León 2011 |
Buenos días. Vuelvo a tener problemas con esto de colocar las fotografías, salen en la posición que le apetece a la máquina. No me voy a mosquear, sólo que me hace perder un tiempo precioso y no lo arreglo.
Los mismos problemas también para escribir en griego, que lo hago por gentileza a la cabecera del blog, dedicado en buena medida a Grecia. Y por los griegos, a los que me siguen allí y en especial a Giannis Tzakós. También por ayudar un poco a los que se interesan por ese precioso idioma y empiezan, por ello muchas veces pongo la grafía griega, la pronunciación en castellano y la traducción a esta lengua.
No tengo la paciencia del enseñante pero como no me tenéis en frente puedo jugar un poco al pedagogos.
Ya dije que las fotos de esta serie no eran buenas, sabéis que soy un aficionado. Apenas me sirven algunas para ilustrar el texto, y no me gusta ese papel, en cierta manera, secundario. También es verdad que muchas veces es el texto el que ilustra la imagen y eso que mi herramienta es la palabra y ahí no soy tan aprendiz, no sé. Vaya lo uno por lo otro.
Y el motivo de estas lechugas entre la nieve es dar un poco de color al surco. Tengo tendencia a mirar también el blog como una página larga donde los colores impresionan la vista sólo al paso del cursor y me dan alegría.
El tejido no es tan satinado, hice la foto con muy poca luz, me gustan el dibujo y los colores. Y la artesanía femenina del reciclaje de tejidos, de ahí el título de la serie. Con mucho arte las madres.
También yo llevo un montón de años liado con los trapos, los tejidos y los cosidos, como habréis visto en Pindura. Rotos y cicatrices.
Voy con una historia mínima, pero sólo por lo escueta o regularmente escrita, no por su, para mí, fuerza y ejemplaridad. Para los amantes incondicionales del relato, lectores o amigos. Pero hoy sin partos mostruosos, sino como la vida misma.
Elena y Dastan
Dastan tiene 45 años, es kazajo de madre mongola y padre uzbeko. Está casado con una ucraniana y tienen dos hijos.
Por la cara, muy grande, ancha y plana, más que chato tiene la nariz aplastada, cualquiera diría que es chino. Pero él trabajó un año en China y los chinos, muy aficionados a la venta callejera y a ofrecer la mercancía a sus compatriotas, nunca lo abordaban a él, lo reconocían como extranjero. La que sí lo paraba contínuamente para pedirle el pasaporte y la documentación era la policía. Se reía contándolo.
Su madre es budista y su padre musulmán, la suegra ortodoxa y el suegro católico, ellos ateos. Pasó por Moscú y Ucrania, allí conoció a Elena. A la caída de la Unión Soviética emigraron a Suecia donde tuvieron el primer hijo. Volvieron a Ucrania y hace dos años que están en España. Aquí nació la niña. Asturiana.
Habla castellano con soltura y dice que le gusta hacerlo bien porque disfruta con la conversación, pero que no entiende los chistes casi nunca, y vuelve a reír con una risa abierta y franca que es un placer escuchar.
Tenemos un problema de humedades y el seguro lo envió a pintar, muy curioso y limpio. Es fumador y cada cierto tiempo se venía a la cocina conmigo a echar un pito y charlar.
La mi morena lo invitó a un té que agradeció de inmediato con una carcajada de alegría. Es un paisano, un niño grandón, enorme, 1,80-1,85, y está más bien grueso. ¡Con lo pequeña que es la cocina entre él y su risa lo ocupaban todo!
Además del kazajo de su infancia y juventud, Dastan se defiende en los dos dialectos de sus padres (¡que hablan millones de personas!), y un poco menos en chino, por supuesto habla ruso con soltura y ucraniano bastante bien. En la escuela aprendió inglés que le fue muy útil en Suecia hasta poder comunicarse en sueco que habla, más o menos, dice, como el castellano, es decir muy bien, vuelve a reirse y niega con la cabeza.
¿Lleváis la cuenta? Creo que son nueve. Y ya dice "guapu", no bonito, hermoso o bello, ni siquiera guapo. ¡Eso es amor y sabiduría!
¡Eres un fenómeno Dastan, me río yo de Cristiano Ronaldo!
Una suerte para nosotros tenerlo aquí, le gusta mucho Asturias.
Está eufórico, ¡palabra suya!, porque su mujer, licenciada en Historia del Arte y violinista acaba de encontrar trabajo de limpiadora en una casa...
Salud.
Ramiro.
Una cancíón melancólica de alguien como él que regresa a casa.
De su tierra, Nurlan Abdullin, "Auilin".
León 2011 |
P.D. Otra vez invertida, el color oscuro iba abajo, no importa, si pudiera le daba la vuelta cada semana, por variar, ya hice eso con cuatro tablas que encajaban de distintos modos, no recuerdo exactamente pero creo que, contando las cuatro de cada tabla por sí sola, permitía 68 posturas en el mismo espacio, una más y corono. Bobadas.
Música que nos endulce el oído, cuando menos... . Dastan, que conoce también Armenia, decía que son como los vascos del Cáucaso.
De Haig Yazdjian, músico armenio colega de Arto Tunçboyaciyan (que ya escuchamos aquí tocando la pandereta y una botella de cerveza), un tema tradicional que ha grabado también Ara Dinkjan, otro gran armenio amigo de los anteriores, con Elefthería Arvanitaki, en griego. Los versos son de Lina Nikolakopoulou, letrista de Protopsalti y otros músicos.
Todos ellos han vivido y grabado en Grecia, muy vinculados siempre a los sonidos y a los músicos helenos. Camaradería entre cristianos. Aquí en una versión en directo de este verano en Atenas, con regular sonido, si preferís uno mejor tendréis que ir a una grabación de estudio.
Nos endulzará la oreya pero no nos curará la tristeza, la canción es un canto nostálgico de añoranza de la tierra chica desde el exilio. Algo que los dos pueblos conocen demasiado bien.
Bingeol, I xenitiá, El exilio (Es el nombre de una aldea armenia, en griego El extranjero)
Que tengáis felices sueños.
Besos.
Ra
¿Y que me dices de Tzivarei?
ResponderEliminarTe dejo esta versión, en la que Eleni Tsaligopoulou le da un toque bizantino que me encanta.
Ah y con mosjoluludomu y todo.
http://www.youtube.com/watch?v=exBZx9QI4RU
¡Sí, en Tzivaeri fue donde escuché la primera vez lo del Mosjolúludo !, aunque era la versión de Donna Samíou.
ResponderEliminarRecuerdo otras dos a capella por un paisano en Kalymnos y una mujer en Limnos. También esta la conocía y la pondré en el próximo de Retales porque quien quiera escucharla no puede hacerlo aquí y me gusta (y también la chica, tan guapa, pero que tiene ya un hijo de 30 tacos, según me contaba el mi Dimitraki que se pirra por ella).
No sé si viste una nota que te dejé al final de una entrada, sobre el mosjolúludo de nuevo, esta vez de María Mandalou, pero sin nada que no supieras: el Pelargonium.
Moltes gràcies y petons!
Ramiro.