lunes, 12 de mayo de 2014

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Escupideras.


Salí a tirar la basura



tosiendo y en los cubos escupí un pulmón que casi no me pasa por la boca. Llevo varios de repuesto, pero aún así me dio pena. El pulmón me miraba desde el cubo, tan canceroso, arrugado y triste, que estuve a punto de recuperarlo. Pero me contuve, algún día todos dejaremos de toser al fin.



Golpes Bajos.  Travesuras de Till.




Salud y felices pesadillas


ra


P. D. 1. CéfiroEL viernes presentó Emiliano Cano, en el Antiguo Instituto Jovellanos de Gijón, su documental sobre El Greco, Fondo para un caballero. La profesora María Eugenia Díaz fue la encargada de introducir el acto por parte de Céfiro, según noticia que publicó el sábado el blog de esta asociación, aquí en Flanvoritos, como sabréis. No pudimos acercarnos a Gijón esta vez. Copio el último párrafo del texto:

Para los que no pudisteis disfrutar de la entrañable charla con Emiliano, María Eugenia y público asistente, facilitamos aquí la dirección de la página web donde podéis ver el documental íntegro publicado en internet:


2. Sendo. Y hoy se cierra la exposición de Rosendo García Ramos, Sendo, en el restaurante Serrano de Astorga, abierta ya desde el 1 de abril, y que en este caso sí pudimos ver. La mayoría eran trabajos de su etapa lisboeta, algunos ya expuestos anteriormente. Como siempre, una maravilla.
Les enviamos muchos besos, a él y a su compañera, que ahora estarán ascendiendo la colina de la Acrópolis o tal vez mirando al valle que se extiende al pie del Oráculo, en Delfos..., ¡ssnìiíífff! 

Vale

domingo, 11 de mayo de 2014

H Χάλκη, Halki


Vassilakio, Aggelakio y Andrikakio. Los molinos de Halki, en lo alto de la colina.
Grecia, agosto 2013.


Χάλκη


Buenos días. Halki (pro. Jalki) es la isla más pequeña entre las habitadas del Dodecaneso. Su población no llega además a los 500 habitantes. Es seca y montañosa, recoge en cisternas la escasa agua de lluvia, pero el resto la importa.
El nombre le vendría del cobre, Χαλκός, por la existencia en tiempos clásicos de talleres que trabajaban ese metal.
Está situada al oeste de Rodas y rodeada por un pequeño archipiélago de islas e islotes, ya mencionados en el capítulo del periplo a la isla de Rodas. Makri, Kremasti, Drosonisi, Atrakusa, Krevatia, Agios Zeodoros, Stróggilo, Alimiá..., menos en todo caso que las 360 capillitas medio arruinadas, de distintos países, que dicen que se reparten por su geografía.  

Hay una fotografía  del grupo isleño en esa entrada, más cercana que la última de hoy, desde el castillo de los Hospitalarios en Kriniá, al sur del puerto de Skala Kamiros del que he hablado mucho aquí y en Psilicosis .2. : (Al pinchar me dice que está roto el enlace... Fue el 11 de enero de este año).

Los jóvenes recogen el testigo.   Xάλκη λύρα.

https://www.youtube.com/watch?v=vfua9aUxi3U

En Halki costruyeron también los Caballeros de San Juan su correspondiente fortaleza sobre la anterior helenística. La isla fue en este periodo una avanzadilla protectora por el oeste y un refugio de la flota rodia, por sus abrigadas y ocultas bahías. Ya lo había sido en épocas anteriores.
Y hasta en Alimiá, Αλιμιά, que también dispone de una bahía grande y protegida, levantaron los Caballeros su fuerte. Es la segunda isla más grande después de Halki, hoy deshabitada y en la que me detendré un poco al final.

La pena es que las dos veces que pasamos por la isla, al bajar y subir de Cárpatos en el Prevelis, era de noche y no pudimos hacernos una idea cabal de ella y de su puerto, que es también el único punto habitado de Halki.

Las mejores vistas diurnas fueron desde el oeste de Rodas, en el castillo de Kriniá, una elevada colina junto a los altos acantilados, un nido de águilas aéreo que domina media costa occidental de Rodas. Pero a la distancia de unas cuatro millas todas las islas se parecen un poco, demasiado difuminadas ya. 
Repito también que desde el cercano puertín de Skala Kamirou hay un pequeño transbordador que comunica Rodas con Halki.  
En el mismo escenario del foso de la ciudad medieval de Rodas, del que subimos otra de Symi en el anterior capítulo de Archipiélagos, ésta sousta de Halki.

Σούστα Χάλκης.



El campanario de Emboriós.
Halki.  Grecia, verano 2013.

Las imágenes que habíamos visto de la isla eran muy atrayentes, así como la publicidad turística : pequeña, apartada, solitaria, tranquila, sin coches (al parecer hay ¡un taxi!), sin ningún agobio de turistas... Y con un cierto parecido, modesto, a Symi, pues se repiten como en ésta las hermosas casas neoclásicas de alegres colores.

Sin embargo, Halki no tiene la espectacularidad de Symi, lógicamente. El pequeño tamaño de Emboriós, Εμποριός, el nombre del puerto y pueblo de llegada, (o Nimboriós), el único habitado de la isla, así como las dimensiones mucho más modestas de la bahía que lo resguarda, la hacen más humilde. 
A cambio tiene el encanto de lo recóndito y escondido, un poco secreto. Ya lo dije de otro modo: para pocos. Nuevo lugar hermoso y pacífico a tener en cuenta, y para caminantes, como tantas, Leros, Nísyros...

Aún así, en el muelle de Halki se ven un montón de tabernas y restaurantes, y hay bastante oferta de casas y apartamentos para alquilar. Los últimos años se han ido rehabilitado muchas de las antiguas viviendas, abandonadas progresivamente a principios del S. XX, como sucediera en Symi.
Es otra coincidencia con ésta isla, pues los habitantes de Halki emigraron también a Tarpon Springs, en Florida, cuando las esponjas sintéticas ya dominaban el mercado mayoritario. Halki subsiste hoy con el escaso turismo, las cabras y la pesca, sus otras actividades desde siempre.

Vìdeo de Halki.


Además de Emboriós, que reparte por la falda de la montaña su caserío, más arriba aguantan todavía en pie casas del pueblo antiguo, Horió, Χωριό, como siempre retirado de la línea costera en previsión de ataques piratas. Se arrima a la sombra protectora del castillo franco de los Caballeros.

A las calas y playas arenosas con que cuenta la isla, según leo, hay que sumar las de los islotes cercanos, a los que se va en barkulas a motor.
Copio un listado de las cosas de interés en Halki, además de la fortaleza de los Caballeros de Rodas y el pueblo viejo. El campanario bizantino de Emboriós y la torre del reloj, ambas frente a los muelles. Los molinos en desuso de la colina, con sus nombres propios,Vassilakio, Aggelakio y Andrikakio. La iglesia de San Nicolás, con unos preciosos choklakia en el exterior, que sólo he visto en fotos. El Monasterio de Stavros, el de Taxiarchis Michail Panormitis y la capillita de San Juan.

Al principio se me habían pasado las fotos diurnas de Halki desde Kriniá, y como sólo tenía imágenes nocturnas, pensé en una entrada más pequeña. Pero con ésa, con Alimiá, que todavía me falta, y pitos y flautas me voy a lo de siempre. ¡Hablo como si la hubiera pateado una semana, para sobrar!, no tengo solución...

Y la música fue un problema aquí, me cansé de buscar pero hay poquísima de Halki, se repiten una y otra vez las soustas en distintos escenarios, y la mitad de las grabaciones se cortan de manera brusca. Por no renunciar al propósito de ilustrar los capítulos de Archipiélagos con folclore, en lo posible, autóctono, las voy a subir. Como siempre son versiones largas, si os aburren o no queréis que os corten el flús, pasáis y las cortáis vosotros.

El Blaja de Halki, en el festival  de la Miel y el Souma, nos dice Αμπερνάλλι Σορωνής.  Γιορτή Μελιού και Σούμας. Σιάννα. Συμμετοχή στη Γιορτή Μελιού και Σούμας, Σάββατο 02 Αυγούστου 2008.

Τμήμα Ενηλίκων Αμπερνάλλι. Sección de Adultos Ampernalli.  Βλάχα Χάλκης.



El puerto de Emboriós, en Halki, con su Torre del reloj, como Symi.
Grecia, verano 2013.

Αλιμιά 


La islita de Alimiá o Alimniá, Αλιμνιά, es otra de las atracciones turísticas de Halki. Tiene varias playas y una resguardada doble bahía central que le da apariencia de ameba, casi como a Limnos con su bahía de Mudros o a Lesbos con la suya de Plomari.
Es más arbolada y, por tanto, verde que su hermana mayor, y en la zona norte persiste una laguna salada que es uno de los 27 humedales más importantes con los que cuenta el Dodecaneso. Ya hablé de los islotes de Leros, lugares protegidos de paso y observación de aves, con algunas colonias estacionales y estables. Todo el Egeo con sus islas y la costa de Asia Menor son lugares de paso y parada de migratorias.

Desde la 2ª Guerra Mundial Alimiá está deshabitada y los pocos edificios que al parecer se mantenían en pie se han venido abajo. Fue un comentario de Ana Capsir el que hizo que me interesara algo más por la historia de este lugar que bien se podría calificar de paradisíaco.

Contaba Ana, que fondeó con su velero en esa preciosa bahía hace ya algunos años (¡en el Pleistoceno!, se ríe), que se habían encontrado con unos extraños dibujos en unas paredes ruinosas, además de una ermita -Agios Minás?-, que convocaba a las cabras de la isla cuando sonaba su esquila, pues sólo entonces asomaban los cuernos. Después leímos que (los dibujos) eran de un soldado alemán atrapado y abandonado allí durante la segunda guerra mundial; la población de la isla había sido deportada antes, decía Ana.

No encontré exactamente esa referencia, pero sí otra dando una explicación semejante, sin la épica triste y romántica del soldado abandonado. Tampoco pasa por ser ésta la versión oficial, pero vienen las fotos de esos dibujos, lo que tiene interés para terminar de hacerse una idea y redondear la historia. Por cierto, a la gilipollas de Mirella, que escribió encima de una de las pinturas was here, como hacen los grafiteros, en este caso grafiteras guarras, jodiendo el trabajo de los demás, le cortaba la mano...

Alimiá en la 2ª Guerra Mundial.    http://photoexplore.gr/?p=620

Ahí aparece también una fotografía del destructor griego Vasilissa Olga, que fue hundido por una escuadra de Junkers y bombarderos alemanes en el golfo de Laki, en Leros. La batalla inspiró, sigo al informante, la novela  Los cañones de Navarone (1957) y la película homónima (1961).

La isla tuvo también sus siglos de gloria junto a Halki, porque, con ésta, sirvió de base y refugio a la flota rodia. Fue fortificada como ella en época helenística y se encuentran restos de este periodo, algunos de los cuales fueron reutilizados en su día por los Caballeros de San Juan para levantar otro de sus castillos medievales.

El papel de Alimiá como puerto y refugio, oculto y seguro, parece que fue repetido por los alemanes más adelante en su desgraciada guerra europea. Sería un destacamento estable de soldados, tal vez bávaros, el que dejó el testimonio gráfico en las paredes del pueblo, según la tesis del artículo anterior. 
Por lo demás, la suerte de la isla ha corrido paralela a la de Halki, Rodas y a la del resto del Archipiélago.

Esta grabación es de esa serie de la televisión griega sobre los liraris del Egeo de la que ya subí más canciones en otras entradas, como en una de Tatakis acompañando a Petrakis, en un kafenío de Creta. El corte final de la canción no tiene un pelo de sutil, aunque el tema me gusta y las fotos son guapas.

Χάλκη.   Οι Λυράρηδες του Αιγαίου.


Alimia en primer término, Halki detrás, a la izquierda Makri.
Desde Arjea Kameiros. Rodas.
Grecia, verano 2013.

Queridos niñas y estimadas niños, aquí me quedo, al borde mismo del Egeo. Nunca saber tan poco de algo dio para tanto, es broma, pero no mucho. Ahora voy comprendiendo, mejor aún que antes en la era del papel, cómo se pueden escribir guías de sitios por los que jamás se pasó y quedarse tan pancho. Así sucedía con algunos lugares sobre los que leíamos algo que después resultaba ser un fiasco, una información errónea o era, simple y llanamente, falso. ¡Al loro!

Con música de Fleetwood Mac,  Albatros, a esta velocidad transcurre la agitada vida de Halki...

https://www.youtube.com/watch?v=UAgpjhVBjZI

He dejado para el final esta panigiri con la gente bailando la sousta en su salsa, sin el hieratismo y el lujo de los "Coros y Danzas", pero con más gracia. Y es de agradecer que el autor del vídeo, Γιώργος Θυρής, no cortara la canción y el baile.

 La gente joven.   Σούστα Χαλκίτικη.

https://www.youtube.com/watch?v=aMabJWjhnfs

Salud y buen rumbo.


Barbarómiros

viernes, 9 de mayo de 2014

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Tropa de irregulares.


Salí a tirar la basura



sobre las nueve, cuando los del camión dejan los cubos en la calle. Salí tan pronto porque últimamente se vuelven a ver los puntos limpios llenos de basura, los contenedores repletos y las bolsas por los suelos. ¡Serán los brotes de los limones!, de los cojones, quería decir. No me gusta depositar la porquería en la acera, puede ir alguna bolsa agujereada y dejar allí el consabido charco pestilente. Por otra parte, la situación económica límite de muchos vecinos, ha hecho que hayamos ido reduciendo el número de cubos que pagamos a la empresa encargada de su colocación, recogida, y limpieza mínima. Esto ha provocado ya más de un altercado y, sobre todo, una carrera por ser el primero en soltar la mierda. No quiero entrar en esa guerra, pero llevo ya días encontrando el mismo panorama, incluso habiendo salido más pronto que hoy. Algunos tienen más necesidad de sacar la basura que de ser felices. O quizá son felices sacando la basura. Esta noche tocaba el amarillo de los envases, pero más de uno tiró también papel y cartón. Estamos perdiendo urbanidad y sentido cívico. En el cubo vi un cadáver con el brazo fuera al que le habían cortado la mano. Me pareció un sujeto muy pulcro del otro portal, pero no me paré a comprobarlo. El caso es que estoy harto de apretar las bolsas superiores para depositar las mías, y el Ayuntamiento sólo entiende de multas, el próximo día las dejo a la puerta del domicilio del alcalde.



Tomasito.   Soy un limón. 

Salud y felices pesadillas


ra

jueves, 8 de mayo de 2014

Periplos puteriles -2


Huevón.


¡¡ Huev Ó n !!



De aquella no teníamos ni casete en el coche, la Cirila, una furgoneta citroën dos caballos, de segunda mano, de aquellas grises cuadradas, que abrían la puerta al revés. Pero cantábamos nosotros, ¡y cómo!. Yo ya no le cogía el coche a mi padre porque había sacado el carnet hacía poco. Ahora que lo escribo me parece que mezclo los recuerdos y pudo ser todavía con su citroën, pero no importa. El grupo de amigos empezaba a deshacerse, algunos ya se habían ido fuera a estudiar o trabajar, pero todavía nos juntábamos seis o siete los fines de semana.

Esta vez no fue información privilegiada del Angelikalis, de sus colegas camareros de León, sino de alguno de nosotros, porque el lugar elegido no estaba muy lejos de Astorga, aunque la Kurruca prieta también estuvo presente aquella noche y acabó tomando las riendas del asunto como el más experimentado que era de los siete que fuimos.

El prostíbulo era un antiguo hostal en la vieja carretera Madrid-La Coruña, que había quedado apartado de la ruta con el nuevo trazado. El dueño lo traspasó y seguían yendo camioneros, gente de paso y de los alrededores, pero no a comer el plato del día. ¡O sí!, según se mire. Estuvo abierto poco tiempo porque enchironaron al nuevo dueño, el macarra, y las chicas desaparecieron.

Nos dijeron que había un ganao de primera. Perdonad, pero así de crudo y bestia era el lenguaje.

En la puerta apostaron un portero que nos torció la cara y preguntó si teníamos permiso paterno, que si no que nones. ¡Tenemos carnet!, contestamos los pocos que ya lo teníamos. ¡Nones!. Ahí salió la experiencia de la curruca Prieta, que le pasó veinte duros y el cancerbero se puso de perfil.

No sé si el ganado era de primera, dejémoslo en segunda o tercera. Ya no eran nuestras abuelas, es cierto, pero se parecían más a nuestras madres que a nuestras primeras novias. Eran unas siete u ocho mujeres que para nosotros hubiera sido la cuenta justa. La mayoría charlaba y bebía con algún cliente. Habían transformado el bar del hostal en una especie de barra americana. En lo que fue comedor pintaron una pista de baile redonda y colocaron un círculo de luces estroboscópicas en el techo. Unas cuantas mesitas rodeadas de butacones proporcionaban un poco de intimidad a algunas parejas sentadas allí. La iluminación era la de una discoteca, pero cutre y desangelada, como la música ratonera que se escuchaba. No soy capaz de encontrar comparación con nada porque es la primera y última vez que vi algo tan horrendo.

La única luz real de aquel localón era la de una chica, como de veintipocos años, que charlaba en la barra con un cliente. Por ella íbamos y no por el resto. Nos habían dicho que había tres o cuatro más jóvenes, pero nosotros no las vimos por ninguna parte.

Allí se iba a beber o a follar, y las copas costaban una pasta. Como de costumbre llevábamos poco dinero, pero había que seguir intentándolo, ¡teníamos 18 años y todavía no habíamos conocido hembra! Lo bueno, y lo digo por el coche, es que bebíamos muy poco alcohol en aquella época. Aún así lo más barato, que debieron ser cocacolas, ya nos dejó el presupuesto temblando.
El Angelikalis, que fue el único en pedir un whisky, estaba nervioso y lideró la negociación. Inocentemente creíamos que tal vez pudiéramos echar un polvo con alguna tierna pupila, por cien duros. Llevábamos 500 pesetas cada uno, y unas mil la Prieta. Las 4000 quedaron reducidas con las consumiciones a 2500.

El camarero dijo que teníamos que esperar porque ahora estaba con un cliente, pero le hizo un guiño a la belleza. A los pocos minutos se acercó con una sonrisa encantadora, el cliente no parecía dispuesto a subir con ella, sólo a invitarla a una copa. La mirábamos, embobados y cobardes.

El bajón fue monumental, ¡la chica cobraba 2000 pesetas por polvo!, media hora. Todos nos miramos pensando lo mismo.
Juntamos la pasta para que entrara uno y lo echamos a suertes. Con las 500 restantes, puesto que nadie quería subir con una de aquellas señoras mayores, nos repartimos entre los seis dos cocacolas más, mientras esperábamos al colega. Le tocó al más salido después del Angelikalis. ¡Menuda suerte, el cabrón! Claro que también su necesidad era grande.

¡Tengo un empalme como el de la estación de Santas Martas!, decía tocándose sus partes.
La verdad es que la chavala estaba que rompía pantalones, en plural, porque a todos nos faltaba bragueta, más o menos como al sátiro que le tocó el cuponazo de la mocina.

Éste peine venía arrastrando, ya desde tiempo atrás, un problema agudo de satiriasis, que apenas se aliviaba con el recurso del manubrio y lo estaba volviendo majareta.
Incluso había pensado, y nos había propuesto, meterle caña a una de las ovejas de Ventura, el viejo pastor, paisano niñón y tolerante, que nos hubiera dejado. La cosa empezaba a entrar en terrenos encharcados. Así estaba la situación y el caldo.

Entraron por una puerta lateral que subía a las habitaciones del hostal. La chica, que iba delante, la abrió y vimos cómo cogía insinuante la mano de nuestro amigo invitándole a pasar. La puerta se cerró y quedamos los seis con la boca abierta.

No llevaríamos ni diez minutos, teníamos las cocacolas mediadas, cuando se abrió la puerta de nuevo y apareció el pelanas, con cara de perro apaleado, seguido de la chica. La chavala no llegó a la barra, le hizo un gesto al cliente con el que antes se tomaba la copa y desaparecieron por la puerta.

¡Venga, vamos!, dice el tronco al llegar a nuestra altura con cara de mosqueo, apremiando.
¡Qué pasó!, le preguntamos casi a coro.
Ya os lo contaré fuera...
No hubo manera de sacarle prenda.

Hasta que no estuvimos todos dentro de la Cirila camino de Astorga no abrió la boca. ¡El mamón se había corrido en la mano de la chica nada más entrar en la habitación! Ella le echó mano al paquete, le abrió la bragueta, le cogió con mimo la chorra, y ¡el huevón se corrió! ¡País de salidos y eyaculadores precoces!

Le llamamos de todo, el Angelikalis se aplicó especialmente. ¡Gilipollas!, chillaba, ¡Somos unos gilipollas, le pagamos el polvo al menda que subió detrás!


Κorvus Κorax Ο Μαύρος, El Negro.


EPZ  El Pulgarcito.   Caldo.



¡Salud!

miércoles, 7 de mayo de 2014

Η Σύμη, Symi


Iglesia de Evaggelistrias, La Anunciación.
Orilla norte de la bahía de Gialós. Symi
.  Grecia, agosto 2013.

Σύμη


Buenos días. Symi, a unas doce millas al norte de Rodas y a poco más de tres y media de la costa turca, situada a la entrada del golfo que forma la fachada sur de la península de Datça, y la de Mugla al este, cerrando el estrecho de Mármaris, es otra de las islas griegas que respiran directamente los aires de Anatolia.
Eso se nota también en su folclore, muy influenciado por las músicas de los griegos que habitaron esas costas de Asia Menor y que se llevaron en sus éxodos, y por las melodías orientales en general.

Μανώλης Καρπάθιος, Kανονάκι.  Ταξίμι.

https://www.youtube.com/watch?v=jLcq1ROvM0E

Manolis Karpacios, que ha impartido cursos en la isla para estudiantes interesados de todo el mundo, es el brillante intérprete de uno de los instrumentos, el kononaki, que mejor ilustran esa vecindad ambiental, sonora, estética, vital, en definitiva.

Symi desde el mar no es ni más ni menos atractiva que cualquier otra isla del archipiélago, de hecho tiene quizá la costa más oscura y laberíntica de todas ellas, por los acantilados negros, carcomidos y atormentados, y por la cantidad de islas e islotes, cabos, golfos, peñascos, calas..., que la rodean.

También da la impresión de ser seca y montañosa, aunque su altura máxima, el Βίγλα, Vigla, cerrando la gran bahía por el suroeste, sobre la rada vecina y el pueblo de Pedi, supera en pocos metros los 600.
Si a veces doy datos imprecisos del número de habitantes, alturas, distancias, etc., es porque no hay unanimidad en las cifras, y al fin el pico tanto da que tenga 550 como 617 metros.

Κωνσταντίνος Κοντός. Σύμη.   Ο Κουκουμας.

https://www.youtube.com/watch?v=3uiCDVTHMEU

Pero quizá la impresión de altura se acentúa cuando se emboca el gran golfo abierto del noreste de la isla y se deja a estribor la islita de Νίμος, Nimos. Entonces se ven las dimensiones del espectacular circo montañoso de apariencia caliza, sobre Εμπορειός ή Νημποριός, Emboriós o Nimboriós, y Γιαλός, Gialós, también llamado Symi, a secas, el puerto principal y capital junto con Χωριό, Horió (pro. Jorió) o Άνω Χώρα, el pueblo alto, ya tras los montes, encima de Gialós (pro. Yialós).
A babor cierra el golfo la península de Agia Marina, también llena de crestas rocosas. El color de la piedra es claro, ya no el negro de los acantilados.

A medida que nos vamos acercando, las laderas tapizadas de casas y especialmente en el fondo, donde el golfo se divide en dos pequeñas ensenadas muy protegidas que albergan los puertos, aumenta la sensación de pequeñez, hasta anonadarnos frente a la belleza de las señoriales y cuidadas casas neoclásicas que retrepan  hasta lo alto y la hermosura del paisaje natural de mar y montaña.

Contaba Ana Capsir, Navegando por Grecia, que al entrar aquí en su velero, había llorado sin poder contener la emoción ante aquel espectáculo maravilloso. Si me he entretenido tanto en describir la llegada y el escenario donde se asienta Symi, es porque también para nosotros fue emocionante esa entrada, uno de los lugares más impresionantes de cuya vista se puede disfrutar entre todas las islas que conocemos.

De los festivales de bailes tradicionales del Dodecaneso, en Rodas, y en el escenario instalado en el foso medieval de la ciudad vieja, es esta grabación de la sousta de Symi, el syrtos, el monajikós y ese E pú se, que desconozco.

Σούστα Σύμης. Συρτός. Μοναχικός. Ε πού σε.

https://www.youtube.com/watch?v=FDlfNP6yuPc


Casas de Symi.
Grecia, verano 2013.

La población de la isla anda cerca de los 3.000 habitantes, la inmensa mayoría concentrados en Ano Horió y las laderas de ese anfiteatro al sol que es Gialós. Hay una pequeña colonia extranjera permanente, la mitad compuesta por ingleses que, junto a los italianos, son también los turistas más fieles a esta isla.
Parece mentira que en su época dorada, a mediados del S. XIX, Symi llegara a tener casi 25.000 almas. ¿De qué vivían?, piensa uno viendo la sequedad de la tierra, la roca pelada y la ausencia de industrias a la vista.

Symi, bien situada para el intercambio y el comercio marítimo entre Oriente y Occidente, fue mimada por los Caballeros de San Juan, y a continuación disfrutó del estatuto privilegiado que el imperio otomano concedía a los territorios ocupados que aceptaban, de más o menos buen grado, el yugo turco. Autonomía política, exenciones fiscales y arancelarias, libertad religiosa, comercial y fronteriza, hicieron de algunas islas cercanas a Anatolia, auténticos emporios económicos.
Fue en ese periodo cuando muchas de ellas alcanzaron su cenit histórico, en cuanto al número de habitantes y a su riqueza. Pienso también en otras islas, Samos, Hios, o la misma Limnos, por ejemplo.

Elevzería Arvanitaki con la Opiszodromiki Kompania.   Rambí, rambí.


De ese modo Symi, llamada por los turcos Sömbeki, pudo desarrollar su industria naval: en sus seguras bahías se llegaron a construir casi 500 barcos al año. Y junto a los astilleros la pesca, y en concreto la de esponjas, como en Kálimnos, otra actividad muy rentable entonces.

Con la llegada de las esponjas sintéticas a principios del XX, la isla fue decayendo mientras su población emigraba. Muchas de las magníficas mansiones neoclásicas que se habían levantado en años de prosperidad a lo largo del siglo, las más viejas en Ano Symi, se vinieron abajo.

El pueblo se construyó en lo alto, tras la fortaleza de los Caballeros de Rodas y la anterior bizantina, por cuestiones defensivas, como hemos explicado a propósito de otras islas, porque en esas aguas la piratería fue una constante histórica. Eliminada ésta (al menos la antigua, hoy sigue de otro modo...), las viviendas más jóvenes fueron descendiendo por la colina, desde Ano Horió hasta la orilla del mar, que éso es lo que significa Γιαλός.

Κώστας Κοντός.  Αίντε κι ας ρεμπελεψουμε.

https://www.youtube.com/watch?v=vLKbNoLwZDY

Symi está hermanada con Tarpon Springs, en la costa noroeste de la península de Florida, donde muchos pescadores simiotas de esponjas emigraron para continuar con una actividad que, de todos modos, estaba condenada a desaparecer casi por completo.

Las casas neoclásicas fueron construidas por albañiles y artesanos de Cárpatos. El gobierno heleno ha llevado adelante un riguroso programa de restauración arquitectónica, fiel a la Symi primitiva, que ha devuelto parte del esplendor y belleza a la ciudad, que hoy vive casi exclusivamente de esa imagen de postal que pide el turismo, su actividad actual más rentable, junto con el comercio, muy en relación con el primero, y una pesca residual de escaso calado.

Μίλτος Πασχαλίδης.  Φεστιβάλ Σύμης. Festival de Symi.

https://www.youtube.com/watch?v=mq43wmVmOoM


Esperando al  Diágoras.
La Torre del reloj en Gialós. Al fondo Evaggelistrias,
y barco en la pequeña ensenada de Emboriós.. 
Symi. Grecia, verano 2013.

A pesar de su aspecto árido, parece que en algunas zonas y en vallecicos interiores hay manchas arboladas y hasta un bosque antiguo de cipreses. Más la seca flora mediterránea que vive de la escasa pluviosidad de la región. Sin embargo Symi no tiene suficiente agua potable a pesar de contar con una planta desalinizadora y, según he leído, para asegurar el abastecimiento debe importarla de Rodas.

He dicho ya que la población se concentra en Ano Horió y Gialós, el resto de la isla está prácticamente deshabitada. Ni siquiera tiene la pequeña red de carreteras asfaltadas de otras islas y los caminos son de tierra. Eso la convierte en uno de los destinos preferidos por caminantes y senderistas. El tamaño, como ocurría con Tilos, Nísyros y otro puñado de ellas, permite el barato y cada vez más raro privilegio de poder conocerla a pie, para quien disponga de tres o cuatro días.

El paseo más largo nos llevaría, atravesando la isla en diagonal, desde la capital en el noroeste, hasta Moní Agíou Mijaíl Panormití, en el extremo suroeste, junto a una pequeña bahía del mismo nombre. El monasterio es, con Symi capital, el destino turístico más importante de la isla, y antes que nadie para los propios griegos, pues el arcángel San Miguel es el patrón de Symi y de los marinos, por lo que se trata de un lugar de peregrinación para simiotas y hombres de mar de todo el mundo griego, incluida la diáspora. Η Ελλάδα και η θάλασσα...

Κωνσταντίνος Κοντός. Σύμη.   Ω Παεμιωτη Αρχαγγελε.


Un visita más corta nos acerca a la vecina bahía, playa y pueblín de Pedí, al sur de Hora/Gialós, aunque ambas localidades están unidas por el único autobús que funciona en la isla.

Y hablando de caminar: para subir de Gialós, el puerto, hasta Ano Hora, el pueblo alto, es preciso salvar los 375 peldaños de mármol de la escalera que los une, que discurre entre las casas neoclásicas.
Excepto el mármol, esto no es exclusivo de Symi, como muchos sabréis. Yo espero volver a la isla para
echar un día en trepar por esa escala a paso de psilicoso perdío, que es el mío.

Nikos Kavadías, poema. Zanos Mikroútsikos, música y piano. Festival de Symi. 2003.
Ο Σταυρός του Νότου.  La Cruz del Sur.

https://www.youtube.com/watch?v=bPSRybUQCZ8

Como apunté al principio, Symi está rodeada de multitud de islas e islotes deshabitados. A un grupo los pescadores les llaman las Symiopoulas. Νίμος, Nimos, al norte y Σεσκλί, Sesklí, al sur, son las islas más grandes. ΓιαλεσίνοΔιαβάτεςΚουλούνδροςΜαρμαράςΧονδρόςΜεγαλονησιΠανο Νερό, Κουπι, ΓηΚαραβαλονησιΣτρογγλιος..., los nombres de algunas otras (Gialesíno, Diavátes, Kouloúndros, Μarmarás, Jondrós, Megalonisi, Pano Neró, Koupi, Gi, Karavalonisi, Strogglios...)

Son famosas sus calas de arena perdidas en ese laberinto costero, a las que sólo se puede acceder en barkula.

La mayoría de las canciones de hoy son de Kostas Kondós, tradicionales de Symi, pero desconozco la biografía de este músico y si es simiota. Las de Pasjalidis, Mikrútsikos y Peridis, son del famoso festival musical veraniego que organiza el Ayuntamiento de la capital, donde han actuado muchos de los grandes músicos griegos de los últimos 30 años. Como Arvanitaki, de la que pongo una canción antigua muy popular, en directo con la Kompanía, para ilustrar la referencia a Turquía.

Orfeas Peridis.  Φεστιβάλ Σύμης.

https://www.youtube.com/watch?v=vjp_xXAlMUE

En la Historia, Symi, la antigua Metapontis, corrió el mismo destino que el resto de las islas del Archipiélago. Aparte de los griegos, romanos, bizantinos, caballeros de Rodas, otomanos e italianos la dominaron sucesivamente. Los alemanes la ocuparon en la 2ª Guerra Mundial y los ingleses la administraron hasta su recuperación por Grecia en 1948.

Y en la mitología, Symi es una ninfa, esposa de Poseidón o de uno de sus hijos; como parece natural, el dios del mar y su estirpe siempre en el origen mítico de las islas.
Aquí habrían nacido las Χάριτες, las Járites griegas: la mayor, Talia, la Floreciente, Eufrósine, la Alegría, y Aglaya, la Belleza, la más pequeña, en Roma llamadas Gracias. Diosas de la belleza, la creatividad y la fertilidad, acompañaban a Afrodita en su cortejo. A una de ellas la casa Homero con el herrero cojo de Limnos, Hefesto.

Homero también cita a Symi en la Ilíada, con otros nombres. El rey de la isla, Nireo, el más bello de los griegos en Ilion después de Aquiles, acudió a Troya con tres naves.

Κώστας Κοντός, voz. Μιχαλη Γαμπιερακη, violín. Edit. Μανόλις Καρπάθιος. Σύμη. 
Συμιακος σκοπός: γαμήλιος σκοπός.  Skopós de boda, simiota.

https://www.youtube.com/watch?v=ZzYvP3qvOY8


Γιαλός, Gialós.  Σύμη, Symi.
Grecia, agosto 2013.

Navegando entre islas, pasan con frecuencia a babor o a estribor tierras atrayentes donde quizá nos aguardara una Circe cachonda, un Telémaco vigoroso u otras lindezas semejantes, pero Symi, sin haber sentido ninguno de esos cantos de sirena, es de las que me gustaría patear algún día con tiempo, atraído sólo por su belleza.

Nos dice Dimitris, el subidor del vídeo, que la siguiente es una canción tradicional del Dodecaneso y de Symi, del disco de la serie Έλληνες Ακρίτες, Griegos de la frontera. Y lo que para mí es una sorpresa, la melodía, muy popular en todo el Egeo, es más conocida por el título de Βάρκα μου Μπογιατισμένη, Mi barca recién pintada, que conocía en la versión del rebetis Giorgos Batis, pero que aquí me resulta irreconocible.

Κώστας Κοντός, voz. Μιχαλη Γαμπιερακης, violín. Edit. Μανόλις Καρπάθιος. Σύμη.
Νησιώτικα τραγούδια.   Ν' ήλιε μου κι αντινήλιε μου.


Y por hoy, queridos niñas, no va más. Os dejo con otro tema muy oriental de Kostas Kondós.

¡Que ustedes lo bailen bien!

Κώστας Κοντός.  Αυτά τα μάυρα δέντρα.  Estos negros árboles.


Salud y buen rumbo.

Ramiro Rodríguez Prada, Barbarómiros.