jueves, 19 de abril de 2012

Marió, Μαριώ -2


Grecia, agosto 2011.

Buenos días. Contestaba ayer a Ana Capsir (Navegando por Grecia) a un comentario suyo, que yo pensaba que Marió era más mayor de lo que en realidad es. No me había molestado en buscar su biografía y saber su fecha de nacimiento, podría ser una hermana mayor para mí. Poco me faltó para considerarla contemporánea de los primeros rebetes.
¿A qué se debe ese error tan gordo? Pues, quizá, a que la escuchamos desde el primer año que fuimos a Grecia, hace 27, y ya entonces le veíamos esa cara de abuelita risueña.

En esta grabación de unas Amanes (Amanades) con sus amigos, compañera de la primera de ayer de la que Ana me hablaba, Marió, en su salsa, demuestra su conocimiento del acordeón, el instrumento con el que empezó en la música. Lo hace de maravilla y eso que está muy virada respecto a la posición más correcta y anatómica, por cómoda, en que se toca. Y las amanés, karsilamás y smirniótikas es lo que más me gusta de ella.
Αμανες, Amanes.  Μαριώ, Marió.


Pasamos dos veces por Tesalónica en coche, los dos primeros años, la primera viniendo de Yugoeslavia y la segunda volviendo de Turquía.

Un año antes de que fuera capital europea de la cultura "vimos" un corto cinematográfico, real, verité como le llamaban, reflejado en las puertas abiertas de cristal de un hotel mientras esperábamos en recepción. Un espectáculo precioso en vivo que duró la media hora que estuvimos sentados allí.
Delante de nuestros ojos, por la acera de la calle, fueron desfilando toda una serie de imágenes, colores, personajes, indumentarias, vehículos..., entraban por una hoja, los veíamos después, reales, en el vano, en el centro de la pantalla, y al tiempo los estábamos viendo ya reflejados en la otra hoja espejada de la puerta.

El telón de fondo eran cajas de camiones con colores vivísimos, amarillos, rojos, naranjas, verdes,  saturados a veces y densos. Y las ropas también  muy coloristas, orientales, calientes, granates, oro...  . Cabellos oscuros, miradas profundas y rostros atezados de los transeúntes, y una pareja de nórdicos con mochila, pálidos y rubios, contra la caja negra de un trailer turco con letras enormes y una media luna color carmín, o sangre, al sol potente de la mañana...

Algunas personas se paraban un momento, familias con niños que habían venido de compras de los pueblos, un poco sobrepasados por la ciudad, tratando de orientarse en aquel hervidero. Otras cruzaban con prisa, dejando tras de sí apenas una estela de color.

Y de acompañamiento musical, junto al tráfago de la calle, Marió. ¡Guapísimo!. Tesalónika, Θεσσαλονίκη μου!.

Λέλιμ γιάρ, Lelim yiar.- Μαριώ.

El último año en Limnos nos coronamos de puro torpes en asuntos de música griega, perdimos la actuación de Loudovikos ton Anoyión en un pueblo cercano a Kondopuli, éste el del del exilio de Giannis Ritsos y su "Olla ahumada", Kapnismeno Tzoukali, donde estábamos. No nos enteramos de que actuaba, ¡si tiene menos de 500 habitantes y Loudovikos es un monstruo!, ¿cómo íbamos a suponer que estaría allí al lado y, cómo lo pagaron?,... Grecia.! Es como si Javier Krahe con acompañamiento va a Peleas de Abajo, de Arriba o a Cazurra (Zamora), que los tres son vecinos, a tocar para cuarenta parroquianos con boina y mala leche. Y que no se me enojen los zamoranos que en toes partes cuecen habas, menos en Asturias que cocemos fabes (hay que barrer pa casa).
Pero es que además, pocos días después, Marió actuó en Mudros, al lado también, ese pueblo que había sido cuartel general de las tropas aliadas al mando de Churchill en la 1ª Guerra Mundial, en la famosa batalla de Gallípoli. Íbamos en autobús a Mýrina para ver a Portokáloglou y a quedarnos para asistir también a un concierto de paliorebétika (r. vieja) al día siguiente, cuando vimos los carteles con la foto de Marió. ¡Había estado en Mudros la noche anterior!.

Me hice con una de esas grandes fotos publicitarias y la traje pensando pintar algo con su cara como centro, un collage de homenaje a la música griega. Pero no hice nada, cada vez que la veo me deprimo.
Y vimos a Portokáloglou, que no escribe mal, es un cantautor repetado a derecha e izquierda, pero para mí canta como los extreñidos típicos, ¡esos gemidores del amor que tanto hacen por el sexo adolescente!. ¡Buaaaaá!!!...

Ya que hablamos también de Ludovikos, pongamos un tema de su colaboración con Marió en Bit Patsar, Μπιτ Παζάρ, (1999).

Μουσική/ Στίχοι, Música/ Letra: Λουδοβίκος των Ανωγείων.
Στο Μπιτ Παζάρ. Φωνή, Voz, Μαριώ. 


Para que a nadie le suceda lo que nos ha pasado a nosotros muchas veces, dejar escapar a grandes músicos que teníamos en el pueblo de al lado, gratis, en fiestas populares, por no informarnos antes debidamente, aconsejo a quienes visiten Grecia por algunos días, especialmente en verano con infinidad de eventos musicales, y culturales en general, les aconsejo, insisto, que pidan los panfletos y programas que editan los ayuntamientos en cada isla y comarca del país, o que se informen como buenamente puedan. Si se enamoran de Grecia luego sentirán no haberlo hecho.  

Pues con esto se me ha ido al cielo el espacio del segundo capítulo y no dije casi nada del trabajo de Marió en los 90 y 2000, aparte de la mención de arriba al disco de ton Anoyion.
Como ya escribí con palabras parecidas al comentar ese CD en la entrada de Ludovikos, es una recreación, desde el éntecno (clásico) cretense de la smirniótika y las músicas grecoturcas de la rebétika, elegante, magnético y dulce. Como la música del propio autor, aquí obediente a ritmos aún más orientales que los cretenses.

Lo dejo pues y cualquier día improviso otro capítulo con las canciones que todavía me quedaron en reserva.
Ya he puesto más en varias entradas, en la de Ludovikos que acabo de citar y en otras: la de Tesalónika de ayer (O mangas se jorisi), otra que hablaba de que Dios fuma haschís (Haschís ipie o Zeós), que recuerde, y seguiré poniéndo otras.

Un tema alegre que para mí es cuando más luce la voz de Marió, aguda, brillante, juvenil, dinámica.
Η Ρεμπέτισα Μαριώ με την Εστουδιαντίνα Νέας Ιωνίας Βόλου. La rebétisa Marió con la Estudiantina Nueva Jonia de Volos. Magdalena.

Μαριώ ❀ Μανταλιω, Μανταλένα.

Υγεία, Salud!.

Barbarómiros.

Cular de obiésporo ibérico



Morcón cular: caputalismo carnívoro con la bendición del Biendichoso.

Recientemente hemos vuelto a escuchar a otro señor obiésporo de no sé dónde darle caña a los gays, se supone que desde su sana heterosexualidad, aunque aquí dudamos que la suya sea una sexualidad sana e incluso apostamos más bien por una homosexualidad reprimida y culpable, y hasta por la ausencia de ella, como su ángel custodio.
Mejor se cortaban la ´luenga` por no nombrar el apéndice entrepernas. O los mismísim ôô ss.

En cualquier caso no parece sólo cosa de espermatorrea, o sea de verborrea quería decir, detrás de la incontinencia verbal hay diarrea mental severa, contagiosa y más difícil de atajar.

Estos sepulcros blanqueados, estos seres poderosos e influyentes, podres bajo la púrpura que esconde también sus erecciones y poluciones, se apresuran en señalar a los culpables en tiempos de crisis, son los primeros que tiran la piedra y como no tienen vergüenza ni se molestan en esconder la mano.
La caza de brujas es su política preferida, para mostrar al asustado pueblo la víctima propiciatoria con cuyo sacrificio se granjean las simpatías de los más fanáticos y aplacan a los dioses que piden sangre, mientras los verdaderos responsables de la ruina asisten divertidos al espectáculo y se van con los cuartos del común en el bolsillo, de rositas.

Claro que, un señor obiésporo es como un menistro con cargo vitalicio y todos ponen el huevo de oro en el ñial de esa cueva de Alí Babá que es el Vatic ano.
Todos, millonarios, grandes estadistas y jerarcas eclesiales, son buenos amiguetes, se visitan, se reparten bulas y bendiciones, hacen cuestaciones caritativas en las oenegés y fundaciones que ellos crean para defraudar más, o administran y se reparten los caudales y poderes respectivos. ¡Ralea!.

Si realmente el fuego inquisitorial que invocan bajara del cielo sobre Sodoma para castigar a los pecadores habría que verlos correr con los culos chamuscados, no por homosexuales, por mariconas.

Javier Krahe, Los caminos del señor.

Salud.

Trippa Gorri Nera.

miércoles, 18 de abril de 2012

Marió, Μαριώ.


Grecia, agosto 2011.

Decía Marió que ella se sentía orgullosa de la ciudad donde había nacido, Tesalónica, y a ella dedica algunas de sus canciones más memorables.
Es una constante de los griegos su saudade, la nostalgia de su país si viven en el extrajero, la xenitiá, o de la patria chica si emigran dentro de Grecia.

Y Marió vivió en Atenas a la que llegó por vez primera en los años 60 para aprender el oficio de tejedora, y en los 90 ya como la reina del rebétiko, y viajó con sus canciones por buena parte del mundo, pero en su repertorio nunca faltó un tema para su querida Salónica, donde nació en 1945, poco antes de salida de los nazis, que la habían diezmado eliminando en los campos de concentración austriacos y alemanes a la mayoría judía y manteniendo al resto de la población griega y a las  minorías en un régimen de hambre, terror y muerte.

Con "la mayoría judía" no me refiero sólo a la mayoría de los judíos, sino a que Tesalónica era la única ciudad europea que la tenía, descendientes de sefardíes expulsados por los monarcas hispanos fundamentalmente que, incluso hoy reducidos a  mínimos, siguen conservando el ladino en su comunidad.  

Salónica era un ejemplo de cosmopolitismo, confluencia de pueblos, idiomas y religiones, búlgaros, judíos, turcos y griegos convivieron en relativa armonía durante varios siglos, enmedio de todas las refriegas, intereses estratégicos y pasiones nacionalistas avivadas por los respectivos poderes.

Marió en una grabación relajada con sus amigos, Ο Μαγκας  Ξεχωριζει-Μαριω.


Sus padres eran refugiados, creo que procedían de Esmirna (Izmir). El padre, baterista, fue su primer maestro. Ella estudió algo de piano y aprendió a tocar el acordeón. Cantaba canciones en Tsimiskí, Τσιμισκή, un habla dialectal con préstamos de ambos idiomas, turco y griego, que había aprendido de sus progenitores.

En el año 97, siendo ya una figura de la música griega, grabó con Lizeta Kalimeri, hermana de Melina Kaná, un disco recreación de los temas del Kafé Amán, el genérico que designaría los locales de Asia Menor, pero también de otros lugares de Grecia, donde se escuchaba rebétika, y donde viene creo que la canción más conocida en esta mezcla lingüística. Es Tsakitzis, la quintaesencia del palikari, del valiente que luchaba contra los turcos en las montañas esmirniotas.

El personaje aparece en varias canciones de la Smirnéika, los estilos de rebétiko que se hacían en Esmirna. Es una mezcla de patriota y bandido, montaraz, valiente e ingobernable.
Recuérdese el papel que tuvieron los Kleftes, los ladrones, los bandidos conchavados con la población griega sometida, en la lucha por la independencia nacional, azote de las columnas regulares del ejército otomano.

Ν. Αβαγιανος. Μαριώ. Το καλοκαιρι, Verano, 2003.

 Ο Τσακιτζης και Σιγκιρντα, Tsakitzis y Siquirda.

Su voz recuerda a la de Roza Eskenazi, la mítica rebétissa de origen sefardí, a la que admira desde muy joven.
Entoces Salónica era una pequeña ciudad provinciana con un centro histórico junto al puerto y cuatro barrios de refugiados, de Asia Menor y de todos los territorios al este del Hebros, el río que separa Grecia de Turquía. Había varias tabernas inmundas y cafés donde se escuchaba rebétiko, se fumaba opio y haschís y se traficaba con todo, espacios vedados a las mujeres.

Marió, a espaldas de su padre, comenzó a interesarse por las canciones de esos antros, mientras se iniciaba en las tablas de algunos negocios familiares con música menos marginal. Y al fin logró imponer su criterio y decidió dedicarse por entero al estilo que la emocionaba. Es una mujer de arrestos pero enormemente simpática y tierna, como nuestra abuelita.
En la década de los 60 trabajó con rebetes afamados, como Jontronakos, Jristakis, Bambakaris, o las cantantes Poly Panou, Keti Grey o Rita Sakelariu. Y en los 70 actuó en el Καλύβα,  Kaliba, la Cabaña, un establecimiento de Heliópolis, hasta mediada la década siguiente.
En los años posteriores cantó por Grecia y Europa y conoció y trabajó junto a otras figuras del rebético, como Yenitsaris, Lidakis o Binis.
Una de sus canciones preferidas y también del público que acostumbra a pedirle en sus conciertos:

Δε θα λυγίσω, No me doblegaré, του Δημήτρη Λίβανου, de Dimitris Libanou. Η Μαριώ, Marió.

Como Marió es mucha María tendré que dedicarle más de una entrada y ésta ya se alarga demasiado. Otro día, más. Nos quedan todavía algunas referencias a las dos décadas siguientes y otros pocos apuntes, pero sobre todo un montón de temas que me gustaría subir todavía y que deberé seleccionar porque su número es excesivo.

Terminaré con otra de sus canciones más populares y queridas por ella, también de Libanou, "Mitsaras", al bouzouki. Con toda la magia de la música oriental, las amanades de la esmirneika.

Manaki mou, Madrecita mía, en directo.

http://www.youtube.com/watch?v=gp-yy_bkXm0

Γεία σου,  Μαριώ, και χρόνια πολλά!

Υγεία, Salud.

Barbarómiros.

martes, 17 de abril de 2012

El pintor


León 2012.

El pintor

Al principio tenía una habitación para él solo con una ventana grande orientada al mediodía. Disponía de mesa para las pinturas y las mezclas y se permitía el lujo de un caballete. Podía estudiar los cuadros a la distancia cabal y hasta solazarse de vez en cuando mirando por la ventana. La luz era media vida para él. Poco a poco el espacio fue reduciéndose y, a expensas del disponible para el pintor, el taller se llenó de libros y acabó siendo también biblioteca. En muy poco tiempo se convirtió en trastero y aparcamiento de bicicletas. Él conservó mal que bien el metro cuadrado necesario para seguir pintando, pero tuvo que reducir el tamaño de las tablas y aparcar el caballete junto a las bicis. Finalmente, la habitación se arregló para destinarla al hijo mayor que ya precisaba su propio espacio.

Redujo aún más el tamaño de sus cuadros, trasladó los bártulos a un rincón de la sala y pudo seguir durante un tiempo. Poco, no obstante, porque la casa era vieja y necesitaba remozarse. Realizaron los arreglos pertinentes y enseguida vio que con aquel suelo nuevo y reluciente era un pecado ponerse a pintar esparciendo gotas de pintura por doquier, por mucho cuidado que pusiera en evitarlo. Y, por añadidura, era un pintor gestual, nervioso y agresivo. Puso sábanas en el suelo pero siempre había gotas que escapaban al control.

Decidió calmar un tanto su muñeca, su brazo, sus nervios, por lo que achicó otro poco las dimensiones de las telas y se puso a explorar motivos y estilos más templados. Pero ni así pudo evitar que un bote de pintura se derramase y, a través de la sábana, dejase un redondel tiñendo la madera. Sin que nadie le reprochara nada metió en una cajita los útiles imprescindibles, redujo a la mitad el tamaño de las tablas que le quedaban e hizo su, hasta el momento, último traslado.

Se metió a pintar en el michinal más pequeño de la casa, un retrete auxiliar con un ventano a un hueco de ventilación sin luz, por donde bajan las cañerías del edificio a las cloacas. Se sentaba en la tapa de la taza del servicio con la tablilla sobre las pantorrillas pues no había más espacio. A última hora tuvo que volver a dividir por la mitad las tablillas porque resultaban demasiado grandes todavía.

De hecho ahora pintaba miniaturas. Pasaba horas allí encerrado. En ocasiones la familia se olvidaba de llamarlo a la hora de comer o cenar porque con frecuencia contestaba, sin abrir la puerta, que ya había picado algo. Una de esas noches en que se acordaron de llamarlo no respondió.

El ventanuco del pozo estaba abierto y se llegó a inspeccionar el agujero por si hubiera sufrido un accidente cayendo por allí y estuviera tapado con la basura que se acumulaba en el fondo. Nada.

No apareció ni dentro ni fuera, pero su familia siempre conservará aquella última miniatura que dejó terminada y firmada sobre la taza del retrete.

Su doliente esposa y sus desolados hijos sentían verdadera devoción por su esposo y padre, respectivamente.

Ramiro Rodríguez Prada, 1996.


Charles Aznavour, La Bohème.

http://www.youtube.com/watch?v=yk7VtI-MYi0

Gracias a la Kurruka maqüensis por la emotiva sugerencia musical.

Salud y mucha luz!

Ra

lunes, 16 de abril de 2012

Skyros, Σκύρος.


Mapa del periplo Skyros-Alonissos-Kimi.
Grecia, agosto 2010. Carta del Capi.

Lunes 26-07-2010.- SKIROS- ¡¡PERDEMOS LA HÉLICE!! -KIMI

(Crónica  del Captain Teach en Desde la popa)

Haciendo una excepción voy a dar esta vez la palabra a un pasajero del barco, para que la narración sea desde el punto de vista de una tercera persona, ajena a nuestro mundo. He aquí lo que narró Ramiro de este nuevo incidente. Alberto Prado Salvador.

"Llevamos 25 años viajando a Grecia el mes de vacaciones y conocemos otras tantas islas de este país tan extraordinario como contradictorio; padecemos esa enfermedad que los Durrrell llamaron “islomanía”. Los primeros años giramos las visitas culturales obligadas que hacen de Grecia un destino turístico de primer orden. Ahora, con nuestros hijos, repetimos sin renunciar a conocer más islas, pues cuenta con 2000 y más de 200 de ellas habitadas.

Todo sigue aquí: el mar, el cielo, la tierra, los griegos con sus cóncavas naves… . ¡Que nos importa que ya no encontremos a Sócrates en el Ágora, con la tranca en la mano parando a los turistas que se cruzan en su camino! Aquí permanece todo lo eterno. Canta Kilaidonis con ironía “Grecia nunca muere” ( I Helada poté den pezeni) y un amigo griego contesta “ pero los griegos sí”.

Λουκιανός Κηλαηδόνης - Το βαλς ποτέ δεν πεθαινει, El vals nunca muere. 

http://www.youtube.com/watch?v=wZFlX_J4mvk&feature=relmfu

Ellos lo inventaron todo y la comedia? sigue.

Este año vinimos a Las Esporadas y la primera fue Skyros, en el Aquileas, donde Tetis escondió a su hijo tratando de eludir la inevitable tragedia homérica. El barco va de Kimi, en Eubea, a Linariá, el único puerto viable para ferries y otros barcos de cierto calado. Nos quedamos allí la primera noche con la intención de alquilar un coche al día siguiente como solemos hacer y buscar así donde quedarnos el resto de las vacaciones. Tras la ducha salimos al muelle buscando alguna taberna donde cenar.

Fue Bruno, el mayor de mis hijos, quien primero vio la bandera española en un velero amarrado allí. Y con ella la andaluza y la asturiana y otra con tibias y calavera.
No es que andemos a la caza de españoles por el mundo, pero, ¡hombre!, una bandera asturiana en un “puertín” de una isla donde apenas hay turistas extranjeros y menos aún españoles, es una sorpresa agradable que no podíamos pasar por alto.
Saludé con un “ buenas tardes” al lobo de mar que andaba por la cubierta y tardó en contestar, quizás sorprendido a su vez por nuestra presencia allí, ¡Asturianos en Skyros!.

Era Alberto, patrón del velero Capitán Teach, ovetense de nacimiento y andaluz de adopción, argonauta moderno, con su mujer Lola, gaditana.
Después de los saludos de rigor, el intercambio de información y anecdotario correspondiente, nos invitaron a ver con ellos el gran premio de Alemania de Fórmula I, en el que Fernando Alonso, otro asturiano, salía en segunda posición. Sobre todo lo agradeció Mabel, mi esposa, entusiasta seguidora de Fernando, más si cabe cuando Alberto prometió compartir una botella de sidra por una victoria, según él, cantada, como así fue.

Skiros es una isla “piquiñina” que no llega a 3500 habitantes en verano, contando a los turistas, la mayoría griegos. Se recorre en coche en una mañana haciendo las paradas obligadas en los sitios más guapos, pero no encontramos la casina que nos gustara y volvimos a comer a Linariá.
Era el comienzo de la carrera y en el barco había interferencias, de modo que nos trasladamos todos a una taberna cercana donde nos pusieron una tele enorme para nosotros solos.
El placer de comer juntos la riquísima comida griega, charlando y viendo a Fernando Alonso nos hizo olvidar hasta la sidra.
En la sobremesa Taso, el pequeño, hizo sus juegos de magia con la baraja española que siempre lleva en los viajes y Alberto le enseñó trucos nuevos que el rapaz agradeció con sus, “¡Es buenísimo!”.
 
Λουκιανός Κηλαηδόνης - Ένα Γουρούνι Λιγότερο. Un cerdo menos.
http://www.youtube.com/watch?v=qLde3xG4QXQ&feature=related

Por la tarde los chavales echaron la partida con Lola y Alberto en el barco. Después el capitán, pianista malogrado al que falta apenas un curso para terminar la carrera de piano, arquitecto de profesión y que lleva un gran teclado en el velero y Bruno, todavía principiante, nos ofrecieron un pequeño concierto mecido por el mar de Homero.

En fin, enterados de que nos sería difícil encontrar un lugar en Skyros, nos invitaron a navegar con ellos hasta Alónissos, otra de las Esporadas, unas treinta millas al norte. Aceptamos encantados aun sabiendo que tanto Taso como yo somos proclives al mareo.

Salíamos a las siete de la mañana.
A las siete menos cuarto, sentados en un banco del muelle frente al velero con las mochilas, esperábamos los cuatro, a perro puesto, que abrieran el barco para iniciar la corta travesía.
Los canales entre islas son a veces complicados en esta parte del Egeo y había amanecido muy nuboso para lo que suele ser habitual en este mar, donde en 25 años no nos ha llovido más de media docena de veces. Los partes meteorológicos tampoco eran muy propicios, pero no tan malos como para temer complicaciones.

Salimos de Skyros sin problemas, con Alberto enseñando a los guajes cómo se maneja el timón y ellos encantados de verse pilotando y haciendo fotos para recordar y enseñar a los amigos.
Con la mar algo rizada, una ligera marejadilla y aumentando la nubosidad, salimos a mar abierta con Lola y Alberto preparando la maniobra para tender velas y enfilar hacia Alonissos que esperábamos alcanzar poco después del medio día. Navegábamos ciñendo porque el viento entraba de proa, pero íbamos como la seda. Sin embargo el tamaño de las olas aumentaba poco a poco.

A mitad de travesía Taso empieza a vomitar y media hora más tarde yo. A pesar de todo, la seguridad que transmiten Lola y Alberto nos mantenía tranquilos. Intentaron acercarse a una cala en un islote para descansar y tomar un baño, pero no fue posible: otro velero lo estaba intentando antes que nosotros sin conseguir fondear y volvimos a la derrota de Alonisos, seguidos a media milla por el otro barco.

A la vista de nuestro destino Lola y Alberto, con una pequeña ayuda de Mabel y Bruno, aleccionados por ellos, plegaron velas y encendieron el motor.

Estábamos a poco menos de dos millas del puerto, cuando notamos que el barco no se movía y el otro velero se nos acercaba, nos alcanzaba y nos sobrepasaba, mientras nuestro capitán trataba de encontrar el problema que había detenido al barco. El motor funcionaba pero no impulsaba al velero.

Alberto, buceando, dio con el problema: ¡Habíamos perdido la hélice!

Nosotros no tenemos ni puta idea de barcos ni de navegar y el poco lenguaje marinero que puedo manejar es el aprendido medianamente por afición a la literatura. Pero a nadie se le escapa que el problema era grave: no teníamos motor para entrar a puerto y no podíamos hacerlo a vela con una tormenta viniéndosenos encima (“Furtuna” la llaman los griegos”) y la mar hirviendo.
Bruno también empieza a marearse. A pesar de todo, Lola y Alberto tan tranquilos, supongo que tratando de que a nosotros no nos agarrara el “mieditis”. En ningún momento sentimos que estuviéramos en peligro. Los tres hombrecitos de mi familia éramos unos guiñapos tirados en el camarote, mientras Lola, Mabel y Alberto empezaban a enfrentar lo que fue una “furtuna” en toda regla.

Intentaban navegar hacia el sur, a favor de viento con el Génova y un rizo en la mayor, para llegar a Kimi, el más grande y franco puerto de la zona a unas 35 millas. Temían los rayos que caían, mientras llovía y soplaba el mismo viento que hizo perderse a Ulises en su regreso a Ítaca: ¡soplaba Poseidón enfurecido!.

Toda la tarde y parte de la noche la pasaron peleando contra los elementos y turnándose en la guardia Lola y Alberto, mientras Mabel trataba de darles conversación para que no se durmieran y atendía los requerimientos de los inútiles vomitones, lastre del velero “Capitán Teach”. Pero no fue necesario lanzarlos por la borda.
A media noche cedió la tormenta y vieron la luna llena sobre el Egeo descendiendo al arrimo de la costa este de Eubea.

Con Kimi a la vista el mar estaba calmo, arriaron velas y colocaron la Zodiak al costado del barco amarrándola al velero para servir de motor auxiliar. Lola conducía la Zodiac y Alberto gobernaba el velero.
Subí para ayudarlos en la maniobra y Alberto nos avisó de que, en los momentos críticos en que nos diera las órdenes, aunque podría cagarse tranquilamente en nuestra p*** madre, con perdón, si no hacíamos exactamente lo que decía, eso no suponía que dejara de apreciarnos y respetar a nuestra familia.

Yo seguía muy mareado y Bruno y Taso tumbados en el camarote dormían.No necesitó Alberto jurar en idioma alguno y creo que respondimos bien a lo que se nos pidió Entramos en el puerto de Kimi casi sin ver un hueco donde amarrar el barco.
Al final lo conseguimos sin accidentes con la zodiac amarrada a babor ya en punto muerto y colándonos “justinos, justinos” en aquel “huequín” inverosímil entre dos barcos del mismo tamaño que el nuestro, con Lola saltando al muelle para evitar que la proa del Capitán Teach se destrozara contra el muro de hormigón.
Creo que en ese instante escuché el suspiro de alivio de todos, o por lo menos el mío, como el de aquellos menos trágicos que según nos contaba Alberto veían el “rayo verde” del sol hundiéndose en el mar.

El pequeño héroe. Ο Μικρός Ήρωας.  Λ. Κηλαϊδόνης .

La experiencia había sido tan intensa que creo que la amistad y la camaradería ya nos han unido a todos de por vida.He dejado muchas cosas, muchos momentos mágicos en el tintero porque el escrito se alargaba en demasía, como las puestas de sol en el Egeo entre los claros de la tormenta, el desayuno que Lola nos preparó, o la peripecia de Alberto para conseguir otra hélice en Pireas…, y tal vez otro día lo cuente si tengo humor.

Ηoy sólo quiero agradecerles su entereza, su generosidad con la invitación, y porqué no, las inolvidables 24 horas seguidas que nos procuraron luchando contra la “Mala Fortuna”, que Poseidón y Eolo (a los que Zeus destruya con su rayo) nos enviaron.
Y no olvido a Mabel, consumada marinera que supo estar a la altura de las circunstancias a diferencia de sus tres hombres que ocultos en el camarote, como Aquiles en Skiros temíamos tal vez el drama que nunca se habría de producir, haciendo un juego de sentidos entre el griego y el castellano : “Afortunadamente”
Ramiro Rodríguez Prada. Kimi, Eubea, 28-julio-2010

P.D. Hasta aquí mi relato. En Desde la popa se puede leer la crónica completa junto con algún comentario. También tiene interés, en relación a ésta, la siguiente, un escrito de Alberto en el que dedica un par de líneas a este periplo, que para ellos sólo fue un simple y molesto contratiempo, junto con la descripción de esa ida y vuelta al Pireo para hacerse con otra hélice (Propela).

¡Nuevos ánimos a Lola y Alberto! 

Είμαι ένας φτωχός και μόνος καουμπόυ. Soy un pobre vaquero solitario. Αθήνα, Atenas 1978.

http://www.youtube.com/watch?v=LpmRfxHJ7cI

Salud.

Ra