miércoles, 27 de julio de 2011

Poniendo huevos



Oviedo 2011

El tema de lo ponedora o vaga que sea una gallina siracusana no lo domino.

Tendré que pedir ayuda a un amigo exsexador de pollas, amante del blues primitivo y colega de Robert Crumb, muy vinculado a granjas ecológicas donde también experimentan con huevos de distintas especies de gallinas, buscando un equilibrio entre rentabilidad, resistencia, idoneidad, adaptación a las nuevas tecnologías y otra serie de parámetros.

Han conseguido que las aves pongan variedades de huevos pintos, muy apreciados por los turistas, pero poco conocidos aún, con la efigie del Santo Padre o la Virgen de Covadonga.
Reciben ya encargos de todo el mundo solicitando huevos con la imagen del Ché, de Bin Laden, de la Merdekel, de Colón, de Milio el Botines o del Fary. Sin embargo la industria está dando aún sus primeros pasos y no alcanza a satisfacer una demanda que se ha disparado.

Están embarcados además en un programa que intenta conseguir huevos en olor de santidad, de multitudes y otras esencias, cabrales, pasta gansa, jazmín de Bengala, huevo podre o de mierda pura y dura, cuyo aroma es menos intenso y mucho más chic que el de la blanda.
En este estudio no participa mi colega.

Decía todo esto porque así, a vote pronto, me pregunto, sin hablar con Pacho que es el  amigo experto a quien consultaré, ¿cuántos huevos pone a la semana una Pappanatta de buena cepa?.
Pienso que uno al día, y aquí no cave  mucho "más o menos", aunque tengo entendido que hay razas que, en determinadas épocas y condiciones,  ponen huevos como metralletas. Como no me lo creo la tengo por leyenda rural.
Porque no se referirán a la forma de los huevos, lo que sería todavía más extravagante...


El chiste del Philógelos de hoy no es mucho mejor que los anteriores. Traducido al asturiano por un cazurro, va dedicado, como siempre, al Capi del Teach, Alberto, amparo de gorriones, currucas y otras tiernas avecillas y almas de cántaro, amigo, a quien nunca se me ocurriría llamar babayu ni con b alta ni con baja, muy vajo tendríamos que caer los dos para llegar a eso.
Lo tenía reservado desde hace tiempo para la etiqueta de las currucas pardas pero, viendo estos días otra vez en la página de Desde la popa los capítulos dedicados a sus amigos los gurriones,  no pude resistir la llamada de la Kogonera que hay en mí.
Ahí va:

"Una paisana d´Ovieu vio a unos gurrioninos engarriaos nun pumar, acercóse al arbolín en sin facer ruiu, punxo el mandil en baixu y sacudía el árbol pa recoyer los gurriones".

Besos. Yasas.

Korvus Korax, "O Mavros".

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