miércoles, 26 de marzo de 2014

La filoxera


Cigarras del mundo (¡Uníos!)
Nel ñeru de la  Kurruka kardioilógika.


Comicios y meriendas
(La filoxera)
Son caníbal


¡H-urnas, listas, filoxera,
se metieron en la hoguera!
¡Aunque me quieres muy poco
me comes muy bien el coco!

¡Filoxera!

Votaron aquellos hombres,
aquellos buenos señores
botaron muy obedientes,
votaron su propia suerte.

¡H-urnas, listas, filoxera,
se metieron en  la hoguera!
¡Aunque me quieres muy poco
me comes muy bien el coco!

¡Filoxera!

También votaron mujeres,
aquellas buenas señoras
botaron muy diligentes,
votaron su  propia muerte.

¡H-urnas, listas, filoxera,
todos juntos a la hoguera!
¡Aunque me quieres muy poco
me comes muy bien el coco!

¡Filoxera!

Se metieron en la olla
a la hora del almuerzo.
Fueron libres y contentos,
no eran dos eran doscientos.

¡H-urnas, listas, filoxera,
todos juntos a la hoguera!
¡Aunque me quieres muy poco
me comes muy bien el coco!

¡Filoxera!

Era un grupo de antropófagos
comiendo a la tribu entera.

¡Filoxera!

¡H-urnas, listas, filoxera!
¡Comiendo a la tribu entera!

¡Filoxera!

¡Aunque me quieres muy poco
me comes muy bien el coco!

¡Filoxera!


De  Letrillas escangallás.  2014.

Ramiro Rodríguez Prada


Os Resentidos.  Manda Carallo.

https://www.youtube.com/watch?v=8sLTikRnURc


Salud y al bote

lunes, 24 de marzo de 2014

124


Esto me suena...



Salí a tirar la basura



recordando otra noche saliendo de otro piso en otra ciudad. ¿Fui yo, realmente? El recorrido hasta los cubos era muy semejante, habían pasado no menos de treinta años, pero aún parecía fresco en mi memoria. Tuve de nuevo la impresión de lo ya vivido, algo frecuente cuando se repiten gestos, escenarios, cometidos... . Las rutinas se divierten con nosotros si nos pillan desprevenidos, y aún atentos, nos hacen creer que hemos vuelto atrás, o que somos casi poseedores de facultades adivinatorias. No fue el caso porque no esperaba lo que me pasó. No era capaz de abrir la puerta. Miré la puerta, miré la llave, no reconocí ninguna de las dos. Pensé si esto no lo habría vivido también o, por el contrario, sería sólo otra parte del juego. ¿Era yo, realmente?



The Doors.   Love Me Two Times/Texas Radio and the Big Beat.



Salud y felices pesadillas


ra

domingo, 23 de marzo de 2014

Mandraki (Nísyros) - Kardamena (Kos)


Iglesia de Ágios Nikitas, Apartamentos Tria Adelfia, Barco turco y El Kapetán Dimitris.
Puerto de Mandraki desde el kaike a Kardamena.
Nísyros. Grecia, 2013.


Los buenos griegos


Buenos días. Allí quedó, sentado entre alemanes, el expresidente griego de la derecha Neo Democrática, Kostas Karamanlís, uno de los políticos causantes del actual desastre económico en su país. Hacia las dos y media de la tarde arrancamos hacia Cardamena (Kardamena), en Cos (Kos). Es una corta y entretenida travesía que dura poco más de media hora. Van saliendo uno tras otro los kaikes que, partiendo de Kardamena y en su caso de Kos capital, acercaron a los turistas a Nísyros por la mañana para visitar el volcán Polivotis, los pueblos típicos, o realizar un periplo alrededor de la isla y ver las coladas de lava que llegaron hasta el mar, formando acantilados con figuras caprichosas, y la isla misma.

También entre alemanes fuimos nosotros en la cubierta superior. Están en todas partes y son siempre mayoría absoluta. ¡Miento!, entre unas cuarenta personas había una madre francesa con su hijo preadolescente.
Sentados al aire y al solazo que atizaba, pudimos contemplar de cerca ese paisaje de islas e islotes que preceden a Kos. A babor Agios Andonios y Gyalí, a estribor Stroggyli.

Como ya conté en un capítulo anterior (¿o fue en la otra Psilicosis?), habíamos evitado Kardamena, que era uno de los pueblos grandes que nos faltaban por visitar de Kos. Seguimos el consejo de los dueños del Tres hermanos, en Mandraki y nos quedamos un día más, el que faltaba para coger el vuelo de vuelta a Barna. E hicimos bien.
Recordamos a la pareja de catalanes que conocimos en el aeropuerto de Kos a la llegada, esperando los autobuses, y que volvimos a encontrar unos días después en Kárpatos. Habían pasado un par de días en Kardamena. Eran jóvenes. Lo digo porque tendrían humor para soportar el lío en que se debe convertir el lugar por la noche. Todo son hoteles, apartamentos, restaurantes, tabernas, tiendas, bares musicales, discotecas..., ¡lo que casi no hay es pueblo!

Desde Gyalí habrá un par de millas hasta Kardamena, extendido al abrigo de una alta cresta rocosa. Es el puerto más importante de la costa sur de Kos. Aparte de los caiques que hacen recorridos por la propia isla, es la base de la mayoría de los que se encargan de las excursiones a Nísyros y a los islotes de su entorno. Amarran también muchos pescadores, y un montón de veleros y fuerabordas que recorren estas aguas, llevando y trayendo turistas a las playas menos accesibles y a los islotes deshabitados, o fondeando en calas apartadas.


La mina a cielo abierto de  Gyalí
Nísyros. Grecia,  verano 2013.

Entre aquella proliferación de negocios turísticos, terrazas tendidas y compradores frenéticos y compulsivos en uniforme veraniego, se nos contagió el frenesí y no hice ni una sola foto del puerto, ni del pueblo. Bajamos del kaike y, ante el espectáculo, atravesamos las calles y plazuelas sin parar hasta la estación de autobuses. Queríamos pillar cuanto antes el de Kos capital, para hacer alguna última compra y pasar más entretenidos las horas previas al vuelo, que saldría a las 4 de la mañana. Desde Kos cogeríamos el penúltimo bus del aeropuerto, sobre las diez y media de la noche.

Y aquí va la pequeña historia que motivó este capítulo separado, no previsto, entre las islas de Nísyros y Kos. Es un recuerdo agradecido.

En Kardamena nos equivocamos de estación y fuimos a una parada cercana, en una explanada, donde vimos una docena de autobuses con los chóferes al pie, a la espera de los viajeros. Preguntamos por el de la capital, en griego. El chófer al que interrogábamos nos contestaba en inglés. ¡Sta eliniká, parakaló!, En griego, por favor, pedía yo. Pero el hombre estaba tan habituado a tratar sólo con turistas en inglés, que tardó en reaccionar.
Se reía después, pero se le volvía a escapar el inglés cuando me indicaba el lugar de la estación donde paraba el municipal de Kos. Pero entonces nos mandó esperar y, ya sta eliniká, se dirigió a un compañero que salía hacia allí en unos minutos. Eran autobuses de agencias, privados, que esperaban a los turistas de los kaikes de excursiones y a los bañistas, para retornarlos a los hoteles de Kos y sus alrededores. El nuestro hacía paradas en los pueblos playeros de la costa norte de la isla y en cada uno recogía a varias personas.

Antes de aceptar llevarnos, gratis por supuesto, nos preguntó de dónde éramos. Nada más decírselo me cogió la maleta de la mano y la metió en el fondo abierto del bus. Nos indicó que metieramos el resto y que subiéramos. Yo, feliz de haber encontrado una vez más al buen griego de mis entretelas, le pregunté sonriendo en mi griego skiládiko, perruno, y señalando el cubículo de las maletas, Emís mesa sto leoforío me tis balitses?, ¿Nos metemos también nosotros con las maletas?

Los turistas con los que viajamos en los kaikes de Nísyros, tardaron todavía un cuarto de hora en llegar al bus. Eran dos parejas alemanas con cinco adolescentes, otras dos parejas más, solas, de la misma nacionalidad y dos chicas italianas.
Los alemanes ya llevaban varios días de vacaciones y había buen rollo con el chófer. Les puso música inglesa de moda, que los niños y algunos adultos fueron cantando a coro hasta sus hoteles respectivos. Yo, que iba sentado detrás del conductor, le pregunté en un momento en broma si no tenía algún zeibékiko para que lo escucharan los germanos. Un zeibékiko no lo despreciaría ningún griego, une por igual a derechas e izquierdas, a jóvenes y a viejos. Kostas, que así se llamaba el hombre, se rió, pero como buen profesional mantuvo sonando el CD que sus clientes preferían.

Gracias a él, además de ahorrar unos euros y llegar a Kos dos horas antes de lo previsto, pudimos ver mejor (habíamos pasado por ellos a finales de julio en el bus del aeropuerto) los dos pueblos grandes que todavía nos faltaba por conocer, Marmari y Tigaki. En el recorrido que hicimos a la isla en el coche alquilado a la llegada, los habíamos pasado por alto junto a Kardamena, porque las guías los señalaban como lugares muy turísticos y, situados los primeros a unos ocho o diez kilómetros de la capital, sus playas son rectas, llanas y la costa poco vistosa, a no ser las islas que se ven enfrente, Pserimos y Kálimnos, ésas muy guapas, y la costa turca llena de urbanizaciones a unas tres millas, nada interesante. En realidad, casi desde Mastijari hasta Kos, es una única playa de una docena de kilómetros, sin solución de continuidad y demasiado concurrida para nuestro gusto.

Σαράντος Χαρμαντας, Γιώργος Σακέλλης, Κατίνα Παππούλη, Νίκος Παπούλης.
Μπάλλος  Αντιμαχείτικος.  Κως.

http://www.youtube.com/watch?v=ZBDjQDYTtOE 

Kardamena (Kos) desde  Gyalí
Grecia,  agosto 2013.

Ya solos con el conductor por las calles de Kos, nos dejó en el mismo puerto comercial de la capital donde habíamos cogido el barco a Rodas hacía casi un mes, el Diágoras.
No hubo manera de que aceptara una propina, él ya tenía asegurado su jornal, decía sonriendo, tampoco podía parar a tomar una cerveza porque allí mismo le esperaba otro grupo de turistas, alemanes ¡cómo no!, que debería repartir todavía por los respectivos establecimientos hoteleros antes de terminar su jornada.

No niego que esto pueda pasar en otros países, pero será más raro. ¿Quién no teme un accidente y que aquellos a quienes favoreciste generosamente no te reclamen después los perjuicios por vía judicial?. Así son los griegos con frecuencia, generosos y osados. Y por eso también me gustan.

Situados ya en Kos, mi intención en principio es dedicar los dos siguientes capítulos de Archipiélagos a esta isla, uno a su capital y otro al resto. Veremos.


Barbarómiros 


Άννα Καραμπεσίνη,  Έφη Σαρρή.   Έλα Μπρόβαλε.

http://www.youtube.com/watch?v=1rfbvQ2SlnE


Salud y buen rumbo.

viernes, 21 de marzo de 2014

123


Atapuerca.  Burgos.



Salí a tirar la basura



también por respirar un poco el aire de la calle, quién sabe, tal vez llegara de improviso la primavera con sus bellos colores, etc. Pero faltaba, no circulaba el aire aquella noche: me harté de respirar oscuridad e invierno y regresé lleno de sombras, casi bruno.



Miguel Hernández. Joan Manuel Serrat.  Umbrío por la pena.


Salud y felices pesadillas


ra

jueves, 20 de marzo de 2014

H Λήμνος, Limnos -2


Los soles de  Limnos.
B. R. M.  Mírina. Limnos, 1998.


Los soles de Grecia


Buenos días. La noticia del proyecto de la película Lemnos (cuyo blog quiero recordar que está entre nuestros Flanvoritos), del director crevillentino Alejandro Lorenzo Lledó, me ha sacado del guión y provocado esta entrada, imprevista y fuera del archipiélago donde nos movíamos en los últimos capítulos de la etiqueta. La película y la nostalgia venenosa que me domina cuando recuerdo la isla.

Me permitiréis que siga usando Limnos, Λήμνος, que es como se pronuncia en griego, en lugar de Lemnos.

La película es una adaptación cinematográfica de la obra de Sófocles, Filoctetes (Filoctitis), de la que ya hemos hablado aquí en más de una ocasión. Creo que hasta reproduje ese final donde el barco, que devuelve a Odiseo y a Neoptólemo a Troya con las armas de Heracles y la anuencia al fin de Filoctetes, se aleja de la Limnos de los Sintios, donde se acaban de resolver las peripecias de la tragedia: la elección para un joven aún inmaduro, entre una mentira útil y operativa o la verdad desnuda, que puede acarrear el fracaso de la empresa.
Para mí esa descripción final es algo más que literatura, porque he vivido varias veces la sensación de tristeza que te invade cuando sientes que abandonas un lugar y unos días que te han dejado una huella imborrable -con el permiso del Dr. Alzheimer-, no tanta sin embargo como la del hijo de Aquiles. Y en barco la emoción es muy poderosa.

Me faltan las fotografías, sólo tengo en papel las antiguas, y esperaba el regreso para subir imágenes actuales de la isla, después de doce años de ausencia. Hasta los veinte que pasaría Odiseo fuera de su Ítaca, aún me restan algunos. ¿A quién debo pedir su protección ahora? Al destino, a las Moiras, a las que invocaba también Sófocles en su despedida de Limnos.
Deliberadamente la he ido dejando para el final, aunque ya la había recordado muchas veces aquí, y le dediqué un primer capítulo donde contaba nuestra primera arribada:

Pero ya no me resisto a volver, si acaso sólo con la imaginación, y usaré fotos tomadas de uno de los álbumes que hacíamos por entonces en cada viaje. Hemos ido perdiendo la costumbre y, aunque yo sigo recopilando papeles y curiosidades como un típico coleccionista de cagajones, ya hace algunos años que no terminamos el cuaderno pegándolo todo y añadiendo apuntes posteriores a lo ya escrito durante las vacaciones. Desde que los niños dejaron de serlo las cosas han cambiado.

Baile tradicional, adaptación de N. Iconomidis. Νίκος Οικονομίδης.  Πάτημα.  Pátima.

https://www.youtube.com/watch?v=HZ2WIucW5Hg

Mírina en la etiqueta de Retsina D. Magias. Kondias.
Limnos. Grecia, agosto 1998.

Que recuerde, además de múltiples menciones, en tres capítulos de Lo que se comió..., hago también referencia a Limnos. En uno sobre el queso Kalazaki, típico de la isla (19/11/11), en el de la Retsina (21/3/12), y en dos del Karpusi, la Sandía (8 y 9/6/13).
Y en varias entradas que ahora no puedo precisar, hablo de nuestro amigo Zeodoros Lambroy que, junto al cocinero Sideris, natural de Kalimasias en la isla de Jios, pueblo que visitamos en una ocasión sólo por darle una sorpresa y una alegría, fueron nuestros primeros contactos en Grecia, que acabaron en amistad.

A Sideris le perdimos la pista en el Pireo, donde vivía últimamente, y Zeo murió de un infarto en Atenas con cuarenta años. Desde entonces no hemos vuelto por Limnos. De hecho el último año que vimos a Zeo fue en Zákinzos, donde había ido a trabajar en los veranos después de tener que dejar su propia taberna en Mírina, el Avra. Pero me equivoco, porque la última vez fue a despedir junto a Mary, su compañera colombiana, caliqueña, a la mi morena y al guaje mayor que esperaban un vuelo doméstico a Creta en el aeropuerto de Atenas.

Los dos años anteriores nos había dejado desinteresadamente la pequeña casa que habían comprado en Kondopuli, el pueblo de Limnos donde nació Zeo y procede su familia.
He citado también a Limnos en uno de los capítulos de Escritores griegos (11/5/12) dedicado a Yiannis Ritsos, que estuvo preso en la isla y escribió en Kondopuli su poemario  Kapnismeno tsoukali, Olla ahumada, traducido aquí por Luis de Cañigral, como dejé apuntado.

Era de la primera casina que alquilamos en Mírina a la señora Sofía de lo que quería hablar hoy, y de los sueños espectaculares que tuve allí, donde una noche se me aparecía Hefesto, a la siguiente Filoctetes y a continuación Afrodita presa en la malla de su marido el herrero, sola, sin Ares al lado. Pero se me ha vuelto a ir el santo al cielo. Otra vez será.

Isla de cojos, Limnos, uno el divino Hefestos y otro el muy humano Filoctetes. Por cierto, nuestro colega Yiorgos Karvelis, era uno de los animadores más activos de la representación que anualmente se hacía del Filoctetes en  el verano de Mírina. Un abrazo para él y su familia si por suerte llegara a leer esto.
Creo que también hablé de Yiorgos en un capítulo de Música cretense dedicado a Nikos Xiluris, porque fue él quien nos dio a conocer el  Itan mia forá, cantándola acompañado de su bousuki. Pero ahora le envío algo diferente, yunque, clavo y alcayata...

Bulerías. Camarón de la Isla.  Soy fragüero.

https://www.youtube.com/watch?v=Juw2H3U4U84

Mírina. Limnos.
Copia de un mapa local.
Ramiro, 1998.

Y no puedo pasar por alto para despedirme, este tema que ya he subido en varias ocasiones. Si recordáis Dick era aquel perro, amigo de los presos políticos, que mataron los carceleros por celos y mala hostia, en Mudros, segundo pueblo de la isla en importancia, donde hubo también represaliados, y donde había vivido Churchill comandando las fuerzas inglesas apostadas en la isla frente a Gallípoli, en los meses previos a la famosa batalla contra los turcos en la Primera Guerra Mundial. Precisamente la tierra de donde se había exiliado la señora Sofía con su familia en los años de la Gran Catástrofe griega.

El poema pertenece a un libro de Ritsos titulado  Kantata gia tin Makróniso, otra de las islas que fue campo de concentración después de la guerra civil griega.

Τώρα ο Ντικ κοιμάται στη Λήμνο, Tora o Dick kimate stin Limno, Ahora Dick descansa -duerme- en Limnos, dicen unos versos. Ritsos pedía que no olvidáramos tampoco a ese pequeño héroe, tan camarada, y digno de respeto y cariño, como cualquier compañero humano de los que perdieron su vida peleando por un mundo más justo.

Γιάννης Ρίτσος. Θάνος Μικρούτσικος. Mαρία Δημητριάδη, Σάκης Μπουλάς.  Ο Ντικ.

https://www.youtube.com/watch?v=2SOIyMeCh_Q 

Itan kalós, o Dick.

Era bueno, Dick.

Salud y buen rumbo.

Ramiro Rodríguez Prada