lunes, 2 de enero de 2012

San Sabino


La noche de San Sabino

Santos Segundo, Sabino y Silvestre, los/las tres ases/eses de fin de año. Y si contamos a Sebastián, el 28, cuatro. Cuatro noches en danza con don Ramón Mª.

Non sei cómo salimos de aquel desvanillo en el que éramos los dos a noite de San Segundo. Amanecí a media mañana del día de San Sabino metido en una barca en dique seco, tapado con una lona, en el puertín de Tazones, en Asturias. Cogí el primer autobús a la capital del Principedo gracias a la bondad de una señora y su hijo que abonaron el billete. Reuní valor para acercarme a ellos pidiendo ayuda, ¡apestaba!.

Mi familia estaba preocupada, aún acostumbrada a mis ausencias inexplicables de varios días, rodando como un carrilero, de tugurio en chamizo y de cogorza en borrachera. No supe dar una respuesta de cuándo ni de cómo me había ido, ¡no la tenía! Salvo en estas ocasiones, salgo de noche y vuelvo al amanecer. Durante las horas de luz atiendo a mis labores del hogar.
Volví a la rutina preparando también algún postre para la noche de fin de año y el año nuevo, aprovisionando la casa con vistas al largo fin de semana y limpiando un poco.

Por la noche no podía con el alma. Me acosté antes que de costumbre. No hubiera despertado ni cortándome las manos en vivo como al mártir Sabino.

Pero esto sólo rige con los vivos. No hay quien se resista a la llamada del manco de Vilanova, sabe sacar de las enjundias bajeras una voz que pone los pelos de punta. Los pelos y lo demás, le deja a uno erizados todos los apéndices. De hecho me levanté como un pistón y salí de la cama más tieso y tenebroso que un zombi de pega cuando rugió:

¡Saca la chaira Saturno
 y rájale los rijos! 
¡A mí los pijos y los rojos,
a mí los cojos y sus hijos!
Pero por turno...

La luz bisunta de la duermevela

Esa noche estaba sembrao don Ramón, enseguida lo ví. También Saturnino, que lo acompañaba, tenía buen semblante. No daba la impresión de que el viejo le hubiera aplicado embrocación de palo, la joroba, como un aplique, seguía en su sitio. Llevaba bien su papel el infeliz actor.


Me vestí como un autómata porque no había dormido lo suficiente mientras Valle me miraba con atención y guasa, creo que buscando una frase para lanzarme que encontró antes de que yo terminara.

¡Cinche el braguero que esta noche hay riles de postre!

A saber lo que quería decir con eso pero sospeché alguna tangana de las suyas, porque hizo al mismo tiempo el ademán de adobarse el cojonamen. Detrás de él Saturno me guiñó y comprendí que don Ramón volvía a las andadas del rojo putero.

¡Aligere, Aligheri que nos aguarda el infierno y ya espera su Virgilio!
Baje la voz o despertará a mi mujer, le susurré. Lejos de hacerme caso gritó,

¡Sal del tálamo Bartolo
que ya te dejaron solo!

En efecto, en la cama no había nadie
¿Dónde estamos?, pregunté confundido.
Dónde estamos, dónde estamos, ya empezamos con las preguntas metafísicas, ¡estamos y cante un tedeum!¡Arreando que nos espera Segismundo!

Salimos a una calle distante del centro de Canvados que era donde seguíamos. Caminamos un rato en dirección a Vilagarcía, alejándonos aún más y ya en los arrabales nos metimos por un sendero a la vera de un maizal y llegamos a un caseto de planta baja con un letrero de neón rojo haciendo un arco sobre la puerta  que ponía "Lo de Segis". Al lado había dos coches aparcados.
¡Hombre, si está también el Narizotas, ha llegado antes de lo previsto!, cantó don Ramón con evidente alegría señalando el Mercedes blanco de última generación y acelerando aún más el paso.

Saturnino, que había intentado decirme algo en el camino me sujetó por el brazo, pues yo seguía obediente al viejo.
Recuerde, no le siga la corriente si le da por el puterío porque nos pierde a todos, me dijo rápidamente. Y cuidado con esos dos lagartos del tugurio, añadió en la puerta mientras Valle desaparecía en el interior.

Dije desaparecía y no miento. Había luces de discoteca azules y grana, cualquiera diría que habíamos entrado en un club privado de culés. Después detrás de la barra vi una foto del Real Madrid y otra del Celta. Llegué pegado al culo de Satur porque no logré hacerme una idea del local y mucho menos orientarme.
El criado saludó a la mujer que servía con sospechosa confianza.
¡Ponnos unos cacharros, Olvidín, a ver si calentamos! ¿Usted que quiere?
Un chupito de orujo.
A mí ponme un wisky que hoy paga don Ramón y aquí al caballero tráele ese licor de café que preparas tú.
¡Hombre, Saturnino, creo que ya te dije que me tutearas, que no soy tan mayor!
Lo siento, señor, es la costumbre y contra la costumbre no hay propósito.
¡Te vas pareciendo a Valle y sus consejas!, le dije.
Son moitos anos na cola da raposa.

Al volver con las bebidas Saturno le preguntó a su Olvidín, ¿Dónde se metió el viejo?
Está dentro con Mundo y el legía.

Poco a poco me acostumbré a las luces y al decorado, rojo absoluto. No era sino una habitación grande con una barra a un lado y unos cuantos sillones y mesillas bajas repartidas alrededor de una pequeña pista de baile. Una pareja se magreaba en un rincón apenas visible. Sonaba música de puticlub.
Es el colega del legía, un pichabrava, siempre que viene se levanta una rapaza. ¡Si nos las traen ellos de Vijo, las tiene más folladas que Mundo a mí en 20 años de amontonaos!
Olvidín le guiñó un ojo sin disimulo a Satur cuando acabó de hablar. ¿Podemos pasar? preguntó éste señalando la puerta.
Espera que entre yo primero, ya conoces a Mundo.

Podéis pasar, anunció al cabo de un minuto.

En lo de Segis

Apuramos el trago y entramos en la cocina de la casa. Pasamos a otra habitación en cuya puerta se anunciaba la prohibición de fumar. Salían voces y risotadas de los tres ocupantes, envueltos en una nube de humo.
Don Ramón se había subido a la mesa y desbarraba sacudiendo el bastón de la lechuza, mientras los otros dos lo jaleaban con sus carcajadas. Olía a chocolate, no del loro sino del moro.
El viejo zorro se volvió cuando advirtió nuestra presencia y señalándonos con la vara nos presentó, ¡Señores, el duermevelas y el vendedor de ratoneras!
El Segis, al que todos llamaban Mundo, dejó de reír al ver a Saturnino, pero el legía, que era un gemelo tardío de Fernando VII el Bogbón, el Felón, pero con más nariz, tenía una risa espasmódica del colocazo que llevaba y no era capaz de parar. Con las convulsiones parecía que la punta de las narices alcanzaría de un momento a otro la barbilla. ¡Dios qué tipo más feo!


Había una botella de Soberano del añejo ya en las  últimas encima de la mesa. El dueño del chamizo, con una catadura también de agarrarse y al que le faltaba media oreja izquierda, se fijó en la mirada que eché a la botella y tuvo el detalle de pasármela junto con un vaso. Noté que evitaba mirar a Saturno. El Narizotas no paraba de reír y don Ramón había bajado de la mesa.

Me serví un trago y dejé la botella. Saturno hizo ademán de cogerla y entonces Mundo, con una rapidez inusitada, clavó una navaja en la mesa delante de la botella antes de que la mano del jorobado llegara a alcanzarla.
¡Cagon Ros Bendito!, dijo el de la oreja mordida, ¡En mi casa el coñac lo reparto yo!

Todo se precipitó en segundos, Sattur cogió una silla y amenazaba con ella al Segis, que había recuperado la charrasca, otra de a tercia más parecida a un sable, como la de Valle. Éste, por su parte, había sacado también la suya y le daba palmadas en la espalda al legía para que parara de reírse e interviniera, pero el Bogbón que si quieres arros Catalina.
Yo me retiré un poco, pero veía los restos de la botella de coñac y el trago que no había podido catar en el vaso, dorado, tentador, y me daban ganas de cogerlo antes de que todo rodara por el suelo.

Don Ramón viendo que el legía no podía dominar la risa y que aquello parecía ir a mayores subió como un gato a la mesa y sacó, esta vez providencialmente, una de sus frases rotundas al tiempo que alzaba la navaja, tan larga como el bastón, y en un tono sin fisuras gritó , ¡Quieto todo el mundo!.
Quedamos paralizados los cuatro, incluído el legía al que se le ahogó la risa en la garganta y, con la boca abierta y el belfo colgando, miraba como hipnotizado al genial manco. El viejo zombi, siempre tan atento a la política nacional,  había copiado el vozarrón de Tejero en el golpe de estado, se las sabía todas.
Fue un pasmo breve pero suficiente para la catarsis, ver al esperpento en aquella postura hizo que estalláramos en carcajadas todos a la vez. El legía comenzó a hipar y ahí acabó la guerra del todo.

Después de aplicar sus golpecitos mágicos en la espalda del Narizotas hasta calmarlo, Valle pidió con mucho mimo a Segis si no tendría otra botellina de brandy por ahí escondida.
¡Va de mi cuenta!, dijo entrecortadamente el legía en las primeras palabras que le oíamos. Mundo se levantó y trajo otra botella.

Lo que pasó después no lo tengo claro. Pero creo que volví a quedar dormido sobre la mesa.


Salud y felices sueños, criaturos.


Pi Mienta en Polvo.

domingo, 1 de enero de 2012

Toma la calle


Oviedo 2012

Una docena (+ 3) de canciones para un momento como éste.


Revuelta juvenil en Mongolia, la patria común. Los Ilegales.


Marcha en directo de 999desde Bristol 08. Homicide.

http://www.youtube.com/watch?v=iVrLZB3lGEY&feature=related

El Iparjo, Existo,  de Kazantzidis.

http://www.youtube.com/watch?v=_Pj3ghfqMp0&feature=related

La versión desmadrada  con mal sonido, lo siento, de Poulikakos.

http://www.youtube.com/watch?v=W5uKXXVkTGA&feature=related

Y, hablando de desmadres, el Pau Riba se las trae con su Chica, Noia  de porcelana.

http://www.youtube.com/watch?v=huOf6lbSWhE&feature=related

Y una miqueta mes maior. L´home stàtic.

http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=8TncbLMndnU&NR=1

De Serrat una que me acaba de pasar la curruca versicolor.
Los macarras de la moral

http://www.youtube.com/watch?v=T7HbN-6gA6I&feature=youtube_gdata_player

Y ahora vámonos al baile compadres, ¡a lo bueno bueno!. En el fiandó con Héctor Lavoe.

http://www.youtube.com/watch?v=IhrmPFDDEC8

Ponce, ciudad señorial donde la Naturaleza sembró su belleza.

http://www.youtube.com/watch?v=N8u_XeNcW20&feature=related

Y sigue Lavoe y su Puerto Rico. El lechón de Cachete.


Moncho Alpuente y sus Kwai. Nocturno berlinés

http://www.youtube.com/watch?v=IJJgMaf0P_4&feature=related

Psarandonis. Mantinades.

http://www.youtube.com/watch?v=tBZ-nljmjy4

Un poco de haschiklídika para los mangas de la cuerda, ¡que me queo seco, pibe!. Anesti Deliás.

http://www.youtube.com/watch?v=hpxc1oIu8qs&feature=related

Andrés Calamaro. Mano a mano.

http://www.youtube.com/watch?v=9pYL0DF1tYA

Pero no quiero que se me enfaden los porteños, ahí va la réplica.
 Julio Sosa.

http://www.youtube.com/watch?v=pwsuIQ4GIi8

Extraordinario.

 "Acordáte de este amigo
que ha de jugarse el pellejo
pa ayudarte en lo que pueda
cuando llegue la ocasión"


Salud, Υγεία!

Ramiro.

sábado, 31 de diciembre de 2011

Primero San Segundo


La noche de San Segundo

No tardamos mucho en llegar al centro del pueblo desde el cuartelillo. Don Ramón propuso guarecerse pues había empezado a orbayar.

Hay un tugurio aquí en Canvados..., empezó diciendo el viejo y entonces supe que me habían llevado al cuartel de ese pueblo, no muy lejos de Vilanova y siguió,... El dueño es algo colega del Narizotas, podemos hacerle una visita de cortesía, el legía también lo surte de brandy, como a mí, si lo camelamos igual nos saca una de Soberano del 63.

Don Ramón, ¿porqué me trajeron al cuartelillo de Canvados en lugar de al de Vilagarcía que estaba más cerca?
¡Carayo!, ¡¿porqué ha de ser?!, ¡porque el sargento es hijo del Pazo de la Merced que es tanto como decir del Señorío de Cambados! Su familia ha servido en nuestra casa desde hace generaciones. Alguno de mis hijos mamó la leche de su bisabuela.
Me lo decía como si le hubiera ofendido la pregunta. Pero el que estaba verdadera y justamente cabreado era yo. Pasé miedo y vergüenza, me habían dado cuatro guantazos y estaba molido de las horas que estuve en el cepo. Volví a la carga.

¿No le parece demasiado pesado el bromazo que me gastó anoche?

No habíamos hablado de ello desde que salimos del cuartel. Íbamos en fila india caminando debajo de un alero, él delante, yo detrás y Saturno cerrando la marcha. Como tardaba en contestar pensé que no me había oído. Pero no.

¿No sentía deseos de conocer a Tejerina?
¿Quién, yo?
No se llame Andana, joven, o ¿me negará que la noche del pulpo manifestaba un vivo interés por saber de la cocinera y que aún antes, en a Illa, me preguntó quién era Tejerina, que incluso indagó a mis espaldas cerca de Saturnino para satisfacer su curiosidad?.
¿Así que aquella señora era su mujer?
Se echó a reír sin contestar, después dice,  ¿A que mete miedo la...señora?.
Y los otros dos zopencos que la acompañaban, ¿también eran almas en pena?.
¡Pregunta equivocada!, me gritó casi en la cara volviéndose y parando de golpe. Satur se me echó encima y entre los dos arrollamos al manco.

¡Indiscreto, deslenguado y patoso! chilló desde el suelo.
Mientras lo ayudábamos a levantarse añadió torciendo el gesto, ¡No se pregunta a un difunto por la parca, es de mala educación, imberbe! Acaba de estropear la noche. ¡Vamos Saturno que aquí el pollo no está en lo que celebra!.
Lo siento, no lo sabía.
¡Pues ya tiene edad!
Me apetecía decirle que también barba, aunque más corta que la suya, pero callé.
¡Pero don Ramón no íbamos a pasar por lo de Segismundo!, protestó Saturnino.
¡Será otro día!, dijo tajante Valle.
Pero está orbayando y vamos a chegar empapados a Vilanova, insistió Satur.
¡He dicho!

Y desaparecieron los dos  por una calle lateral oscura y embarrada cuando parecía que la lluvia empezaba a arreciar.

¡Jodo, petaca!

Estaba solo y sin un puto duro enmedio de la calle, helado de frío y bastante mojado ya. De un humor como el tiempo, de perros.
Me metí en el primer portal que encontré abierto. Subí por la escalera buscando algún rincón oscuro o resguardado para tumbarme e intentar dormir algo. Me dolía el estómago, no había comido nada en todo el día.
En el último piso una puerta cedió al empujarla. Era un altillo, una habitación de trasteros con la maquinaria del ascensor. Varias cajas grandes de cartón vacías, de electrodomésticos, me sirvieron para preparar una yacija que me aislara un poco del frío suelo. Reservé la más grande para meterme dentro.

Había una luz de esas que se apagan solas al cabo de unos minutos, pero llegaba un débil resplandor del exterior a través de la única ventana, suficiente para ver lo más cercano.
Estaba ya metido en la caja y me disponía a cerrarla desde dentro para tratar de conservar el calor corporal cuando, casi al lado, una voz terrible y sombría dijo,

¡Éramos los dos a solas en el desvanillo!...

Sólo eso. Quedé paralizado.
Reaccioné enseguida no porque reconociera la voz sino porque pensé que quién iba a ser sino el pendón de don Ramón. En efecto, allí tenía  otra vez al viejo zombi.
¿Qué fue de Saturnino?, le pregunté.
Se fue con la chepa a otro olivo. ¡Cuando pille a ese barbián lo voy a medir con el bastón de cabo a rabo! ¡Lagarto! ¡Hágame un sitio!, dijo de un tirón.
Espere que le preparo otra caja, hay más ahí. Me levanté. ¿No tiene quién le lleve a Vilanova?
El encargado es Saturno pero el muy truhán tiene aquí una querindanga y me dejó debajo de un alero. Dijo que iba a buscar un paraguas. ¡¿Un paraguas?!, ¡¡un parapollas!! ¡Y estoy sin conquibus!
Yo tampoco tengo un céntimo, ¿y ese amigo que tenía aquí?
¿Segismundo?, ¡ése no tiene amigos, sólo saca el Soberano si ve parné!
¿Y el sargento?
¡No querrá que nos presentemos con su aspecto en una casa respetable!

No se veía a sí mismo el presumido. Se había metido en la caja  y hablábamos con las cabezas fuera. Don Ramón, con la barba, los quevedos y el pelo revuelto, ya sin boina, parecía una marioneta así embutido en la caja y sacudiendo el bastón cuando hablaba.
¿Va a dormir con el bastón?, me atreví a decir.
¡Vaya, parece que le volvieron las ganas de guasa! Pues sí, dormiré. ¡Ahí tiene al jorobeta, con la parienta de Mundo, caliente mientras el bodeguero vende aguarrás a la parroquia! ¡Un día lo van a pillar y con Segismundo no se juega, luego tira de charrasca!¡Pero antes he de deslomarlo yo como me llamo Ramón José María Simón del Valle-Inclán Bermúdez de la Peña y Montenegro!¡Hale, a dormir que mañana es fiesta!, remató el discurso y cerró la caja.

Al minuto roncaba. Yo me sentía también rendido pero tardé en dormir, estaba tan hambriento que me hubiera comido el brazo derecho del gallego, aunque el pobre tenía el ala más enjuta que la de un pollo de jaula.

Hasta mañana, salud y felices sueños.


Pi Mentón de la Vera. 

viernes, 30 de diciembre de 2011

Villancico


El ojo de dios

Por si a alguien le quedaban dudas de quién manda, con las intervenciones fraudulentas de Grecia e Italia, poco dispuestas a obedecer, o el control político a través de destacados miembros de la mafia bancaria en puestos clave de los distintos gobiernos, la democracia burguesa está enseñando el culo de nuevo, aunque aquí en la foto vela por nosotros y nos vigila.

No hay más dios que el Dinero y sólo a través de Él se alcanzan las alturas de la Gloria.


¡Gloria in excelsis Deo!
¡Gloria in excelsis Pecunia!
¡Gloria in excelsis Chorizo!
¡Gloria in excelsis Peo!


Santa Claus is coming to town. Alice Cooper:

http://www.youtube.com/watch?v=In3sApWlY1s&feature=related


Salud.

Skylorómiros
(Σκυλορώμιρος)

Callos


Morros de ternera en remojo

Ésta no es comida griega sino española. No sé si ellos los comen como nosotros ni cómo los cocinan.

Con los morros se pueden hacer unos callos de lo más fino usando la misma receta que para los normales. Es la zona de la ternera con más mucílago. El resultado es un plato que puede ser calificado sin rubor como la quintaesencia de los callos.
Como el hocico del cerdo, tiene una textura carnosa blanda, jugosa y uniforme, sin fibra muscular, pero no funde como el tocino. Una mezcla sutil de cartílago o ternilla, carne y grasilla, pero sin ser definitivamente ninguna de ellas. Y un sabor suave que no es ni el de la carne magra ni el de las mejores piezas entreveradas de la vaca.

Para quienes tengan prejuicios alimentarios, animales sagrados o prohibiciones alimenticias, o simplemente sientan repugnancia, asco o sean vegetarianos, les recomendaría vivamente el libro de Marvin Harris, ´Bueno para comer`, donde se diseccionan sin pasión religiosa, con frialdad cirujana o carnicera, una serie de hábitos culinarios de todas las culturas y pueblos del mundo, resultando un interesante estudio de cocina comparada, desde los consumidores de larvas de polilla hasta los albores de la nueva cocina.

Ahí podréis conocer los porqués de tabúes religiosos como el de la vaca y el cerdo, expuestos de manera amena y asequible desde la antropología no confesional.
Con el balance proteínico sobrevolando siempre el estudio, como la clave para explicar la evolución de la nutrición humana, el éxito de la especie y, en definitiva, su supervivencia.

¡Ooooooopsss!... . León 2011

Naturalmente para cocinarlos hay que pelarlos y la limpieza ha de ser escrupulosa. No hay mejor garantía para ello que hacerlos en casa y aún más si los prepara tu madre que lo lleva haciendo  sesenta años. Una exquisitez, ¡para gustos hay morros!.

Hablando de callos y de morros, si se entera Milito erde lohu Botinhei se nos presenta a la mesa como don Ramón, de sopetón. Tentado estuve de telefonear a Gila, otro zombi callívoro, pero me tuve, que tiene mal café en privado.
Al tratar de los callos creo que lo hacemos de uno de los platos estrella del invierno patrio.

Estoy viendo a la vaca pasando la lengua una y otra vez por ese morro, barriendo el moco y me relamo de gustirrinín, se me hace la boca agua y el culo gaseosa, licúo, compadres.

El trompetista Willie Rodríguez habla de otros callos, los de los pies de Lola, en esta grabación salsera del año 69, de su disco Soogie. Canta Sammy Figueroa aunque en los créditos figura J.I.Ortiz.

Los callos de Dolores:

http://www.youtube.com/watch?v=ITZ2tcq2Ffc&feature=related

Salud y buen apetito.

Skylorómiros.