lunes, 23 de abril de 2012

Escupideces, de Teresa Naranjo -2


León 2011.

El libro de versos Escupideces, de Teresa Naranjo, inaugura la colección ´Válvula de escape` dentro de un proyecto de edición en la red llamado E-bookprofeno, aventura de Felipe Zapico y sus amigos, como ya comentamos en la primera entrada que dedicamos al poemario el día 28 de marzo.

Repetimos aquí las direcciones para facilitar el acceso a quien le apetezca, el libro se puede leer inmediatamente, ahí lo tenéis, no os defraudará. 



Viene precedido por un prólogo de presentación de Carmen Bermejo que, desde la humildad, sin pretensiones pero con redacción cuidada y con ternura nos introduce a la escritora. Lo hace de manera familiar, pues confiesa ya en la primera frase que es prima suya y, aunque las une el cariño además de la sangre, no sabía que Teresa escribiera.

Estamos pues ante una poeta oculta que nos descubre su intimidad.

Los portazos
también son tortazos!!
...Sólo que en otro marco.

(63) 

Escribe Carmen, para despedir su introducción, que no lee las solapas de los libros ni los prólogos, yo sí lo hago como ves, Carmen y, como el tuyo, a veces me gustan. Dices que sólo disculpas a los prologuistas por la ilusión de aparecer junto al autor, autora en este caso. Tal vez sea un hecho no del todo extraño, en particular si disfrutas lo que escribe la prologada.

Me estrellé contra la luna
la luna vio las estrellas
y yo los trozos de luna.

(95)

La poesía de Teresa está llena de juego que se anuncia ya en el título, no siempre gozoso sin embargo. Hay un intento de rebajar lo trascendente con esa adición de la estupidez al escupitajo. Estupideces ninguna y escupitajos tal vez sólo porque son cortos y con frecuencia contundentes, con la suciedad de la vida misma, el retrúecano para nuestra vida privada más mostrenca, pero sin mala baba ni escatología.

Trampas verbales, encuentros felices, humorísticos, inquietantes en ocasiones, y amor y desengaño.
La luna
tiene una relación
lésbica
con una estrella
porque el sol
nunca logró
calentarla

(70)

Por las abundantes menciones a una relación de pareja llena de dudas, de desencuentros, silencios y soledad, a esa distancia que después de los años no sólo se nos antoja insalvable sino que parece aumentar y hacerse abismal, como si nuestro compañero fuera un extraño y siempre lo hubiera sido, por su insistencia en ese anularnos, como en una relación de odio y no de amor, por eso y por el dolor del fracaso y la impotencia de sabernos atados, sin salida, el libro destila amargura y tristeza. Dolor.

Todo tú me sabes
a menta
y a ira.
...Eres de mentira. 

(56)

Sólo su gusto por el juego, los hallazgos lingüísticos y el humor, muy presentes, nos permiten respirar y sonreír pese a todo. Y eso se lo agradezco especialmente. 
También algunas llamadas a una cotidianidad prosaica que sin embargo matiza nuestra vida y con frecuencia la limita.
Este es de los pocos que titula, Pasión, pero con su permiso y sólo aquí lo retitularé, aunque sobre, Pasión a remojo.

Cariño, ahora no puedo hacer el amor contigo
se me ha olvidado poner los garbanzos
en agua

(99)

Después de esta segunda lectura más a fondo he ido seleccionando algunas citas, que son en realidad los poemas completos porque la mayoría son cortos y permiten ese lujo, y pensé que en lugar de hacer un largo capítulo sobre el libro, era mejor dedicarle algunos, cortos como estos, y de ese modo volver a recordalo por si los remisos se deciden por fin a leerlo. Os reiréis pero, como en toda buena obra, hay poco espacio para sentimentalismos, no son lágrimas dulces.

Y termino con un pequeño cóktel molotov envuelto en un lenguaje de celofán, sencillo, infantil se diría, nada naïf, en absoluto inocente, y dulciamargo, como la dulcamara.

El día que por sorteo
me toque vivir
voy a ir al cine
y si me da para más
me compraré palomitas

(92)


Late - Broken Pieces, Piezas rotas.


Salud a Teresa, la poetisa*, y a todos los que intervienen en este proyecto de lunáticos maravillosos, Carmen, Sol, Valentín, Felipe..., y a todos vosotros, desconocidos lectores.

*Aunque muchas mujeres que escriben poesía reclaman la palabra poeta para los dos sexos, el poeta o la poeta, cuestión que me parece bien, debo decir que en griego  se usa la forma  sin género, pero el sufijo -issa, como rebétissa, indica el femenino y poetisa sería casi literal del griego poetissa. Confío en que esta polémica, que considero un poco estéril, no alcance a Teresa y si lo hace disculpe el atrevimiento, me gusta esa palabra, al márgen de lo que designa. También poeta.

Besos.

Ramiro Rodríguez Prada.
   

10 comentarios:

  1. A mi también me gusta con issa. Si no no podría ser yo capitanissa; que es lo que me llaman en mi pueblo.

    Saluditos y abrazos megálos.

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  2. Es que tiene su swing ese sufijo. El caso es que algunos diccionarios obvian esos femeninos, como en poeta o maga, que lo traducen sin género (ποιητής, μάγος). Y creo que con capitán y capitana debe pasar algo parecido, Καπετάνιος. Pero también usan, como sabes, Μαγκά por maga, y Μαγκισσα, por lo mismo.
    Yo también he escuchado lo de capitanissa y me gusta, no creo que signifique desdoro alguno para la valiente que lo luce.

    Salud, Καπετάνισσα!

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  3. Gracias por tus palabras y cariño.

    Salud

    Zapi

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    Respuestas
    1. Gracias a vosotros por el entusiasmo y valor que demostráis echándoos al monte lírico, no sólo al de Venus.
      Estoy viendo a Sapho en el acantilado de Lefkada, la isla de Ana Capsir, en una entrada de su blog Navegando por Grecia, a punto de lanzarse tin thálassa, al mar...

      Abrazos, grandullón!

      Ra.

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  4. He subido a la página de Escupideces tu más que reseña, con un comentario; Nunca un análisis fue tan certero, ya te dije en una ocasión, que "tienes muy buen ojo". Lo que escribo, yo nunca lo llamaría poemas, porque no se parece a nada que haya leido de ningún poeta, tan solo son "mis cosas", mis escupideces. No escribo en primera persona, pero si lo siento, todos y cada uno de los textos tienen nombre y apellidos, trabajo con enfermos y cada día veo y oigo...escucho historias, hay mucho dolor y mucho sentimiento en cada renglón, mis personajes son reales, por eso siento en primera persona. Otros me tocan más de cerca, esos son más irónicos y con mi "sentido del humor".
    Gracias Ramiro, sobre todo, por desgranar cada texto, por tomarte la molestia de leerlos y por entenderlos como lo haces. Un abrazo
    Teresa

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  5. Hola, Teresa. Yo también soy enfermera, por eso quizás entiendo mejor tu referencia a ese trabajo, aunque ahora estoy arrumbada en la cocina.
    Creo que usas un lenguaje sencillo y asequible, y los varios planos del sentido que encierra son más difíciles y enjundiosos, sí, pero también se entienden. Y a mí eso me parece una virtud.
    Yo sí los llamo poemas, pero no me pelearé contigo por una cuestión que considero poco más que nominal.
    Yo le hago ascos a las palabras "artista, poeta, etc." por la necesidad que siento de quitar importancia a lo que no deja de ser un trabajo, más o menos especializado, como el de la enfermera, y demasiado sacralizado. Pero sí me atrevo a aplicárselo a los demás, ahí me curo en salud. Perdona!

    Besos.

    Ra.

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  6. Perdona, te estoy llamando Ramiro y lo mismo me estoy equivocando, si es así, perdón. Yo no soy enfermera, tengo una clínica y los pacientes, por decirlo de alguna manera, pasan primero por mis manos, me gusta tratar con los enfermos, por eso escogí poner una clínica, hay mil y una historias y un solo gesto, una palabra amable, una sonrisa, puede aliviar de alguna manera el dolor.
    De nuevo gracias, además de todo, porque es muy sencillo hablar contigo. Besos
    Teresa

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  7. No te equivocas Tes, soy carnero, que es un sinónimo de mi nombre, y algo de truñón o truñidor sí que tendré (truñir, parecido a embestir con la cabeza de frente).
    Es difícil ser sencillo y decir algo interesante, como hace tu poesía. Yo también lo intento. Gracias a ti!

    Más besos.
    Ra.

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  8. Querido Ramiro, muchas gracias por tus palabras. Me siento realmente honrada por las que me corresponden y también por las que dedicas a las Escupideces de mi prima: yo también creo que has dado en la diana, no se podría explicar mejor. Tiene además ese tono tuyo tan personal, ese desparpajo y esa simpatía que tiene todo lo que escribes -yo sigo usando estos vocablos, que seguro que parecen trasnochados y superficiales, pero que a mí me siguen pareciendo piropos (será la edad...), ese ritmo tuyo minucioso y cascabelero: no se te ha escapado nada.
    Pienso a menudo en saludarte por aquí, pero hiláis fino y deprisa, y cuando por fin puedo sentarme un rato, solo me quedan energías para doblar calcetines...o leer. A pesar de lo que pueda decir Valen, me cuesta mucho escribir y me da pereza, aunque hubo un tiempo en que no fue así, cuando ambos fuimos "forajidos del amor" y no teníamos otra manera de hablar y estar juntos. De ahí tal vez le viene ese buen regusto. También es cierto que mi falta de tacto también te ha librado de mi irreductible tendencia a la confianza y a la familiaridad -ya te aviso- que procuro mantener a raya por escrito, pero que me suele resultar difícil en persona. Escribir me cuesta, hablar no, y me parece que todo esto es común a mi familia. Espero que lo comprobéis pronto, porque espero que nos podamos ver pronto. Bien podíamos empezar con un torneo amistoso entre vuestras fabes y las habichuelas pinesas de nuestro pueblo.
    Un abrazo muy grande, Ramiro.

    Carmen

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    1. Ni trasnochados ni superficiales, Carmen, para mí también son piropos y me pongo un poco colorao, gracias, en serio. ¡Cuántas cartas nos cruzamos nosotros también en tres años de noviazgo!...
      Lo peor para mí es la plancha y menos mal que la mi morena hace lo más gordo.
      Soy confianzudo y un parlaenbalde y en directo me gusta tocar a las personas, incluso a paisanos muy duros que doblan mi tamaño, más de uno me miró asombrado, "¿cómo te atreves?", resulta que después no eran tan duros, ¡incluso resultaron unos corderinos bastante tiernos! Lo digo para que no te cortes con la familiaridad.
      ¡Jóosss!, donde me has pillao es en lo del torneo. No me he podido licenciar en cocina porque... ¡no me sale la fabada!, y para colmo soy el cocineru. Tú haces las habichuelas y yo un pescao del Cantábrico al horno. A comer fabada os llevo fuera (...bergoña me da!).
      También yo quiero conoceros, confiemos en ello.

      Muchos besos.

      Ramiro.

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