sábado, 26 de enero de 2013

Ο Αλέκος Καραβίτης, Alekos Karavitis


Atenas, 2011.

Karavitis


Alekos Karavitis es el tercero de los primeros maestros de la música tradicional cretense, los Protomastores. Trece canciones editó esa colección en su segundo disco y es todo lo que escuché de él. El orden de edición tiene más un sentido temporal que ponderativo, cada uno cuenta con sus incondicionales y todos son excepcionales.
La colección abarca de 1920 a 1955. Casi todos nacieron a principios de siglo XX o en sus primeras décadas, Alekos en 1904, en un pueblo montañoso de la prefectura de Rézimno, de nuevo, como la mayoría de los grandes intérpretes del siglo.

Αλέκος Καραβίτης.  Ρεθυμνιώτικη σούστα. Sousta Rezimniota. 
¿Cuántas veces me habré referido a la precocidad y afición de los músicos cretenses, que tocan hasta con cuerdas de cactos por no tener dinero para otras? No es el caso de Alekos, pero hasta los 15 años no tuvo su propia lira, un boulgarí, un instrumento algo mayor, en desuso, del que ya hablé. Porque se trata de otro de los grandes lirakis de la historia de Creta. No sé si se le conoce algún maestro, pero su hermano contaba con orgullo que había aprendido en el monte cuidando a las ovejas. Creo que es de los pocos autodidactas, la mayoría viene de familias con mucha tradición musical.

Ese primer tema, Ρεθυμνιώτικη σούστα, junto con Αγιοβασιλειώτικος συρτός, Syrto de Ayios Vasilios, dedicado a San Basilio, su pueblo, fueron los temas que grabó en Atenas en 1928 y que le darían un nombre entre la comunidad cretense de la capital y los propios isleños.
Karavitis ya llevaba varios años en Atenas, desde que hizo el servicio militar voluntario, del 21 al 25. Años muy difíciles para Grecia. Entretanto fue refinando su instrumento y al terminar la mili, abrió una taberna en Atenas, un recurso frecuente entre los músicos emigrados a la ciudad.

Eran los tiempos del venicelismo, que es casi como decir del republicanismo griego y de Creta, unas veces vencedor y otras traicionado. Conoció a Venicelos y demás personalidades del momento y tuvo la fortuna de ser el elegido para organizar las noches musicales cretenses en Atenas en los años 30, que se harían famosas, reunión de republicanos y baile de conjurados.
En el 36 actuó en Berlín para la ceremonia de inauguración de aquellos Juegos que han quedado como los prologómenos de un desastre europeo nada deportivo.

Αλέκος Καραβίτης Συρτός Κουτρουλιανός.

http://www.youtube.com/watch?v=MiGF4nKri9Q

A pesar de estos años turbulentos de política en su primera madurez, nunca abandonó la música y quizá pueda considerarse la siguiente como su década en este aspecto. Porque ya en 1939 participó con Baxevanis y su laúd en una gira por Egipto con el grupo de baile de Stamatis Papadakis, gira histórica de la música cretense a la que ya aludí en la entrada dedicada al Baxe en esta etiqueta.

Los 40 fueron los años de su consagración definitiva, porque grabó varios discos y colaboró con los mejores músicos cretenses de su generación, Baxevanis, Koutsourelis, Mavrodimitrakis o Mastrokalos.
Pero además sus relaciones le procurarían nuevas ventajas en su otra faceta de hombre de negocios, como aquella de organizador de las fiestas cretenses. La amistad personal con el dueño de la cerveza Fix significó la exclusiva del reparto de hielo en todo el Ática.

Y como ya recomendé la Fix, que creo que estuvo un tiempo sin fabricarse, pero ha vuelto con fuerza a sustituir a otras, pretendidamente griegas, por el nombre, pero que pertececen a capitales extranjeros, no me resisto a hacerle publicidad gratuita de nuevo. La recomiendo, los cerveceros me lo agradecerán, y los menos birreros también. Es un pelín, sólo un pelín más amarga que la Mithos, la Mahou o la holandesa, pero fría, pagomena como se bebe en Grecia, apenas se nota, gusta en el primer trago, y en los siguientes.

Αλέκος Καραβίτης.  Κανάρια.  Canario.

Una Fix pagomena
tapando a la mi morena
Grecia, verano 2012

Y bueno, la canción se titulaba Canario, pero es como llamarle a la morena -detrás de la bira- de mi copla avecilla canora, en plan cariñosu, porque son palabras de una canción de amor. Ya sé que es un poco ridículo, pero los griegos lo son en estas cosinas, y muy muy dulces. Y para liraki meloso y delicado, Alekos.
En la siguiente le llama  yiasemáki mu, o sea jazminín o jazminito mío, ¡un paisano con todo el bigote!, ¿te imaginas mi amós, rosita de pitiminíss, con lo bien que huele el jazmín en las noches de las islas griegas?, aaay...

También Karavitis, en los 50, realizó su periplo europeo y americano, como algunos de los Protomastores, y la mayoría de los grandes intérpretes cretenses posteriores, en compañía de grupos de baile y músicos como Karás, Koula Pratsika, o con Dora Stratou, en Estados Unidos, y en Cuba donde fue reclamado por la colonia griega. En Londres fue presentado por su viejo amigo Patrick Leigh Fermor...

Con Tzouganatos Mastrokalos al laúd, grabó en Nueva York diez discos que son las piezas más preciadas de su contribución a la música tradicional de la isla.

Αλέκος Καραβίτης.  Ηντα-χεις γιασεμάκι μου


Murió en 1975, rico, pero por sus actividades empresariales, no por los beneficios de la música. En una biografía señalaban este hecho con cierto asombro porque la verdad es que la mayoría de los músicos emigrados y los que se quedaban en Creta lo mismo, no sólo no se enriquecían, algunos se las veían y deseaban para sobrevivir. Se le tiene por un benefactor, puesto que dedicó parte de su fortuna en ayudas personales y sobre todo a la cultura.

Πέντε είναι οι λεβεντιές που έβγαλε η Κρήτη
Ψύλλο, Λαγό και Ροδινό, Μπαξέ και Καραβίτη

Cinco son los lebendis que nos dio Kriti
Psilo, Lagó y Rodinó, Baxé y Karaviti

Me voy con las consabidas Kontyliés, esas canciones casi recitadas que en las panayías cretenses se improvisan sobre los mismos manteles del banquete.

Καραβιτης Αλεκος.   Λασηθιοτικες κοντυλιές.


Salud y buena música

Barbarómiros 

viernes, 25 de enero de 2013

Chimenea en la proa con geranios


León, septiembre 2012


Malasombra


Salí a navegar un rato a la terraza, entre sol y sombra. El día era precioso, cálido y pacífico, las olas golpeaban mansas el casco de mi barco y sus vivos colores rielaban en el agua azul.

En una ensoñación de peces verdes y flores de geranio sentí como el puñal me entraba por la espalda.
Fue una herida leve sin embargo, no sangraba. Chillaban las gaviotas contra el cielo inmenso.

Convaleciente en la cubierta, la vieja zorra de risa odontológica me vino a consolar con felaciones óseas. Luego todo fue suave y dulce brisa, el blanco de la espuma, la mar de un niño triste.


De  Interrogatorios y Otras partidas perdidas,  2013.

Ramiro Rodríguez Prada


J. S. Bach.  Glenn Gould, piano.   Variaciones Goldberg. Aria.


Salud y besos

jueves, 24 de enero de 2013

Era rano


Oviedo,  diciembre 2012


Era rano


Me metí en el váter para escribir mis versos solo.
Casi de inmediato puse un huevo. Salió rana.
Últimamente los batracios me persiguen por amor.
Serán mis letras sucias cargadas de improperios:
cantaba desde el fondo del retrete, no croaba, y era rano.

Mis ripios turbios, oscuros, tan profundos, abisales,
convocan a este lado de la taza muchas voces.
Los grandes nombres mitológicos suben a hablarme.
Me aburren los colgantes sus dramas ganglionares:
un Edipo tuerto, una Electra hipocondríaca, Hefesto manco.

Hasta la rubia Afrodita viene sin pelos en la lengua,
depilada la axila izquierda y un anca al ajo arriero.
Ya viendo a los idiomas revueltos en la charca
no tuve más salida que la inmersión poética:
sacar la palabra con la boca, canto desafinado de sirenas. 


De  Interrogatorios y Otras partidas perdidas. 2013.

Ramiro Rodríguez Prada


Otro caldero de oro

Contra la oscuridad ambiente, sin contar la del gato, tratando de explicar alguna imagen que asomó por la cloaca lírica, como la del príncipe convertido en sapo, o las ancas de rana a la bañezana, me quedé solo rememorando aquel juego de nuestra infancia casi de posguerra, solo porque era el mayor del grupo al que contaba este recuerdo y nadie había oído hablar de ello.

En las fiestas de los pueblos había una diversión para niños y mayores, en forma de enorme balde de cinc, aquellos que nuestras abuelas usaban para las coladas de las familias numerosas de los años 50. Lo llenaban de agua y echaban algunas monedas. Había que meter la cabeza, el cuello y parte de los hombros, y sacarlas con la boca. Cuando yo era un niño, perronas, realines, pesetas y duros, el premio gordo.

Entre los mayores lo hacían también con vino blanco y se corrían apuestas. Había que poner una peseta para poder participar, con la posibilidad de sacar cinco en su forma compacta de un duro, la más pesada y difícil de absorber de las monedas del fondo. Algunos se dejaban allí parte de su mísero capital para la fiesta y medio resuello.

El balde estaba rodeado por los participantes, desnudos de cintura para arriba, y por un gran círculo de gente que miraba y apostaba a su vez. Tenía mucho de espectáculo bárbaro y extremo, pero era barato, ¡de hecho de entrada libre!, la diversión estaba asegurada y nunca vi morir a nadie afogao. No puedo decir lo mismo de la poesía.

Νικόλας Άσιμος.  Ούζα.  Oúza (Úsa), Úsos.


Salud

ra

miércoles, 23 de enero de 2013

O Μάρκος Βαμβακάρης, Marcos Bambakaris


Grecia, verano 2012

Βαμβακάρης


O Βαμβακάρης, según noticia del mi Dimitraki debe ser otro nombre parlante, porque βαμβάκι es algodón. No sé si sería correcto traducirlo por El Algodonero, El Algodonoso tal vez... . La industria del algodón ya sabéis que fue muy griega, en especial por el cultivado en Alejandría, y él mismo trabajó de niño en una fábrica de hilaturas de algodón.

Pero la verdad es que la voz de Marcos, que es lo que nos interesa aquí antes que las etimologías o las coincidencias, no tiene nada de algodonosa, todo lo contrario, y más en sus últimos años, era ronca, rasposa, distorsionada en falsete agrio y viejuno, casi antimusical.

Markos Bambakaris.  Koróido.  Mamón.

Fue una cinta de Tsitsanis la primera que compramos de Rebétiko cuando íbamos en coche a Grecia, nos dejamos aleccionar por una guía francesa que también hablaba de Bambakaris. Entonces no era fácil encontrar grabaciones viejas del género. Lo que encontramos en un puesto de mercadillo. La otra griega era de Hatsidakis, a quien sí conocíamos algo, pero el rebético era la primera vez que lo oíamos.

En los años 80 empezaba a ponerse de moda de nuevo, de la mano de jóvenes intérpretes. Años después vimos a Eleftería Arvanitaki y a Glykería en Myrina, Limnos, que, especialmente la última, hacían nuevo rebétiko. Y por la misma época escuchamos a un grupo familiar de músicos de paliorebétika, que hasta tocaban una percusión con una gran lata vacía de queso feta.

Pero muy pronto empezamos a escuchar también a Bambakaris. Y en la propia Myrina. Lo ponían por Radio Alfa, una emisora donde trabajaba Yorgos, hermano de Andoñía, nuestra casera. Y vimos algunas grabaciones en programas de televisión que recordaban aquellos años dorados del rebétiko, cuando empezó Markos, los 30 y los posteriores a la 2ª Guerra Mundial.

Βαμβακάρης.  Όσοι έχουνε πολλά λεφτά.  Los que tienen un montón de pasta.


Si Tsitsanis es el compositor e intérprete de rebétiko más importante a partir de los años 50, por méritos propios desde luego, Bambakáris pasa por ser el primero que realizó una grabación de ese estilo en Grecia,  'Να 'ρχόσουνα ρε μάγκα μου, en 1934. Pero, antes que nada, es considerado la figura indiscutible, y no sólo de los primeros rebetes, sino de toda la historia del género hasta la fecha. Su estilo único, que es el de esa voz inconfundible lo hace además perfectamente reconocible.

Dediqué en esta etiqueta una entrada a Marió antes que a Marko, dentro de la rebétika, por galantería y porque es actualmente la figura viva más importante. Me gusta mucho, y también ese puesto de relevancia lo tiene ella bien merecido, sin duda.

Bambakáris nació en 1905, en Siros, como Enmanuil Roídis, la isla más próspera, dinámica y poblada de la Cícladas y cuya capital Ermupuli, lo es de todo el archipiélago.  Pero muy joven tuvo que trasladarse al Pireo, buscándose la vida a salto de mata, de lo que saliera: vendedor de periódicos, recadista, limpiabotas... .
Mientras, aprendía los rudimentos del busuki y se empapaba en las canciones que en los años 20 traían los refugiaos de Asia Menor huídos de las fuerzas de Atatürk y que poblaron las islas, las grandes ciudades griegas y sobre todo Atenas, El Pireo y muchas tierras del Ática adyacentes.

Μάρκος Βαμβακάρης.   Απ οσες αν εγνωρισα.


La temática de sus canciones es la misma de la de todos los grandes rebetes, puesto que vivió los mismos ambientes duros de los arrabales donde cobró vida el género, alcoholismo y demás drogadicciones, violencia, prostitiución, y todo tipo de necesidades. Aunque el origen musical de los diversos estilos, como sabéis, parece remontarse mucho más atrás. Siempre a caballo entre Asia y Europa.

Leía hace poco en un libro de Santigo Auserón, El ritmo perdido, que lleva por subtítulo Sobre el influjo negro en la canción española, una nota donde, buscando el origen de la palabra rumba, llega a mencionar el verbo griego Ρέμβομαι, ré(m)bome, que significa "ir y venir, errar, girar en redondo, actuar al azar". ¡Parece estar describiendo el baile y el carácter errático de los rebetes!. Y por asociación con el verbo...
Pero no menciona Santiago el rebétiko, ni lo emparenta con el tango africano o la rumba. Es un libro muy documentado, tal vez fue un lapsus del polifacético músico. Y, bueno, trata sobre todo el ámbito hispano (y afroamericano).

Mira por donde podéis añadir dos nuevas palabras a los insultos y cagamentos que apunté en un capítulo de diciembre. Creo que por Mamón puse Mámonas y por cabezón Kefala. Hoy Marko nos presta otras dos, antes Koróido, mamón y ahora Pismatara, testarudo, cabezón, uno que se emperra en que lo quieran pero nones.

Μάρκος Βαμβακάρης.  Πεισματαρα. Cabezón. 1938.

http://www.youtube.com/watch?v=Bq1EV-GURiI

Grecia, agosto 2012
  
Como creo que tiene más interés alguna otra cita de ese libro, que muchos datos biográficos del músico que tratamos hoy, porque se refieren también a Grecia y a la música y no las encontraréis a menos que compréis el libro, creo que acabaré este primer capítulo de Bambakaris con eso y poco más. Y las canciones que ya tenía previstas, por supuesto.

Después de mencionar Auserón la coincidencia fonética de palabras bilabiales de origen africano, como "mambo, bembé, samba, rumba, macumba, candombe, cumbia, etc.", rastrea la etimología de rumba y rumbo a través de los distintos idiomas.

"Rumbo remite a los rhomboi de la antigüedad grecolatina, objetos romboidales de madera o de bronce que se hacían girar atados a una cuerda para usos mágicos, produciendo un sonido como el mugido del toro".  Y sigue, y esto creo que les interesará a algunos marineros, capitanas y capitanes amigos: "La forma de esos objetos reaparece en las divisiones de la rosa de los vientos, que los marineros llaman por asociación rombos y luego rumbos". Creo haber leído algo muy cercano en
Navegando por Grecia, el blog de Ana Capsir.

Μάρκος Βαμβακάρης.  Μαύρα μάτια, Μαύρα φρύδια.  Negros ojos, negras cejas.


..."la raíz germana rum, cabida en la bodega. Relacionada con el inglés room, que en español y portugués es rumo, con la misma significación: hueco en el interior de un bajel (pensemos en el uso arrumbar)".
"En francés, rum tiene durante un tiempo el doble significado de bodega naviera y bebida espirituosa"

¿Y qué tiene esto que ver con Bambakaris?, preguntaréis. Pues mucho, porque nació en una isla, vivió en el Pireo y los turkos le hubieran llamado si no rumí, por lo menos romiós,  romano para ellos, otra etimología a tener presente hablando del rum.

Aunque dije al principio que me interesaba más la voz de Marko al final perdí el rumbo y me fui por las etimologías. ¿Pero no os quejaréis del número de canciones?

Los últimos apuntes biográficos. Murió en Atenas en 1972. La casa museo dedicada a su memoria en Ermupuli es uno de los destinos que tengo todavía pendientes, ya cumplida la peregrinación laica al oratorio de Nikos Xiluris en Anogia.

Μάρκος Βαμβακάρης.  Καντονε Σταυρο.

Su tema más conocido es una canción de amor, Φραγκοσυριανή, Francosirianí, una palabra compuesta que podemos traducir por Chica franca de Siros. Ya la puse aquí y también una versión reggae que me gusta, valiente y graciosa, de Locomondo.
Se cuenta que Bambakaris, al volver temporalmente a Siros desde el Pireo, convertido en un reconocido interprete de rebétiko, se enamoró de una chica franca que debió darle calabazas y a la que dedicó la canción.

Al hablar de Enmanuil Roidis, el otro siriota universal, ya conté que en la isla existe una dinámica y numerosa comunidad católica entre la mayoría ortodoxa, que perdura desde la presencia y ocupación de territorios de Bizancio por parte de las potencias latinas de entonces, venecianos, catalanes o genoveses, entre otras. 
A los católicos que quedaron se les siguió llamando francos, aún cuando se habían sucedido las generaciones de griegos autóctonos que ya sólo compartían con los latinos la religión.

Las penas de amor del rebético no son sólo una cuestión estética. Abundan los abandonos de los rebetes por parte de sus mujeres, las infidelidades, las fugas con amantes fijos o temporales. O, lo que es peor, las historias de drogadicción, alcoholismo y malos tratos.
Escojo esta versión de Hatsidakis y Dandonaki grabada en Nueva York con Manos al piano, y no es chiste lo de las manos, sólo coincidencia, porque enlaza bien con un tema de Konstantina, una cantante griega amiga de Ana Capsir, antes en Valencia y ahora en Rodas, de la que la kapetánissa puso un tema de un ensayo en su blog.

Como hablamos de las versiones cultas del rebético por parte de cantantes líricas del éntecno, aprovecho para poner ésta de Dandonaki. Todos estuvimos de acuerdo en que también nos gustaban muchos de estos acercamientos a la música popular, al rebétiko, por parte de músicos clásicos. Mejor si se puede disfrutar de todo si es bueno, sin prejuicios.

Marcos Bambakáris.  Manos Hatsidakis, piano, Φλερυ Νταντωνακη, Fléry Dandonaki. 
Φραγκοσυριανη.

Salud y mucha música

Barbarómiros

lunes, 21 de enero de 2013

Los gavros de Diamandís


Diamandís  y la gata de  Spiros
Agii Apostoloi, agosto 2012 

Buenos días. Ésta es otra corta secuencia desde la terraza del bar de Stavrula y Spiros. Ya os hablé de ello.

Diamandís llega al εστιατόριο, estiatorio, restaurante, a primera hora de la mañana y, después de visitar una de las pescaderías del pueblo con barcos propios, regresa al Toyota con un puñado de gavros frescos que han desembarcado en el puerto de madrugada, pescados esa misma noche. Allí recogerá además un recipiente que trae de casa con restos de buena comida. No es que Spiros no alimente bien a los gatos, comen todo lo que quieren y más, pero el detalle diario de Diamandís es tan tierno que bien merece ese título que le colgué de "el amigo de los animales".

En la caja del pickup tiene al perro, que ya conocéis de otra fotografía anterior. Le sigue con el rabo levantado la gata de Spiros, que esperaba por él desde las primeras luces, echada en compañía de los gatines en un jardinillo a la izquierda de la foto, protegiéndose ya de los primeros rayos del sol bajo la sombra de una palmera.

Creo que en otro de los capítulos que dediqué a Lisi y Diamandís ya puse, amén de a Psarandonis, a Mitropanos, un cantante de laiká  (la música civil, digamos) muy querido por los griegos, que murió el pasado año. Sin duda de los cantantes desaparecidos los dos últimos años ha sido el más llorado.

Estoy pensando en Rasoúlis, Papázoglou o Domna Samiou, por ejemplo. A los tres los recordaron durante un tiempo, poniendo sus canciones en la Radio Nacional griega, pero no hay día desde que murió Mitropanos que no pinchen más de uno de sus potentes zebékikos, y ya pasaron meses.

Stratos Dionisiou. Yo el extranjero.   Egó o xenos.


Diamandís  y la gata en la taberna de  Stavrula
Grecia, 2012

Los dos puntos precedentes eran para explicar la elección musical de hoy. Dionisiou es un cantante de similar estilo a Mitropanos, bastante frecuente por otra parte. Son voces de calidad, muy varoniles, graves y poderosas, de la misma escuela que la del gran Kazantzidis, el prototipo por excelencia, y el intérprete del otro tema de hoy. O como la de Angelópoulos, Gavalás y tantos otros.
Aunque ni el estilo ni el repertorio son los más frecuentados por mí, los griegos y en especial el género masculino, los paisanos, se identifican bastante con ellos y yo los entiendo y copulo de cuando en cuando.

Un paisano en el mejor sentido de la palabra es el bueno de Diamandís, pero no sé si estos cantantes están entre sus preferidos, espero no errar demasiado.
En la segunda imagen vemos ya el lugar donde alimentaba a los gatos. Tengo también fotografías de los gatines comiendo los gavros, pero como no paraban un momento salieron todas movidas.

Una vez cumplida su buena obra de la mañana, llegaba la hora de sentarse a tomar el primer café, un helinikó o un frappé, dependiendo de la potencia del sol del día.
Ya parte de la parea tomaba el suyo, por lo general los barbas, los abuelos más viejos, que duermen menos y madrugan más que el resto. Y poco a poco se iban incorporando nuevos contertulios, sentados en las mesas de la terraza con el café y el vaso de agua fría al lado, todas las sillas vueltas mirando al mar.


La gata, con tres rabos, comiendo gavros
Limani Petrión, verano 2012

Y, tras el helinikó, a fumar unos cigarros en falso, chupando esas pipas de agua que echan humo cuando se aspira. Diamantís está intentando dejar el tabaco, pero le cuesta dios y ayuda.

Aún tengo pensado un cuarto capítulo de Gatines con la segunda familia de felinos, de la que subí una foto hace unos días. Es que tengo una del padre y otras dos muy tiernas de la madre con las crías que le prestarán a los gatófilos, César y Txell entre ellos.

Y por fin otra vez un saludo para Lisi, Diamandís, Stavrula, Spiros y familia, y a los conocidos. Y salud a todos.

Στέλιος Καζαντζιδις. Stelios Kazantzidis. Dos patrias.   Δύο πατρίδες.

Ramiro