viernes, 9 de mayo de 2014

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Tropa de irregulares.


Salí a tirar la basura



sobre las nueve, cuando los del camión dejan los cubos en la calle. Salí tan pronto porque últimamente se vuelven a ver los puntos limpios llenos de basura, los contenedores repletos y las bolsas por los suelos. ¡Serán los brotes de los limones!, de los cojones, quería decir. No me gusta depositar la porquería en la acera, puede ir alguna bolsa agujereada y dejar allí el consabido charco pestilente. Por otra parte, la situación económica límite de muchos vecinos, ha hecho que hayamos ido reduciendo el número de cubos que pagamos a la empresa encargada de su colocación, recogida, y limpieza mínima. Esto ha provocado ya más de un altercado y, sobre todo, una carrera por ser el primero en soltar la mierda. No quiero entrar en esa guerra, pero llevo ya días encontrando el mismo panorama, incluso habiendo salido más pronto que hoy. Algunos tienen más necesidad de sacar la basura que de ser felices. O quizá son felices sacando la basura. Esta noche tocaba el amarillo de los envases, pero más de uno tiró también papel y cartón. Estamos perdiendo urbanidad y sentido cívico. En el cubo vi un cadáver con el brazo fuera al que le habían cortado la mano. Me pareció un sujeto muy pulcro del otro portal, pero no me paré a comprobarlo. El caso es que estoy harto de apretar las bolsas superiores para depositar las mías, y el Ayuntamiento sólo entiende de multas, el próximo día las dejo a la puerta del domicilio del alcalde.



Tomasito.   Soy un limón. 

Salud y felices pesadillas


ra

jueves, 8 de mayo de 2014

Periplos puteriles -2


Huevón.


¡¡ Huev Ó n !!



De aquella no teníamos ni casete en el coche, la Cirila, una furgoneta citroën dos caballos, de segunda mano, de aquellas grises cuadradas, que abrían la puerta al revés. Pero cantábamos nosotros, ¡y cómo!. Yo ya no le cogía el coche a mi padre porque había sacado el carnet hacía poco. Ahora que lo escribo me parece que mezclo los recuerdos y pudo ser todavía con su citroën, pero no importa. El grupo de amigos empezaba a deshacerse, algunos ya se habían ido fuera a estudiar o trabajar, pero todavía nos juntábamos seis o siete los fines de semana.

Esta vez no fue información privilegiada del Angelikalis, de sus colegas camareros de León, sino de alguno de nosotros, porque el lugar elegido no estaba muy lejos de Astorga, aunque la Kurruca prieta también estuvo presente aquella noche y acabó tomando las riendas del asunto como el más experimentado que era de los siete que fuimos.

El prostíbulo era un antiguo hostal en la vieja carretera Madrid-La Coruña, que había quedado apartado de la ruta con el nuevo trazado. El dueño lo traspasó y seguían yendo camioneros, gente de paso y de los alrededores, pero no a comer el plato del día. ¡O sí!, según se mire. Estuvo abierto poco tiempo porque enchironaron al nuevo dueño, el macarra, y las chicas desaparecieron.

Nos dijeron que había un ganao de primera. Perdonad, pero así de crudo y bestia era el lenguaje.

En la puerta apostaron un portero que nos torció la cara y preguntó si teníamos permiso paterno, que si no que nones. ¡Tenemos carnet!, contestamos los pocos que ya lo teníamos. ¡Nones!. Ahí salió la experiencia de la curruca Prieta, que le pasó veinte duros y el cancerbero se puso de perfil.

No sé si el ganado era de primera, dejémoslo en segunda o tercera. Ya no eran nuestras abuelas, es cierto, pero se parecían más a nuestras madres que a nuestras primeras novias. Eran unas siete u ocho mujeres que para nosotros hubiera sido la cuenta justa. La mayoría charlaba y bebía con algún cliente. Habían transformado el bar del hostal en una especie de barra americana. En lo que fue comedor pintaron una pista de baile redonda y colocaron un círculo de luces estroboscópicas en el techo. Unas cuantas mesitas rodeadas de butacones proporcionaban un poco de intimidad a algunas parejas sentadas allí. La iluminación era la de una discoteca, pero cutre y desangelada, como la música ratonera que se escuchaba. No soy capaz de encontrar comparación con nada porque es la primera y última vez que vi algo tan horrendo.

La única luz real de aquel localón era la de una chica, como de veintipocos años, que charlaba en la barra con un cliente. Por ella íbamos y no por el resto. Nos habían dicho que había tres o cuatro más jóvenes, pero nosotros no las vimos por ninguna parte.

Allí se iba a beber o a follar, y las copas costaban una pasta. Como de costumbre llevábamos poco dinero, pero había que seguir intentándolo, ¡teníamos 18 años y todavía no habíamos conocido hembra! Lo bueno, y lo digo por el coche, es que bebíamos muy poco alcohol en aquella época. Aún así lo más barato, que debieron ser cocacolas, ya nos dejó el presupuesto temblando.
El Angelikalis, que fue el único en pedir un whisky, estaba nervioso y lideró la negociación. Inocentemente creíamos que tal vez pudiéramos echar un polvo con alguna tierna pupila, por cien duros. Llevábamos 500 pesetas cada uno, y unas mil la Prieta. Las 4000 quedaron reducidas con las consumiciones a 2500.

El camarero dijo que teníamos que esperar porque ahora estaba con un cliente, pero le hizo un guiño a la belleza. A los pocos minutos se acercó con una sonrisa encantadora, el cliente no parecía dispuesto a subir con ella, sólo a invitarla a una copa. La mirábamos, embobados y cobardes.

El bajón fue monumental, ¡la chica cobraba 2000 pesetas por polvo!, media hora. Todos nos miramos pensando lo mismo.
Juntamos la pasta para que entrara uno y lo echamos a suertes. Con las 500 restantes, puesto que nadie quería subir con una de aquellas señoras mayores, nos repartimos entre los seis dos cocacolas más, mientras esperábamos al colega. Le tocó al más salido después del Angelikalis. ¡Menuda suerte, el cabrón! Claro que también su necesidad era grande.

¡Tengo un empalme como el de la estación de Santas Martas!, decía tocándose sus partes.
La verdad es que la chavala estaba que rompía pantalones, en plural, porque a todos nos faltaba bragueta, más o menos como al sátiro que le tocó el cuponazo de la mocina.

Éste peine venía arrastrando, ya desde tiempo atrás, un problema agudo de satiriasis, que apenas se aliviaba con el recurso del manubrio y lo estaba volviendo majareta.
Incluso había pensado, y nos había propuesto, meterle caña a una de las ovejas de Ventura, el viejo pastor, paisano niñón y tolerante, que nos hubiera dejado. La cosa empezaba a entrar en terrenos encharcados. Así estaba la situación y el caldo.

Entraron por una puerta lateral que subía a las habitaciones del hostal. La chica, que iba delante, la abrió y vimos cómo cogía insinuante la mano de nuestro amigo invitándole a pasar. La puerta se cerró y quedamos los seis con la boca abierta.

No llevaríamos ni diez minutos, teníamos las cocacolas mediadas, cuando se abrió la puerta de nuevo y apareció el pelanas, con cara de perro apaleado, seguido de la chica. La chavala no llegó a la barra, le hizo un gesto al cliente con el que antes se tomaba la copa y desaparecieron por la puerta.

¡Venga, vamos!, dice el tronco al llegar a nuestra altura con cara de mosqueo, apremiando.
¡Qué pasó!, le preguntamos casi a coro.
Ya os lo contaré fuera...
No hubo manera de sacarle prenda.

Hasta que no estuvimos todos dentro de la Cirila camino de Astorga no abrió la boca. ¡El mamón se había corrido en la mano de la chica nada más entrar en la habitación! Ella le echó mano al paquete, le abrió la bragueta, le cogió con mimo la chorra, y ¡el huevón se corrió! ¡País de salidos y eyaculadores precoces!

Le llamamos de todo, el Angelikalis se aplicó especialmente. ¡Gilipollas!, chillaba, ¡Somos unos gilipollas, le pagamos el polvo al menda que subió detrás!


Κorvus Κorax Ο Μαύρος, El Negro.


EPZ  El Pulgarcito.   Caldo.



¡Salud!

miércoles, 7 de mayo de 2014

Η Σύμη, Symi


Iglesia de Evaggelistrias, La Anunciación.
Orilla norte de la bahía de Gialós. Symi
.  Grecia, agosto 2013.

Σύμη


Buenos días. Symi, a unas doce millas al norte de Rodas y a poco más de tres y media de la costa turca, situada a la entrada del golfo que forma la fachada sur de la península de Datça, y la de Mugla al este, cerrando el estrecho de Mármaris, es otra de las islas griegas que respiran directamente los aires de Anatolia.
Eso se nota también en su folclore, muy influenciado por las músicas de los griegos que habitaron esas costas de Asia Menor y que se llevaron en sus éxodos, y por las melodías orientales en general.

Μανώλης Καρπάθιος, Kανονάκι.  Ταξίμι.

https://www.youtube.com/watch?v=jLcq1ROvM0E

Manolis Karpacios, que ha impartido cursos en la isla para estudiantes interesados de todo el mundo, es el brillante intérprete de uno de los instrumentos, el kononaki, que mejor ilustran esa vecindad ambiental, sonora, estética, vital, en definitiva.

Symi desde el mar no es ni más ni menos atractiva que cualquier otra isla del archipiélago, de hecho tiene quizá la costa más oscura y laberíntica de todas ellas, por los acantilados negros, carcomidos y atormentados, y por la cantidad de islas e islotes, cabos, golfos, peñascos, calas..., que la rodean.

También da la impresión de ser seca y montañosa, aunque su altura máxima, el Βίγλα, Vigla, cerrando la gran bahía por el suroeste, sobre la rada vecina y el pueblo de Pedi, supera en pocos metros los 600.
Si a veces doy datos imprecisos del número de habitantes, alturas, distancias, etc., es porque no hay unanimidad en las cifras, y al fin el pico tanto da que tenga 550 como 617 metros.

Κωνσταντίνος Κοντός. Σύμη.   Ο Κουκουμας.

https://www.youtube.com/watch?v=3uiCDVTHMEU

Pero quizá la impresión de altura se acentúa cuando se emboca el gran golfo abierto del noreste de la isla y se deja a estribor la islita de Νίμος, Nimos. Entonces se ven las dimensiones del espectacular circo montañoso de apariencia caliza, sobre Εμπορειός ή Νημποριός, Emboriós o Nimboriós, y Γιαλός, Gialós, también llamado Symi, a secas, el puerto principal y capital junto con Χωριό, Horió (pro. Jorió) o Άνω Χώρα, el pueblo alto, ya tras los montes, encima de Gialós (pro. Yialós).
A babor cierra el golfo la península de Agia Marina, también llena de crestas rocosas. El color de la piedra es claro, ya no el negro de los acantilados.

A medida que nos vamos acercando, las laderas tapizadas de casas y especialmente en el fondo, donde el golfo se divide en dos pequeñas ensenadas muy protegidas que albergan los puertos, aumenta la sensación de pequeñez, hasta anonadarnos frente a la belleza de las señoriales y cuidadas casas neoclásicas que retrepan  hasta lo alto y la hermosura del paisaje natural de mar y montaña.

Contaba Ana Capsir, Navegando por Grecia, que al entrar aquí en su velero, había llorado sin poder contener la emoción ante aquel espectáculo maravilloso. Si me he entretenido tanto en describir la llegada y el escenario donde se asienta Symi, es porque también para nosotros fue emocionante esa entrada, uno de los lugares más impresionantes de cuya vista se puede disfrutar entre todas las islas que conocemos.

De los festivales de bailes tradicionales del Dodecaneso, en Rodas, y en el escenario instalado en el foso medieval de la ciudad vieja, es esta grabación de la sousta de Symi, el syrtos, el monajikós y ese E pú se, que desconozco.

Σούστα Σύμης. Συρτός. Μοναχικός. Ε πού σε.

https://www.youtube.com/watch?v=FDlfNP6yuPc


Casas de Symi.
Grecia, verano 2013.

La población de la isla anda cerca de los 3.000 habitantes, la inmensa mayoría concentrados en Ano Horió y las laderas de ese anfiteatro al sol que es Gialós. Hay una pequeña colonia extranjera permanente, la mitad compuesta por ingleses que, junto a los italianos, son también los turistas más fieles a esta isla.
Parece mentira que en su época dorada, a mediados del S. XIX, Symi llegara a tener casi 25.000 almas. ¿De qué vivían?, piensa uno viendo la sequedad de la tierra, la roca pelada y la ausencia de industrias a la vista.

Symi, bien situada para el intercambio y el comercio marítimo entre Oriente y Occidente, fue mimada por los Caballeros de San Juan, y a continuación disfrutó del estatuto privilegiado que el imperio otomano concedía a los territorios ocupados que aceptaban, de más o menos buen grado, el yugo turco. Autonomía política, exenciones fiscales y arancelarias, libertad religiosa, comercial y fronteriza, hicieron de algunas islas cercanas a Anatolia, auténticos emporios económicos.
Fue en ese periodo cuando muchas de ellas alcanzaron su cenit histórico, en cuanto al número de habitantes y a su riqueza. Pienso también en otras islas, Samos, Hios, o la misma Limnos, por ejemplo.

Elevzería Arvanitaki con la Opiszodromiki Kompania.   Rambí, rambí.


De ese modo Symi, llamada por los turcos Sömbeki, pudo desarrollar su industria naval: en sus seguras bahías se llegaron a construir casi 500 barcos al año. Y junto a los astilleros la pesca, y en concreto la de esponjas, como en Kálimnos, otra actividad muy rentable entonces.

Con la llegada de las esponjas sintéticas a principios del XX, la isla fue decayendo mientras su población emigraba. Muchas de las magníficas mansiones neoclásicas que se habían levantado en años de prosperidad a lo largo del siglo, las más viejas en Ano Symi, se vinieron abajo.

El pueblo se construyó en lo alto, tras la fortaleza de los Caballeros de Rodas y la anterior bizantina, por cuestiones defensivas, como hemos explicado a propósito de otras islas, porque en esas aguas la piratería fue una constante histórica. Eliminada ésta (al menos la antigua, hoy sigue de otro modo...), las viviendas más jóvenes fueron descendiendo por la colina, desde Ano Horió hasta la orilla del mar, que éso es lo que significa Γιαλός.

Κώστας Κοντός.  Αίντε κι ας ρεμπελεψουμε.

https://www.youtube.com/watch?v=vLKbNoLwZDY

Symi está hermanada con Tarpon Springs, en la costa noroeste de la península de Florida, donde muchos pescadores simiotas de esponjas emigraron para continuar con una actividad que, de todos modos, estaba condenada a desaparecer casi por completo.

Las casas neoclásicas fueron construidas por albañiles y artesanos de Cárpatos. El gobierno heleno ha llevado adelante un riguroso programa de restauración arquitectónica, fiel a la Symi primitiva, que ha devuelto parte del esplendor y belleza a la ciudad, que hoy vive casi exclusivamente de esa imagen de postal que pide el turismo, su actividad actual más rentable, junto con el comercio, muy en relación con el primero, y una pesca residual de escaso calado.

Μίλτος Πασχαλίδης.  Φεστιβάλ Σύμης. Festival de Symi.

https://www.youtube.com/watch?v=mq43wmVmOoM


Esperando al  Diágoras.
La Torre del reloj en Gialós. Al fondo Evaggelistrias,
y barco en la pequeña ensenada de Emboriós.. 
Symi. Grecia, verano 2013.

A pesar de su aspecto árido, parece que en algunas zonas y en vallecicos interiores hay manchas arboladas y hasta un bosque antiguo de cipreses. Más la seca flora mediterránea que vive de la escasa pluviosidad de la región. Sin embargo Symi no tiene suficiente agua potable a pesar de contar con una planta desalinizadora y, según he leído, para asegurar el abastecimiento debe importarla de Rodas.

He dicho ya que la población se concentra en Ano Horió y Gialós, el resto de la isla está prácticamente deshabitada. Ni siquiera tiene la pequeña red de carreteras asfaltadas de otras islas y los caminos son de tierra. Eso la convierte en uno de los destinos preferidos por caminantes y senderistas. El tamaño, como ocurría con Tilos, Nísyros y otro puñado de ellas, permite el barato y cada vez más raro privilegio de poder conocerla a pie, para quien disponga de tres o cuatro días.

El paseo más largo nos llevaría, atravesando la isla en diagonal, desde la capital en el noroeste, hasta Moní Agíou Mijaíl Panormití, en el extremo suroeste, junto a una pequeña bahía del mismo nombre. El monasterio es, con Symi capital, el destino turístico más importante de la isla, y antes que nadie para los propios griegos, pues el arcángel San Miguel es el patrón de Symi y de los marinos, por lo que se trata de un lugar de peregrinación para simiotas y hombres de mar de todo el mundo griego, incluida la diáspora. Η Ελλάδα και η θάλασσα...

Κωνσταντίνος Κοντός. Σύμη.   Ω Παεμιωτη Αρχαγγελε.


Un visita más corta nos acerca a la vecina bahía, playa y pueblín de Pedí, al sur de Hora/Gialós, aunque ambas localidades están unidas por el único autobús que funciona en la isla.

Y hablando de caminar: para subir de Gialós, el puerto, hasta Ano Hora, el pueblo alto, es preciso salvar los 375 peldaños de mármol de la escalera que los une, que discurre entre las casas neoclásicas.
Excepto el mármol, esto no es exclusivo de Symi, como muchos sabréis. Yo espero volver a la isla para
echar un día en trepar por esa escala a paso de psilicoso perdío, que es el mío.

Nikos Kavadías, poema. Zanos Mikroútsikos, música y piano. Festival de Symi. 2003.
Ο Σταυρός του Νότου.  La Cruz del Sur.

https://www.youtube.com/watch?v=bPSRybUQCZ8

Como apunté al principio, Symi está rodeada de multitud de islas e islotes deshabitados. A un grupo los pescadores les llaman las Symiopoulas. Νίμος, Nimos, al norte y Σεσκλί, Sesklí, al sur, son las islas más grandes. ΓιαλεσίνοΔιαβάτεςΚουλούνδροςΜαρμαράςΧονδρόςΜεγαλονησιΠανο Νερό, Κουπι, ΓηΚαραβαλονησιΣτρογγλιος..., los nombres de algunas otras (Gialesíno, Diavátes, Kouloúndros, Μarmarás, Jondrós, Megalonisi, Pano Neró, Koupi, Gi, Karavalonisi, Strogglios...)

Son famosas sus calas de arena perdidas en ese laberinto costero, a las que sólo se puede acceder en barkula.

La mayoría de las canciones de hoy son de Kostas Kondós, tradicionales de Symi, pero desconozco la biografía de este músico y si es simiota. Las de Pasjalidis, Mikrútsikos y Peridis, son del famoso festival musical veraniego que organiza el Ayuntamiento de la capital, donde han actuado muchos de los grandes músicos griegos de los últimos 30 años. Como Arvanitaki, de la que pongo una canción antigua muy popular, en directo con la Kompanía, para ilustrar la referencia a Turquía.

Orfeas Peridis.  Φεστιβάλ Σύμης.

https://www.youtube.com/watch?v=vjp_xXAlMUE

En la Historia, Symi, la antigua Metapontis, corrió el mismo destino que el resto de las islas del Archipiélago. Aparte de los griegos, romanos, bizantinos, caballeros de Rodas, otomanos e italianos la dominaron sucesivamente. Los alemanes la ocuparon en la 2ª Guerra Mundial y los ingleses la administraron hasta su recuperación por Grecia en 1948.

Y en la mitología, Symi es una ninfa, esposa de Poseidón o de uno de sus hijos; como parece natural, el dios del mar y su estirpe siempre en el origen mítico de las islas.
Aquí habrían nacido las Χάριτες, las Járites griegas: la mayor, Talia, la Floreciente, Eufrósine, la Alegría, y Aglaya, la Belleza, la más pequeña, en Roma llamadas Gracias. Diosas de la belleza, la creatividad y la fertilidad, acompañaban a Afrodita en su cortejo. A una de ellas la casa Homero con el herrero cojo de Limnos, Hefesto.

Homero también cita a Symi en la Ilíada, con otros nombres. El rey de la isla, Nireo, el más bello de los griegos en Ilion después de Aquiles, acudió a Troya con tres naves.

Κώστας Κοντός, voz. Μιχαλη Γαμπιερακη, violín. Edit. Μανόλις Καρπάθιος. Σύμη. 
Συμιακος σκοπός: γαμήλιος σκοπός.  Skopós de boda, simiota.

https://www.youtube.com/watch?v=ZzYvP3qvOY8


Γιαλός, Gialós.  Σύμη, Symi.
Grecia, agosto 2013.

Navegando entre islas, pasan con frecuencia a babor o a estribor tierras atrayentes donde quizá nos aguardara una Circe cachonda, un Telémaco vigoroso u otras lindezas semejantes, pero Symi, sin haber sentido ninguno de esos cantos de sirena, es de las que me gustaría patear algún día con tiempo, atraído sólo por su belleza.

Nos dice Dimitris, el subidor del vídeo, que la siguiente es una canción tradicional del Dodecaneso y de Symi, del disco de la serie Έλληνες Ακρίτες, Griegos de la frontera. Y lo que para mí es una sorpresa, la melodía, muy popular en todo el Egeo, es más conocida por el título de Βάρκα μου Μπογιατισμένη, Mi barca recién pintada, que conocía en la versión del rebetis Giorgos Batis, pero que aquí me resulta irreconocible.

Κώστας Κοντός, voz. Μιχαλη Γαμπιερακης, violín. Edit. Μανόλις Καρπάθιος. Σύμη.
Νησιώτικα τραγούδια.   Ν' ήλιε μου κι αντινήλιε μου.


Y por hoy, queridos niñas, no va más. Os dejo con otro tema muy oriental de Kostas Kondós.

¡Que ustedes lo bailen bien!

Κώστας Κοντός.  Αυτά τα μάυρα δέντρα.  Estos negros árboles.


Salud y buen rumbo.

Ramiro Rodríguez Prada, Barbarómiros.

lunes, 5 de mayo de 2014

136



El corazón de la ciudad.



Salí a tirar la basura



medio dormido, pese a que el Pastillas me había aconsejado vivenciar los actos cotidianos, tomar conciencia de las acciones más sencillas y rutinarias, etc., etc., etc. De hecho, y a esas horas, estaba siempre más cerca del Limbo de los Justos que de la materia putrefacta que es el basural de este mundo. Pero junto a los cubos recuperé la consciencia vía amoniaco y empecé a vivenciar la Pura Mierda.



La Banda Trapera del Río.   Ciutat podrida.


http://www.youtube.com/watch?v=6ZtbLDVPe5E



Salud y felices pesadillas



ra


domingo, 4 de mayo de 2014

Ο Αντώνης Παπαδάκης, Καρεκλάς, Kareklás


En casa de María y Nikos. Levkós. Cárpatos.
Grecia, agosto, 2013.


Ο Καρεκλάς


Buenos días. Con los tres capítulos dedicados a Tatakis me desvié un poco de la rutina para acercarme a una generación de músicos más jóvenes, de mi edad, y ese cambio lo agradezco, porque son sonidos más cercanos a nosotros en el tiempo, sin perder por ello el eco de la tradición. Pero voy a volver a ese relato inacabado de los Protomástores, los Primeros Maestros de la música cretense.

Puesto que Tatakis hace una versión de un tema de Kalogeridis, tal vez debiera ser éste el que siguiera a Kalogridis entre los maestros aquí tratados -por cierto, la casi identidad de los dos apellidos me ha causado más de un equívoco-. Pero Kalogeridis aparece, junto a otros tres músicos, en el siguiente registro de los Protomastores, el nº 10, y todavía me faltaba el 9º, donde figuran, por este orden: Jariláos, A. Kareklás, M. Stravós, N. Papadogiánnis y K. Moundákis.

Συρτός ΚαρεκλάOrganikó. Instrumental.

http://www.youtube.com/watch?v=aWBSivC471E

A Kostas Moundakis ya le dediqué sus capítulos porque era uno de los conocidos por nosotros desde que vamos a Grecia. Y con Kareklás ya me he tropezado varias veces y había ido reuniendo algunos temas, tampoco tiene muchos.
El último empujón me lo dieron este verano en Ólymbos, Cárpatos. Nos encontramos casualmente con el escenógrafo de la serie de la televisión griega La isla, que habíamos seguido, más aún la mi morena, y habíamos leído la novela del mismo título, de la británica Victoria Hislop, en la que se basaba. Hablamos en poco más de media hora de un montón de cosas, pero sobre todo de la serie, de Creta y los cretenses, y de su música.

A la vuelta de las vacaciones me encontré con el cortometraje Letzte Worte, Últimas palabras, el cuarto de Werner Herzog, que no conocía, con el mismo escenario, la isla de Spinalonga, en tiempos leprosario, y un protagonista de lo que se podría calificar, como hace el autor del vídeo, de falso documental. Ese protagonista es Kareklás.

En efecto, el corto, que no llega a los 13 minutos, no cuenta una historia real al pie de la letra, Kareklás no vivió en Spinalonga y en consecuencia tampoco fue el último en abandonarla. Herzog realiza un ejercicio de estilo, vanguardista para el año en que se rodó, con el empleo de algunos recursos expresivos lingüísticos y cinematográficos, como la repetición de frases y gestos, y una puesta en escena entre humorística, delirante y teatral, dentro de un contexto naturalista, documental.

Un personaje dice en off , mientras la cámara muestra las casas abandonadas del lazareto de Spinalonga, que allí hay muchas historias... .
¿Hasta qué punto el experimento sirvió de inspiración a la novelista inglesa y a los miembros del equipo griego que rodó la serie? No tiene mucha importancia, pero el precedente me pareció interesante. Herzog parece haber rodado con muy buen tiempo, quizá no en verano porque se ve algún jersey y la mar rizadilla, pero aparte del fuerte contraste del B/N, ahí está el potente sol de Creta.

No recuerdo esos contrastes en la serie, la luz era más suave y a veces incluso opresiva -muchos interiores-, como corresponde al drama humano que ponía en escena y al tema oscuro de la enfermedad, y de ésa en concreto que tanto rechazo social provocaba.
La cinta del alemán no se sustrae a la magia solar de Grecia. Los griegos, acostumbrados a ella, suelen preferir relatos más oscuros, no quiero decir incompresibles, e iluminaciones menos cegadoras.

Os dejo la dirección del vídeo. Un comentarista, que afirma ser nieto del músico que acompaña a Kareklás, Levteris Daskalakis, dice que su abuelo toca el μπουζούκι, el buzouki, aunque a mí me parece un μπουλγαρί, bulgarí, una taboura o tamboura.

Werner Herzog.  Last WordsΤελευταίες λέξεις. 1968.
Λευτέρης Δασκαλάκης, voz, boulgari?. Αντώνης Παπαδάκης, Καρεκλάς, voz, lira.   

En casa de María y Makis. Agioi Apostoloi. Petriés.
Eubea. Grecia, verano 2011.

Όχι, δεν λεω τίποτα, δεν λεω, τίποτα δεν λεω..., δεν μου αρέσι..., όχι, δεν λεω, όχι, δεν λεω, τίποτα...,
τελείωσε, repite insistentemente Andonis (Oji, den leo típota, den leo, típota den leo... den mou aresi... οji, dεn leo, oji, den leo, típota ... telíose). No, no digo nada, no digo, nada digo..., no me gusta..., no, no digo, no, no digo, nada..., se terminó.

A Kareklás, como también cuenta su colega Levteris en el corto, no le gusta hablar y prefiere cantar y tocar su lira; no es sólo que el paisano se repita, al cineasta le interesa poner el énfasis en esa repetición, que en el fondo es una falta de discurso, o un discurso agotado...
Pues bien, terminadas las palabras, nos queda la música y las mantinadas, que es donde Kareklás es un maestro y como tal se expresa, no quiere más. Aquí un pentozali de Rézimno, de donde era natural.

Η Καρεκλάς.  Rezimniotiko Pentozali.


Nació Andonis (1893) en Peribolia de Rézimno, aquel pueblo "Jardín" (Περιβόλι), como Μανόλης Λαγουδάκης, Λαγός, uno de los primeros grandes maestros tradicionales de Creta, en otra familia musical. Como la mayoría, se inició en la música muy joven. Era tío de Stelios Fustalieris, otro protomástoras tratado en esta etiqueta de Música cretense, como Lagós. E inició a sus sobrinos en la música, actuando juntos en panigiris, bodas y festejos por toda la isla.

Él comenzó profesionalmente en 1928 acompañando al laudista Σταύρος Ψυλλάκης ή Ψύλλο, y a los boulgarides Γιώργης Αγιούτης y Βλαδίμηρος (Agioutis y Vladimiros), y de 1930 es su primer registro, secundado por el boulgarí de su sobrino Stelios, los Ρεθεμνιώτικα πεντοζάλια de arriba.

Recordemos que el bulgarí, μπουλγαρί, era un instrumento de cuerda procedente de Oriente Medio, de caja profunda y oblonga y largo mástil, parecido al saz turco o al baglamá griego, que tuvo su auge a principios del siglo XX. Más grande que una mandolina y más pequeño que un laúd, es semejante a ellos pero con algunos sonidos irreproducibles por éstos, y precedente del actual bouzuki. Éste acabaría imponiéndose en la música griega. El bulgarí, de hecho, fue progresivamente relegado al olvido, aunque en la actualidad está experimentando un nuevo auge de la mano de jóvenes intérpretes.

La siguiente grabación pertenece a un trabajo de la folclorista griega más importante del último siglo Δόμνα Σαμίου, Domna Samiou, a la que hemos citado aquí muchas veces. Es otra de sus colaboraciones con la televisión griega titulada Μουσικό Οδοιπορικό, Viaje Musical, de 1977. Presenta a Kareklás, con 84 años, que recuerda a otro grande de la música isleña, el primero de los Protomastores, Andreas Rodinós.

 Δόμνα Σαμίου. Μουσικό Οδοιπορικό. Ο Πρωτομαστορας της κρητικης μουσικης.
 Αντώνης Παπαδάκης, Καρεκλάς.

http://www.youtube.com/watch?v=AzkWs78jdoQ


En casa de Stavrula y Spiros.
Agioi Apostoloi. Petriés. Eubea. Grecia, verano 2012.

Sólo tres años después de esa entrevista de Samiou, Αντώνης Παπαδάκης moría, con 87, en la pobreza más absoluta en el asilo de Χανιά, Janiá.

Las cortas reseñas biográficas apuntan sus muchas ganancias en los años buenos, ya convertido en uno de los lirakis más importantes y populares, no sólo de Rézimno y su Prefectura, el centro de Creta donde ha salido el mayor número de músicos y de más alta proyección, sino de toda la isla.
En esos años grabó algunos discos de 78 rpm. que fueron éxitos rotundos, como su conocida Sousta. Dicen que su fraseo musical, que se ha mantenido en el tiempo como un modelo para otros intérpretes, lo aprendió de Μακεδάκη, una liraki de Ρουσοσπίτι, Rousospiti, que murió muy joven y del que no sé más.

 Αντώνης Παπαδάκης Καρεκλάς.  Σουστα.  Instrumental.

https://www.youtube.com/watch?v=Q0SjJiCyOZk

Pero también hablan de su vida bohemia, de su afición a la juerga y al derroche, que lo conducirían a la ruina de sus días finales.

Con su sobrino Stelios Fustaliéris en el bulgarí, que acabaría por convertirse en el más cualificado intérprete de ese instrumento en la historia de la música tradicional cretense, grabó este tema, del que existen versiones de muchos cantantes y que creo que ya subí en el capítulo dedicado a Stelios. El violín dulce de Kareklás, como un lamento, casi un miagar de gatín, y su voz desafinada y medio ahogada como la de algunos rebetes, tienen todo el aroma y el encanto de la música popular de Asia Menor, del oriente mediterráneo.

Στέλιος Φουσταλιέρης, Bulgarí. Αντώνης Καρεκλάς,Voz, lira.  Σταφιδιανός.

http://www.youtube.com/watch?v=P-2ZHYRJSdU

Terraza del Tria adelfiaMandraki. Al fondo Stroggyli y Cos.
Nísyros. Grecia, agosto 2013.

Una mención al apodo parlante de Andonis. Aunque Καρεκλάς significa, al parecer, Presidente (como Πρόεδρος) yo siempre le he cambiado el acento llamándole Καρέκλα, que significa Silla. Ni siquiera estoy seguro de que los cretenses no jueguen también con ese equívoco: ¿no le ponen el artículo femenino ή al Καρεκλάς (que correspondería a la Καρέκλα), y no el o masculino que le es propio? Lo cierto es que ya es muy tarde para cambiar mis hábitos y por eso quise ilustrar el capítulo con fotografías de sillas griegas. Es todo.

Μια ανέκδοτη ηχογράφηση του Καρεκλά. Από ια κασσέτα χρονολογίας μάλλον του 1978.
Αντώνης Παπαδάκης ή Καρεκλάς. Grabación inédita de un casete.

http://www.youtube.com/watch?v=Ri2fwR_bCKw

P. D. Puesto en contacto con el mi Dimitraki, el monje tesalonikiós, me informa que, en efecto, Andonis es el Silla, y el que yo tomaba por artículo femenino η, es en realidad una ita con acento, ή, es decir la conjunción Αντώνης Παπαδάκης ή Καρεκλάς, Andonis Papadakis o el Silla (llamado el...). Aclarado.
¡Estudiad, niños queridos, para no caer en estos errores de principiante! Y perdón. 

Salud y buena música.

Barbarómiros.