jueves, 14 de julio de 2011

Manos Hatzidákis -2


Acuarela y sedimentos. Cartulina, Oviedo 2003.
Ramiro Rodríguez Prada.

O Kapetán Mijális. Especialmente popular es Den itan nisí, No había isla, que nuestra Mª del Mar Bonet versioneó en Bellver el 2010 con buen criterio selectivo y gusto musical. Ésa es la fuente de inspiración primera de Manos, el Meso-yío/ Medi-terráneo.

Se quejaba amargamente Hatzidákis del tráfico ilegal de las canciones de este ciclo, versiones que menudeaban en Grecia sin respetar ni letra, ni notas ni espíritu, mucho menos los derechos de autoría. Tratando de fijar una versión canónica grabó en los 70, él al piano, con la voz de una Fléry Dandonáki sublime, que Manos consideró la mejor que se había hecho de sus canciones. La interpretación de Fléry sigue la estela heróica del protagonista, entre melacólica y trágica, sacando todos los matices a unas melodías emotivas, dramáticas.

Den itan nisí, Megalo bdómado, Bariá apóxe i nigta...Kyra moú Ambeliotissa, escuchándola tiemblo, me dan repeluznos, porque recuerdo toda la epopeya cretense durante la ocupación otomana, y eso que la canción, que es también invocación a nuestra Señora de las Viñas -Ampelos, denominación de origen de grandes vinos cretenses-, llama a una fiesta a la que el Kapetán Mijális invita a sus amigos, pero sabemos que no será un syrtaki turístico, sino un adiós antes de coger las armas y acudir como un palikári a la cita, en Candía, en Rézimo, en Frangokástelo... con la muerte.

Registros posteriores, incluso modernos, con técnicas e instrumentación de gran calidad, como el de Anastasía de los grandes compositores, no consiguen alcanzar la emoción y altura de Dandonáki en estas sencillas grabaciones realizadas en un piso de Nueva York.

Pronto la tercera y, creo, última entrega.  Yásas!

Barbarómiros.

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