miércoles, 10 de julio de 2013

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Mudanza



Salí a tirar la basura



huyendo de una disputa familiar. Al salir a la calle oí voces. En la acera dos hombres discutían acaloradamente sobre las gracias y desgracias del equipo de fútbol local. Se tocaban el pecho como monos retadores mientras se agredían verbalmente. Daba la impresión de que llegarían a las manos de un momento a otro. Como no quería ser testigo de violencias, ni siquiera de palabra, porque ya venía escaldado, solté las bolsas en los cubos y me fui caminando calle abajo. Tampoco deseaba regresar a casa para dar tiempo a que las aguas remansaran. En un semáforo dos automovilistas se increpaban e insultaban a través de las ventanillas bajadas, por algún problema de tráfico. Al llegar a la plaza, en una de cuyas esquinas hay un punto limpio, un par de mujeres reñían por la posesión de unas cajas de cartón. En las carteleras de los multicines anunciaban la proyección de tres películas míticas del cine bélico. De las catacumbas del oscuro bar de húmedas paredes, subía un estruendo de tambores de guerra africanos. Volví a casa entristecido esperando reencontrarme con la paz del hogar, al fin y al cabo lo nuestro era apenas una diferencia de opiniones, quizá defendidas con más pasión de la cuenta. En la puerta del edificio habían fijado un cartel: PELIGRO. TERRENO MINADO. Y debajo: PROHIBIDO EL PASO.



Julio Sosa.  Rencor.





Salud y felices pesadillas


ra

martes, 9 de julio de 2013

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Ribadeo.
Galicia  2013.


Salí a tirar la basura


y regresé sin nada interesante que reseñar, pero cuando estaba cerrando la puerta de casa me dio un ataque de ciática que me dejó doblado. ¡Joder!, pensé al sentir el puntazo en la espalda, ¡Tenemos al cuerpo en contra!, ¡¿No me podía dar el dolor cinco minutos antes de salir y no justo después de una salida sin substancia?!. Hubiera evitado el trabajo, ¡y menos mal que no llovía!. Porca miseria...


Guitarra, Flavio Rodrígues. Cante, Rafael Jimenez Falo, 
Presentación en Patas de El cante en movimiento.  Soleá.




Salud y felices pesadillas


ra


P. D. Un saludo especial a mi amigo Falo, el mejor cantaor gitano asturiano de todos los tiempos, que puso música hace casi treinta años a esa soleá ligera de la tila, de mis Cançaos, cuya letra figura en la parte inferior de este blog, en la columna derecha. ¡Así se canta hitano!
Para él estas bulerías de un payo, desaparecido en 2004, anteayer hizo 9 años. Pero con alegría:

Miguel Benítez de Los Delinqüentes.   Fiesta flamenca por bulerías.


Besos

Ramiro



lunes, 8 de julio de 2013

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Gijón, 2013.


Salí a tirar la basura



con una ola de calor. No había quien parara en casa y pensé que esta vez sería un alivio salir a refrescar un poco. Fui surfeando en la cresta de la ola hasta los cubos, medio derretidos y con la porquería humeando, como si alguien les hubiera echado encima una cerilla intentando encenderlos. Pero no salían llamas. Los pocos transeúntes con los que me crucé caminaban con lentitud resoplando, agitados y sudorosos. Pasó una persona muy gruesa que parecía licuar a medida que avanzaba, me recordaba a mí mismo cierta noche en Lérida. ¿O sería en Gerona?. Yo también iba revirado a causa de aquella temperatura inhumana. El gordo, porque era un hombre, dejaba un reguero de sudor tras de sí, como la baba un poco líquida de un caracol que, sin embargo, se secaba a los pocos segundos al contacto con las baldosas de la acera, que desprendían fuego. Estaba llegando de vuelta al portal cuando vi algo que me dejó anonadado: por la acera bajaba una mujer guapísima que parecía desfilar por una pasarela. Sostenía sobre la cabeza un paraguas abierto. Encima de la umbrela, a medio metro de altura, una nubecilla densa y gris descargaba una fina ducha de agua, siguiéndola calle abajo. Privilegios de la belleza, pensé, un poco para salir del paso de la confusión que me dominaba. Esperé, observando la extraordinaria escena, hasta que desapareció de mi vista. Entré en casa asfixiado y medio mareado, pensando si sería posible lo que acababa de ver o se trataría sólo de un producto de mi imaginación, esta noche más calenturienta que nunca, y recordaba a este propósito las incitantes formas de la hermosa mujer. No llegué a ninguna conclusión, pero la ciencia, hoy en día, avanza que es una barbaridad.



José Luis Moreno-Ruiz y La Enfermería Eléctrica.  Expectativas.


http://www.youtube.com/watch?v=0dZ9beKuKiE


Salud y felices pesadillas 


ra

domingo, 7 de julio de 2013

San Fermín -2


San Fermín en el nido del Cascanueces.
Albons, Girona, julio 2012.

Dos años

Cántico a San Fermín antes del encierro.

por ser nuestro patrón
nos guíe en el encierro
dándonos su bendición

Buenos días, amantísimos cofrades. Hoy cumple dos años, dos, la Psilicosis digital. Nos felicitamos por ello y os agradezco el apoyo, sin él no hubiera mantenido la tensión necesaria para salir casi a diario.

Salvo algunos guiones en un programa de Gloria Berrocal en Radio-3 en los 80, con bastante audiencia, en general había escrito para pocos, incluso la revista impresa tuvo un alcance minoritario, pero no por vocación elitista, sino por imposibilidad de llegar a más personas, o tal vez por falta de ganas para pelear por una cuota de lectores en el mercado editorial. No me atrae mucho, además, todo ese pulular de rencillas y vanidades del mundillo artístico, lo que no significa que uno no tenga también su narciso. Como quiera que sea, el gusto de publicar lleva siempre emparejada su cuota de autocomplacencia.

Quiero agradecer en primer lugar el aliento de los que se sumaron como seguidores, la mayoría amigos, Alberto, Γιάννης, Ana, Mabel, José Luis, Vega, Valentín, Balbi, Toño, Teresa, El Pájaro, Lucas, Fidel, Txell, Tomás, Juan Carlos, Andrés, Sendo, Marta, Julia, César, Armibq, y el oculto Señor/a? X, que me tiene intrigado.

También a César Viriato, que en estos últimos meses me ha venido acompañando con sus comentarios casi diarios. Con Ana Capsir, ha sido mi interlocutor más asiduo y cordial este curso. Del mismo modo agradezco a todos los que se molestaron en hacer algún comentario, leyeron, o simplemente echaron un vistazo a mis locuras. 
No me hago ilusiones, sé que esas tantas mil visitas que refleja el contador no corresponden al número de lectores, pero aunque sólo fuera una décima parte creo que ya valía la pena. Hay quien dice que un sólo lector ya es mucho, supongo que exagera...

Y por último un recuerdo para las Currucas pardas, algunas de las cuales figuran también entre los amigos y seguidores, o comentan algunas veces, como la Blasensis, que ha colaborado aquí, o la Tomillera. Sé que puedo seguir contando con vosotros.    

En los aniversarios, cumpleaños, fines de curso y año, tendemos a hacer balances y yo no escapo a esa costumbre. Pero no os aburriré con muchos números, se pueden ver en la columna derecha, y más que la cantidad me gusta la cifra y la casualidad: ayer alcancé otro capicúa, 717 entradas en esos dos años, exactamente. Como conté el San Fermín de 2011, el de este año no entraría ya en la cuenta, así que cifra redonda. Pero mejor hablar un poco de los planes.

Ya he venido anunciando -soy muy anunciador, se perdió un buen ambulante-, que a partir de enero tendré que replantear el asunto porque necesito dedicar tiempo a otras cosas. Mis colegas dudan que lo vaya a dejar, y yo también, porque ya lo anuncié el año pasado y seguí parecido, pero en serio que necesito descansar un poco, no por falta de ganas o de materia, sino precisamente porque me come todo el tiempo libre y he abandonado casi por completo otros menesteres.

La solución sería reducir el número de entradas, como ya dije, ¡a ver si me centro y no me encebollo!

Pablo Sarasate. Ara Malikian.  Jota navarra.


Os mantendré al corriente y lo iréis viendo.

Muchos besos, salud y otra vez gracias a todos!

Ramiro Rodríguez Prada

P. D. Para seguir con esta costumbre de las posdatas, aquí os dejo el enlace del primer aniversario:
Sábado, 7 de julio de 2012.  San Fermín.

Y ahí va la despedida, Compré una mula en Tafalla...

Jota navarra.  Y se me murió en Olite.

http://www.youtube.com/watch?v=Hv-_2HnF80I

Y con este popurrí sanferminero de los hermanos Anoz, ya me matáis!

http://www.youtube.com/watch?v=5kzbfq4jZE8

¡Riau  riau!...

¡Gora San Fermín, Viva San Fermín!

Skylorómiros Mavropradakos.

sábado, 6 de julio de 2013

Aeropuerto -4


Aeropuerto de Barajas.
Madrid, 2011.

Paraísos lejanos


Un aeropuerto moderno se parece más a unas grandes galerías comerciales que a una estación convencional y cada día las terminales de autobuses y las estaciones de ferrocarril se aproximan más a ese modelo.
Allí donde hay altas concentraciones de gente, florecen los negociosos, y si muchas de esas personas que se reúnen están disfrutando de un viaje, unos días de descanso o unas vacaciones en toda regla, entonces se convierten también en potenciales consumidores, teniendo en cuenta además la largueza y despreocupación  con que nos aliviamos del dinero en momentos de euforia y ligereza, sensaciones que procuran como nadie un viaje de placer y unas lindas vacaciones.

Eso fue lo que les pasó a Mingo y Teresa. Habían reunido unos mínimos ahorrillos después de varios años sin poder pillar más que dos o tres días seguidos de asueto, y cogieron una semana a media pensión en la Riviera Maya. Era la primera vez que cruzaban el charco y estaban un poco nerviosos, sólo habían dejado la Península en una ocasión, la semana del viaje de novios a Tenerife.

Ya en el pequeño aeropuerto provinciano de origen, hicieron algunas compras innecesarias en las dos horas que tenían por delante. No les supuso mucho desembolso, pero fue una primera aproximación al descalabro.

En el aeropuerto de la capital tenían que esperar cuatro horas, que al final, con los retrasos de aquellas fechas de mucho tráfico aéreo, se convirtieron en seis.
Pasearon, comieron pinchos, bebieron cerveza y chuparon helados, pitos y flautas, visitaron los urinarios, miraron escaparates, escogieron un restaurante para comer y hacia la una, a tres horas todavía para el despegue de su avión, ya no sabían qué hacer.

Mientras Mingo reposaba la comida junto a los equipajes de mano, Teresa dijo que iba a preguntar por unos zapatos que había visto antes en un escaparate.

Tardó en volver y venía cargando con varios paquetes. Había comprado aquellos zapatos, muy monos aunque un poco caros, con el bolso del mismo color, y aprovechó para hacerse con un vestido de verano y una blusa que casi iban a juego, porque llevaba poca ropa moderna en la maleta, y también con un bikini muy majo y unos pendientes de bisutería fantasiosos. En la perfumería escogió un vaporizador de viaje de su perfume favorito que le vendría estupendamente. Total poca cosa.

Le tocaba el turno a Mingo, que se levantó más que nada con la intención de dar un paseo y estirar las piernas. No era muy amigo de las tiendas de ropa o calzado, lo suyo era la electrónica, pero no tenía en mente compra alguna.

Sin embargo su deambular sin destino fijo pronto lo puso a merced de los brillantes escaparates de las galerías de luz y sonido. Se internó en una zona con profusión de equipos electrónicos de todo tipo, pero lo primero que llamó su atención fue algo insignificante, un altavoz en miniatura para conectar a su MP4. Aprovechó para mercar también una tarjeta SD de repuesto para su cámara fotográfica y un pequeño ventilador a pilas flamante que parecía de platino, unos amigos les habían hablado del calor de Méjico y pensó que algo ayudaría. Y se encaprichó de una linterna/bilígrafo de bolsillo, pese a su precio excesivo; un día es un día, pensó. A la vuelta del paseo compró un ajedrez magnético para entretenerse en el viaje y una caja de bombones para endulzar las esperas. En total no gastó mucho.

En el avión echaron cuentas: entre la poca cosa de Teresa y el no mucho de Mingo, más los pitos y las flautas, se habían ventilado casi la mitad del dinero que tenían previsto gastar esas minivacaciones.


Desde una cafetería de Barajas.

Pasaron más hambre en la Riviera Maya que hienas vegetarianas. Bueno, quizá exagero. Iban tirando con el desayuno y la comida diaria que tenían pagada, y eso que, pasando muchísima vergüenza por temor a que alguien los viera, empezaron a llevar a la habitación restos del almuerzo o de la cena, los dos se aplican en la mesa.

Sólo comieron una vez fuera del hotel, pero con tanta ansiedad y ganas que les hicieron daño las enchiladas, aunque ellos le echan la culpa al chile. Tampoco salieron de aquella playa porque las excursiones eran caras. Algún batido de frutas fue el único lujo que se permitieron y, al marchar, cuatro recuerdos baratos para otras tantas personas. Y se acabó el numerario.

En su cuenta quedaba el dinero justito para acabar el mes sin ningún alarde, con estrecheces más bien, y la hipoteca no perdona.
Estuvieron casi toda la semana enfurruñados sin dirigirse apenas la palabra, cada uno culpaba al otro del despilfarro o de la falta de cálculo.

Lo único agradable que recuerdan fue la última noche: tanta necesidad les había abierto el apetito y, como no podían dormir porque debían madrugar mucho (¡y porque les rugían las tripas!), echaron un polvo antológico.

Fueron sus últimas vacaciones, ese año se empezó a oír hablar de burbuja inmobiliaria, de paro, de crisis..., hasta hoy.

Ramiro Rodríguez Prada


EPZ. El Pulgarzito.   El anuncio más caro.


Salud