viernes, 24 de octubre de 2014

185


Nosotros no vimos nada.
Lugo.  Galicia, 2013.


Salí a tirar la basura




después de cuatro días sin deshacerme de ella. Iba tan cargado que no veía ni por dónde andaba. Posé la mitad de las bolsas en la entrada de la casa para hacer dos viajes y cuando volví no estaban. No me crucé con nadie ni a la ida ni a la vuelta y no vi entrar o salir del portal a persona alguna. Regresé intranquilo y algo mosqueado, ¿alguien quería tomarme el pelo o era un engendro tipo milagro laico? Quien quiera que fuera, me había ahorrado un paseo, ¡y hacía un frío que afeitaba las orejas! Bien podía repetir más días la jugada y dejar ya de mano las bolsas en la puerta de la calle, ¡menuda bicoca!



Radio Océano.   Terra Chá.


Salud y felices pesadillas


ra



lunes, 20 de octubre de 2014

184


A la vuelta de la esquina.


Salí a tirar la basura



sin expectativas. No esperando nada cualquier cosilla me colmaría, una nimiedad, lo de cada noche. En ese instante empezó el terremoto.



Juan Morao, guitarra. Terremoto de Jerez.  Fandangos.


http://www.youtube.com/watch?v=LF83csjNgQw


Slud y felices pesadillas


ra

viernes, 17 de octubre de 2014

183


Amparándose en la noche


Salí a tirar la basura



y en la acera, pegado al muro que rodea la finca, había un tipo con gabardina hasta los pies que paseaba de la escalera a los contenedores con la intranquilidad de quien teme ser descubierto y, al mismo tiempo, ojo avizor a cualquier movimiento de la calle. Enseguida me vio, llevaba las manos ocultas en los bolsos e hizo el ademán de cerrar aún más el largo gabán. Desde el primer momento me pareció un exhibicionista, faltaba saber si de pelo, de pluma o de ambos. Al pasar a su lado se había parado junto al muro y abrió de golpe la gabardina. ¡Casi se me caen las bolsas de las manos!. ¡María, farlopa, costo, éxtasis, anfetas, conguis, tripis, burro!..., recitó su lista el camello en voz apenas audible. Llevaba la mercancía colgada del forro del gabán en bolsitas de celofán prendidas con imperdibles. Pero ésa no fue la sorpresa mayor: ¡Era el Gran Wyoming! Ya nos conocíamos pero, como es natural, no me recordaba. Fueron años de mucha movida y de mucha gente para él, lo comprendo. Charlamos de conocidos comunes y nos reímos un poco. Lo único que no me hizo mucha gracia fue que me hablara todo el rato en asturiano de la Academia, con claras meteduras gallegas de pata, como llamar sidriña a la sidrina, ¡¿pero nun yes baturro, ne!?.  Aparte de eso, tan simpático como siempre.



Paracelso y el Gran Wyoming.   El exhibicionista.


http://www.youtube.com/watch?v=D1gwuc5j2T0


Salud y felices pesadillas.


ra

lunes, 13 de octubre de 2014

182


La moral.


Salí a tirar la basura



con la moral por los suelos, mocoso, melancólico y fatal. Y sin pañuelo. Me arrastré hasta los cubos colmados, donde un grupo de caracoles se daba un festín con restos de lechuga. Dejé mis bolsas chorreantes a un lado y cuando llegué a casa me limpié la baba y otras flemas, sin entusiasmo, con asco.





Salud y felices pesadillas


ra

viernes, 10 de octubre de 2014

181


Catafalco de un colega.


Salí a tirar la basura.



En una de las bolsas llevaba el cadáver de un pez que había vivido con nosotros (el pez, no el cadáver) una docena de años. Era un colega, estaba solo en su mundo y nos hicimos mucha compañía. No hace falta decir quién se encargaba de su alimentación y de la limpieza de las peceras, porque tuvo varias. Las tres primeras eran esferas de cristal y la última, rectangular, de plástico. Debió parecerle una mala residencia de ancianos. Al soltar la bolsa sentí como si tirara el cuerpo de un amigo a la fosa común.


Derribos Arias.   Branquias baja el agua.




Salud y felices pesadillas

ra