Prada


Χειμερινοί Κολυμβητές. Θ. Ρέλλος. Ἀργύρης Μπακιρτζῆς.
Μπακιρτζῆς.  Ὅταν θὰ ῾ρθεῖ τὸ καλοκαίρι. Cuando vuelva el verano. 


Salud.

miércoles, 19 de junio de 2013

Lucha por la vida


El gallu la quintana.
Asturies,  2013.

Mestizaje


La quintana, en Asturias, es esa zona delantera descubierta de una o varias casas cercanas, por donde andan picoteando al sol las gallinas, pollos y gallos del pequeño vecindario. En ocasiones se cierra con una alambrera y cumple la función de corral al descubierto; al atardecer los bichos se recogen solos en el corral interior. En Grecia, por el verano,  muchos duermen al sereno en las ramas de los almendros u otros árboles a su disposición.

¿Porqué esta introducción? Pues porque no sé cómo empezar la pequeña historia de hoy y necesitaba situaros un poco en el escenario.

Esta quintana era común y no tenía cerca de alambre, la formaban dos casas un poco apartadas del núcleo de la aldea. Los dueños no estaban a partir un piñón, pero se respetaban compitiendo en todo con cierto espíritu deportivo. Ambos eran, además, pescadores y mimaban a sus gallos, de los que sacaban plumas para los anzuelos artesanales en la pesca de la trucha. Sus animales eran de razas distintas, cada uno criaba la suya, y eran exclusivas.

En la quintana cada grupo de gallos y gallinas respetaba el espacio ajeno, más incluso que sus propios amos, parecían haber trazado una línea imaginaria en el centro que nadie osaba traspasar. Y cuando algún gallo más chulo de la cuenta lo intentaba, recibía de inmediato su castigo por parte de los gallos vecinos. El dueño se reía contemplando la escena desde el interior de la cocina, salvo cuando el gallo atacado era el suyo. Siempre se perdía alguna buena pluma.

Como la quintana no estaba cerrada, las gallinas picoteaban  también en una zona próxima con hierba alta, donde sin querer se mezclaban a veces los dos grupos. Allí, lejos de la vista humana, se ventilaron muchas diferencias, y de todo género.


...y allí tú me darías
allí tú, vida mía,
aquello que me diste
el otro día...

Debió ser la relajación de costumbres de los tiempos modernos, la raza que degenera, o el apor que todo lo puede, quién sabe, el hecho es que se empezaron a ver parejas de gallos segundones en compañía de gallinas poco ponedoras del corral vecino. Y pronto también a las muy ponedoras, que aquello de la novedad tenía su morbo.

Cuando las nuevas generaciones de pollos comenzaron a echar las plumas de adultos, los paisanos vieron con desesperación que estaban perdiendo la exclusividad colorista primitiva de sus animales. Ahora no había apenas diferencias entre los dos grupos y era ya tarde para encerrarlos.
Los dos pensaron en la temporada de la trucha y en la misma solución: usar los anzuelos de la campaña anterior. Pero la afición les hizo probar las nuevas plumas en un par de anzuelos.

Ninguno de los dos comentó nada con el vecino, porque las truchas entraban como lobas a las nuevas plumas. Ese año pescaron más que nunca.

Las gallinas siguen viviendo libres en su quintana abierta..., para desgracia de las truchas.

Ramiro Rodríguez Prada

Papayiannopulu. Marika Ninu.  Tsuanakos ise mia kota pardali.  Tsuanakos es una gallina pardal?

lunes, 17 de junio de 2013

57


Grecia, verano  2012.


Salí a tirar la basura


a media mañana. Había un pequeño cubo metálico que era el único que teníamos los vecinos de un grupo de cuatro casas a las afueras del pueblo. Siempre estaba lleno, daba igual ir por la noche, a media tarde, o por la mañana como hoy. En la semana que estuvimos allí no conseguí tirar la basura ni una sola vez. El casero nos había dicho que el Ayuntamiento multaba si la basura rebasaba el cubo y, por ejemplo, caía algo al suelo. Más por un civismo estricto que por el miedo a la multa, daba todos los días un paseo hasta los contenedores del pueblo. El caso es que tampoco vi nunca a los vecinos tirar nada y, lo que me pareció más raro, no vi ni oí ningún camión de recogida. Y lo cierto es que observé que las bolsas allí depositadas nunca eran las mismas, lo que indicaba que alguien se las llevaba. Estas cosas me  inquietan y pregunté a un vecino. Me dijo que las recogía al amanecer un hombre con una motocarro. Antes del alba allí estaba yo a perro puesto vigilando desde el balcón que daba al camino. En efecto, apenas acababa de salir el sol cuando escuché el ruido y al poco vi acercarse el vehículo. Llevaba media caja llena de bolsas. Se bajó un hombre y, sin apagar la moto, vació el pequeño cubo. La sorpresa vino enseguida porque, acto seguido, cogió un número equivalente de bolsas de su motocarro y llenó el cubo con ellas de nuevo. Me pareció tan asombroso que no me atreví a comentarlo con los vecinos. Ya me miraban un poco raro.


Κρίστη Στασινοπούλου. Kristi Stasinopulu.   We are flying.




Salud y felices pesadillas


ra

domingo, 16 de junio de 2013

Ο Βασίλης Τσιτσάνης, Vasilis Tsitsanis -2


Tsitsanis  cantando y  Papaioannu  al  baglamá.
Imagen de una foto en la revista  dífono.

Ο Βασίλης Τσιτσάνης -2


Buenos días. En el capítulo de ayer no seguí mucho el orden biográfico de Tsitsanis pero, más o menos, me quedé en los años cincuenta, cuando hablé de Meri Linta y Poly Panu a propósito de una de las primeras cintas que compramos en Grecia, foto de ayer mismo.

Aquí lo podemos ver en una grabación muy posterior con otra cantante de los setenta. Es un tema del que hizo una versión memorable en su día Kasantsidis, aunque el rebétiko no es el estilo que más le va al pontio.
Βασιλης Τσιτσανης.  Eleni Gerani.  Πηρα την στρατα κι ερχομαι.


Linta era una cantante muy querida en su país y muy variada en sus registros. Grabó con todos los grandes compositores griegos y su voz se acomodaba al éntecno como al laikó o al rebétiko, pero siempre con una voz potente y cristalina de mucha calidad, en la onda de Faradouri aunque más discreta con la puesta en escena de sus facultades vocales.

Y Poly fue otra cantante de primera línea, habitual de las películas griegas de finales de los cincuenta y los sesenta, muy versátil también, aunque decantada por el laikó. Sin embargo tenía una voz con mucha personalidad, masculina a veces, con un rajo y un deje final despechado, que venía muy bien para la dureza de las letras y el estilo escangallao del rebétiko.

Y para mí es la mejor voz griega de todos los tiempos, con diferencia, para interpretar un potente tango porteño, no el blandengue tango italiano, o griego, que suele copiar ese modelo.

Β. Τσιτσάνης. Σ. Μπέλου.  Οταν συμβει στα πέριχ.


Tampoco es que  la de Sotiría Belu fuera mala para el tango, pero de lo que no hay duda es de su superioridad en el rebético, y para hombruna ella. Nunca falta el griego maligno que te recuerda que era lesbiana.

Con Sotiría entramos ya en los arrabales del rebétiko, Ta périx. Los dos temas siguientes, como prometí, van de colocaos por el alcohol. Aunque lo cierto es que donde había lo uno nunca faltaba lo demás. Más o menos como ahora.

Tsitsanis nació en Tesalia, cerca de esa región del uso y el tsípuro de Tirnavos, al oeste de Lárisa, en Tríkala, el centro de la Grecia continental, en 1915.

Tσιτσανης.   Oταν πινεις στην ταβερνα.  Cuando bebes en la taberna.


Ζωή Σαμαρά y Βασίλης Τσιτσάνης, el día de su boda. 1942. 

Era un dandy Tsitsanis, con su culo de bebedor de whisky, o su falta de trasero más bien, su figura espigada, huesuda y no exenta de cierta elegancia desdeñosa y sabia. Manos largas y aristocráticas. Un manga en toda su expresión.

En muchas fotos se lo ve con esos ojos saltones, los párpados medio caídos, como si estuviera somnoliento o medio pedo, quizás ambas cosas, agarrado a su vaso de tubo o a su cigarrillo, o a ambos dos. Siempre pacífico.
Cantando parece que no articulara, los labios finos, tiene toda la apariencia de una máscara con ese frontal pelado y ese cráneo de macrocéfalo. Todo un personaje Basilis.

Βασίλης Τσιτσάνης.  Πριγκιπομαστούρηδες. Príncipe de los colocaos.


En uno de los veranos que pasamos en Limnos, tocó un grupo de música ateniense muy numeroso, que podía ser clasificado en aquella etiqueta de Música de la Nueva Era, Nuevas músicas, etc. Usaban instrumentos tradicionales, pero también un violín y un contrabajo, por ejemplo, y sus canciones estaban construidas sobre bases de temas de Tsitanis.
El resultado nos pareció muy sugestivo y elegante, aunque la música no tuviera mucho que ver con los primeros mangas de Tsitsanis.

Sofía, la nieta de nuestra casera -refugiada de Galípoli-, que estudiaba en Atenas, cantaba en ese grupo y nos contaba que Vasilis había dejado muchísima música escrita que, o se había perdido o era prácticamente desconocida.

Tσιτσάνης, en directo. TV.  Το Παλιόσπιτο/ Πάλιωσε το σακάκι μου.


Murió el día que cumplía 69 años, el 28 de enero de 1984. No suelo afinar tanto con las fechas ni de nacimiento ni de defunción, pero en este caso el dato es curioso, ¡cualquier día es chungo para morir, y el de tu cumpleaños como cualquier otro!

Hablar de su discografía sería demasiado prolijo. Hasta la época de la ocupación y la guerra civil grabó docenas de canciones, muchas perdidas, y a partir de los años cincuenta los registros son demasiados para apuntar aquí. Entre propios, en compañía de otros músicos, recopilaciones y reediciones encontré un centenar.  

Tsitsanis. Perpiniadis. Oi mangues tou paliou kairou.  Los mangas de los viejos tiempos.


Tsitsanis tocando el  baglamadaki

Al final me decidí a poner dos temas de los viejos, que había aparcado. En el de arriba canta Perpiniadis, uno de los músicos con los que actuó y que grabó varias de sus canciones, era otra voz de las clásicas del género, como lo era la de Tsausakis, en el siguiente tema.

He mencionado ya en los dos capítulos y subido versiones de varios cantantes, hombres y mujeres, pero la nómina es enorme pues, como he dicho, Tsitsanis es el músico más prolífico y rompedor de la historia de la rebétika. Otros famosos intérpretes de sus composiciones fueron Katy Gray, Kókotas, Kazantzídis, Bizikótsis, Anguelópulos o Gavalás. 

Βασίλης TσιτσάνηςΠρόδρομος ΤσαουσάκηςΙωάννα Γεωργακοπούλου.
 Yiati me xypnises proi. Porque me despiertas temprano?


Y la última es quizá de las más conocidas de Tsitsanis, como del Sinefiasmeni kiriakí, las versiones son muchas: Kokotas, Jarula Labraki, Margaritis, Glykería..., y es un zeibékiko triste triste de los que me molan a mí. La versión de Kasantsidis es también muy buena.

Ahí dejo sin subir Ta kaburakia, Los cangrejitos, que ya coloqué más veces y lo volveré a hacer cuando me ocupe de Marika Ninou, que es la versión que más disfruto. Vuelven a ser ocho canciones.

Κώστας Βίρβος. Βλάχος. Βασίλης Τσιτσάνης.  Της Γερακινας Γιος.


Salud y buena música.

Barbarómiros.