martes, 27 de diciembre de 2011

Dos fotos para crecer


León 2011

Crecer es el nombre de Belén Lozano en Shutterchance, otra de las fotógrafas que sigo desde hace unos meses.
Creo que una de las primeras fotos suyas que me gustaron fue la de un rebaño de ovejas con el pastor, en una especie de playa que resultó ser fluvial o de un pantano de Zamora. Era en blanco y negro, estaba un poco quemada como ella comentó, pero éso no me estorbaba, quizá le daba un tono más bíblico, más antiguo, e irreal para estos tiempos.

He visto  en su archivo muchas más fotos que me gustan, las hojas de roble en el agua y las del haya secas en el árbol, Cádiz y la cuerda goteando, el Jerte, la libélula azul metálico, escenarios urbanos de teatro oriental de sombras, la mora, el tejado con pampajarito, unos maices secos contra el cielo, o reflejos en el agua, el de la ropa tendida y otros.

Le decía yo que tenía un par de fotos de maizales pero que me gustaba más la suya, de hecho la he visto varias veces. En aquella el maíz es el protagonista, en ésta mía es casi un contrapunto vertical y muerto a la horizontalidad de ese cielo tan grande que acojona un poco.
Pero al final, como no me pareció tan mala -Narciso obliga-, decidí mandársela por ésta vía y seguir así el rollo de los diálogos que me inventé para no estar tan solo en la cocina, o en el tejado.

Tendedero vacío

En cuanto a las fotografías de reflejos en el agua, de Crecer, que también me gustaron, me parece oportuno recordar las que vi de Larry Bliss, en Shutterchance cómo no, charcos psicodélicos ricos en visos oleosos y vivos colores, de allá por septiembre?. Más abstractas que las de Belén o las mías.
Como ayer coloqué una imagen psilocibínica de un tendedero con espantagorriones del patio de mi pueblo, sin ropa tendida como la de ella, creo que todo se da la mano con esta foto de ese mismo tendedero visto desde el cubo de recogida de agua de lluvia.
Falta la ropa que la haría más sugerente, como la suya, pero valga de réplica amistosa, para ella y para Larry en este caso.

No era ésta la que quería pero se me resisten a veces, invierten la posición y el escritorio no me permite girarlas. Mi ignorancia es grande, hermanos.
Pero no importa sólo era un poco mejor, o me gustaba más a mí, que es lo mismo, ¿quién es el dueño del criterio recto? Ahí estamos, de la educación estética, casi ná.

Dice Belén que está aprendiendo pero creo que ya sabe mucho. Yo que soy bastante mayor tengo todavía esa misma idea que, en mi caso, es más que nada fantasía. Cada día es más dificil, ¡pero no será por falta de entusiasmo, que no decaiga!

Y res mes, nada más por hoy, que estoy en tránsito, de acá para allá y sin asiento. Se acaba el mes y el año en el calendario, pero las horas se suceden unas a otras como ovejas camino del degolladero. Nada saben de estos afanes nuestros preinvernales y festeros. Sólo mueren más corderos.

Mejor, como siempre, salud y, puesto que no es mucho piidir, un pelín de paz y justicia. O las tomaremos.

Besos.

Ramiro.


lunes, 26 de diciembre de 2011

Στο χωριό μου, En mi pueblo


Espantagurriones

Sin tiempo, sin espacio, manco, viendo a los pardales columpiándose en la botella a cinco bajo cero en un cielo verde pastel, con el sol quemando los crisantemos después de la helada, más tiesos que un muerto.
Patético y perdido, subido en un tejado, pongo bufanda color psilocibina a la tristeza y me cago en todos los dioses chungos que inventamos. Empieza el día, tal vez el último, siempre el último.

Salud, Υγεία.

Μπαρμπαρώμιρος.
(Barbarómiros)

P.D. Jimi Hendrix, Voodoo child and Wild thing.



Eso 

domingo, 25 de diciembre de 2011

Ο Κωνσταντίνος Καβάφις, Kavafis -3


Grecia 2011


   Κενούριους τόπους δεν θάβρεις, δεν θάβρεις άλλες θάλασσες
     Nuevos lugares no encontrarás, ni encontrarás otros mares 

Son versos de uno de sus poemas más conocidos, La ciudad, de los dos o tres preferidos por nosotros.

Aunque nacido en Alejandría era vástago de familia numerosa, de comerciantes griegos ricos, originaria de Constantinopla, donde Kavafis residió también algún tiempo.

Como Roidis, era un políglota de gran cultura. Vivió algunos años con su familia en Inglaterra, Londres y Liverpool, y dominaba griego, inglés, francés, italiano y árabe. Merced a su amistad con Forster, autor de la famosa Historia y Guía de Alejandría, ingresó por la puerta grande en el mundo anglosajón donde es más traducido y leído que en cualquier otra parte.
Muchos autores en todo el mundo se han ocupado de Kavafis, entre los primeros y más notables, además de Forster, Toynbee, D.H. Lawrence y Durrell, Eliot, Ungaretti o los griegos Anastasíadis, Peridis, Tsircas...

"Un hombre honesto y bueno..., su manera de hablar era vívida, casi petulante y exajerada, su modo de comportarse muy delicado...", decía de él G. Jenópoulos. A pesar del carácter bilioso.
El pintor Pericles Anastasíadis fue su confidente y amigo, siete años más joven que él ejerció no obstante de primer crítico de sus poemas.
Su idiosincrasia oscura, genio y narcisismo parecen dar la razón a quienes lo calificaron también de tacaño e histérico, algo que desde luego no se trasluce en la poesía. Pero sí la riqueza de su vida interior y su fidelidad a la memoria.

La ciudad es su escenario preferido, la real, casi siempre Alejandría, en sus poemas amorosos en particular, o Antioquía y la región de Jonia, en los históricos y filosóficos.
Alejandría, las calles, su tráfago, el olor, las tabernas, buscando siempre los cuerpos jóvenes o evocando los ya amados y añorados, expresado con un sensualidad inequívoca.

Andaba mirando sin rumbo por las calles, en los míseros
pasajes que conducían a su domicilio

Aquí, en ´Informándose de la calidad`, entra en una tienda a comprar pañuelos pero la calidad que evalúa es la del joven dependiente.

De contínuo el recuerdo del amor vivido, de los cuerpos deseados o amados, situaciones y lugares de citas, de la juventud perdida, una melancolía fatalista, aunque su material sea sentimentalmente neutro como decía Seferis, la vejez que resucita en la memoria las miradas, las caricias, las escenas eróticas, las habitaciones, las tabernas, las calles... . Jóvenes de 23, 24 -la edad más repetida-, 25, 28, 29 años.  

Durrell recordó muchas veces a Kavafis en su Cuarteto e intentó recrear la atmósfera del alejandrino en sus descripciones de la ciudad.
Sin poder ni apoyar ni desmentir a Seferis cuando afirmaba en sus diarios que no había encontrado Alejandría en los libros de Larry, porque no la conocemos, podemos afirmar que en cambio sí está Kavafis.

La ciudad filosófica, simbólica, es el topos de otro de sus más famosos poemas, Esperando a los bárbaros. De él cuatro versos.

¿Qué esperamos en el ágora reunidos?
Es que los bárbaros van a llegar hoy.

Grecia 2011

Y ahora, ¿qué nos va a suceder sin bárbaros?
Esos hombres eran una cierta solución.

Vamos acabando con lo prometido sobre los comentarios de Luis de Cañigral a la traducción de José Mª Alvarez.   

Dice Luis: "Es una pena que a la falta de rigor filológico añada la libertad de traducción, rayana en la superficialidad de versión".
Y en otro capítulo: "El Kavafis publicado hasta ahora en España -exceptuando las versiones catalanas de Alexis E. Sola, C. Riba y S. Ferraté- lo eran a través de otros idiomas o son ediciones remanidas de una supuesta versión directa del griego, que a ciertos poetas entregan para que, tras remodelarlas, alterarlas e insuflarles su estro, publiquen con el nombre  y apellidos del adaptador. Así ocurre, por ejemplo, en la publicada (Madrid 1976) por José Mª Alvarez, que cuida la palabra castellana -pero desafortunadamente se aleja a menudo del original y deja de entender más de un pasaje, lo que comporta que también alguna vez no entiende algún poema- con el decir de C. Miralles, y que suscribimos nosotros".

Así que cuida la palabra castellana, lo que le agradecemos mucho ante algunas traducciones por parte de neofitos que maltratan su lengua porque la desconocen. El mismo Vicente Fernández, traductor de Seferis y dos veces premio nacional de traducción, reconocía en una conversación con él en Lefkés, Paros, que existía un importante déficit lector en algunos de ellos.
Lo de que insufle su propio estro poético nos gusta menos, pero ahí apenas podemos entrar porque no conocemos lo suficiente el griego como para juzgar la traducción. Pero queríamos dejar constancia de ello.

Al propio Cañigral podíamos nosotros hacerle alguna objeción a propósito de su uso del castellano. 
En el capítulo ´La moral corriente` me ataca un verbo. Dice la frase, que sufre también hipertrofia académica, "...que aspectúa lo esencial de su oblicuidad respecto del universo"... . Y en la página siguiente otro, "...pero el miedo cortapisa su exteriorización...". O el uso de algunos sustantivos, palabros de la jerga universitaria, temporeidad e intemporeidad, propincuidad. Algún laísmo como en "la pena... la destroza el alma", y giros tipo "como más bello" (en ´Del barco` y otros).  

En fin, para todos hay, incluídos nosotros, nadie se libra de errores, meteduras de pata o coces a la norma.  
Diré que, en su día, cuando se editó la traducción de Alvarez, disfrutamos de los poemas y después, con la de Cañigral, también. ¡Haya paz!

Los dos últimos versos de Kavafis, con los persas y la traición de Efialtes que les mostró el camino para superar las Thermópilas, sorprender y acabar por fin con la resistencia de Leónidas y los espartanos. Manejando un tema semejante al de Esperando a los bárbaros y como una continuación o respuesta al final de aquel poema:

que Efialtes aparecerá finalmente
y pasarán los persas

Γειά σας, salud y buena letra.

Ramiro Rodríguez Prada.   


P.D.Con música de Manos Hatzidakis (Megalos Erotikós) y la voz de Dimitris Psarianós, este ´Días de 1903`:

http://www.youtube.com/watch?v=ulim5JYEWoo


Besos.


sábado, 24 de diciembre de 2011

Bulería


Bulería, 1998

Témpera, cartulina. Espátula.
Ramiro Rodríguez Prada


Tiritando de frío, tirititando...
Unas bulerías del Camarón con Tomatito a la guitarra, de uno de sus últimos trabajos, grabadas en la Venta de Vargas, un santuario del flamenco.


Salud.

Ramiro.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Ο Κωνσταντίνος Καβάφις, Kavafis -2


Grecia, verano 2011

La foto es un guiño a Larry Bliss y para mí, además, el cielo, la sencillez y el pequeño lío, Grecia.
Quizás el carácter un poco sombrío de Kavafis no se aviene con esta imagen solar, pero sí con otras sugerencias azules y mediterráneas, escenarios de sus poemas. El mundo griego está intimamente unido a la mar y él, antes que un poeta universal, era y es un griego.

Ya en su tercer poema, súplica, oración, plegaria, aparece el mar como imagen real del drama, se traga a un marino mientras su madre enciende una vela a la Virgen para que regrese, ignorando la tragedia.
Un asunto que vuelve a tratar en Un puerto, la historia del joven Emes, que enferma en una travesía y muere al desembarcar. Es sepultado en tierra extraña y concluye el poema (Versión  de J.M. Alvarez, y las dos citas siguientes):

[...]. Porque mientras aquí
en este pequeño puerto yace en paz,
sus padres guardan la esperanza de que aún vive.

Realidad, símbolo y mito. Ítaca, el término, la muerte, tal vez su poema más conocido, recrea el viaje de Odiseo y su regreso al hogar, perdido en la mar, aquí trasunto de la vida, de la experiencia.

Pero las recurrencias al acervo griego son aún mayores en sus contínuas referencias al mundo clásico, a los héroes y dioses, Aquiles, Sarpedón, Príamo, Poseidón, Tetis, Hermes, Dionisos, a los escenarios, míticos como Troya, o a los reales, Thermópilas, Jonia, Antioquía, Alejandría, el topos, el lugar y la ciudad como símbolos; o a los personajes históricos sobre todo del imperio bizantino, aunque también del romano, más en su relación con la Magna Grecia.

No es cuestión de reivindicar a estas alturas la greciedad de Kavafis que está fuera de toda duda, pero se lo suele presentar a veces como a un poeta universal, obviando un tanto su condición de griego en Grecia.
Son muchas sus referencias a la excelencia de lo griego. En el retrato de un apocado y ridículo príncipe de Libia, un contraejemplo superficial y fatuo que imitaba a los griegos y se llamaba Aristomenes, dice:

Como su nombre, su atuendo era de buen gusto, era griego.

O en Heródes Ático:

..., hiciese lo que hiciese
los griegos -¡los griegos!- lo siguen.

Naturalmente aquí la admiración se refiere también al carácter ácrata e independiente de los griegos que no obedecen ni a los suyos. Individualistas como el mismo Constantino.

Y en Demetrio Soter:

Pero siempre estuvo en sus pensamientos
como algo sagrado a lo que en adoración uno se acerca,
como la visión de un hermoso lugar, como una imagen
de ciudades y bahías griegas.

Plaka, Atenas 2011

En los epítetos que se dedican a su carácter hay unanimidad, además de lo ya apuntado, colérico, pesimista y huraño, desapegado de la realidad, agudo en sus pullas. Elegante y presumido, con cierta aura mística y misteriosa que cultivaba, puesto que era también un perfecto fingidor, un gran actor.

Sobre su poesía decía Yorgos Seferis , "el material de Kavafis es seco, abstracto, sentimentalmente neutro".
Corregía y pulía incasable sus versos, parte de los cuales reutilizaba en otras composiciones.

Se le ha emparentado con el simbolismo de Gide y D´Anunzio (Papanoútsos), esteticista y decadente, con Mallarmeé, Keats y Kafka, con el que comparte la sensación de opresión, la soledad y el pesimismo existencial. Y un cierto heroísmo lírico del individuo en un mundo absurdo o moribundo.

Abrir una ventana sería un alivio

Este verso me recordaba el posterior de Ritsos, Ena paráziro anigtó stin liakada, Una ventana abierta a la luz del sol. Y sobre los deberes personales, escribe en Con el mucho tráfago y charlas:

Si no puedes hacer tu vida como la quieres
al menos intenta esto
cuanto puedas: no la abarates

No poesía lírica, sino didáctica y dramática. Sus temas predilectos son los amorosos, en griego literalmente: eróticos. Sensualidad, pero también historia y filosofía. Y su escenario real más querido la ciudad. Sin embargo de eso hablaremos en el próximo capítulo.
Hoy ya sólo tres citas sobre las tabernas, lugar común de su poesía y de todos los griegos, para acompañar a esa foto del bar de Plaka.
El tema es erótico, con un juego entre el cuerpo amado, la embriaguez y la taberna. Los dos primeros y los dos últimos versos de Una noche, la evocación del placer:

La habitación era pobre y vulgar
escondida en los altos de la taberna equívoca.
[...]
...cuando escribo ¡después de tantos años!
en mi casa vacía me embriago de nuevo.

En parecido escenario e idéntico tema, cuatro versos de El año vigesimoquinto de su vida, en esta ocasión el deseo:

Pero él sigue acudiendo cada noche a la taberna
y se sienta mirando a la puerta;
mira hasta fatigar sus ojos.
Tiene que entrar. Quizás entre esta noche.

Y la tercera de En las tabernas, el abandono tras el amor:

Perdido en las tabernas   y en los burdeles
de Beirut malvivo.  No quise quedarme
en Alejandría.   Tamide me ha dejado;

...Un gentleman griego, en una posición oblicua en relación al universo, leo en mis apuntes, repito, sacados de una Antología traducida por Luis de Cañigral para Júcar (1981). Frase que me trajo a la memoria el verso de Fernando Pessoa "Con una horizontalidade vertical".
En la siguiente entrega hablaré precisamente de la crítica que en la introducción hace Cañigral a la traducción de José Mª Alvarez para Hiperión (1976), la primera completa y más conocida de las que se hicieron del alejandrino en castellano. Tres citas de las de hoy pertenecen a ese libro que, finalmente, abrí.
Termino con otro verso que abunda en su greciedad y el orgullo de su origen. En Epitafio de Antíoco:

Fue, además, lo mejor de todo: griego 

Γειά σασ!. Salud y poesía.

Ramiro Rodríguez Prada.

P.D. Επέστρεφε, Vuelve, Regresa, " Vuelve otra vez y tómame en la noche/cuando los labios y la piel recuerdan...".  Recita Elli Lambeti. La 2ª tiene mejor sonido.

http://www.youtube.com/watch?v=qOsHuK6MLjw&feature=related

http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=a-5r65ZS2w8&NR=1

Φιλιά, besos.