martes, 15 de abril de 2014

Periplos puteriles


En el corral de la  Kurruka prieta.
León. 2014.


A cuarenta duros el polvo


Fue la Curruca angelicalis, que entonces trabajaba de camarero haciendo extras en la capital los fines de semana, la que nos metió en gallo canta. En una barra americana, donde siempre recalaba con otros colegas después del trabajo, le habían dado la dirección de una casa donde vivían unas tías muy macizas, que admitían huéspedes por poco dinero al regreso de los respectivos lupanares.

Por entonces un polvo con una chavala un poco más curiosa debía andar por las 500 pesetas. Según el angelikalis, follaban por cuarenta duros.
¡Doscientas pesetas! La necesidad y el poco peculio nos puso los dientes, por no mencionar otros apéndices -Ángel González dixit- como los de una mula.

Así que un sábado que curraba nuestro amigo, arrancamos para allá en la Cirila cinco lebreles sin carnet. Él era el único que trabajaba y que tenía ya experiencia con mujeres, especialmente con putas. Los demás éramos castas criaturas, aparte del manubrio. No llevábamos bastante dinero y esperábamos que él aportara el resto.
A las dos de la mañana salió libre la curruca y nos llevó por una serie de barras americanas donde se gastó casi toda la pasta que tenía.

El plan era esperar a después de las cuatro de la madrugada, cuando las chicas se recogían en sus respectivos domicilios. Pero estábamos tan ansiosos que lo convencimos para que dejara el periplo y nos fuéramos acercando a la casa, que estaba en un barrio de las afueras y bastante alejado.
Después de contar el dinero que reuníamos entre los seis, cedió: ¡pasaban unas pesetas de las mil!. Alguien se iba a quedar sin mojar. Habría que echarlo a suertes.

¡Somos seis, nos harán rebaja, digo yo!, cantó el más optimista. Todos lo miramos incrédulos pero secretamente esperanzados, por la cuenta que nos traía.

Aún faltaba bastante para las cuatro cuando picamos a la puerta de aquella mansión del pecado.
Abrió un tuerto con una catadura tan fea que todos dimos un paso atrás.

¡¿Qué pasa?!
Veníamos..., balbució el angelikalis.
¿Cuántos sois?
Seis.
A cuarenta duros el polvo, mil doscientas. ¡El dinero por delante!, añadió extendiendo la mano.
Es que...
¡¿Qué?!
Que sólo tenemos mil, ¿no nos hace una rebaja siendo tantos?, atropelló de un tirón el angelikalis, más angelical que nunca.

El tuerto se echó a reír. El aspecto del tipo nos inquietaba y sospechábamos alguna tangana.
Pero queremos ver antes a las tías, terció otro con timidez.
¡Entonces fuera!

¿Cuántos estábamos dispuestos a entrar, en realidad, en aquellas condiciones? A la mitad ya se nos había bajado el subidón viendo las maneras del menda.

¡Vale, te pagamos un polvo!, se le ocurrió a la curruca para salir del paso
Entonces sólo entra uno, ¡y decidiros rápido, que no tengo todo el día y estamos dando el cante!
Te pagamos dos y entramos los seis, negoció la angelikalis.

Por primera vez dudó. Nos repasó uno a uno con aquel ojo de lechuza, vio que no teníamos ningún peligro y dijo, ¡Tres!
Le dimos las seiscientas pelas y entramos.

¡Las tres tías que salieron a un saloncito donde nos arrinconó amontonados el tuerto, eran horribles! Ninguno fue capaz de pasar con una de ellas. ¡No eran nuestras madres, eran nuestras abuelas en desabillé!

Pero nos dijeron que había chavalas jóvenes...
¿¡A cuarenta pavos?!. Es lo que hay, colegas.
¿Pero no había también chicas más jóvenes?, insistió nuestro amigo, todavía incrédulo.
Es pronto, las jóvenes aún no volvieron, ¡las que no se van con el chulo o con clientes de la barra!
¡Pues las esperamos!, dijo decidido el angelikalis, mirándonos. Estaba claro quién era el más salido.
Esto no es el dentista, ¡venga, fuera, arreando!, apuró el tuerto sacando un garrote de detrás de un canapé.
¿Y el dinero?
¡Ahí tenéis las tías, cojones!, y alzó la tranca amenazador.

En la calle reunimos un montón de piedras y le apedreamos la casa, de planta baja. El tejado, la puerta y las ventanas. Hasta que se rompió un cristal y salió el malevo con una escopeta de caza.

¡Hijoputas, hijoputas!, aullaba el tuerto apuntando a la oscuridad.

Desaparecimos en un ¡ay!
Pero casi siempre volvíamos riendo a casa, incluso en esta ocasión que salimos corridos, sin habernos corrido y con apenas cuatro perras en los bolsillos.


Ramiro Rodríguez Prada


El Pulgarzito.   Milagros, solo, en directo.

lunes, 14 de abril de 2014

Paseos fraternales


El curso de la Historia


Juicio Divino
(Manga ancha)


¡Ay, Caín, Caín!, ¿qué has hecho?,
mataste a tu hermano Abel
con la quijada del burro
y engañas a tu Señor,
¡llevas la marca!

Eres perverso, Caín,
¡la quijada del protoasno de la Historia,
abuelo de todos los pollinos que en el mundo han rebuznado,
de la burra que Me llevó hasta Egipto en brazos de María,
del borrico que Me paseó en triunfo por Jerusalén
aquel domingo de ramos jubiloso
que precedió al suplicio!

Más rápido aplastarle la cabeza con la piedra,
pero escogiste partirle la crisma a quijotazos patrios, so cabrón,
para que su agonía se alargara y ver cómo sufría,
tal fue tu ira y tu sadismo.

¡Ay, Caín, Caín!, ¡qué chungo me saliste, malasangre!

¿Que ya encargaste flores de plástico y adornarán su sepultura?
¡Es sólo piedad de fariseo, truhán, y no me vale!

¿Que son para la burra?
¡Ah, esto es cosa bien distinta!, ¡qué detalle, te perdono!

¡Ay, Caín, Caín!..., ¡en fin, te viene de familia! :
Mater tua mala burra est.


De  Interrogatorios y Otras partidas perdidas. 2014.

Ramiro Rodríguez Prada.


Γιώργος Σκούρτης, letra.  Δήμος Μούτσης, voz. Εργατική Συμφωνία.
Το τραγούδι του Περέντα. La canción de Perenta.


El 29 marzo 2012, un día de huelga general, subí a Psilicosis esta canción que le había enviado Rafa Postigo a Ana Capsir, ella me la pasó. Hice una pequeña traducción, no es de las difíciles. Si queréis repasarla, ahí está el enlace. La entrada se titula  Huelga, Απεργία. Πατρίδα μου έχω την Αστούρια, Tengo mi patria en Asturias, uno de los versos.



¡Salud, y que viva la República!

domingo, 13 de abril de 2014

130


Difuntos impolutos


Salí a tirar la basura



solo y desamparado igual que un cachorro lactante. ¡Guauu, guauuu...! Llegué a los cubos arrrrrrrastrándome, agarrado a las paredes, y volví gateando, ¡Miauu, miauuu...! Incluso gimoteaba como un bebé, ante la enormidad del esfuerzo y la indefensión y el abandono en que me veía. Sucio, sin pantuflas, con la bata hecha unos zorros, parecía recién salido de una de nuestras estupendas fosas comunes patrias. Cerca ya del portal me adelantó un vecino, un monárquico fanático de la nuera de los reyes, que diz que lee poesía. ¡Y hasta la escribe y la recita en bable!, me confesó orgulloso una tarde en que tal vez su Narciso pedía abono extra. Hoy dio las buenas noches en castellano viejo y preguntó si había perdido algo. ¡El norte!, le contesté, al tiempo que me agarraba desesperado a la pernera de su pantalón. Se soltó, espantado, con un movimiento convulso de la pierna que acabó en coz. Corrió hacia la puerta y, mientras la abría, se giró para observarme con una mezcla de asco y terror. Yo lo miraba con ternura, y hasta le sonreía, pese a que la patada me había hecho un corte en el labio inferior y sangraba. ¡Un momento, si us plau!, le rogué en voz alta, sacando agua de un pozo seco. Pero no debió entender la mirada, tampoco la sonrisa, ni el catalán, ni el ruego, porque cerró la puerta tras de si. Hay personas sordomudas y hasta ciegas para el lenguaje no verbal, y las palabras se las lleva el viento, aunque ésta era una noche de calma chicha en lo atmosférico. Y allí me quedé, tirado como un juguete sin cuerda al que ya nadie quiere, incapaz de moverme. En casa nadie se percató de mi ausencia. No es falta de cariño, es discreción, respetan mi soledad. Eso dicen. La Puta de la Escalera, mujer de pocas letras, pero atenta y honrada republicana, me recogió de madrugada y me dio la teta.



Frank Zappa.   Crew Slut.


Salud y felices pesadillas


ra

viernes, 11 de abril de 2014

129


Medio lleno medio vacío



Salí a tirar la basura



una noche más; me quedaba un día menos.



De la película L'Africana, de Margerethe von Trotta. Eleni Karaindrou.  Finale.




Salud y felices pesadillas


ra

jueves, 10 de abril de 2014

Dolores de poesía en los bares. León.


¡ Ay qué doloó, ay que doloó, ay qué dolooó... !



DOLORES DE POESÍA EN LOS BARES


Mañana, 11 de Abril, se celebrará en Laionsity la 5ª edición, si no soy un Seisdedos, de los viernes de
Dolores de poesía en los bares, según descripción ajustada del Valvulista Zapico:  Ronda poética por los bares y las calles.

 Pograma


        El Benito......... 21, 30

        Bardalla.......... 22, 15

        Belmondo....... 23, 00

        El Gran Café... 23, 45



Por quinto año nos reunimos un grupo de poetas para compartir la palabra, la amistad y lo que surja, nos informa Zelipe Fapico.


   Adoloridos

Luis Miguel Rabanal
Gsús Bonilla
Abel Aparicio
Arantxa Oteo
Aldo Sanz
Eloísa Otero
Xen Rabanal
Silvia D Ch
Antonio Manuel Fernández Morala
Víctor M. Diez
Vicente Muñoz Alvarez
Silvia Abad Montoliú
Ildefonso Rodríguez
Julia Conejo
Jorge Carbalho Branco
Felipe Zapico Alonso


πππππππππππππππππππππππππππππππππππππππππππ πmiento tartaja


Me recuerda los collages de las portadas de Alianza, de Enric Satué, precioso el cartel del evento, y cubierta de la publicación, obra de Julia D. Velázquez :

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiHtA4RYszFXLOXpCvWdbZkvLRqw_IrGq_0Ue3zz0fk7u6OFIQ7jxxgnmhHHhHGtOf9-jNq3V7DhQsqVYoEat5T7GxoG5HAqSChCkCUoABS4bMC4qI45ENC3ov8Y6Wl1iAIEYNFyzDwnHv/s1600/carteldolores2014baja.jpg

Recordamos con satisfacción el encuentro del 2012. León siempre es una ciudad acogedora cuando hay amigos a los que abrazarse o colegas a los que comer la oreya.

Veo alguna novedad en la lista de dolorosos y siento no poder escuchar el recitado de Aldo, con esa voz; tendrá que ser en el Miserias otro día de dolor.

¡Salud y mucha poseía!

Los Chunguitos.   ¡Ay, qué dolor!


Y alguna sonrisa,

 ¡Lolaylo!


Barbarómiros


P. D.  El mes programado me obligó a reorganizar las entradas, pero aún llego a tiempo.  ¡Que preste!

Abrazos.