lunes, 23 de diciembre de 2013

Autorretrato sin manos


Magia potagia: Autorretrato, ¡sin manos!


nada por aquí nada por allá
(y un café)



sabía que no era nadie que no era nada que estaba muerto

pero insistía en renacer cada mañana en un alehop de circo

con zumo de naranja amarga sin alcohol y llagas varias

en la tostada imaginaria de un desayuno solo en zapatillas

y un café


a quién le importan sus estigmas sus paperas o su incendio

manteca de cabra loca para nutrir la fantasía de vivir sin vida

reír la muerte y ordenar un caos que nunca tuvo arreglo

detrás de la cara nadie detrás de las manos nada sólo nada   

y un café


De  Interrogatorios y Otras partidas perdidas. 2013.

Ramiro Rodríguez Prada


Pau Riba.  Nit de Nadal.



Salud y buenas noches.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Un regalo de Lisi y Diamandís


Ένα δώρο από Λίζι και Διαμαντής.
Petriés. Eubea,  2012.


Un poco de cariño


Καλημέρα, Buen día!. La última noche que nos invitaron a cenar en su casa de Petriés, en Eubea, Lisi y Diamandís, tenían, además, un par de regalos para nosotros. Sabiendo lo que fumo, se les ocurrió la idea de comprarme una maquinina de hacer cigarrillos.

Es muy guapa, como podéis ver, metálica con todo el firmamento en el relieve de la tapa. Pero la uso poco porque estoy acostumbrado a liarlos a mano y me resulta más cómodo y rápido. La tengo en realidad como una pequeña reliquia y recuerdo de los amigos.

La máquina, no obstante, sólo es un pretexto para recordar de nuevo a esas buenas personas. A ellos y a toda la parea de Agioi Apostoloi, Stavrula y Spiros, Kostas y Panoiotis, María y Maquis, Popi y Yiorgos, o Valy y Yiannis..., y sus respectivas familias.

Ψαραντώνης.  Psarandonis (21/8/13).  Εσβησ' αέρας το κερί/ Άντρας που δεν εκάτεχε.



Todo el cielo,  diurno  y  nocturno.
Petriés.  Eubea. Grecia, verano 2012.

No se me da bien eso de las celebraciones cristianas del Amor Universal a plazo fijo, luces de fiesta y grandes almacenes, y por eso no acostumbro a mandar felicitaciones o desear un próspero año nuevo, ni aquí ni en parte alguna, como es norma para otros por estas fechas. No soy tan duro, porque en realidad no lo digo con esas palabras, pero de algún modo lo digo, como aquí.

Y sin embargo me llegan detalles como la tarjeta que nos envió el año pasado Marza, la hija de Popi y Yiorgos, algo personal, tierno y hecho con cariño.
Porque al final viene a resultar que las palabras y las frases no son más que fórmulas más o menos convencionales. ¿Qué gran diferencia hay si yo utilizo la frase que tengáis un buen año, o que el invierno sea leve?, cuestión de estaciones y fórmulas gramaticales. El asunto es arroparnos para entrar en calor.

Y las fechas no son sino otra convención. Por eso cada uno con su creencia, sin imponerla a los demás, como y cuando quiera, pero que quiera si es posible.
Como no se me da bien por mucho que lo verbalice, la entrada de hoy será corta, me gustaría ahorrar palabras pero que les llegara el cariño.

Kiko Veneno. Está muy bien eso del cariño   Respeto.



La máquina con la boca abierta

Una pequeña mención a los tres temas de hoy. El primero, de Psarandonis, es una grabación en directo de agosto pasado, cuando estábamos en Kárpazos, lo subo porque me pongo en el lugar del maestro de Anogeia, y ése sería el entusiasmo que quisiera transmitirles hoy, aunque sé que este gran loco no es lo que más motiva a la parea.
El segundo de Kiko, ya lo dice casi todo en el título del álbum, Está muy bien eso del cariño, y en la letra de la canción Respeto.

Y el tercero de Sofía Vembo se titula La tabaquera, que vendría a ser una petaca, tal vez una pitillera, apropiado en cualquier caso para ilustrar musicalmente el regalo de Lisi y Diamandís. Ya había puesto otra versión, un dúo de Marika Ninou y Vasilis Tsitsanis que me gusta más, pero hay que variar.

Si no lo dije lo repito: ¡Salud y buen año a todos!

Μ. Τραϊφόρος. Γ. Γιαννακόπουλος. Ι. Ριτσιάρδης.  Σοφία Βέμπο.  Η ταμπακέρα. (1950)


Υγεία, φίλοι μας, και καλό χειμώνα!!


Barbarómiros

P. D. Cariños también a todos los lectores de Psilicosis que me han acompañado, a los comentaristas, seguidores y amigos: sin vuestro apoyo dudo que hubiera llegado hasta aquí. Salud, abrazos y buen invierno.

Ramiro 

viernes, 20 de diciembre de 2013

Is my man


Rodas.
Grecia, verano 2013.


Quelonios en La Carrera de San Jerónimo


Lo veo todo ictérico y sangrante

tal que un helado de limón con guinda

cuando las tortugas cruzan lentas

por el ojo del culo del congreso


Que me saquen esa muela de la boca del cuerpo

dice una diputada estrecha de caderas

y aplauden sus señorías sus orejas y al compás

sus cojones sus labios venusianos y sus belfos


De  Interrogatorios y Otras partidas perdidas.  2013.

Ramiro Rodríguez Prada.


Maruja Garrido.  Es mi hombre.



Salud


P. D. Una sugerencia de Ana Capsir que también me gusta:

Leonard Cohen.   I'm your man.

http://www.youtube.com/watch?v=tKjSr1zOTq0&feature=youtu.be

Besos!

jueves, 19 de diciembre de 2013

99


Dos colgaos
Oviedo 2013.


Salí a tirar la basura



con la intención de echar un pitillo en la escalera exterior de la casa, hacía buena noche y no parecía que el sueño me viniera a visitar muy pronto. Dicho y hecho, a la vuelta me senté en las escaleras. Por la acera bajaba un tipo como de unos cuarenta años con una borrachera patentada. Iba midiendo el ancho a zancadas irregulares e inseguras. Ya me pareció que me había visto y me preparé para aguantar el chaparrón. Al llegar a la altura de la escalera se detuvo tambaleante y sin más preámbulo me preguntó si tenía un cigarro, farfullando y en plan chuleta. No, sólo éste, le dije señalando el que me estaba fumando. ¡Dame una calada! ¡No, joder, mira a ver si encuentras a alguien que lleve tabaco, coño, que me quiero fumar el pito yo solo, caramba! No me sentía nada solidario en ese momento, había compartido un canuto allí mismo hasta con una puta, que a saber si no vendría de chupársela un momento antes al último cliente, pero no pensaba pasarle el cigarro a aquel baboso. El tipo, bamboleante en medio de la acera, se metía las manos en los bolsos del pantalón y de la chaqueta palpándose la ropa, como si buscara una cartera perdida. No iba mal vestido pero sí  cargaba con todas las trazas de un juerga monumental. ¿No tendrás cinco euros?, me dice el prenda después de terminada su infructuosa exploración. No tengo nada, y déjame tranquilo ya, por favor. ¡Joodeeer!, empezó, ¡Sales a la calle solo, sin tabaco, sin dinero!..., ¿¡Y si te pierdes, tío, y si te pierdes, qué, eh!?... . No sabía si reírme si mandarlo a la mierda y le dejé las últimas caladas del cigarro antes de desearle las buenas noches y meterme en casa.


Julio Fernández Falcón. Carlos Gardel.  Cara rota.



Salud y felices pesadillas


ra


miércoles, 18 de diciembre de 2013

Pucheros


León, 2012.

Varroa destructor


Tenía cuatro pucheros de miel en su vieja cocina. En tiempos de abundancia siempre estaban llenos, sacaba del más pequeño e iba rellenando con los mayores los de menor tamaño. Con el trasiego se aseguraba de ir gastando la miel más atrasada. Y cuando el grande se vaciaba no tardaba en cargarlo de nuevo. No llevaba la cuenta de la miel que consumía, sin duda mucha, era buena para la salud y él goloso. Pero un día se le terminó el suministro, acaso por la crisis de las colmenas que acabó con muchas abejas, y no pudo reponer la miel del grande. Tenía tres pucheros colmados, si se administraba tal vez le llegaran a final de año. El mal de las abejas podía tener solución en la próxima campaña. Sin embargo se comió el siguiente casi a la misma velocidad que en época de bonanza, la gula lo dominaba. Le quedaban los dos pequeños, todavía estaba a tiempo de poner remedio, era menos de la mitad de su dosis habitual, pero con un poco de esfuerzo podía conseguirlo. Las perspectivas para el año siguiente no resultaban halagüeñas y no sería mala idea incluso estirarla unos meses más, por si acaso. Sólo era cuestión de un poco de control, así que empezó a racionar la dorada golosina. Muy cerca del fin de año comprobó con pena que, a ese paso, el tercer puchero no le llegaría a Nochevieja. Haciendo de tripas corazón redujo aún más el consumo, apenas la punta de una cucharilla del café cada día. Logró así alcanzar la Epifanía, obteniendo beneficios para su salud gracias a porciones infinitesimales de miel que debían actuar en su organismo cual sutil medicina homeopática. En esas condiciones, con el pequeño puchero que aún le quedaba lleno, podría tirar otro año, ¡o más! Había oído que la miel era poco menos que inmune al tiempo, que se había encontrado en condiciones de consumo en ánforas griegas anteriores a Pericles y en tumbas egipcias de varios faraones. Pero cuando llegó la hora de meter la cuchara en el último puchero le dio un escalofrío y un nosequé. Brillaba pura la miel como el oro al sol. Semejante a una tentación, lo asaltó la burla de aquel que, para ahorrar, enseñó al burro a no comer y cuando ya lo tenía acostumbrado se quejaba de que se le había muerto... de hambre. A punto estuvo de tragarse el puchero de una sentada, pero se contuvo. Lo encontraron muchos años después de la crisis apícola, momificado, sentado a la mesa frente a un puchero intacto de miel, apta para el consumo.


Ramiro Rodríguez Prada


Cuco Sánchez.   Miel amarga.

http://www.youtube.com/watch?v=9phQ2QCzIUs


Salud