domingo, 18 de agosto de 2013

Radio Futura


Música Moderna.
Detalle del primer LP de  Radio Futura.

Radio Futura

De izquierda a derecha, aparecían en la carátula del LP,  Música Moderna (1980), la primera formación de Radio Futura: Enrique Sierra, guitarra, Herminio Molero, teclas, Luis Auserón, bajo, Javier Pérez, percusión electrónica y Santiago Auserón, voz.

Falta Carlos Velázquez Solrac, batería, que parece ser que fue excluido de la portada por Hipavox por cuestión de imagen, aunque figura en los créditos del disco. Pues ¡hombre!, Enrique por el atractivo de la dureza de sus rasgos, y Santiago por el hoyuelo en la barbilla y el aire alaindeloniano, sí dan el tono, pero lo que es el bueno de Herminio con esa cara de Netol o Michelín y ese frontal de teeenager..., claro que: era el cerebro del invento. Y Luis Auserón y Javier tampoco es que fueran beldades de concurso.

Aunque ya conocíamos a los Corazones Automáticos a través de algunas reseñas en Disco Express unos años antes, no fue hasta finales del 79 cuando oímos hablar por primera vez de Radio Futura en Radio 3, tal vez a Jesús Ordovás, de su inminente lanzamiento con un disco de larga duración, y ya hablaban de él como del grupo poco menos que definitivo de la recién nacida  Movidina Madrileña, que entonces se llamaba todavía Nueva Olina

R. F.  Enamorado de la moda juvenil.

http://www.youtube.com/watch?v=t0On9tbnKd8&feature=related

Sin embargo, el disco aún se hizo esperar unos meses y eso le añadió morbo, parecía todo muy bien calculado. Entretanto, no dejaron de recordarnos que los 80 serían de Radio Futura.

Contaron, pues, desde el principio, con un apoyo entusiasta y decidido de varios medios entre los que destacó Radio Nacional. Y enseguida TVE. Radio 3 no sólo era su mejor amplificador, también del resto de grupos que surgían como hongos, pero el caso de Radio Futura fue especial y meteórico. Tuvieron buenos contactos. Antes de grabar el disco ya habían teloneado a Elvis Costello en el 79, en Barcelona.

Cada vez que veo ahora ese primer vídeo de Enamorado... me descojono. Sobre todo viendo a Herminio saltando como si tuviera pulgas en el culo, ¿y este hombre es hipertenso?, ¡pa habernos matao!

No me gustó la presentación y puesta en escena. Los incluí entre los babosos, ¡pero si casi eran más duros los Pegamoides del momento, cuando todavía estaban Nacho, Ana y Eduardo!.., pero acabamos bailando el Divina, una versión, en plan reggae ligero, de Ballrooms of Mars de T. Rex.; y hasta bailamos el Enamorado de la moda...

No nos disgustaba  Ivonne, una bacilada sesentera, más que de Bowie, otra de las influencias que se barajan en su música, de los Beatles y el pop español de esa generación, que suena a La Mode del Zurdo. Una cosa, pienso, es la música que escuchaban y les gustaba, con la que querían identificarse, y otra las influencias que se pueden apreciar.

Hablé antes de Nueva Ola y es que el punk estaba dejando ya paso, en la escena internacional, a una música distinta, más festiva y sofisticada en el plano musical pero menos comprometida quizá en lo político, más intrascendente.

 El Maxisigle  Semilla negra.
 Dibujo  en la contraportada (alterado) de la Xilografía de Gouguin  Noa Noa. Detalle.

Algunos de esos nuevos grupos, que se citan como influencias, como Talking Heads, habían empezado a tocar, como ellos mismos, y a grabar en pleno punk. A mí, aunque en R. F no hubiera chicas (Santiago por lo guapo y Javier por lo rubio ensortijado bien podían haberse travestido, darían el pego), tanto colorín y juguetería, me recordaban más a los  B' 52 que a los Ramones, por ejemplo. O a las grupos yeyés españoles de los '60, incluida su música.

Leí que por la influencia del líder Molero, en las teclas, querían acercarse al sonido de Roxy Music o a su "conceto", no lo sé, que tampoco era nuevaolero precisamente,  pero yo no veía a Eno o a Fripp por ninguna parte.

El primer disco hubiera pasado más o menos sin pena y poca gloria, como otros muchos de aquella movida, si el grupo no hubiera tenido continuidad después de la marcha, primero de Javier y pocos meses después, con pelea judicial incluida por la titularidad del nombre, de Herminio. Por otra parte aquella Radio Futura no era la maravilla que nos venían anunciando.

R. F.   La estatua del Jardín Botánico.


Los vimos por primera vez en el 81, cuando empezaban a viajar con la furgona por todo el país, acompañados por Paz Tejedor que ejercía de mánager. Volvían al redil de la música que se esperaba de ellos, o por lo menos algunos como yo, y en cuarteto típicamente rockero empezaron a sonar más duros.

En el 82 editaron el sencillo La estatua del Jardín Botánico/Rompeolas, y al año siguiente Dance usted/Tus pasos.

Tocaron en Brujas, una discoteca de Oviedo donde disfrutamos a muchos grupos de la época. Usamos el mismo truco que otras veces para entrar en los camerinos al final del concierto, una Pentax que cargábamos entonces para dar el pego. Después, ya dentro, casi nunca tirábamos fotos, por no molestar o que se creyeran muy importantes, entre el artisteo siempre se corre ese peligro.

R. F.   Dance usted.


Lo que queríamos, y hacíamos, era charlar, cambiar impresiones sobre mil y una cosas que parecían empezar a nacer, llevarles unos ejemplares de Psilicosis y echar unos pitos. Pero como ellos tenían la furgoneta aparcada a la puerta de las Brujas, nos metimos allí con un libanés del Líbano que nos acompañaba, para despistar a la patrona y no llenar el camerino de humos, ya teníamos conciencia interacial, ecológica y atmosférica?
Estuvimos un buen rato dándole al cigarro y al pico, ¡cuidado, nada de jeringuillas, me refiero a la sin hueso!, hasta que se despejó la calle y desapareció el público del concierto.

Y ahí, en la fragoneta, empezó una mínima amistad que, alimentada apenas por un encuentro rápido cada tres o cuatro años, se ha mantenido hasta hoy.

Lo dejo aquí. A medida que avanzo en la redacción me da la impresión de que a pesar de lo poco que nos hemos visto, una docena de veces como mucho, tendría materia personal para hablar del tema como de Creta, es decir para sobrar.
Les dedicaré más capítulos en el futuro y ya veremos como los desenvuelvo. Para nosotros la vida de Radio Futura comenzó en realidad en ese primer concierto y encuentro.

R. F. Directo. Alcudia 83.   Un africano por la Gran Vía. 


Santiago y Luis Auserón, y  Enrique Sierra
Fotografía de  Kathy François para  Veneno en la piel.

De su cuarto LP,  La canción de Juan Perro (1987) es el último tema, musicalmente contundente, uno de esos donde los afanes por unir el rock inglés y americano con el rollo latino cuajan de modo definitivo. Y la letra es una de las mejores de Santiago, en la buena tradición refranera castellana actualizada.

Pero no evitaré un comentario sobre algo que he visto escrito en un montón de páginas a propósito de este maridaje de estilos al que acabo de referirme. Se dice, grosso modo, que son los inventores del rock latino, ¿¡cómo ye?!.

Lo pongo en cursiva porque lo hacen pasar por una etiqueta, del tipo jazz latino, que se hubiera sacado de la manga algún enterao y que Radio Futura elevara a la categoría de nuevo sello. Estilo tenían, pero de ahí a convertirlos en los Protomastores de dos categorías musicales de tal envergadura unidas, como son el rock y  "lo latino", ¡échale un galgo a este conceto!, hay un trecho que no sé quién fue el listo que se saltó a la torera, dudo mucho que Santiago diera ese salto, lingüístico entre otros, tan falso y tan pobre a un tiempo. Supongo que a base de repetir las cosas, aunque sean pijadas, uno acaba por creérselas. Y hay que vender mito, así se llame Andana.

El rock latino, sin etiquetas, cursivas ni comillas, señores teóricos, se coció en el mismo caldo que el americano, claro que siempre con otras salsas, y con un poco o un mucho de chile, Radio Futura han sido grandes impulsores e innovadores del estilo a esta parte del charco. Y en ello sigue Santiago todavía, según creo.

R. F.   A cara o cruz.


Salud y buena música.

Ramiro Rodríguez Prada

sábado, 17 de agosto de 2013

Marcha atrás -4. Tengo de subir al puertu


Oviedo. Asturias  2013.

Marcha atrás -4

Tengo de subir al puertu

Paramos en un local camino de Asturias, cerca de la raya, que había sido hostal en tiempos mejores. Desde la apertura de la autopista esta vía perdió el 80% del tráfico, seguían utilizándola los escasos habitantes de los pueblos altos, y algunos viajantes y transportistas por los elevados precios del peaje, o por trabajo. Las minas o habían cerrado o estaban a punto de hacerlo.

El localón, en una llanada antes de la zona más abrupta del recorrido, en un punto alejado de cualquier núcleo habitado, había servido también de hospedaje a muchos aficionados a la nieve, pero la decadencia de la estación de esquí era también manifiesta y acabaron cerrando el hostal. El traspaso lo cogió un dúo ya habitual, él minero retirado de la cuenca de Santa Lucía y ella portuguesa miñota. Controlaban a media docena de prostitutas y el Legía tenía una cita con la pareja.

Sólo entraron Porfirio y el Narizotas porque don Ramón se negó a abandonar a su criado y dejarlo a mi exclusivo cuidado, mientras Sebito seguía roncando como un hipopótamo ajeno al mundo.

Tardaron una hora en volver al Mercedes y a mi me daba un sueño terrible, pero Valle no me dejaba dormir, ¡Al loro, camarón!, decía cuando se me cerraban los ojos o se me caía la cabeza sobre el pecho.

En lo alto de Pajares Porfirio, que era quien conducía desde la salida de León, le hizo un guiño a su jefe, cruzó la carretera hacia el aparcamiento del antiguo Parador Nacional, derrapando y frenando casi al borde del murete que da vista al valle del Huerna. Sebio, que hasta ahí seguía roncando, se fue con todo el peso muerto de su corpachón sobre el pobre manco, que cayó al suelo aplastado, con su criado encima.
Las risotadas de los dos malevos no encontraron eco esta vez en don Ramón, que se sacudía a Eusebio del lomo y se colocaba de nuevo las lentes.

¡¿Donde está mi bastón?!, gritó Valle con los pómulos encendidos y chispas en los ojos. Sebito, que no acababa de despertar del todo, nos miraba con cara de pánfilo.
Está en el maletero, don Ramón, cálmese; dijo ya más serio el legionario.
¡Ni calmas ni fandangos, me habéis pillado a traición sin el garrote, que si no como me llamo Ramón José Simón María Bermúdez de la Peña y Montenegro del Valle-Inclán, que esta afrenta no pasaba sin su justa dosis de jarabe de palo, malandrines!
Volvieron las carcajadas hasta que el de Vilanova enarboló la gorra y nos echó del Mercedes a boinazos, incluído a Sebito, que también reía, más despejado.

Porfirio sacó del coche una bolsa que traían cuando salieron del puticlub, con embutidos de la zona, queso y un par de botellas de vino casero. Por orden más que indicación del manco, bajamos hasta un prado desde el que se dominaba todo el paisaje. El día era soleado y muy guapo, primaveral, todavía se veían brillar los neveros de Peña Ubiña, en el horizonte más al norte las sierras de Quirós y  Pola Lena y en primer termino las humbrías del valle del Pajares.

Comimos como gochinos, sobre todo Sebito que iba recuperando la color a medida que embutía chorizo, en cambio Valle parecia desganado y se retiró unos metros del lugar donde comíamos para sentarse mirando al fondo del valle con las piernas cruzadas y el torso erguido, en la posición del loto. Pero antes reconvino severamente al atolondrado mocetón, ¡Usebio, ni huelas el morapio mientras yo medito!¡Te voy a husmear el aliento y como te halle en pecado mortal te mando con la tu Jaki en el primer correo que salga de Avilés!
Sebio lo miraba con las orejas gachas, pero nosotros tres reíamos otra vez a carcajadas. El manco se volvió hacia mí y apuntándome con el muñón me dice, ¡Y usted, cataplasma, vigíleme a este zampabollos o le voy a enseñar la disciplina inglesa en griego moderno!

Después de comer y beber, a mí me entró un sopor que me dominaba, algo parecido debía pasarle a los demás porque Sebito se tumbó hacia atrás y se quedó dormido inmediatamente. Los malevos sacaron sus polvos para estimularse y al cabo de un rato, inquietos y excitados, decidieron volver al puticlub, que no distaba más de cinco kilómetros de la raya. Don Ramón continuaba sumido en su viaje astral.
Resistí cuanto pude, pero al calor de la digestión, del cansancio y del solín que nos templaba el cuerpo, acabé por caer rendido y me dormí también.

Regresaron al cabo de unas dos horas, el sol declinaba cercano ya al horizonte, desperté cuando se acercaron. Sebito roncaba a mi lado.

El gallego no se había movido del sitio pero, en la misma posición en la que lo dejamos, se había caído hacia atrás y apoyaba ahora la espalda contra la hierba con las piernas en el aire, mirando al cielo, rígido. Nos acercamos. En realidad no miraba al cielo porque tenía los ojos cerrados, estaba tieso, como muerto.
¡Don Ramón!, lo llamé un poco asustado. Nada, el viejo no respondía. ¡Don Ramón!, repetí la llamada con más fuerza. Pero Valle parecía definitivamente momificado, como si no respirara ya. En ese momento despertó Eusebio y se unió a nosotros. Al ver a su amo en ese estado se asustó y, nervioso, no se le ocurrió otra cosa que agarrarle las barbas de chivo y pegarle un tirón como para arrancárselas.

El manco abrió los ojos de golpe y nos miró con un odio concentrado buscando al culpable del tirón, sin cambiar de postura, todos nos habíamos apartado ya por precaución. Volvió a cerrar los ojos y entró de nuevo en catalepsia, rígido como un tablón.
Estuvimos unos minutos contemplándolo divertidos, hasta que el Narizotas nos hizo un gesto con las napias y lo agarramos cada uno por un lado. Pero fue echarle mano y despertar, y dice el viejo rabioso, remarcando bien cada sílaba:

¡Al que me apalpe lo escrismo!


Arcadio Turronero Caleya, pisapapeles, rapador de pación.


Lorena Corripio.   Al pasar por el puertu.


¡Salud!

viernes, 16 de agosto de 2013

Marcha atrás -3. Camino de Asturias


El Aramo desde Oviedo.
Asturias, primavera 2013.


Marcha atrás -3

Camino de Asturias


Reflexionaba en el silencio de la Catedral de León, aterido, sobre el final de un cuento de Valle-Inclán intitulado A media noche, a propósito de esa costumbre que tenía el viejo zorro de rematar sus historias sin resolverlas, o dejando en el aire la acción. Un maestro del suspense el manco de Vilanova.
No sé si en ese cuento pasa lo mismo, pero trataba de recordar sobre todo la frase final, sin resultado, así que le pregunté a don Ramón, que resoplaba adormilado a mi vera.

Pero de las viejas historias, de los viejos caminos, nunca se sabe el fin, me dijo apenas en un susurro tardando en contestar, como si acabara de emerger de un panteón.

Antes de asentarnos en el coro tuvimos que completar tres vueltas a la girola en sentido contrario a las agujas del reloj. El santurrón paraba en cada capilla, se apeaba la boina de Baroja y agachaba la cabeza en respetuoso gesto de humillación, vigilando que yo repitiera sus esparavanes.

Al pasar junto al sepulcro en piedra del infante don Alfonso, asesinado por su hermano y enterrado sin cabeza para curarse en brujerías, le malmetí, ¿Qué hay del fantasma de la Catedral, don Ramón?
Se paró, se acercó a la tumba y apoyando la mano en la lápida dijo, ¡Pamplinas!, y con burla escatológica me dedicó una pedorreta, que sonó en el silencio de la nave como si se hubiera cagado en su lecho de piedra el mismo don Alfonso. Un escalofrío me recorrió el espinazo.

El coro es uno de los puntos del máximo interés para Valle. Como ocurriera en Astorga, estuvo largo rato en contemplación extasiada frente algunos tronos, maravillado como un niño ante las extrañas figuras que adornaban los doseles y los brazos de la sillería, acariciando las tallas más demoníacas, pulidas ya por los siglos y las pálidas manos monjiles de los miles de canónigos que en ellas asentaron sus posaderas. Los adornos de las misericordias nos lanzaban sospechosos guiños negros desde la oscuridad casi absoluta del interior del templo.

Y allí nos quedamos a pasar la noche, arrumbados en el coro de mala manera, sobre dos sillones fríos y duros. Sin embargo don Ramón no tardó en adormecerse. Yo tenía tanto frío y estaba tan incómodo que no pude pegar ojo.
Recordaba las historias que se contaban cuando estudiaba en la ciudad, sobre gente que se había quedado en interior de la Catedral a pasar la noche con la idea de experimentar no sé qué clase de vibraciones místicas de aquel mágico lugar. Las únicas vibraciones que sentí fueron los temblores del frío que hacía allí dentro, mientras Valle roncaba a mi lado con la boca abierta en todo semejante a un monstruo peludo con quevedos, pero real.

No quería despertarlo bruscamente otra vez con el truco de Tejerina, porque lo intenté varias veces durante un rato susurrando casi en su oreja, ¡Don Ramón, don Ramón!...
Pero el santo sólo respondía con un ronquido más potente, así que al fin le agarré la manga y tiré suavemente de ella.
¡Quién anda ahí!, chilló dando un salto.
Está amaneciendo, don Ramón.
¡Ya amaneció, capullo, no lo ve!
Llevo un rato intentando despertarlo...
Por toda respuesta me soltó un boinazo que no esperaba, pero me dio la risa y me aparté por si lo intentaba de nuevo.
¡Vamos, no hay nada que hacer, los rayos del sol no inciden ya en las claves ocultas de la vidriera, pasó de largo!

Don Ramón hizo una reverencia al altar mayor y salimos de nuevo en silencio por la Puerta de la Muerte. Hacia el este se alzaba ya el sol por encima de los tejados del caserío.

Llegamos al apartamento junto al dúplex, casi un piso, sin cruzar una sola palabra, evitaba mirarme. Teníamos una habitación con dos camas y nos echamos. No llevábamos ni una hora dormidos cuando vino a despertarnos la portuguesa espantada: ¡una chica del dúplex llegó chillando que Eusebio no respondía!...
Don Ramón saltó del lecho como si hubiera fuego y sin vestirse, con sus calzoncillos marianos, corrió detrás de la portuguesa como un padre a la llamada de un hijo en peligro.

Eusebio, espatarrado boca arriba, desnudo sobre la cama de la chica con la que pasaba la noche, tenía un pedo que no se meneaba, apestaba a alcohol.
¡Usebio, Usebio, le decía cariñoso el manco dándole palmadinas en el rostro rubicundo. Pero Sebito parecía, en efecto, haber perdido el conocimiento.
Don Ramón quería llamar a una ambulancia, menos mal que apareció Porfirio, cargamos con el gigante entre todos y lo llevamos en el Mercedes a un ambulatorio, donde tenía consulta un amigo del Legía, ¡Un amigo, manque sea Satanás!, decía Valle con cara de real preocupación.

Un lavado de estómago, unas vitaminas, un suero y dos horas de reposo tumbado en una camilla, y nos lo devolvieron otra vez, tambaleante, pero cuan grande era. Don Ramón no dejó de velar a su criado en ningún momento y tampoco permitió que yo fuera a visitar a mis amigos y que me apartara de su lado, ¡Puedo necesitar que me eche una mano, carallo!, y no hubo réplica.

¡Vamos, Cristobalón!, animaba con ternura Valle al gigante empujándolo suavemente por los pasillos del ambulatorio, camino de la salida.

Era ya mediodía cuando vinieron Porfirio y el Narizotas a buscarnos y salimos en dirección a la antigua carretera de Asturias, por el Puerto de Pajares. Valle se subió detrás para cuidar al rapazón, que nada más sentarse en el asiento central, el suyo habitual, apoyó la cabeza en la bandeja posterior y se quedó dormido. El manco lo miraba con pena y esa solicitud suya tan niñona y tierna que parece imposible en un carácter impulsivo, y a veces agrio, como el del genial zombi.

Estaba lánguido lánguido el viejín. Y cansado sin duda, yo mismo me sentía arrasado y eso que no habíamos hecho más exceso que el poco dormir.

Rutilio Godello da Chispa, surfista de secano, afilador. 

(continuará...)


¡Salud!

jueves, 15 de agosto de 2013

Παναγία μου!


Odiseo, triste, en el mercado de la Ascensión.
Oviedo, 2012.


Ulises jubilado
(A mi ex-burro Odiseo)


Hace años que no se oye un burro en Ítaca ( 1 )
jubilaron a Sileno con una corta paga
y vendió su pollino al municipio
harto ya de mataduras y de palos.

Hace años que no se escucha un rebuzno
en Vazí, donde teje su trama la rutina.

Cuando cansado de bregar vendas tu burro
no temas a la troika ni al especulador perverso,
serán tan sólo fantasías de la prensa:
el mundo es ancho y el mar inabarcable.

Si tu corazón es fuerte y late acompasado
no habrá mísera pensión que te detenga,
échate al camino y pide la limosna justa
que te dará de comer y algo de vino.

Pide que el reuma no te venza 
como venció a tu asno en otro tiempo
y que te espere un banco al sol en algún parque,
lejos de la Ítaca que añoras, sin migrañas.

Toma sintrón si es necesario, mas disfruta,   
y si en algún mercado exótico tú hallaras
opio, hachís, marihuana, tabaco gordo, 
pide que te lo envuelvan y fúmalo con calma
en la ruta de vuelta al país de Nunca Estuve.

Y cuando fatigado tu esposa te reciba
en el puerto de la Ítaca al que arribes,
junto a los cariños, no olvides la viagra.  


(Paráfrasis bufa, pero sentida, del  Ítaca de Kavafis)

( 1 ) La frase cerraba una entrada de Ana Capsir en Navegando por Grecia, sobre los burros de Ítaca. 

De  Interrogatorios y Otras partidas perdidas. 2013.

Ramiro Rodríguez Prada

Koza Mostra y Agazonas Iacobidis.   Alcohol is free.



¡La Vírgen!


A la bella Afrodita y a su hermana pequeña Venus, a Myrina, Mariam, Smyrna, a Isis, Eva, Lilih, María, Marylin, a la madre que nos parió y a la morena de mi copla, a la Reina del Amor y a la Fuente del Placer...

Homenaje pequeño y humilde para la Señora de los Cielos, Panayía, dice el subidor. Coro ortodoxo.


La Princesa de Éboli, la Cenicienta de nuestros húmedos sueños adolescentes. 

Imágenes de la Virgen de la Leche. La Romántica Banda Local.  El trigo crece al sol.


¡Υγεία, Salud!

miércoles, 14 de agosto de 2013

H Μαρίκα Νίνου, Marika Ninou


H Μαρίκα Νίνου, Marika Ninou.

H Μαρίκα Νίνου


Buenos días. Ευαγγελία Αταμιάν, Evangelia Atamián, Evangelia Nicolaidu, apellido de su segundo marido, son los nombres propios de la rebétissa griega de origen armenio, Marika Ninu, seudónimo éste que tomó de una famosa cantante de la generación precedente, Μαρίκας Κοτοπούλη, Marika Kotopuli (algo parecido a Marica Pollo).

Según unos, Ninu nació en 1918, en Constantinopla, otros dicen que en el Cáucaso, en Armenia. Tampoco coinciden en la ruta que la llevaría desde allí a Atenas. Algunos la hacen pasar por Salónica a los diez años de edad, para trasladarla a la capital griega en 1939 o en 1945...

Μ.  ΧιώτηςΜαρίκα Νίνου.  Ώρες τώρα σε κρυφοκοιταζω.

http://www.youtube.com/watch?v=nmr3ryEQ_so

Como hay tanta confusión no me fío de la información. Las opiniones más serias que encontré me parecieron las de Dimitris Jaliotis, periodista musical, creo, porque parece que se molestó en documentarse y cita a una sobrina de Marika. 

A tenor de ese relato de la peripecia de Marika Ninu por territorio turco, su familia huía de la guerra y de las represalias del ejército de Ataturk. Recordemos las matanzas de armenios en los años 20, y después de griegos, tema que toca la película América, América de Elia Kazan.

Según la sobrina, la familia salió de Esmirna justo antes del incendio de 1922, se supone que habría cruzado Anatolia desde el Cáucaso, de noreste a oeste, sin pasar por Salónica. Escaparon en un barco de nombre ΕυαγγελίστριαAnunciación, que estaba capitaneado por un hermano de la madre de Marika, tal vez el padre de la sobrina de Ninu que cuenta la historia.

Marika Ninou. Çoban Kızı (Çıkar Yücelerden Haber Sorarım)


Marika nacería en ese barco que los llevó al Pireo y recibió el nombre de Ευαγγελία en recuerdo de aquel acontecimiento y de la nave. La versión echa por tierra y adelanta en cuatro años la fecha de 1918 que se da en otros lugares como la de su nacimiento .

Vuelvo a recordar que 1922 es el año de la Gran Catástrofe de Asia Menor, cuando millón y medio de griegos se vieron obligados a abandonar sus tierras y sus hogares para vivir como refugiados en barrios que en muchos casos eran de chabolas y barracas, con unas condiciones de vida extremas.

Se instalaron en Kokkiniá y en la rondalla de la escuela armenia aprendió a tocar la mandolina de niña, y a cantar en la iglesia, también armenia.

Αθανάσιος  Ευγένικος. Μαρίκα Νίνου.   Η μικρή υου καμηλιέρη.

http://www.youtube.com/watch?v=_0YGy19qpcY

La precocidad musical y amorosa de las rebétissas, recordemos a Eskenasi y Belu, también se dio en Ninu. A los 17 años se casó con otro armenio con el que tuvo un hijo. Este hombre fue uno de los refugiados que volvieron a Armenia tras la 2ª Guerra Mundial, en un barco ruso fletado para transportar a todos los grecoarmenios de Atenas y Salónica que quisieran hacer el camino de vuelta a su patria.

Pero para entonces Marika había conocido al segundo hombre de su vida, el acróbata Nikos Nikolaidis Nino (de ahí su apellido Ninou) con el que formó un dúo artístico y con el que se casó en plena ocupación alemana. Más tarde, con el acompañamiento del hijo de Marika, un niño aún, se convirtieron en trío y se hacían llamar Ντούο Νίνο και μισό, Trío Nino y medio.

Γεράσιμος Κλουβατος. Μαρίκα Νίνου.   Δος του νανι νανι.


Petros Kyriakos, que la oyó cantar fue su descubridor de hecho, aunque después sería Vasilis Tsitsanis quien la elevó a la categoría de reina del rebético.

En 1948 grabó con Manolis Jiotis, aunque el siguiente tema de Jiotis es de una grabación posterior realizada en Estados Unidos en una visita que Marika hizo al país en los años 50, cuando ya estaba operada del cáncer de útero que finalmente la venció.

Perpiniadis la llevó a cantar al Φλώριντα, el Florida, donde parece que la escuchó por vez primera Tsitsanis. Al año siguiente le ofreció la oportunidad de cantar para él en el Τζίμης ο Χονδρός, Jimi el Gordo, ganando más dinero, y allá se fue Marika. En poco tiempo había conquistado el corazón del rebetis y, convertida ya en su musa, desbancó a la entonces compañera artística de Vasilis.

Μ. Χιώτης. Μ. Νίνου.   Πες μου αν με βαρέθηκες.

http://www.youtube.com/watch?v=eIsPBdXJiKw

La pareja que nacía fue de las de largo recorrido y esta etapa la más fértil del gran Tsitsanis. Jaliotis proporciona  algunas cifras significativas al respecto: en los dos primeros años de colaboración Vasilis compuso 97 canciones, entre ellas varias de las más conocidas; en los siguientes tres años, después de una actuación en Estambul de la que salen peleados, escribe sólo 38 temas. Y un año después, cuando ya no actúan como dúo y Marika ha caído enferma, sólo 4 canciones.

El mismo Tsitsanis reconoce en varios pasajes de sus memorias que Marika era una bomba como artista, las inflexiones de su voz, cómo se movía, su gracia e intensidad subyugaban a sus oyentes, que se mantenían pegados a las mesas escuchándola, con llenos diarios en lo del Gordo. Pero además fue la mejor fuente de inspiración para él mismo y su música.

Βασίλης ΤσιτσάνηςΜαρίκα Νίνου.  Ξημερώνει και βραδιάζει.
No hice ningún comentario a las canciones de hoy, de distintos autores como se ve. Brevemente: la primera de Jiotis, aquel gran instrumentista al que llamaron en los 60 el Jimi Hendrix del busuki.
El segundo y el tercero son dos temas más orientales, uno interpretado en turco y el otro del  yia leleli..., no sé si un karsilamás, un arabás, pero en todo caso de los estilos más orientalizantes del rebético.

Todos dentro del género, aunque la canción siguiente del ...nani nani parezca una nana para rebetes. Una más de Jiotis, y la primera de Tsitsanis, de las más populares del dúo, quizá no tanto como la siguiente, prácticamente una canción infantil rebética, que han abordado y grabado todas las grandes voces femeninas del estilo.
La historia de los cangrejines ya la he subido un par de veces, esta grabación ha de ser una reedición del 62, porque Marika murió en 1957.

Βασίλης Τσιτσάνης. Μαρίκα Νίνου.  Τα καβουράκια.


(continuará...)

Salud y buena música

Ramiro Rodríguez Prada