domingo, 26 de febrero de 2012

Huecos en los tapiales -7


San Justo 2011

Esta es otra casa de tapia bastante vieja con un alero de piezas de pizarra de buen calibre y un tejado de teja que hace poco que ha sido restaurado, sin embargo tiene grandes desconchones que ocupan media fachada, desde la puerta situada a la izquierda, que veremos otro día, hasta esta ventana con la persiana de varillas de madera, tan típica de casi todo el país, en un sinfín de colores, y cada día menos frecuente.

En la casa, aunque céntrica, situada en el barrio de arriba junto a otra con la que forma una rinconera muy agradable con abrigo y solana, no vive nadie actualmente.

Hablábamos ayer de la dificultad de fijar los revoques de cemento, cal o yeso a las paredes de tapia o adobe. Y de los problemas que esa solución puede acarrear.
Sin negar que las labores de mantenimiento de los tapiales no sean dignas de consideración, no lo son menos, ni más baratas, las de una pared que se ha decidido revocar.

Para empezar necesitará un enlucido de pintura o cal cada cierto tiempo por encima de los parches de cemento que se hayan tenido que aplicar. Y cuando el revoque sufre un abandono como el que vemos, el deterioro que se observa en la pared subyacente es superior al que se ve en un tapial desnudo con un grado de abandono similar, debido quizás a que en el primer caso se han roto las excelentes y probadas condiciones térmicas del barro.

Por debajo de la carga la humedad, a la que la arcilla es tan aficionada, sin salida, hace su trabajo sordo de zapa.

Una tapia sin cargar aguanta la intemperie sin mantemiento mejor que una revocada, dicho pronto.

Y para mí hay otro aspecto que también importa. Prefiero cien veces la belleza de una pared de tapia, aunque esté un poco descuidada, que estos despellejamientos de placas de cemento que dan a la casa el peor aspecto de ruina o descuido.

Pero insisto en lo dicho otras veces: ya es algo que los vecinos las mantengan en pie pese a que hayan renunciado al resto.
Quién puede jurar que un día no se reconsideren técnicas, materiales, procedimientos que se abandonaron no por sus malos resultados, sino por intereses espurios en gran medida.
Y no lo digo tanto aprovechando que las distintas crisis nos aprietan el cinturón (y los buevos...), sino por pura racionalidad, vale incluso económica porque también lo es, pero sobre todo, y aunque a alguien le pueda dar la risa, de excelencia constructiva, e incluso vital, que viene a ser lo mismo (¡idem de lienzo, de tapial!).

No lo tenía previsto, pero como entiendo que se me va lejos la entrada, voy a subir ahora la fotografía de la puerta, ¡lo que me sobran son puertas y portones! Y se da la curiosa coincidencia que ayer Andrés Edo puso la fotografía de una pared rosa con unos cables, aislantes y una placa, pequeña y azul como ésta,  ¡con el nº 10 !. ¡Toma ya confluencias!

Casa de tapia con revoque
San Justo de la Vega
León 2011

Y aquí termina por ahora esta primera serie sobre las paredes de barro, las tapias. Quiero volver a insistir sobre el hecho de que me he acercado a ellas con humildad dado mi absoluto desconocimiento de la materia. Pero también con entusiasmo y sin complejos, así lo veo, así me lo contaron y tal cual lo descargo.
En un pueblo como San Justo con cierta tradición de muchos y buenos albañiles y cuadrillas competentes, que conocen el oficio,  más de uno podrá pensar con razón que adónde va este lego ignorante. Sólo me puedo defender diciendo que me he ocupado del asunto con el máximo respeto, con el cariño con el que trato todo lo que quiero.

Me he sentido además muy acompañado, en especial por Valentín Cabañas que se interesó desde un principio y me ayudó en varios pasajes con detalles precisos que todos apreciamos.

Y, finalmente agradecer una vez más a Leandro Rabanal Martínez, un hombre con los suficientes años y experiencia como para considarlo ya sabio en lo suyo, que me dio las indicaciones más cabales y contestó a las dudas que se me plantearon. Y a su hermano Benito, que también estuvo un día en que hablamos y aportó lo suyo.  De una familia, por añadidura, de la que tengo recuerdos muy  antiguos y entrañables, porque es amiga de la mía y más de una vez nos cuidaron de niños.

Volveré a intentarlo más adelante.

Frank Zappa, Crew slut, algo así como La puta de la tripulación, uno de sus temas cargados de slang, en una jerga de difícil traducción.

Υγεία, Salud y buenas noches.

Barbarómiros.

4 comentarios:

  1. Tú con las tapias, yo con los romanos. Son muy interesantes "Los diez libros de arquitectura" de Vitrubio. Concretamente en el libro séptimo habla de los enlucidos de cal. Seguro que lo podrás encontrar en tu biblioteca municipal. Es curioso comprobar como es el sentido común el que ha dictado históricamente los buenos procesos contructivos.
    Un saludo.

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  2. Normal, los romanos son los inventores de la arquitectura y de la ingeniería civil modernas.
    Las Bibliotecas públicas es de lo poco que nos queda, conozco esa obra pero no la leí y creo que sí la tienen. Ya te contaré cuando me haga con ella.
    Gracias Valen, eso es nivel!

    Salud.

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  3. Dejo el comentario sólo para que veas que leo cada día tu cojonudo blog. Ah, creo que lo que hay en el alero por aquí le llamamos losas.La pizarra es más del Bierzo y Cabrera, y más negra, con perdón).Un abrazo.

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  4. Hola, curru. Sí también en San Justo les llamamos losas, y tienes razón que no es pizarra, sino más masiva y metamórfica, tal vez esquistos que son los más cercanos, con cristalizaciones ya. No quisiera pelear con la geóloga de la familia.
    Aunque en alguna entrada de las Murias de tu pueblo ya hablé de esas rocas, les di el nombre genérico de pizarras por no andar en demasiados tecnicismos. Y las compartimos con el Bierzo y Asturias donde también hay y se usan para los mismos fines.
    Debería, no obstante, haberlas llamado como dices, simplemente losas y no complicarme más.

    Buen apunte. Gracias, prenda!

    Besos.

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