jueves, 5 de enero de 2012

San Silvestre


Las uvas del amor

Esta vez no hubo despertar del que me acuerde, ni paseo por la isla de Arosa o traslado en barca de remos hasta Vilanova. Estábamos los tres en la bodega del manco, sentados a la mesa con los restos de la cena. Junto a don Ramón había dos platos de cáscaras de quisquillas y otro en el espacio entre Saturno yo.

Quedaban todavía algunos trozos de empanada, una de vieiras y la otra de berberechos y algo de cabrito asado en una fuente. Había botellas vacías de albariño y un tinto en una jarra de barro, del que Satur sacaba de un cubeto muy viejo.
Valle estaba rellenando los vasos antes de terminar la empanada que tenía en la mano y que tuvo que posar. El criado aprovechó para sacar una tarta de avellanas y los zuequiños de San Benitiño que tanto molestaban a su amo. El manco le lanzó una mirada fulminante pero como estaba bebiendo no pudo decir nada.

Saturnino me ofreció un zuequiño y los probé. Era un dulce de almendra con la forma de un zueco gallego, un poco seco y duro pero sabroso. Don Ramón nos miraba mientras finiquitaba la empanada a grandes bocados.

¡Hala!, dice al terminar, ¡Ya le chupásteis el pie al santo, ahora retira de la mesa esa reliquia, Saturnino, que me la contamina!, y añadió torcido, ¡Ni santos ni meapilas, te lo tengo ordenado!
¡Un día es un día, don Ramón!, intervine yo conciliador.
¡Ya saltó el rábula! Usted diga misa donde le plazca, pero este monaguillo es mío, dijo señalando a Satur, Y el libreto del oficio lo escribo yo. ¡Saca las uvas, malvís, que ya son las doce!, y volvió a dirigirse a su criado, de paso se acercó a la tarta.

En el bodegón de Valle-Inclán
 
Eran por lo menos las dos de la mañana pero al arosano no parecía importarle la hora. Acabó el pedazo de tarta que estaba comiendo. Como no había reloj se le ocurrió simularlo.
¡Vamos a dar la hora a tres bandas! Empiezo yo, usted me sigue y el tercero Saturnino. Cada cucharazo en el vaso una campanada, tocamos a cuatro.
Repartimos las uvas sobre la misma mesa y empezó la primera campanada del viejo. Él tenía que soltar la cuchara para coger la uva y cuando a Satur le tocó la tercera ya iba retrasado. Cuando le llegó el turno otra vez se le hizo la picha un lío y metía la cuchara en la boca y daba al vaso con la uva.

¡Un bobengto un bobengto!, farfulló con la cuchara todavía en la boca. Se la sacó mientras nosotros reventábamos...
¡Calma, calma, que me faltan manos, amodiño, carayo!, dice sin atender a las risas.

Debimos echar guapamente cinco minutos para terminar las doce, que fueron lo menos veinte porque apurrimos más uvas y perdimos la cuenta dos o tres veces. Y entonces don Ramón sacó una botella sin desvirgar de Terry, de las viejas.
¡La última remesa del Narizotas, Gran Reserva!, gritó alzando la botella a la altura de sus lentes.

La última de Sidi Ifni


Yo tenía la secreta esperanza de que acabara sacando el chibuquí, aunque no lo había mencionado en toda la noche. El día antes, en "Lo de Segis", el tugurio de Mundo en Canvados, estoy seguro que habían estado fumando antes de llegar nosotros, por el olor. Por eso abrí yo el fuego.

¿Qué pasó la otra noche en Canvados?, creo que me perdí el fin de fiesta.
Así es, amigo mío, se durmió usted sobre la mesa. Creo que son trotes éstos demasiado vivos para sus pulmones, por no mencionar la libiandad de su floja cabeza.¡Qué noite, eh Saturno!? Con decirle que una lechuza me quiso llevar al huerto, ¡vaya morena que trajo el legía, tenía más categoría que el brandy. ¡Qué pedazo hembra, eh Saturnino!?
Era negra retinta, don Ramón, perdone usted, no morena.
¡¡Qué sabes tú de razas, manguán, si no tienes claro ni tu origen!!, contestó el viejo con furia.  ¡Era mulata y se terminó el cuento!

Acabamos la primera copa e iba a servir la siguiente cuando levantándose de golpe dice, ¡Ya tenía que estar aquí ese Narizotas del demonio, espero que no olvidara mi encargo!, y nos miraba de hito en hito con cara de picardía, y siguió, Vamos a recibirlo como se merece, con unas cargas de su propia mercancía, por cierto, ¡pura gloria moruna!. Voy a por el chibuquí y el material, serán dos minutos, no me chuleéis el brandy que os conozco.

Cuando hubo desaparecido escaleras arriba le pregunté a Saturno por todo este lío y en un momento me puso al tanto, pero no sabía nada del encargo de don Ramón al legionario. La otra noche le habían arrimado una putita que intentaba hacerle arrumacos mientras en la pista del puticlub sonaba Jane Birkin. Pero Valle había fumado haschís con los dos fulanos y últimamente, decía Satur, se duerme cuando fuma. Sabía que el Narizotas le había traído más coñac y un chocolate mejor que la mierda de la última vez, pero dudaba que en Noche Vieja y a estas horas fuera a venir.

No habíamos ni pensado en servirnos otra copa cuando ya lo oímos descender las escaleras voceando ¡Quietas las manos hasta que yo llegue que el brandy quema, petardos!
Llegaba casi abajo cuando sentímos golpear la puerta con violencia. ¡Tejerina!, dijeron a un tiempo Saturno y el viejo. Pero una voz de hombre casi rugió, ¡Don Ramón, el sargento de la Guardia Civil de Canvados pregunta por usted!
El viejo nos miró y con movimientos ágiles escondió el chibuquí, que pude ver por fin fugazmente, y una taleguilla de cuero detrás de unas cajas, mientras contestaba a su vez, ¡Un momento que se está cociendo! Y nos guiñó.
Saturno arreó detrás de Valle y me dijo al pasar que no me moviera de allí. No lo pensaba hacer por varios motivos, entre otros porque había reconocido la voz del criado de la mujer del manco, aquel que raseaba con el cayado o cachiporra en plan amenazante la noche de los Santos Inocentes, el que me había cacheado, y ni él ni el guardia me traían buenos recuerdos, por más que el sargento me abriera el calabozo.

La torería del arousano

Al principio estuve un poco acojonado temiendo cualquier complicación que diera con mis huesos de nuevo en el cepo. Miré la botella de coñac casi entera y no lo pensé dos veces, me serví un trago más bien largo.
Más animado después de un par de sorbos también abundantes estuve reconociendo la bodega, más trastero que otra cosa.
Me llamaron la atención varias curiosidades que el viejo había reunido allí, muchas relacionadas con el mundo del toro y la bebida. Botellas de coñac y anís con motivos flamencos y taurinos, guitarras, castañuelas, toros, toreros y manolas. El más curioso y del que no me pude traer una imagen era un cuerno de enormes dimensiones, tal vez de un buey o un toro muy grande. Estaba labrado por fuera con la imagen de un tamborilero gallego con traje tradicional y todo, y un gran letrero que recorría la longitud del cuerno describiendo su conocida espiral, que decía "Recuerdo de Galicia". Pero lo más curioso es que era también una bota. Como tenía líquido probé pero resultó ser un vinagrón que tuve que escupir.

Me serví otro copazo de la botella que aún no estaba mediada, pues era de las antiguas de litro, y me senté. Pasó todavía un rato porque volví a llenar la copa antes de que se presentara Saturnino.

LLegó con un sigilo que ya me puso en guardia y encima venía pidiendo silencio. Pero lo que me contó en susurros era un peliculón para gritar.

La Guardia Civil había hecho una redada esa noche en "Lo de Segis" por una denuncia anónima que recibieron sobre la presencia de menores ejerciendo la prostitución. ¡Vaya noche para redadas!, había comentado al parecer el manco. Encontraron efectivamente a tres chicas indocumentadas muy jóvenes, junto a otras también sin papeles, además de una cantidad sin determinar de cocaína, heroína y haschís. Se llevaron a las chicas, a Mundo, a la Olvido, al legía y a otro colega que anda con él en el negocio.  El Narizotas le fue diciendo al sargento camino del cuartel que las niñas eran un encargo de don Ramón. ¡Qué hijoputa!, decía Satur.
¿Pero es eso verdad?
¡Cómo va a ser verdad si el hombre no puede con el alma, cuando come, como hoy, come bien, pero muchos días no come, no comemos! ¡Y tampoco son sus bromas de ese género, nunca lo fueron! Es un caballero, un loco genial, no un pederasta, pongo mi vida, o lo que sea..., y se paró a pensar..., ¡Me juego la chepa del Conde de Romanones!, esos dos son muy mala hierba. El sargento quería advertir al viejo por si se ve comprometido. ¡La que está que trina es Tejerina! Me manda decirle don Ramón que no salga de aquí hasta que todo haya quedado tranquilo. Ya lo avisaremos. ¡Ah, y que no abuse del brandy!

Se echó una buena copa, brindó conmigo y se la entrepechó de un tiento. No parecía ni la mitad de afectado que yo aunque no había bebido menos. Subió las escaleras corriendo.

Cuando me quedé solo no tardé en caer sobre la mesa, inconciente más que dormido. Todavía quedaba un buen culo en la botella. Todo el rato tuve que lidiar con la tentación de buscar el chibuquí y la bolsita del marrón para probar ambas cosas, pero ni el coñac me daba la suficiente fuerza, pensaba que tal vez era una imprudencia con la Guardia Civil rondando por allí, aunque casi más miedo me daba Tejerina.


Felices sueños.


Pi Mienta Engrano.

miércoles, 4 de enero de 2012

Chi menea


San Justo de la Vega
Diciembre 2011

Esto del chi menea es un juego de palabras de mi hermana, la chimenea el chi menea. Entre las cosas que me tuvieron entretenido el fin de semana largo que pasé en León estaba la evolución de la sombra de una chimenea sobre la pared blanca.

Como estoy muy falto de tiempo y quería escribir todavía antes del fin de semana otro encuentro con don Ramón en la noche de San Silvestre, haré entradas más cortas estos días y me apoyaré en  fotografías.

León, diciembre 2011

Es una diversión barata y un espectáculo contínuo, sólo lo que tiene de reloj de sol me inquieta un poco, el reloj no el sol.
Por la noche caían las heladas típicas de este tiempo, pero por el día lucía el sol en un cielo limpio.
Con ese juguete que es la maquinina que me regalaron pasé los ratos de asueto. Es una pared donde cuelgan algunas plantas y los clavos, soportes de tiestos o las mismas flores van dibujando sombras durante el día en una terraza alta donde el sol rueda marcando el tiempo. Traje una buena colección de ellas que irán apareciendo.

En un par de paseos por el pueblo recogí también imágenes de tapias que me servirán para completar los capítulos que en Arquitectura dediqué a las murias, según dejé prometido.

León, diciembre 2011

Otro de los temas con los que ocupé alguna mañana fueron ventanas y puertas que veremos más adelante.

Ayer tuve la visita de una curruca parda y acabamos la noche bastante perjudicados, entre hermanos, Doobie Brothers, Allman Brothers, Blues Brothers y los Hermanos Brothers.

De los Allman, Blue sky.


De los Hermanos Brothers los Cantares de Antonio Machado.


Salud.

Ramiro.

martes, 3 de enero de 2012

Pulpo a la galega


El pulpo de Lola
León, diciembre 2011 

Antes de hablar del pulpo quería haceros notar que he puesto las diez entradas más populares durante la vida del blog, desde San Fermín, y las mantendré unos días, ya sabéis, aquí abajo a pie de página, por si alguien quiere consultar textos anteriores o como otro dato informativo más. Después volveré a las seis más visitadas de la semana, como hasta aquí.

Tras las palizas de rigor que el pulpo debe recibir al pescarlo y al cocinarlo, no os quedéis cortos en esto, propinadle ración doble, la carne lo agradecerá y se pondrá más tierna -malakós- perdiendo esa fibrosidad que a veces estraga al mejor pulpo, el octapodi, ochopiés, como le llaman los griegos, después de eso, digo, lo propio es cocerlo en una pota de cobre, como la que aparece aquí en una entrada de los Zombis geniales.

Tres hermosas palabras, una castellana, pulpo y dos griegas, malakós, tierno, y octapodi. No sabría cuál elegir, son las tres sonoras, quizá el pulpo un poco más, por corta y contundente con las dos pes, pero la descriptiva octapodi, con esa ct dura de pelar y el podi que apenas la ablanda un poco con la i final, no está tampoco nada mal.
Y por fin la aguda malakós tiene más empaque sonoro que tierno, demasiado blando ya el pulpo, pasado de cocción. Pero además el kós final conserva todavía fuerza, el pulpo no ha perdido toda su fibra y ofrece cierta resistencia al mordisco, la justa sin embargo para que el cefalópodo -otra griega que se las trae- alcance su gloria culinaria.

En Grecia, donde se come también bastante octapodi, pero pulpinos más pequeños, lo suelen preparar cocido y servido templado o frío aliñado con sal, vinagre y aceite, como una tapa, una mezé. Y ´sto cárbuna`, al carbón, parrilla e incluso plancha. A la brasa está buenísimo si es blando, quedan un poco turraos, tostados los extremos de los tentáculos y con el aliño el sabor es tan griego como Periclís, Pericles para nosotros.

¿Qué os voy a contar de la preparación de un pulpo a la gallega que Lola cocina con mano experta? Yo sólo soy un degustador y un ayudante de cocina a su lado. No me atrevo a meterme en fogones mayores. Por eso lo dejo al gusto del valiente que se atreva, hay miles de recetas en la red, todas parecidas y buenas.
Sólo aconsejaré algo, dada la bondad que supongo ya al producto que vais a consumir, aseguraos de que tenéis sal marina gorda, aceite de oliva de calidad y un pimentón del año con todo su color y su aroma frescos.

Y los cachelos...

El complemento del pulpo son las patacas, los cachelos. Tengo que decir antes de nada que estas patatas de la foto son de las de mi pueblo, ¡sólo hay que verlas, me sulibeyan tanto como el ochopiés! Y así untadinas de aceite que ha calado en el cuerpo del delito y coloreadas de pimentón de Jaraíz de la Vera o de Aldeanueva, no recuerdo, ¡qué queréis que os diga, enaguo como un dragón de Comodo! Aaaggg, manoúla mou! Y qué más barato...
Para quien no esté al tanto, y los que están que se fajen, diré que la variedad es Patata roja, Red pontiak que suena mes cool, cultivada en la vega del Tuerto, reconocible por su untuosidad y equilibrado sabor allá donde viaje. Léase si no el capítulo líder de audiencia en Psilicosis sobre las patatas de Quíos en Archipiélagos.

Hay patacas buenísimas en Galicia, en Logroño, en Navarra, en Canarias... . Que levante el dedo el que no se lo deje cortar por las patatas de su pueblo.
Hay tantas variedades y algunas tan adaptadas ya al terruño que merecerían por sí solas un monumento al tubérculo en cada rincón del país. Y la patata es, desde hace varios siglos, el alimento más importante de la dieta popular europeda. Los cereales, ahora con las pastas y menos con el pan-pan, siguen a la par.
Todo farináceos, que alimentan o llenan la barriga y engordan, pero... ¡más cornás da la jambre!, all together now!

Finalmente mencionar otra vez a las patatas americanas, de las que nos han hablado maravillas, arrobada la perdida mirada, transpuesto el ánimo, algunas amigas y amigos de aquellas tierras. No es sólo nostalgia de amores, sino de sabores, olores, colores...

Salud y buen apetito.

Barbarómiros. 

lunes, 2 de enero de 2012

San Sabino


La noche de San Sabino

Santos Segundo, Sabino y Silvestre, los/las tres ases/eses de fin de año. Y si contamos a Sebastián, el 28, cuatro. Cuatro noches en danza con don Ramón Mª.

Non sei cómo salimos de aquel desvanillo en el que éramos los dos a noite de San Segundo. Amanecí a media mañana del día de San Sabino metido en una barca en dique seco, tapado con una lona, en el puertín de Tazones, en Asturias. Cogí el primer autobús a la capital del Principedo gracias a la bondad de una señora y su hijo que abonaron el billete. Reuní valor para acercarme a ellos pidiendo ayuda, ¡apestaba!.

Mi familia estaba preocupada, aún acostumbrada a mis ausencias inexplicables de varios días, rodando como un carrilero, de tugurio en chamizo y de cogorza en borrachera. No supe dar una respuesta de cuándo ni de cómo me había ido, ¡no la tenía! Salvo en estas ocasiones, salgo de noche y vuelvo al amanecer. Durante las horas de luz atiendo a mis labores del hogar.
Volví a la rutina preparando también algún postre para la noche de fin de año y el año nuevo, aprovisionando la casa con vistas al largo fin de semana y limpiando un poco.

Por la noche no podía con el alma. Me acosté antes que de costumbre. No hubiera despertado ni cortándome las manos en vivo como al mártir Sabino.

Pero esto sólo rige con los vivos. No hay quien se resista a la llamada del manco de Vilanova, sabe sacar de las enjundias bajeras una voz que pone los pelos de punta. Los pelos y lo demás, le deja a uno erizados todos los apéndices. De hecho me levanté como un pistón y salí de la cama más tieso y tenebroso que un zombi de pega cuando rugió:

¡Saca la chaira Saturno
 y rájale los rijos! 
¡A mí los pijos y los rojos,
a mí los cojos y sus hijos!
Pero por turno...

La luz bisunta de la duermevela

Esa noche estaba sembrao don Ramón, enseguida lo ví. También Saturnino, que lo acompañaba, tenía buen semblante. No daba la impresión de que el viejo le hubiera aplicado embrocación de palo, la joroba, como un aplique, seguía en su sitio. Llevaba bien su papel el infeliz actor.


Me vestí como un autómata porque no había dormido lo suficiente mientras Valle me miraba con atención y guasa, creo que buscando una frase para lanzarme que encontró antes de que yo terminara.

¡Cinche el braguero que esta noche hay riles de postre!

A saber lo que quería decir con eso pero sospeché alguna tangana de las suyas, porque hizo al mismo tiempo el ademán de adobarse el cojonamen. Detrás de él Saturno me guiñó y comprendí que don Ramón volvía a las andadas del rojo putero.

¡Aligere, Aligheri que nos aguarda el infierno y ya espera su Virgilio!
Baje la voz o despertará a mi mujer, le susurré. Lejos de hacerme caso gritó,

¡Sal del tálamo Bartolo
que ya te dejaron solo!

En efecto, en la cama no había nadie
¿Dónde estamos?, pregunté confundido.
Dónde estamos, dónde estamos, ya empezamos con las preguntas metafísicas, ¡estamos y cante un tedeum!¡Arreando que nos espera Segismundo!

Salimos a una calle distante del centro de Canvados que era donde seguíamos. Caminamos un rato en dirección a Vilagarcía, alejándonos aún más y ya en los arrabales nos metimos por un sendero a la vera de un maizal y llegamos a un caseto de planta baja con un letrero de neón rojo haciendo un arco sobre la puerta  que ponía "Lo de Segis". Al lado había dos coches aparcados.
¡Hombre, si está también el Narizotas, ha llegado antes de lo previsto!, cantó don Ramón con evidente alegría señalando el Mercedes blanco de última generación y acelerando aún más el paso.

Saturnino, que había intentado decirme algo en el camino me sujetó por el brazo, pues yo seguía obediente al viejo.
Recuerde, no le siga la corriente si le da por el puterío porque nos pierde a todos, me dijo rápidamente. Y cuidado con esos dos lagartos del tugurio, añadió en la puerta mientras Valle desaparecía en el interior.

Dije desaparecía y no miento. Había luces de discoteca azules y grana, cualquiera diría que habíamos entrado en un club privado de culés. Después detrás de la barra vi una foto del Real Madrid y otra del Celta. Llegué pegado al culo de Satur porque no logré hacerme una idea del local y mucho menos orientarme.
El criado saludó a la mujer que servía con sospechosa confianza.
¡Ponnos unos cacharros, Olvidín, a ver si calentamos! ¿Usted que quiere?
Un chupito de orujo.
A mí ponme un wisky que hoy paga don Ramón y aquí al caballero tráele ese licor de café que preparas tú.
¡Hombre, Saturnino, creo que ya te dije que me tutearas, que no soy tan mayor!
Lo siento, señor, es la costumbre y contra la costumbre no hay propósito.
¡Te vas pareciendo a Valle y sus consejas!, le dije.
Son moitos anos na cola da raposa.

Al volver con las bebidas Saturno le preguntó a su Olvidín, ¿Dónde se metió el viejo?
Está dentro con Mundo y el legía.

Poco a poco me acostumbré a las luces y al decorado, rojo absoluto. No era sino una habitación grande con una barra a un lado y unos cuantos sillones y mesillas bajas repartidas alrededor de una pequeña pista de baile. Una pareja se magreaba en un rincón apenas visible. Sonaba música de puticlub.
Es el colega del legía, un pichabrava, siempre que viene se levanta una rapaza. ¡Si nos las traen ellos de Vijo, las tiene más folladas que Mundo a mí en 20 años de amontonaos!
Olvidín le guiñó un ojo sin disimulo a Satur cuando acabó de hablar. ¿Podemos pasar? preguntó éste señalando la puerta.
Espera que entre yo primero, ya conoces a Mundo.

Podéis pasar, anunció al cabo de un minuto.

En lo de Segis

Apuramos el trago y entramos en la cocina de la casa. Pasamos a otra habitación en cuya puerta se anunciaba la prohibición de fumar. Salían voces y risotadas de los tres ocupantes, envueltos en una nube de humo.
Don Ramón se había subido a la mesa y desbarraba sacudiendo el bastón de la lechuza, mientras los otros dos lo jaleaban con sus carcajadas. Olía a chocolate, no del loro sino del moro.
El viejo zorro se volvió cuando advirtió nuestra presencia y señalándonos con la vara nos presentó, ¡Señores, el duermevelas y el vendedor de ratoneras!
El Segis, al que todos llamaban Mundo, dejó de reír al ver a Saturnino, pero el legía, que era un gemelo tardío de Fernando VII el Bogbón, el Felón, pero con más nariz, tenía una risa espasmódica del colocazo que llevaba y no era capaz de parar. Con las convulsiones parecía que la punta de las narices alcanzaría de un momento a otro la barbilla. ¡Dios qué tipo más feo!


Había una botella de Soberano del añejo ya en las  últimas encima de la mesa. El dueño del chamizo, con una catadura también de agarrarse y al que le faltaba media oreja izquierda, se fijó en la mirada que eché a la botella y tuvo el detalle de pasármela junto con un vaso. Noté que evitaba mirar a Saturno. El Narizotas no paraba de reír y don Ramón había bajado de la mesa.

Me serví un trago y dejé la botella. Saturno hizo ademán de cogerla y entonces Mundo, con una rapidez inusitada, clavó una navaja en la mesa delante de la botella antes de que la mano del jorobado llegara a alcanzarla.
¡Cagon Ros Bendito!, dijo el de la oreja mordida, ¡En mi casa el coñac lo reparto yo!

Todo se precipitó en segundos, Sattur cogió una silla y amenazaba con ella al Segis, que había recuperado la charrasca, otra de a tercia más parecida a un sable, como la de Valle. Éste, por su parte, había sacado también la suya y le daba palmadas en la espalda al legía para que parara de reírse e interviniera, pero el Bogbón que si quieres arros Catalina.
Yo me retiré un poco, pero veía los restos de la botella de coñac y el trago que no había podido catar en el vaso, dorado, tentador, y me daban ganas de cogerlo antes de que todo rodara por el suelo.

Don Ramón viendo que el legía no podía dominar la risa y que aquello parecía ir a mayores subió como un gato a la mesa y sacó, esta vez providencialmente, una de sus frases rotundas al tiempo que alzaba la navaja, tan larga como el bastón, y en un tono sin fisuras gritó , ¡Quieto todo el mundo!.
Quedamos paralizados los cuatro, incluído el legía al que se le ahogó la risa en la garganta y, con la boca abierta y el belfo colgando, miraba como hipnotizado al genial manco. El viejo zombi, siempre tan atento a la política nacional,  había copiado el vozarrón de Tejero en el golpe de estado, se las sabía todas.
Fue un pasmo breve pero suficiente para la catarsis, ver al esperpento en aquella postura hizo que estalláramos en carcajadas todos a la vez. El legía comenzó a hipar y ahí acabó la guerra del todo.

Después de aplicar sus golpecitos mágicos en la espalda del Narizotas hasta calmarlo, Valle pidió con mucho mimo a Segis si no tendría otra botellina de brandy por ahí escondida.
¡Va de mi cuenta!, dijo entrecortadamente el legía en las primeras palabras que le oíamos. Mundo se levantó y trajo otra botella.

Lo que pasó después no lo tengo claro. Pero creo que volví a quedar dormido sobre la mesa.


Salud y felices sueños, criaturos.


Pi Mienta en Polvo.

domingo, 1 de enero de 2012

Toma la calle


Oviedo 2012

Una docena (+ 3) de canciones para un momento como éste.


Revuelta juvenil en Mongolia, la patria común. Los Ilegales.


Marcha en directo de 999desde Bristol 08. Homicide.

http://www.youtube.com/watch?v=iVrLZB3lGEY&feature=related

El Iparjo, Existo,  de Kazantzidis.

http://www.youtube.com/watch?v=_Pj3ghfqMp0&feature=related

La versión desmadrada  con mal sonido, lo siento, de Poulikakos.

http://www.youtube.com/watch?v=W5uKXXVkTGA&feature=related

Y, hablando de desmadres, el Pau Riba se las trae con su Chica, Noia  de porcelana.

http://www.youtube.com/watch?v=huOf6lbSWhE&feature=related

Y una miqueta mes maior. L´home stàtic.

http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=8TncbLMndnU&NR=1

De Serrat una que me acaba de pasar la curruca versicolor.
Los macarras de la moral

http://www.youtube.com/watch?v=T7HbN-6gA6I&feature=youtube_gdata_player

Y ahora vámonos al baile compadres, ¡a lo bueno bueno!. En el fiandó con Héctor Lavoe.

http://www.youtube.com/watch?v=IhrmPFDDEC8

Ponce, ciudad señorial donde la Naturaleza sembró su belleza.

http://www.youtube.com/watch?v=N8u_XeNcW20&feature=related

Y sigue Lavoe y su Puerto Rico. El lechón de Cachete.


Moncho Alpuente y sus Kwai. Nocturno berlinés

http://www.youtube.com/watch?v=IJJgMaf0P_4&feature=related

Psarandonis. Mantinades.

http://www.youtube.com/watch?v=tBZ-nljmjy4

Un poco de haschiklídika para los mangas de la cuerda, ¡que me queo seco, pibe!. Anesti Deliás.

http://www.youtube.com/watch?v=hpxc1oIu8qs&feature=related

Andrés Calamaro. Mano a mano.

http://www.youtube.com/watch?v=9pYL0DF1tYA

Pero no quiero que se me enfaden los porteños, ahí va la réplica.
 Julio Sosa.

http://www.youtube.com/watch?v=pwsuIQ4GIi8

Extraordinario.

 "Acordáte de este amigo
que ha de jugarse el pellejo
pa ayudarte en lo que pueda
cuando llegue la ocasión"


Salud, Υγεία!

Ramiro.