jueves, 22 de marzo de 2012

Tostones


Líder sindical hibernando

No haremos aquí el discurso demagógico de la derecha que pretende medir la fuerza de los sindicatos, incluso del conjunto de los trabajadores, por el número de afiliados. Es evidente que su capacidad de movilización alcanza mucho más allá. Pero dicho esto nos vamos a detener en la crítica al aparato sindical porque está al caer "otra" huelga general con la venia. Sólo serán un par de reflexiones.

Después de que los partidos de izquierda defraudaran las expectativas del movimiento obrero aliándose con la burguesía en la aplicación de modelos políticos socialdemócratas y más recientemente neoliberales, los sindicatos de clase parecían ser los últimos depositarios, con cierta fuerza, de las aspiraciones y reivindicaciones de los trabajadores.

Esto dicho, la realidad ha venido a demostrar que no era del todo así. El pacto en desventaja, el entreguismo, cuando no la pérdida de derechos conquistados tras muchos años de lucha, sin contestación, o poco más que simbólica, y el desinterés, la apatía de una parte importante de la masa obrera, que cede su responsabilidad política sin pedir cuentas a unos líderes apoltronados con fantasías pequeñoburguesas, son algunas de las causas de la pérdida de poder del proletariado.

Por mucho que la llamen huelga  general todos sabemos que servirá, con seguridad, para que nos descuenten equis euros por el día de paro, un ahorro muy bienvenido por las empresas y las arcas del estado. Aún recuerdo lo que se decía en algunos tajos mineros en los 80 cuando se convocaban huelgas para sacar el estock de carbón no vendido y que el patrón se ahorrase unos miles de machacantes de los jornales de esos días. Y era en un escenario con fama de revolucionario.
No estoy hablando en contra de la huelga, pero su eficacia real apenas sirve para rellenar unas planillas de participación, estadísticas que, por alto que sea el seguimiento, no cambian nada.

También para escenificar un rito de tinte religioso tipo procesional con los líderes de marras chupando cámara sujetando la pancarta en primera fila. Sólo falta una imagen de la Virgen de la Consolación, claro que para eso está Candidín.

Hay en todo esto contradicciones flagrantes. El sustrato ideológico y la dinámica interna de los sindicatos de clase sigue obedeciendo al leninismo, aunque haga muchos años que renunciaron a Lenin. Éste defendía la profesionalización de la política y de la actividad sindical, máxima que siguen al pie de la letra los líderes sindicales actuales. Pero Lenin no dijo que tuvieran que perpetuarse en el machito y mucho menos que representar a los trabajadores fuera un chollo para liberarse de por vida del trabajo.

Carlos Gardel, y nosotros, os damos el Adiós muchachos


Asumir el liderazgo de la clase obrera suponía arriesgar la propia seguridad. Ahí queríamos darle. La cosa autocrítica tampoco funciona, parece ser.

Os invito a que intentéis recordar a cuantos de estos funcionarios por delegación después de la llamada Transición les costó su actividad sindical una causa judicial, una estancia en la cárcel, la más mínima complicación.
No hablamos de atentados con bomba o pistola que no deseamos, y que les supondría una condena de muchos años, ¿a cuántos hemos visto encadenarse en la puerta de la Moncloa, encerrarse en un ministerio, acampar indefinidamente delante de las Cortes..., alguna acción que comprometa la comodidad de su poltrona en defensa, reivindicación o solidaridad con los currantes? ¡Y llevan así más de treinta años!. ¿Estos son líderes del movimiento obrero?

Ojo que no quiero generalizar, hubo muchos casos de sindicalistas, menos en proporción cuanto más altos en el escalafón, que no se arrugaron y acabaron encausados. Pero es una minoría, como lo es la de los sindicalistas honrados cuyo interés primordial no consiste en mantenerse en la burra sin dignidad.
Que se sepa un sindicalismo, incluso meramente reivindicativo, no revolucionario, que defienda a los trabajadores tiene a sus dirigentes siempre en el filo de la navaja.

Cuando la colisión del derecho con las reivindicaciones que deben conducir en vanguardia los líderes, siguiendo a Lenin,  los llevan a conflictos con la justicia o el aparato estatal, el resto de los trabajadores se moviliza para sacar a sus representantes de apuros. Incluso cambiando las leyes.
Además de la ideología y los intereses comunes, el pacto entre representantes y representados se sella así, no en el día de las votaciones para dirigir el sindicato.
Y en última instancia el compromiso es personal, se debe contar con la posibilidad de que la acción resulte fallida o no consiga movilizar lo suficiente a sus compañeros y sea abandonado a su suerte. Ese es el precio del liderazgo, ningún premio, por cierto.

Es muy guapo convocar una huega general aunque quedemos una vez más inermes y con el culo al aire, pelao porque desgasta el roce de la intemperie, para ver después las cifras que muy pomposamente manejan frente a los medios ambas partes, patas de un mismo banco, para concluir que no hay nada que hacer y todo sigue igual.

Está claro que hablamos de cosas diferentes, esta huega general Güelga Xeneral nun ye, y sin embargo seguimos necesitando la acción unitaria...

Javier Krahe, Cuervo Ingenuo


Salud, anarquía y un polvete cada día!

Skylorómiros Mavropradakos 
   

miércoles, 21 de marzo de 2012

Ρετσίνα, Retsina.


Ρετσίνα, Retsina
Ελλάδα, Grecia 2011

En realidad lo que se bebió, aunque vaya en la etiqueta de Lo que se comió. Y curiosamente este año  sólo bebimos retsina en Atenas, y en Eubea un par de veces que la compré en la tienda, se consume muy poca allí, en las tabernas y restaurantes a los que fuimos siempre bebimos vino blanco de la isla sin envasar, el medio kilo, misó kiló como le llaman, que ponen en una jarra con el menú. La mayoría ricos. No sólo en Eubea lo sirven así, en toda Grecia. Después los que sigan, si quieres, por supuesto.

En agosto del 86 entramos por vez primera en Grecia viniendo desde Yugoslavia. Allí estuvimos sólo una semana, coincidimos con la curruca Fidelensis y su pareja en unas lagunas de la desembocadura del que poco tiempo después sería tristemente famoso por la guerra, el río Neretva, catalanes que conservamos como amigos. Íbamos en un R-5. Cinco días de viaje desde Asturias y otros tantos de vuelta. ¡Tristes y pobres Montenegro, Kosovo y Macedonia eslava, como para meterse en guerras!.

En la primera comida en Grecia ya disfrutamos como gochinos, y eso que comimos unos humildes y turísticos sublakis con patatas fritas y unos yemistá o yemistés, tomates rellenos de arroz (a veces pimientos, piperiés). Y como veníamos leídos, de beber pedimos retsina.
El primer sorbo que di estuve a punto de escupirlo, pensé que estaba picao y me supo a rayos. Pero aguanté y al final de la comida, que fue en un chiringuito al aire libre junto a la carretera, con una parra que daba una sombra maravillosa con aquel calorón, ya le empecé a pillar el tranquillo y el gusto.

El sabor no engaña, era, es resina de pino. Siempre con vino blanco, no sé que exista retsina tinta. La mayoría de la que se consume en los bares es embotellada. Pero en los pueblos, incluso en tabernas y restaurantes de Atenas o Salónica, te la pueden servir en jarra, más barata y tan buena (o mala).
La del Ática tiene fama pero es también porque es la zona de Grecia con mayor densidad de población y donde más se consume. Pero en muchas islas y ciudades griegas tienen su propias marcas de retsina, embotelladas y de cosecha, al por menor o envasada en botellas de plástico, incluso rellenando las recicladas del agua, de litro y medio. Y la calidad no es menor que la de las  más conocidas.

Desde ese primer medio kilo de Retsina que bebimos cerca de Fiorina, la primera ciudad griega de importancia que conocimos entrando por el noroeste, antes de Edessa donde pasamos la primera noche, hasta hoy, hemos probado seguramente más de un centenar de tipos diferentes, de las islas y del continente y pasa como con el resto de los vinos, las hay delicadas, sabrosas y hasta golosas, y también duras e intragables. Las mejores que recuerdo no eran embotelladas. Y como siempre una comida rica y una compañía prestosa tienen más importancia que la viticultura, y lo primero no suele faltar en Grecia.
ΥΜΝΟΣ ΣΤΗ ΡΕΤΣΙΝΑ
ΓΙΑΝΝΑΚΗΣ ΙΩΑΝΝΙΔΗΣ-ΛΙΖΑ ΚΟΥΡΟΥΚΛΗ (1931)

Ονομασια κατα παραδόση, Denominación de origen tradicional
Retsina de Kontias
(Mírina y el Kastro veneciano desde el puerto pesquero)
Limnos, Grecia , agosto-98

Hay varias teorías sobre el origen de la retsina, pero mencionaré las dos más comunes y verosímiles. Ni siquiera los que han escrito sobre ellas creo que tienen claro, sin ningún género de dudas, que su tesis sea la buena.

Una, más burlona, asegura que la retsina, que se añadiría al caldo al acabar la vinificación, trataría de enmascarar la mala calidad del bebedizo con un sabor que lo haga más soportable al paladar, al consumo en definitiva. Sería por lo tanto más una estrategia económica o comercial que una casualidad como afirma la otra teoría.
Esta segunda defiende que el sabor a resina no era raro en Grecia desde tiempos antiguos porque calafateaban las cubas por dentro, tapando poros, etc., con ese producto del pino, impermeable, resistente a la acción de los alcoholes y que consigue una dureza suficiente cuando seca como para sellar el tonel con garantías. ¿Quién tiene razón?

La opinión de los escritores está dividida, así como los músicos y poetas llevan más de un siglo cantando a la retsina, los prosistas son más críticos, en especial los nacionales, no así los extranjeros que han hablado de ella maravillas.
El más entusiasta de los que conozco creo que era  el grecoinglés Patrick Leight Fermor, aunque me disculparéis por no ir a buscar las citas concretas. Creo recordar que habla de ello en el libro sobre el Mani que ya mencioné en alguna ocasión, publicado aquí por la Edit. Acantilado, y autor del que pronto se cumplirá el primer cabo de año de su muerte.

Entre los nacionales, a Enmanuil Roidis no le gustaba, imagino que se apuntaría a la primera opción: de donde no hay no se puede sacar. En su tiempo, a principios de siglo, los vinos no habían alcanzado el refinamiento actual y se parecían algo a los clásicos, con muchos taninos, ásperos, que mezclaban con agua en la cráteras para rebajar los grados y la acidez.

Otro que no comulga con retsina es el comisario Jaritos, alter ego de Petros Márkaris en sus novelas policíacas. En la última, Con el agua al cuello, de la que hicimos aquí una extensa reseña, Petros dice por boca de su protagonista que desde que la embotellan le ha dejado de gustar la retsina. Es la suya, pues, una posición intermedia que, por otra parte, comparten muchos griegos.
Es posible que en el intento de refinarla y sobre todo, si hiciéramos caso a la teoría del calafateado que hoy ya no se daría y por tanto el sabor a resina sería siempre un añadido externo, digo que puede ser que en muchos casos no hayan copiado muy bien el sabor original... . Eso nos lo explicaría mejor Jaritos.

Para terminar diré que mi experiencia personal con el abuso, o sea, la cogorza de retsina es más dura que la de vino normal. El que avisa no es traidor.

En todo caso la oferta de vinos en Grecia es amplísima, son más baratos que en el resto de Europa y tan buenos, los dipsómanos quedarán satisfechos.

La de arriba es la foto de una de las dos retsinas que se embotellan en Limnos. Pertenece a uno de aquellos cuadernos, de los que os hablé  alguna vez, con todo tipo de etiquetas y diseños comerciales que coleccioné durante años, un poco subyugado por esa riqueza de productos locales que miman y permiten una actividad económica interior nada despreciable, al tiempo que dan valor al producto autóctono obligándose de algún modo a mejorarlo. Es un fenómeno extendido por todo el país que sería una tragedia para ellos perder (y para otros...).

Los dos temas que he puesto hoy no son de los más populares sobre la bebida, en el primero no conocía a los intérpretes y el segundo lo escogí por lo que tiene de versión para beodos, además de que ahí está una voz genuina del rebétiko que me gusta. Andaba buscando una de Marió y otra de Tzitzanis y al final me lié.
Los del PAOK de Salónica, patria chica del mi Dimitrakai, se lo hacen con retsina y paliorebétiko (rebétiko viejo). No sé si la voz es de Zagoreos, Tzaous, no la identifico...

http://www.youtube.com/watch?v=2QEjsE03PIY&feature=related

La canción es Presa otan piis, abajo en la versión de la rebétissa Rosa Eskenazi, la descendiente de judios españoles, sefardita pese al apellido.

www.youtube.com/watch?v=tBS6-thTqTs

ΠΡΕΖΑ ΟΤΑΝ ΠΙΕΙΣ ΡΟΖΑ ΕΣΚΕΝΑΖΥ


Salud, Υγεία!


Μπαρμπαρόμηρος
Barbarómiros

martes, 20 de marzo de 2012

Isleño



El penúltimo de la fila
Asturias 2012

Buenas noches. Estoy tan descentrado que no sé por dónde empezar. El esfuerzo de ordenar las ideas se me antoja ímprobo, inabordable hoy. Perdonaréis por eso el desmadre y la falta de hilazón que tal vez se produzca. Intentaré, simplemente, pensar? y  trasladar eso aquí, como sea. El estilo será por ello imprevisible y caótico, a tenor de mi estado mental.

He pasado la tarde con la curruca kardiológika y acabamos los dos en paños reversibles, desnudos de razón y virada del revés. Efectos secundarios del psicoanálisis farmacológico mensual.

Hoy recibí algunos chorreos por el cuento de ayer. Que cuál era la moraleja, me preguntaba uno, que vaya un ejemplo para la gente joven que leyera el blog decía otro, que si me pensaba especializar en apologista o apolo jeta de psicofármacos prohibidos y consumidores descerebrados... . ¡Y me lo reprochaban los  de la cáscara amarga, qué no dirán los conservaduros!.
Nada de eso.

Me explico. No había moraleja, que cada cuál regiamente es coja entre el clavel y la rosa. ¿Qué decir de los protagonistas? Gente de poco más o menos. El único salvable era el perro.

¡Criaturas, no imitéis a especímenes tan pallá, que ponen en peligro su propia vida y la de los demás, pudiendo provocar accidentes fatales que se lleven por delante a personas inocentes!
Dicho lo cual sólo quisiera prevenir a párvulos y primerizos, que no anden jugando con fuego sin guantes ignífugos, que si deciden colocarse como personas mayores que pueden elegir, equivocadamente o no, débiles o fuertes, lo hagan con la máxima garantía para su seguridad y la de los demás. Que busquen un lugar tranquilo, una compañía amable y cariñosa, un buen estado de ánimo, y si es posible un ser vivo sobrio que vele por ellos, aunque sea un perro. Y que eso no se acabe transformando en hábito, que destroza cualquier experiencia convirtiéndola en rutina o, lo que es peor, en dependencia.
Y con todo y con eso aún no aconsejaría a ningún imberbe que se coloque con lo primero que caiga en sus manos.

No me mola la parte moralista de este tema porque ya a diario asistimos a la mentira, la manipulación, la tergiversación o la ignorancia. En consecuencia sigo en esto la línea que marca el Derecho Natural, cada cual es muy libre de hacer de su capa un sayo con su vida y milagros.
Con los jóvenes hay que hilar mucho más fino, que no estamos en la Isla de Huxley, donde iniciaban a los adolescentes con una droga oficial permitida que Aldous llamó Soma (cuerpo en griego, Cristo en esas religiones), una especie de comunión lisérgica en un rito de paso a la propia conciencia y al mundo adulto. Y prou del tema.

Sigo teniendo varios problemas técnicos aquí que me incomodan mucho y en algún caso me joden sobremanera, sin paliativos. Se me ha colado en el blog, por ejemplo, un anuncio que no sé cómo entró, y cada vez que abro o cambio de página, ahí está el puto "Coupons" de los cojons.

Me quejaba el otro día de los jetas que viven de las páginas ajenas con licencia del servidor con el que reparten los beneficios publicitarios, piratas legales, mientras los creadores de contenidos, contrarios a esa mercantilización, vemos cómo nos chulean y ahora, para colmo, un hijo de su cabroncísimo padre se aprovecha de mi trabajo en mis propias narices y en mi página.
Lo digo sinceramente y sin vergüenza, es lo que pienso: al responsable de este tipo de ataques le metía un buen petardo en el culo y me sentaba tan tranquilo a ver cómo reventaba. Con la misma intensidad y dedicación con las que amo a los amigos odio al enemigo.

¡Como si no hubiera más objetivos para desarrollar la propia imaginación o los conocimientos en informática que atacar espacios tan minoritarios como este! La gente que lo hace, ciegamente además porque invaden todo tipo de páginas, en especial las menos capaces de protegerse, son esbirros de un sistema basado en el expolio de los más débiles a cambio de dinero, y merecen el mismo trato que los explotadores para los que trabajan.

Si no estuviera tan perjudicado, hoy hubiera escrito contra esos mierdosos al servicio de los mercaderes de siempre, claro que preferiría que alguien les rompiera las piernas a los mamones que los manejan. ¿Cómo es posible que se vayan de rositas? Anuncian una especie de lotería en la que se ventila dinero, será un fraude pero alguien responderá de los anuncios, habra una dirección detrás, una cuenta corriente, una razón social, yo que sé!... . Esto es la invasión de un espacio privado, un allanamiento de morada, un delito informático, no sé si tipificado o no, pero descarado.
Pero claro, sólo se vigilan los ataques a los bancos y demás sociedades dedicadas a expoliar o controlar al prójimo, a la mayoría. No es lo mismo matar ar Botines que matarme a mí. Evidente.

No sé casi nada de este mundo, pero me subleva tener que plegarme a esa imposición como si fuera un peaje, porque nos venden otra cosa. Libertad, libertad...
Llevo algunas días intentando mantener el tipo, el hombro muy perjudicado, con varias noticias tristes que es preciso asimilar, con algunas dificultades más de tipo mecánico, como los comentarios en Schutter, etc. y ayer intenté sobreponerme con una historia cuya composición, muy larga,  me llevó todo el día, procurando también con ello olvidarme un poco de las dificultades, dolores y quejas, para no aburriros ni aburrirme, pero ya no doy más de mí. ¡Lloro y rabio y no me conformo y vuelvo a ciscarme en tó, como cualquier arriero! Perdón.


Aquí lo dejo, no es mi día.    


León 2011

King Crimson, Formentera Lady, con final abrupto, como la vida misma.




Ya no puedo hacer ningún comentario en Schutter., ¿qué raro, no?. Me pregunto si es cosa suya u otro problema. Llevo una semana larga con dificultades, pero hasta ayer todavía me permitía comentar picando el Enter, ahora no sólo sigue ocultándose el Submit, cuando pincho en Enter me sale una pág. de error. Y no hay tu tía.
No me gusta dar la versión fácil de la mano negra, ¿qué interés puede tener SC en que yo comente o no? Casi no lo hago ahora con fotografos no españoles porque me interesé por los nuestros últimamente, que son tan buenos y mejores que otros cualquiera, y yo sigo viendo que los 20 ó 30 autores de habla inglesa que se comentan unos a otros las fotos diariamente, lo hacen como les apetece, algunos sin mesura de espacio o tema, ¿acaso los demás somos diferentes?
Sería un honor, aunque me joda, saber que me censuran por celos, pero no me caerá esa breva narcisista. En fin, cosas del pedo. 

No entiendo nada...


Salud, Υγεία!

Μπαρμπαρόμηρος
Barbarómiros

lunes, 19 de marzo de 2012

Ferralla -3


Pajares, Asturias 2012

Mil kilómetros al norte. Del último disco del Púλgar, a punto de sacar el siguiente, "Lo mejor porvenir", ya cocinado.


¡Compañero, defiende tu bocadillo!

Tocaba un amigo nuestro en una de las populosas ciudades del cinturón de Madrid. Entonces ejercía de guitarrista duro de uno de los grupos del momento, era la estrella del combo. Viajamos a la capital en la "Cirila", el citroën, a pasar el fin de semana, a principios de los ochenta, en plena explosión de la movida.
El concierto era vespertino y a las nueve, después del segundo pase, quedaron libres y nos fuimos todos a tomar unas birras y unos pinchos a un bar cercano.

Habíamos hablado con el colega y decidido que vendría con nosotros a Asturias a descansar, una semana en la que no curraba, en aquella época paraba poco. Por eso y porque era a finales del invierno y el hombre del tiempo anunciaba nevadas copiosas para esos días, salimos pronto de Madrid, antes de las diez.

Ya teníamos su mochila en la Cirila y cuando subimos sacó de un bolso tres tripis y nos los tragamos al arrancar. No se me olvidará añadir que con nosotros viajaba siempre el Mon, un medio mastín leonés, otro colega que no necesitaba tomar nada para alucinar.

Pasamos bien los túneles de Guadarrama con algo de nieve en las orillas. La psicodelia enlentece la vida, 80 kmts. por hora es una velocidad supersónica para un flipao. Y un citroën de aquellos no daba mucho más de sí, así que íbamos tranquilamente riéndonos de todo pero muy formales.
Al poco de abandonar la provincia empezamos a sentir gusa. En la primer bar que encontramos al pie de la Nacional 6, la llamábamos así por aquella mítica Ruta 66, por Bruce Spreengsteen y porque habíamos hecho una canción juntos que llevaba ese  título, unos años antes del Camioneros de fortuna de los Deicidas de Zapico que tanto me mola, pues eso, en el primer chiringuito que vimos paramos.

Asturias, febrero 2012

Ahí ya fuimos conscientes de que el ácido era de los buenos. Nos costaba mantener la compostura delante de la clientela, camioneros curtidos, incluso a mí que conocía el paño por haber viajado bastante con algunos y soy más serio en apariencia que el músico y mi compañera. El tono correcto lo hubiera dado el Món, pero no admitían perros y nos miraba aburrido desde la puerta abierta del bar.
No pasó nada, la verdad es que ninguno somos de dar espectáculos bochornosos mayores en público, aunque nunca es tarde. Comimos unos pinchos, tomamos más cerveza, dimos de beber agua al can después de evacuar las nuestras y arrancamos con un bocadillo cada uno debajo del brazo y la sonrisa de oreja a oreja.

Camino de León, atravesando la meseta castellana de noche, veíamos venir aguanieve de frente pero caía sin ganas ni intensidad, y nosotros continuábamos despreocupadamente a paso tortuga riéndonos del hombre del tiempo y del hambre que seguíamos teniendo. El Món iba muy tranquilo porque se había zampado un buen plato de  restos de paella que nos dieron en el bar, a pesar de la cara de mosqueo que ponía el camareta viéndonos tan contentos. De vez en cuando soltaba algún currusco, el perro, no el camarero.

A mitad de camino el guitarrista y mi colega decidieron comerse el bocadillo, yo iba conduciendo un poco más preocupado que ellos pensando en la nieve que podía estar cayendo en el puerto Pajares, en que tal vez en León no encontráramos abierto nada a esas horas sin buscar y perder mucho tiempo, y en que el hambre nos podía apretar más si la cosa se ponía fea. Un poco cenizo.
A todo esto hay que sumar  que el interior del citroën era un fumadero y sólo respirábamos humo africano que abre más el apetito.

Mucho antes de llegar a León ya empezaron a darme la vara a duo pidiéndome el bocadillo que había reservado precavidamente. Les expliqué mis razones pero ¡vete a convencer a un colgao, al que se le parte de risa el culo por todo, de algo que tenga la más mínima coherencia! Yo, por si acaso, tenía el bocata bien apalancao.
En aquella época de política transicional las reivindicaciones obreras pasaban siempre por defender el derecho al tiempo de descanso para el bocadillo. Y ahí le dieron.

Pero yo me mantuve en mis trece pensando que en León no íbamos a poder parar si queríamos llegar a dormir a Oviedo. Me martirizaron con ese slogan, ¡Compañero, defiende tu bocadillo!.

En León donde llegamos sobre la una, mucho más tarde de lo normal, caían cuatro falispas pero todavía sin ganas. Estuvimos una hora en el pub de otro colega, por cierto, decorado por Javier Mariscal, echando unos pitos y tomando unos cacharros, pero curiosamente no se nos ocurrió comer algo. No había autopista entonces y teníamos que subir por Pajares.

Nada más enfilar la cuesta que deja León atrás camino de Asturias ya empezó a nevar con intensidad. Nosotros llevábamos cadenas pero no nos apetecía nada, con aquel colocazo y aquella juerga, salir al frío a ponerlas, a menos que las circunstancias nos obligaran, o la Guardia Civil.
A esas alturas volvieron al puteo del bocata porque el hambre no había cedido, en todo caso aumentado.

Asturias, invierno 2012

Camino de la Robla, en toda esa meseta, una llanada alta, nevaba ya como en los mejores días del invierno. Se veía bastante nieve en las orillas, no nos cruzábamos con nadie desde que habíamos salido de la ciudad e íbamos marcando rodadas sobre la carretera blanca.

En la bajada del Rabizo empezamos a ver roderas de otro coche que había pasado pocos minutos antes y que alcanzamos antes de llegar al pueblo. Era un R-5 de color rojo que iba muy agachado, como si llevara mucho peso, no le veíamos cadenas. Pasó delante de la gasolinera que hay antes de la población en apariencia muy seguro de adónde se dirigía. Pensamos que tal vez era un lugareño que conocía la carretera e iba a uno de los pueblos de la ruta, antes del puerto.

Nosotros paramos a recabar información sobre el estado de la carretera.

Hacía dos horas que no circulaba nadie. Un camionero parado allí nos dijo que él fue el último en subir y con cadenas. Había un Land Rover de los civiles arriba y pensaba que ya habrían cerrado Pajares.
No teníamos muchas alternativas y decidimos que pasar la noche metidos en el coche repartiéndonos mi bocadillo y helándonos de frío no era mejor que intentar subir. Tiramos pues. Llevábamos todavía un pedo curioso y simpático.

Yo tenía un trabajo entonces que me obligaba a estar todo el año en la carretera, en invierno y en verano, y conocía muy bien la experiencia de conducir en nieve.
Media hora después alcanzamos al R-5. Nos quedamos detrás a una distancia que no le molestaran las luces y subimos así hasta la misma raya del puerto.

Unos cien metros antes de llegar a lo alto vimos las luces a la izquierda de la carretera, que resultaron ser del todoterreno de Tráfico, lo tenían arrancado porque hacía un frío que pelaba. Vimos con sorprea que el R-5 pasaba sin parar y sin frenar antes del descenso. Nosotros teníamos un poco de miedo a los picoletos no fueran a mosquearse sospechando de nuestras caras risueñas. Pero paré, me bajé del coche y fui hasta ellos. Desde la Robla no había cesado de nevar si dios tenía nieve y ahora caía a muerte.

¡Buenas noches!, ¿hay mucha nieve?
¿Llevan cadenas?
Sí, pero con el frío que hace nos arriesgamos a pasar sin ponerlas si se puede...
Tengan cuidado en esos dos tramos, que puede que haya hielo, si hay algún problema en el pueblo de Pajares están los compañeros con otro Land Rover. Bajen con precaución.

La autoridad estuvo correcta y creo que yo lo hice bien.

Cuando volví al coche me di cuenta de la tensión y expectación que había dentro de la Cirila, estaban vueltos hacia mí, incluído el Món, de pie en el asiento trasero, haciendo compañía al músico y apoyando el culo en él, técnica que tenía muy desarrollada y le ayudaba a mantenerse firme en las curvas. Nadie se reía, todos serios como potes.

No tardamos ni dos minutos en hacer la consulta y arrancar. Si había pasado el R-5, que parecía más cargado que nosotros, pasaríamos, la Cirila era muy buena con nieve, no pesaba nada y nosotros somos de poca chicha y más limoná. Del bocadillo no se acordaba nadie.

Asturias, febrero 2012

El primer desnivel fuerte es de sólo un 14%, bajamos sin problemas en primera y con el freno de mano a punto. Al salir de la curva de la pendiente vimos las luces rojas del coche que nos precedía a punto de iniciar el tramo más pindio. Parecía claro que después de coronar el alto sin parar ni frenar había tenido que enlentecer mucho la marcha para alcanzarlo tan pronto.

Rodábamos por el túnel de nieve que iluminaban las luces y estábamos como a treinta metros de él, cuando de pronto vimos desaparecer sus luces traseras. Había iniciado el descenso del 17, que muchos dicen que es el 20 y a nosotros aquel día nos pareció el 50%.
Al llegar al borde pudimos ver como el R-5 iba de un lado al otro de la carretera en aquella pendiente infernal en un descenso a tumba abierta.

Yo todavía abrigaba la esperanza de que nuestro menor peso nos hiciera aguantar en la vía, pero al llegar al lugar donde habíamos visto desaparecer las luces allá nos fuimos, como la barca del destino. Seguimos una trayectoria parecida a la del coche rojo, durante cien o ciento cincuenta metros bajamos resbalando en caída libre, del quitamiedos izquierdo a la cuneta derecha donde caímos y de donde salimos en el mismo impulso, muy rápido pero como si fueramos a cámara lenta en un tobogán.
Más abajo veíamos al otro que intentaba enderezar el suyo en una zona menos empinada. Lo logró por fin y paró antes de iniciar el tercer tramo peligroso. Nosotros lo hicimos también veinte metros más atrás, sin mayores problemas ya. Nadie hablaba, el Món estaba tieso, de pie en el asiento, y nosotros sobrecogidos y aún algo colocados.

Bajé del coche y fui al encuentro del que nos abría camino. Cuando estaba llegando se abrieron las puertas, menos la del conductor, que seguía sentado al volante más acojonado que qué.

Bajamos patinando más de doscientos metros, me dice desde la ventanilla al verme, casi sin voz.
Ya, ya os vimos, y nosotros nos fuimos también detrás.
¿No llevas cadenas?
Las llevo pero en la maleta, me daba pereza ponerlas.
Yo no tengo y voy muy cargado, voy a bajar a esta gente que vayan andando este trozo. Llevo el maletero a tope con los equipajes y toda la hostia. ¿Tú vas solo?
Vamos tres y un perro.
¿No los vas a bajar?.
No. Yo creo que lo peor ya lo pasamos, esas dos pendientes que quedan no son tan fuertes y habrá menos nieve. El 14 lo hicimos sin problemas y no llevamos tanto peso.

Sólo entonces me hice cargo de la situación de aquella "gente" que abría las puertas para salir cuando yo llegaba. Eran tres chicas jóvenes orientales. Comprendí la prisa del paisano cuando se cruzó con la benemérita en lo alto del puerto. Trata de blancas (de amarillas, corrige el Arrubarrenensis) con premeditación, alevosía, nocturnidad, abuso de sexo y nieve.

Las llevo a un piso de Gijón, me dice el tipo.

Lo que nos faltaba para un viaje psiquedélico completo, el elemento oriental. Miré a las chicas que no parecían muy preocupadas, sólo una, más tímida y que temblaba de frío, bajó los ojos. ¿Cuánto no habrían visto, cuántos peligros no habrían arrostrado ya en su corta vida, rodando por el mundo siempre tratadas como ganao, peor, como mercancía?

Antes de llegar de vuelta a la Cirila ya había salido el fulano. Cuando alcanzamos la tercera pendiente pudimos ver cómo el R-5 dejaba atrás a las chicas. Se lanzaba cuesta abajo. Ellas calzaban pobres zapatos de tacón y vestían unas miserables cazadoras cortas de piel de conejo o algo parecido, propias de los puticlubs más tristes.

Nunca pararon de correr no obstante, y la tímida recibía el apoyo de las otras dos cuando se rezagaba demasiado. Pillamos varias veces al R-5 en lo más empinado de los dos tramos hasta que las subió otra vez, no uno como había dicho el tipo, un par de kilómetros largos en los que asistimos a este triste pero hipnótico, alucinante baile y espectáculo.
A veces les sacaba tanta ventaja que las alcanzábamos nosotros en el descenso y las veíamos a través de las ventanillas empañadas cómo, muy inclinadas para mantener el equilibrio en el desnivel con los tacones en la nieve, sin dejar de trotar al mismo ritmo, las íbamos dejando atrás. Era una danza maravillosa de supervivencia, constancia, valor, fuerza...

Cuando la carretera se alisaba volvíamos a verlas pasar adelantándonos y colocándose otra vez en su lugar escoltando al coche. La escena tenía toda la magia de un sueño, otra vez a cámara lenta, o de una alucinación china. En la Cirila estábamos los cuatro fascinados, incluído el Món que seguía toda la acción contemplando el paso de las chicas por las ventanillas.

El bocadillo parecía desaparecido, nadie lo mencionó en toda la bajada. Yel colocazo había devenido en juego de niños comparado con esa otra experiencia.
Cruzamos el pueblo de Pajares y no vimos el Land Rover de la Guardia Civil. Llegamos abajo del puerto siguiendo siempre de cerca al coche rojo, hasta Puente los Fierros cuando paraba de nevar y en la carretera se empezaba a notar menos nieve. En el trayecto a Campomanes, los siguientes 10 kilómetros, le vimos alejarse poco a poco de nosotros y perderse al fin.

Llegamos a Oviedo, a unos 50 kilómetros, al amanecer. Desde Campomanes hasta allí no pararon ni un kilómero de darme la brasa con el puto bocata, eso sí, totalmente relajados ya y felices de haber salido idemnes de aquella aventura.
Desde casa vimos las luces de la aurora aunque era una mañana gris de perros, mientras nos comíamos a partes iguales "mi" bocadillo. Yo estaba más canino que el Món que corría a sus anchas por el prao.

Ramiro Rodríguez Prada


Fuera de servicio

El Pulgarzito y una versión del ¡Qué demasiao!, madura y solitaria, más rota y blusera, muy buena con ese rasgueo potente de la guita, se nota la evolución musical hacia una mayor dureza.

Salud

Ra

domingo, 18 de marzo de 2012

Beodos


Escanciando sidra
Nava, febrero 2012

Toy perdío pero esto ye música, canción asturiana y sidra de casa. Todo llora. Hasta el espejo. Como los homeópatas, nos empeñamos en sacar un clavo con otro clavo ¡y ya tenemos dos clavos!.

O es uno o veo dos beodos

Hay díes que nun tá uno pa ná
esto sólo cura con sidra y toná
no pensar no sentir no beber
no amar no vivir no ser
Esto sólo cura con sidra y toná.

Hay díes que nun tá uno pa ná.

"Impresionante dúo. En casa de Carlos Rubiera, con los amigos: Gabino, Nacho, Juanjo, Juan, el marido de Mari Luz, el Matador y esposa... inolvidable." (Palabras de la persona que colgó el vídeo en Youtube y copió la letra, y piropos que hacemos nuestros).

Mary Luz Cristobal y Llorián García


Lletra:

Soi criada de servir
nun te puedo dar parola
de día nun tengo tiempu
de nueche nun m'acomoda.

Si canto llámenme lloca,
si lloro desesperada
si me ven falar contigo
dicen que toi namorada.

Que preste!!! Llorián.

Y como beo dos, oigo también doble, "esta es la canción, señores, que un asturianu cantaba",
 
Jorge Tuya, a capella en Radio Enol.  Tengo de dir al molín.


Como no hay dos sin tres, Ismael Tomás con Alberto Varillas a la gaita.
Santullano ye de Mieres
 
 
 
 
Que tengáis un buen día y curen pronto las heridas.
 

Ramiro