sábado, 25 de enero de 2014

Η Νίσυρος, Nísyros -2. Μανδράκι


Desde los balcones, cañizo sobre la terraza de los Aptos. Tres hermanos (Τρία αδέλφια)  
Al fondo la islita deshabitada de  Stroggyli. 
Puerto de  Mandraki.  Nisyros.  Grecia, agosto 2013. 

Mandráki 


Buenos días. El origen mítico de Nísyros fue la lucha entre los dioses Olímpicos y los Gigantes.
Πολυβώτης, Polivotis, uno de éstos, resultó vencido por el hermano de Zeus, Poseidón, que lo sepultó en el Egeo con una roca arrancada de Kos. Ese peñón formó la isla. ¡Carne de mi carne! El destino de Nisyros ha estado íntima e históricamente unido al de Kos, no sólo en la mitología, la cercanía se impone. Y ambas a Rodas, algo más lejos, pero centro y capital del archipiélago. Con griegos, romanos, bizantinos, latinos o turcos.

El volcán de Nísyros, el corazón indiscutible de la isla en todos los sentidos, lleva el nombre del gigante Polivotis, ¡precioso colofón del mito!

Mandraki es blanco inmaculado, típico egeo, pero relumbra especialmente en contraste con la vegetación espesa que lo rodea y la negrura de los acantilados.
Un paseo junto al mar recorre la longitud del pueblo hasta un gran farallón donde se alza la iglesia de la Panayía Spilianí (Vírgen de las Cuevas), y detrás los restos de la fortaleza de los Caballeros de Rodas y aun los de la Acrópolis de la antigua Πορφυρις, Porfiris, nombre con el que era conocida Nísyros por la abundancia de estas rocas volcánicas.

Paralelas al paseo, una serie de estrechas callejuelas atraviesan varias plazas, alguna con grandes árboles cuyas copas cubren la totalidad del cielo, o emparradas, siempre sombreadas, y plazuelas encantadoras mínimas y solitarias, hasta confluir en la base de la escalera que sube a Spilianí.

El pueblo es acogedor, además de guapo, sus gentes muy amables en el trato, y tiene algunas tabernas que nos dejaron en el paladar recuerdos más que gratos.

Spilianí.  Canto ortodoxo.


Άγιος Νικίτας.   Μανδράκι.  Νίσυρος.
Grecia, verano 2013.

Por consejo de Dimitris, el hombre que nos alquiló el coche, comimos en un restaurante de esa plaza de los grandes árboles; pedimos entre otras cosas un par de recetas grecoturcas, arroz pilaf con cordero, guisado con salsa y asado, y lo que nos dejó ya de entrada deudores de la cocinera: unas Anguinares a la polita (al estilo de Constantinopla), alcochofas con salsa de limón y eneldo, uno de los platos clásicos de los fogones griegos, ¡de chuparse los dedos!!!
La mejor cocina del viaje, sólo comparable a los productos del kipos, del huerto de Nikos en Cárpatos.

El postre, un queso local, Dopio, es parecido a los del resto del Dodecaneso, pero a nosotros nos supo mejor, no sé si por la bondad de los platos previos o por el vino, que tampoco estaba mal. En todo caso se trata de otro queso tosco de cabra, muy blanco, primitivo, seco y salado pero sabroso, como los que he descrito en otras entradas, semejante al Manouli de Cárpatos y al Mizitra curado de Creta.

Y las pitas, muy ricas también. El hombre, de unos 45 tacos, había emigrado a Nueva York pero volvió para montar este pequeño pitádiko enfrente de la minúscula playina central del pueblo, negra como el resto. Es un amante de la música y le gusta también mucho la española e hispana, la salsa. Contaba que algunos de sus colegas en New York eran hispanos y conocía varias palabras y frases castellanas.
Escuchando una versión del Tsivaéri, Joya, esa canción tradicional que se repite por toda Grecia, y más aún en el Dodecaneso, nos empezamos a enrollar. Su tío es músico y la versión era la de su prima, muy cercana a la que más nos gusta de ese tema, la de Domna Samiou, y ahí comenzó el trato.

El calor que hacía, el sabor de las yiros, la charleta y la buena música, invitaban a unas cervezas bien frías, y las servía heladas. Nos sacaba del congelador unos vasos altos de boca más ancha y... ¡aquello no tenía nombre! Todos sabéis a qué me refiero hablando de calor y de cerveza fría, que cada uno busque su ejemplo.

Hay varias pantopolíos, tiendas de todo, de recuerdos para los turistas y minisupermercados, alguna agencia de vehículos, y apartamentos y habitaciones para alquilar.

Yorgos Makriyiannis.  Susta Nisyrou.


Mandraki.  Tienda de fruta.
Nisyros.  Grecia, verano 2013.

En la frutería que vemos en la foto, donde comprábamos, nos fiaron porque no tenían cambio de diez euros. ¡Ése es el volumen del negocio!. Se arriesgaron a que no volviéramos, porque pocos turistas se quedan a dormir en la isla, la gran mayoría viene desde Cos por unas horas y a las cuatro de la tarde quedan sólo los del pueblo y los cuatro gatos foráneos del verano. Las tradicionales confianza y hospitalidad griegas.

Desperté muy pronto la primera mañana. Mientras me duchaba amaneció y al poco, como si de repente hubieran encendido una radio, comenzaron a cantar las cigarras, ¡la banda sonora de Grecia, y menuda intensidad! Enseguida empezó a calentar el sol.

Di la primera vuelta diurna por el puerto y el pueblo, a unos 500 metros de distancia y al regreso me topé con el panadero de Pali, la segunda localidad de la isla por tamaño e importancia.
Hay panadería en Mandraki y hacen buen pan, pero aproveché la oportunidad de pasar al lado del repartidor de Pali para comprar eliópsomo (pan con aceitunas negras), tirópita (hojaldre relleno de queso), spanakopita (de espinacas) y bugatsas (buñuelos grandes preñados de crema pastelera, tipo bomba), para el desayuno, todo calentín recién salido del horno, tierno y fragante. Del furgón abierto se escapaba un olor que mareaba de rico, eso fue lo que me atrajo hipnotizado. Algunas ventajas de madrugar.

¡Pensé que llevaba mucho pero se lo comieron todo!, y eso que los mayores desayunamos en la terraza del hotel frente al mar, con zumos, tostadas, mantequilla y mermelada de naranja hecha por ellos, riquísima. Desde las terracillas de los apartamentos se tiene la misma vista, de todos modos.

El espectáculo del mar con sus islas e islotes, y la actividad pequeña pero incesante del puerto, con veleros que entran y salen de continuo, el ferry que va o viene cada dos días, la llegada de los kaikes de turistas de Cos, el lío de autobuses que los esperan en el muelle para conducirlos a los tres destinos de la isla -el volcán y un par de pueblos típicos-, o la recepción de productos para el consumo de los habitantes, frutas y verduras, bebidas, carne, etc., hacen del esquinado Τρία αδέλφια, Tres hermanos, un lugar privilegiado para el entretenimiento y la observación tranquila.

Repito con el intérprete anterior, nacido en Constantinopla pero emigrado a Nisyros con su familia a finales del XVIII, apodado El nisirio, ahora con el instrumental de un zeibékiko de Aivalí (Asia Menor), grabado en Nueva York en 1918, antes de la Gran Catástrofe griega, cuando aún la Ciudad no se había perdido.
Ο Γιώργος Μακρυγιάνης  O Νισύριος.  Zeibékiko de Aivalí.


La publicidad artesanal del alquiler de coches.
Mandraki. Nísyros.  Grecia 2013.

El edificio de apartamentos, de dos plantas, está flanqueado por un alto cañaveral que sombrea y refresca el lugar, y detrás, pero pegado, sobresale el pórtico, la nave y la cúpula de Ayios (San) Nikitas, con ese colorido, esa blancura y esa limpieza que sólo en Grecia se da con tal deslumbrante intensidad. Santo nacido en Mandraki, por cierto, que al parecer fue martirizado por los turcos a principios del S. XVIII en Jíos, a la edad de 17 años. Es el patrón de la isla.

Y al otro lado de los hermanos hay una agencia familiar de alquiler de vehículos, coches y motos. El dueño acababa de llegar y estaba abriendo su oficina cuando me puse a fotografiar ese cartel publicitario artesanal. Es parlanchín como yo, le gusta nuestro país y no tardamos en ponernos de acuerdo en las condiciones, le alquilamos un pequeño utilitario.
Dimitris habla algunas palabras en castellano y una de sus hijas hizo el Erasmus en Santiago de Compostela. Admirador de Allende, nos saludaba siempre con el grito de guerra de los que no se rinden, ¡El pueblo unido/ jamás será vencido!

Despido este capítulo con una canción tradicional de boda, picardiosa, versión del inolvidable Nikos Papásoglu. El Perioli es también el Periboli, el jardín: ¿qué jardín será ése que tanto atrae a los enamorados y a todos enloquece?...

¡Mucha suerte para todos, especialmente para ese hijo que estas Navidades alumbraría la compañera del benjamín de los tres hermanos, el primogénito de la pareja!

Tradicional de Nísyros. Νίκος Παπάζογλου. Κατερίνα Παπαδοπουλου.  Το περιόλι. 



Salud y buen rumbo.

Ramiro Rodríguez Prada

6 comentarios:

  1. A mí que me cuenten porque estas tan delgado... ¡Si os pasáis las vacaciones comiendo!. En mi derrotero particular hay mas tabernas que enclaves; y no solo gracias a ti, la capitanesa ya me ha obligado a marcar con un círculo rojo bastantes islas en las que no puedo perderme sus vinos y tabernas. Lo que veo mas difícil va a ser pedirle los platos, porque me habláis del "tirópita", las "bugatsas" o las "anguinares a la polita", pero a ver quién es el guapo que les pide eso, sobre todo con mi sublime nivel de griego, sin contar con buscarlo escrito. ¡No hay dios que entienda esas letrujas!
    Besitos
    Viriato

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  2. No te agobies. Tú apréndete la palabreja tal cual está escrita y suena, el griego tiene una ventaja muy grande para nosotros, suena muy parecido al castellano, es eufónico, agradable y cercano a nuestros sonidos, y al oído. Si preguntas por unas anguinares a la polita, tal cual, todos te entenderán. Y lo mismo el resto. Las cartas suelen venir también en inglés, ya lo sabes, pero no hace falta si sabes el nombre (el sonido!) de lo que quieres. El leer griego es sólo práctica y acabas aprendiendo lo fundamental. Lo de traducir a Aristóteles ya se lo dejamos a los especialistas.
    No engordo porque como poco ¡pero no sabes cómo disfruto con eso! Y también duermo poco, fumo mucho, y no me para la cabeza ni los nervios ni la emoción y todo eso quema calorías, y algo será de mi abuelo Ramiro que al parecer era el único delgado de mi familia, no lo conocí.

    Salud, hipocondrías!
    ramiro

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    1. No hagas caso de Viriato, se las pinta solo para pedir lo que sea en chino si es necesario. No lee griego pero tiene prósopo suficiente.
      Tranquilo, Cesar que "prósopo" no es más que cara.
      ¡Cuanto azul se ve en Nysiros. Y lo del crater y Polibotis me ha gustado ¿Será el ombligo del gigante?

      Abrazos

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    2. Sí, eso me parece, prosopos, prosapia y hasta prosopopeya debe tener. ¡Cuando vuelva a Grecia no le van a quedar piños de tanto afilar!
      Dedicaré una entrada al gigantón. En reposo el cráter se parece más al ombligo, en el centro, redondo, pero cuando despierta es una boca vomitando fuego. Polibotis debe comer guindillas, o tragar alemanes despistados cuando nadie lo ve.
      Tú conoces mejor el archipiélago, y navegando, no te puedo enseñar nada de azules, y los de puertas, ventanas y motivos sabes que se repiten en muchas islas, es verdad que cada una tiene siempre su personalidad, y además a mí no me aburre esa repetición.

      Más abrazos!
      ramiro

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  3. Pero no conozco Nysiros y a veces, los navegantes, un poco eremitas, nos perdemos los azules de la gente. El tener que ir buscando alojamiento es el principio de grandes amistades.

    Gia

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    1. No soy un buen marino, lagarto de tierra firme no domino el mareo, pero sí un gran admirador de los navegantes, porque ningún isleño lo es sin un mar que surcar, aunque sólo sea con la vista. Y creo que te entiendo, el mar en muy grande y a veces no puede uno con la soledad. No lo tenemos todo, ¡pero no me negarás que Grecia es un hallazgo? que se acerca mucho!
      Buscando hemos hecho algunos amigos, sí. Y a pesar de lo foscos que pueden ser al principio, siempre nos lo pusieron muy fácil. Yo sigo convencido de que somos su pueblo más querido.

      Filakia!

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