jueves, 15 de septiembre de 2011

Enmanuil Roidis -2


Los Relatos de Siros, también publicados por la Universidad de Sevilla, otra buena traducción de Carmen Vilela, -hablo desde el castellano, debo insistir en mi griego skiládiko, perruno-  de un extraordinario escritor como Roidis, fino y estiloso, nos muestran a un autor en la plenitud, más moderado en sus sátiras pero dominando como un maestro otros registros del humor, como la ironía, la farsa amable, y un añadido de ternura, de hombre ya sabio, que no estaba tan presente en la Papisa, a pesar de su idilio con la protagonista, Juana, de su amor por el personaje que también citaba Durrell en el prefacio de su traducción.

Nuevo Aristófanes
Los figurines de Faliro

Da inicio al conjunto de cuentos, fábulas, ensayos, el titulado  Mentalidad del marido de Siros, magnífico retrato, muy avanzado de ideas para su tiempo, de la sociedad burguesa siriota, que ya habíamos leído en traducción de Natividad Gálvez para Alfaguara en una Antología del cuento griego (2005), la más ambiciosa de las que se han publicado aquí y que se abre también con el cuento de Roidis.
Terrible, desolador, El lamento del enterrador, en una sociedad como la griega siempre dependiente de un clientelismo político, cuando menos chocante, aquí trágico, que siguen denunciando sus escritores de hoy.

Relatos humorísticos y críticos, pero también inocentes, algunos casi infantiles. Y las agridulces fábulas de animales, tomando a estos como ejemplos mejorados de la conducta humana, las historias de un caballo, un perro, una gata, un corral..., son enternecedoras y a veces tremendas, dramáticas.
La vida mundana, las vedettes, los teatros, la ópera, el cospolitismo, el exotismo, pero también esa tristísima Carta a la Virgen de un niño, contado por un escéptico pesimista como él. Y no renuncia  al sarcasmo, en ocasiones, o a la argumentación falaz, disolvente y especiosa, como en Ayios Sostis, el Monólogo de un hombre sensible o  Las ventajas de la enfermedad, como un sofista moderno.

Hombre de una amplísima cultura y un lenguaje rico, la kazarevusa no habrá facilitado la labor de la traductora. Moderno en sus ideas pese a su procedencia social burguesa, no deja títere con cabeza en sus análisis de la sociedad griega de su tiempo, incluído el pueblo llano, pero siempre con esa admirable mezcla de terneza, ironía, sencillo didactismo y calculada burla. Con cariño y tacto. Y una vasta erudición  sin alardes, que no molesta, en un desarrollo del relato vivo y entretenido. Discursivo, observador y reflexivo, más que dialogante, intuitivo o complaciente en su escritura, siempre es un placer y una diversión leerlo.

Y os dejo con una cita de Ayios Sostis, uno de mis preferidos, por la sofística desplegada, aunque el texto es sólo la conclusión de ese azote de utópicos y decálogo de descreídos que es el cuento, el despliegue de argumentos y su encaje es lo que lo hace sabroso. Y su nihilismo feroz.

Burgos  2007

"La juventud, la ignorancia, la total renuncia a la reflexión acerca de nuestro destino, el trabajo físico y la reducción al mínimo del trabajo del cerebro son las únicas cosas capaces de mermar la desdicha, ligada a la existencia humana".
"Tira al mar a Leopardi, y con él a todos los filósofos y poetas, excepto a Homero, Anacreonte y Teócrito, y en lugar de fantasmas metafísicos o científicos, caza conejos o persigue mujeres, corre, monta a caballo, navega, siembra lechugas o corta madera, esfuérzate físicamente y reposa espiritualmente para que se retrase la hora en la que, siendo consciente del sinsentido de la vida y la vacuidad de toda esperanza, disfrutes un profundo e interminable sueño y como yo, grites: ¡Ah, Nirvana!".

Salud, yasas!

Ramiro Rodríguez Prada.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Enmanuil Roidis



Grecia 2011


Roidis nació en 1836 en Hermupolis, la ciudad del trapichero Hermes, capital de la rocosa isla de Siros y de las Cícladas, la más poblada del archipiélago y principal puerto de Grecia en el S.XIX. Cuenta con edificios públicos y mansiones neoclásicas de armadores y  prósperos comerciantes siriotas. El primer teatro de la ópera levantado en Grecia, el de Apolo, a imitación del Scala de Milán y el edificio neoclásico del Ayuntamiento (1876) construido por un conocido nuestro, el arquitecto alemán Ernst Ziller, autor en 1881 del Palacio de Ilion en Atenas, residencia  del arqueólogo Schliemann, que en la actualidad alberga el Museo Numismático. En Arquitectura hablamos de ello, en La cueva de Alí Babá.

De familia acomodada y viajera, el escritor vivió en muchas ciudades y paises. Estudió en Francia y Alemania. Vivió en Italia y en Egipto, El Cairo, Alejandría. Anglófilo y angloparlante, políglota, escribió la casi totalidad de su obra en kazarevusa, antes de la normalización del griego moderno en el actual demótico.
Republicano y anticlerical, es conocido sobre todo por su única novela, La Papisa Juana, la historia del Papa Juan VIII, en el S.IX, la sacrílega ¿leyenda? medieval acerca de la presencia de una mujer en la sede vaticana de San Pedro, en la que habría permanecido dos años y medio, antes de parir.
Los últimos años vivió en Atenas, a la que dedica muchos de sus  relatos y crónicas. Fue varias veces director de la Biblioteca Nacional en los gobiernos republicanos de Tricupis, pero era inmediatamente depuesto por los monárquicos.

En 1904 murió en la pobreza, el sarcasmo habitual de nuestras indigentes, en lo cultural y demás, sociedades. Cómo olvidar la amargura, que pasa por broma inocua, de alguna de sus ironías, "...una ventaja grande del ateniense, pero también impuesta, es la frugalidad que lo caracteriza", o "El caldo se ha aguado, los bistec se han hecho casi transparentes".


Restos de una taberna en Plaka
Atenas 2011

Hay un retrato literario del último Roidis, robusto, barbado, entrando en las tabernas, respetuoso y un poco ajeno al mundanal ruido a causa de su sordera, o paseando las callejuelas de Plaka, frecuentadas por él y donde era muy popular, que recuerda Lawrence Durrell en un prefacio a su adaptación inglesa de La Papisa Juana.

La novela, de 1886, había sido editada aquí por Edhasa en 1977, traducida por Estela Canto a partir de la traslación inglesa realizada por Durrell del griego en 1954. Ahora contamos con la primera traducción directa, de Carmen Vilela, editada por la Universidad de Sevilla el año 2006.
Lawrence, en su prefacio, califica a La Papisa de "pequeña obra maestra de irreverencia, ingeniosa y, en parte, un poquito indecorosa", nos salió ligo mojigato aquí el inglés, quién lo diría.
Lo cierto es que el libro fue prohibido y su autor excomulgado por la iglesia ortodoxa, como le pasaría años después al compañeru de etiqueta de Roidis aquí, Nikos Kazantzáki. Y eso que La Papisa lo era de Roma, no de Constantinopla. Pero al final todos los fanáticos se juntan en la Gran Iglesia Universal de las Verdades Eternas, aaagg, Persefoni mu!

Durrell pone en duda que otras obras del siriota merezcan la traducción y lo califica de "hombre de un solo libro" y, una vez más, Larry se equivoca. Da la impresión de haber leído poco más que la novelita. Los Relatos de Siros y los Paseos por Atenas, también traducidos por Carmen y editados en la Universidad sevillana, son una maravilla. Hablaremos de ellos en los siguientes capítulos.
El prefacio y la traducción de La Papisa Juana los dedica Durrell al pintor griego Yorgos Katsímbalis, el Coloso de Marusi en el libro de Miller, el más carismático de ese grupo grecoinglés de los años treinta. El pintor le había recomendado en 1939 que leyera La Papisa que, según él, "Es un típico libro pícaro, un libro griego, lleno de buena gracia, mal gusto, risa e irreverencia".

Roidis, un estilista del lenguaje y un caballero, invocaba con frecuencia al lector clemente, esa misma clemencia pedimos nosotros para lo escrito y lo que resta.
Salud, yasas!

Ramiro Rodríguez Prada.

martes, 13 de septiembre de 2011

Buevos atróficos



Agii Apostoli
Eubea, agosto 2011

Decíamos en Buevos de dragón que las gallinas son animales carentes de imaginación y, en lo chechual, lo mismo les da un gallo, un buitre o un porrón, no saben ehtinguí. A saber qué comemos, porque no sé cómo se las arreglan para que todos los huevos sean del mismo tamaño, aunque eso son ya imposiciones anatomicofisiológicas, evolutivas: sólo se puede dilatar hasta cierto punto.

Hablamos de la incomunicación entre seres humanos y ponedoras en esas cárceles modernas para aves, de la imposibilidad de una atención personalizada. Pero debemos disculpar a los cuidadores porque no hay cosa más salvaje y más tonta que las 5000 gallinas de un gallinero de la era democrática. Son cinco mil, 5000, papanattas reunidas que no paran de dar explicaciones, siempre sobre las mismas gili-polleces. Conversaciones más simples que un posavasos. Que si me creció la cresta, que si me recortaron el pico, que si me escuece el culo. Son unas sinsontes y no se les puede prestar atención porque, encima, se creen algo, tienen la misma estúpida presunción de sus machos naturales los pollos, los gallitos.

Cuenta Roidis una historia, de las varias fábulas de animales que tiene en Relatos de Siros, sobre una gallinita y su gallo que anda a picos pardos tirándole los tejos a una Hortelana, de otra raza. Se titula Una historia de corral, es una delicia, hay que leerlo. Pero era una pareja en un gallinero de pueblo donde los huevos llevan la impronta amorosa, el soplo creador.
Yo mismo escribí  hace tiempo un cuento titulado Machito Follador, de una serie de ellos sobre el Mediterráneo oriental, ´27amaneceres y un poema (al oeste de Anatolia)`, que es como decir al oeste del este. Lo menciono porque tal vez lo incluya aquí un día. El Machito, un gallito muy peleón y braguetarápida, reinaba también en un gallineru de aldea donde la libertad y amplitud de espacio reduce considerablemente el estrés y la tontuna de unos bichos ya de por si muy cortos de entendederas, por una incapacidad innata para la ideación y ligazón coherente de dos o más imágenes.

Grecia 2011

Al buevo. No son sólo los transgénicos, las hormonas, los abonos químicos y pesticidas, los escapes nucleares, la contaminaçao atmosférica, marina y terrestre, etc. Con todas estas cosas que pasan por normales, estamos incubando una raza de fenómenos husserlianos sin ninguna esencia pura en la conciencia, insípidos e insubstanciales, si no nauseabundos o sartreanos.
No prestamos la debida atención a las intuiciones primordiales y nos tragamos los buevos crudos sin mirar: un agujero en un extremo y otro en el opuesto y a chupar. Pero no sabemos lo que sorbemos

Todo está interrelacionado y cualquier día mutamos y en lugar de follar sanamente ponemos huevos XXL al cuadrado, muriendo vírgenes. Creo que ya se dieron casos, en alguna sinagoga ultrasionista, en varias medersas fanáticas y, sobre todo, en residencias de seminaristas y postulantes cercanas al Vaticano. No se sabe porqué se ceba en estos colectivos en particular.
Gallinas sicilianas, jerarcas vaticanistas, Siracusa, Roma..., Italia en el punto de mira, que se prepare Ler busconi. Él dice que los buevos ya los tiene bien puestos y colocaos, ¡habrá que verlo!.

Y para terminar diremos que ni siquiera  los corrales tradicionales son capaces de dar lo que Natura niega. La carne y los huevos de estas aves, menos histéricas, son incomparablemente mejores que los de granja industrial, pero la inteligencia de las gallinas no crece en igual medida. Las superdotadas lo más que consiguen es ser madres, y pasar también con ello de la potencia al acto aristotélico, del óvulo al pollo.
Pero hasta en la maternidad son estúpidas, es fácil, sin ser un cuco, cambiales los huevos y pueden incubar tan panchas hasta el buevo izquierdo de Colón, que era atrófico, ¿o era el derecho?.

¿Qué monstruos no pariremos?

Yasas, salud!

Korvus Korax, O Mavros.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Buevos de dragón



Agii Apostoli
Eubea, kalokeri 2011

El otro día, revisitando cosas de Gila, me volví a reír con sus chistes, siempre. El de los peces, las pirañas, que metes la mano y sacas el muñón, o vas al banco con un discurso y te lo dejan en un refrán, o el del caco que se pone enfermo y todo lo que roba lo devuelve, inolvidable Paco Gila.
Dicen las malas lenguas que en el 68 se exilió para eludir una paternidad no reconocida. Sea o no cierto, en Buenos Aires editó la revista satírica  La gallina, que es adonde quería llegar.

Al dedicar nosotros doce puestas en Desde la popa (De Malta a Siracusa), no lo hacíamos como homenaje a Gila, que apareció ya en estas páginas mucho tiempo después y no llegó a palpar el culo a las Palurdas, ni a meter el dedo en el de las Papanattas buscando el buevo prematuro. No. Era la expresión usada por el padre de Alberto, el Capi del Teach, Más putas que las gallinas de Siracusa, que también habíamos oído nosotros en alguna ocasión.

Después de varios meses de tocar los buevos a las gallinas, es decir "de" las gallinas, en sentido literal, da igual... dejádlo, es imposible desenredar el equívoco.
Pues bien, tras un trimestre de toqueteo buevil creo que aún no hemos podido desentrañar o, mejor, desvelar el misterio que encierra la expresión, y sospecho que la explicación que el padre del Capi les dio fue sólo una respuesta cachonda para salir del paso. Porque, eso de que  las gallinas eran tan reputas que hasta  habían aprendido a nadar para interactuar con los patos no resuelve el enigma, el porqué del puterío desmedido de las gallinas siracusanas, sólo refuerza la idea de lo putísimas que son, o eran.

Agii Apostoli
Eubea, verano 2011


Lo cierto es que nos hemos enredado también con los patos y otras anátidas, fijas o de temporada, intentando recabar información sobre estos hechos, o habladurías, a saber. Algo hay, sin duda, porque son incontables los testimonios al respecto como habrán podido leer aquí quienes estén al tanto del asunto. Las Palurdas y Papanattas insisten en que son infundios y los ultratifosis que se trata de un contubernio grecoespaniolo.
¿Que dicen los gallos siracusanos? Que a ellos lo que les sobran son gallinas, que pasan del gallinaio y del pollaio tradicionales y que veranean en Mykonos, donde hay más pavas espaniolas que en Ibiza. Bueenooo.

Así que a nadie le interesa ya la procedencia o raza de los huevos que consume, o la especie de gallina  que se coció en el caldo que nos quita el resacón o simplemente nos recuerda a nuestra abuela. Y eso que dicen que, con el triunfo de los cocineros españoles y la neococina, sabemos más y comemos mejor. ¡Serán los familiares y amigos de los cocineros y los que puedan pagar sus platos!

Recordemos que el sibaritismo no está reñido con la sencillez, ni siquiera con la humildad y la frugalidad, todo lo contrario. Pero la mayoría desayuna patatas, come patatolas y cena patatas solas, para variar, como bromeaba mi padre sobre el hambre de posguerra. Y no ven una gallina en su vida como no sea en la caja del avecrem, ¿o era starlux?.
Vale, vale, exajero porque, ¿qué más democrático que unas pechugas de pollo y unos buevos de cualquier manera?.
Sin embargo se echa en falta, además de la pela, el buen gusto: no sabes si comes pollo o lagarto y cuando pones el huevo en la sartén miras en el interior de la cáscara para ver dónde quedó el otro medio. De cualquier manera un huevo frito siempre parece medio en el plato, y si es roto o estrellao ni eso.

A lo que íbamos. Pocas personas se paran a reflexionar sobre la calidad de lo que comen. Crían a esas gallinas clónicas en gallineros horribles, cárceles de animales, en esas jaulas metálicas individuales horrendas que son las celdas del mundo gallinil, donde sólo pueden comer, cagar y poner huevos. Óvulos degenerados, buevos sin substancia aunque nazcan con música ambiental, La carga de la caballería ligera, La sinfonía del nuevo mundo o los cuatro tenores, ¡tiene huevos que le pongan Bach a las más ponedoras!.
Unos buevos, en fin, insustanciales, como lo que comen. Y faltos de espíritu porque no ven jamás a un gallo y conciben, no, ovulan pura ficción especular, mirando a los ojos del que les echa el pienso, que será un buen hombre, si lo es, no lo dudo, pero que no puede andar con sutilezas en el cacareo infernal de un gallinero industrial.

Falta amor. Allí a nadie se le acurriría llamar ¡Pitas, pitas! a las gallinas, con cariño, como cuando se les echa unos graninos de maíz o se les acerca una berza para que refresquen y hagan mejor la digestión, en los corrales familiares. Es otra manera, no hay color.
¡Música..., venga ya!, comunicación interespecies y buen trato hacen buenos buevos. Eso que comemos lleva el gérmen de la imaginación gallinesca y todo el mundo sabe que son los seres menos dotados por la naturaleza para la fantasía.

Cuando nos apriete la rabadilla ponemos el siguiente.

Salud, yasas!

Korvus Korax, O Mavros.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Recapitulemos


Oviedo 2002

Acuarela , témpera. Espátula.
Ramiro Rodríguez Prada


Como no tengo muchas ganas de escribir hoy y le he estado dando vueltas a eso de hablar de los grafitis, que prometí, empezaré por un dibujín con la espátula, del 2002, a ver si me inspiro.

Hay  más asuntos pendientes, y para mí tan urgentes, que no me dejan en paz. Enmanuil Roidis del que dije, hace mucho, que acompañaría a Kazantzáki en Escritores griegos, tan abadonados, y  ante todo el Roidis de Joan, una promesa privada que aún no cumplí.
Pero, además, tengo arrinconados los relatos más kafkianos, usando la expresión del Capi del Teach, que me lo recordó, a las gallinas, allá en su Siracusa natal, algo menos a las Currucas pardas, pero sí a los Chorizos culares que podrían dar mucho jugo...y de los que quedaría mucho por decir.

Ayer conté cómo había evolucionado el tema de los Zombis geniales, que aún no está cerrado, por pequeños vislumbres que no sabría concretar, pero que parece ´dormido` desde hace casi un mes.

Y, por último, va a empezar el curso. Las labores más serias y cotidianas del hogar, que se relajan un tanto en verano, deben volver a sus rutinas,  y se terminan las comidas fáciles.
Ya no podré  mantener la frecuencia de ingresos de este mes ni, por descontado, la de julio.

Deberé disciplinarme chechualmente si quiero seguir en el andamio... .

¡Besos! Yasas!

Ramiro.