domingo, 6 de abril de 2014

H Κως, Cos


Mezquita  Defterdar.
Plaza Elevzerías.  Kos.
Grecia, julio 2013.


Kos capital


Buenos días. Veinte años después de nuestra primera visita, Cos sigue tan turística como entonces. Es la tercera isla del Dodecaneso en tamaño y la segunda en número de habitantes, después de Rodas y, junto a ella, el destino preferido del turismo masivo.

En los noventa recalamos aquí porque queríamos conocer las islas al norte del archipiélago, de las que Kos es el centro más importante. Tenía, como ahora, vuelos relativamente baratos y frecuentes, aunque en aquella ocasión hicimos trasbordo en Atenas para coger un vuelo doméstico de la Olympic. Viajábamos entonces más sueltos aún que ahora, sin niños, reservas, ni otro plan que el apuntado: dos o tres días en cada isla que nos apeteciera, para ir acercándonos a Limnos como destino final, donde queríamos reposar la última semana.

Pero la cosa empezó a torcerse un poco al llegar a la capital, de madrugada como este año. Todo estaba cerrado y se veía poca gente por la calle, pero el puerto lleno de veleros y superbarcos, y la cantidad de locales, terrazas y negocios que veíamos, ya nos puso en guardia. No estábamos en una de esas islas griegas tranquilas, casi olvidadas, que eran y son las que más nos motivan. Aún así dedicamos la mañana entera a recorrer las calles que salen del puerto en busca de una pensión de nuestro presupuesto, que no encontramos.

Después de comer estábamos abatidos y sin ánimos para seguir buscando. La ciudad había recuperado la vida diaria habitual y aquel ir y venir de turistas rubios, el jaleo de bares, restaurantes, música disco, bacilón marinero y tráfico, nos convenció. Dejamos a un lado la idea de alquilar un coche y conocer la isla por si encontrábamos un pueblín a nuestro gusto.

Dedicamos la tarde a visitar el resto de la ciudad y al final esperamos bajo el plátano de Hipócrates la hora del ferry a Kálymnos, que salía al atardecer.


Los restos del plátano de Hipócrates y la Fuente Hadji Hassan de la Mezquita de la Logia.
Cos. Grecia, julio 2013.

Kos es una ciudad muy guapa, eso no se le puede regatear. Tiene unos 15.000 habitantes, más o menos la mitad del total de la isla. Está tan cerca de Turquía como de las islas griegas que la rodean, y en sus calles se respira un cierto aire oriental, no sólo por la presencia de restos arquitectónicos otomanos civiles y religiosos, como las dos mezquitas que embellecen su cielo, o por la abundancia de barcos con pabellón turco, también por sus grandes palmeras, su olor seco a especias y el dulzón de las flores, por su ambiente abigarrado de ciudad mercado, o por su luz hiriente, como la propia Rodas.

Pero además Cos cuenta con testigos arqueológicos de todas las épocas y de todos los pueblos que la habitaron.
Un paseo imprescindible nos llevará, desde las proximidades de los puertos, donde están los baños y los restos de la antigua ciudad griega y romana, con el Ágora, hasta el Odeón romano y, más arriba, al Asclepion, dedicado al dios de la medicina, mitad santuario mitad sanatorio, donde se supone que se ponían en práctica las teorías terapéuticas del más famoso de los isleños antiguos, Hipócrates, como ya sabréis, el llamado Padre de la Medicina y supuesto autor del Juramento Hipocrático.

Para los amantes del pedal -no me refiero al colocazo-, Kos tiene un carril bicicleta que recorre todo el frontal marítimo al este, norte y oeste de la capital, y de la isla, pues va desde Marmari en la costa oeste, hasta Therma (Zerma) en la este, unos 25-30 kilómetros de pista al borde del mar.
Desde el puerto un carril se adentra en la ciudad en dirección sur (Calles Hipócrates y Rey Pablo) y permite visitar las ruinas del Asclepion, sobre terrazas superpuestas en una ladera ascendente, desplazándose por ese medio más barato y ecológico hasta la entrada del Odeón. Las vistas de la capital, de la costa de Asia Menor y de las islas próximas, son muy hermosas.

La ciudad vieja de Cos, saliendo del puerto, está además llena de plazas sombreadas por grandes árboles, jardines tranquilos algo anárquicos y algunos en semiabandono, iglesias bizantinas, escaleras y choklakia en los suelos, como en el resto del Dodecaneso, y de mucha calidad.
Para los no habituales, los choklakia, son esos cantos pulidos y ovalados, de dos o tres colores, blancos, negros y marrones, que decoran con diversos motivos los suelos empedrados de muchas islas del Dodecaneso, procedentes en su mayoría de la vecina Nísyros.

Pero la zona del puerto principal, el paseo marítimo de la bahía, Kunduriotis, lleno de restaurantes, bares y terrazas, algún parque y, al final, la Plaza Elevzerías, Libertad, y su entorno, son el centro neurálgico de la capital.
Al sur, detrás de la Fortaleza de los Caballeros de San Juan (S. XVI, con un escudo del Gran Maestre Fernández de Heredia) que mira a los muelles más historiados, donde amarran los barcos de lujo, alza sus brazos como un Laocoonte, el vástago del Plátano de Hipócrates, de unos 500 años de antigüedad, junto a la mezquita más vieja de la ciudad, la Logia, en mal estado de conservación, aunque del siglo XVIII, sólo unos años más antigua que la segunda, la Defterdar de la primera fotografía, ésta aún flamante y que embellece Elevzerías, vecina del antiguo mercado cubierto y del Museo Arqueológico.

Los jardines que bordean las dos mezquitas y las callejuelas próximas, hasta la Plaza, están llenos de pequeñas y medianas tabernas y restaurantes al aire libre, bajo los árboles, los jazmines y las trepadoras que sombrean y perfuman el lugar.

Άννα Καραμπεσίνη. Βιολί, Κικιλης. Κως.  Περβολαριά. Jardines.


Protegido por la ristra de ajos
ΨΑΡΟΤΑΒΕΡΝΑ  Ο ΝΙΚΟΛΑΣ Ο ΨΑΡΑΣ
Kos.  Grecia, julio 2013.

Este año reservamos por Internet la primera noche, en la parte norte. Es un conjunto de calles donde han proliferado en los últimos veinte años los negocios familiares relacionados con el turismo, en casas de dos o tres pisos, como una de las zonas de expansión natural de la ciudad hacia el oeste, una franja paralela a la playa más extensa y con el mayor número de turistas de toda la isla. Terreno llano ideal para la construcción, frente a la costa turca, ésta ya totalmente tomada por urbanizaciones, colosales por su número y extensión.
Saliendo de Cos capital hacia Tigaki y Marmari, la acumulación de grandes hoteles, complejos residenciales y apartamentos, empezará a ser también un problema aquí.

Las calles a las que me refiero, Temístocles, Kanari, Ameriki..., van de Averoff, la  más cercana a la playa, hasta Bubulinas, al comienzo del centro propiamente dicho. Son calles rectas llenas de todo tipo de comercios, bares, restaurantes, heladerías, o ropa y calzado, con un público joven y extranjero en su mayoría. Y bares musicales, discos o clubs de alterne y streptease. Vacaciones de 8 días para beber, bailar y follar. Y algunas sesiones de playa, vuelta y vuelta, hasta tostar. Para quien le guste el plan.

El apartamento que reservamos fue un fiasco, y no eran mucho mejores los otros que vimos después. Aún así nos quedamos dos noches, el tercer día por la noche salíamos para Rodas en el Diágoras. El alquiler nos daba derecho a tumbonas en primera línea, que sólo ocupamos una hora la tarde del primer día, más que nada por echar un baño y beber una cerveza fría en la playa. Tampoco era ése nuestro plan en exclusiva.

Pero en la misma calle de la pensión, Averof, frente a un chino, hay una taberna de pescado (Psarotaberna en Grecia), con mesas al aire libre, que nos llamó la atención porque el público era mayoritariamente nacional, el olor al pasar cerca delicioso y siempre tenía música griega. Es la de Nikos el pescador, O Nikolas o psarás.

No nos equivocamos. No sólo hacen comida griega, la cocinan variada y de calidad, recuerdo las tirokeftedes (albóndigas asadas rellenas de queso), las flores de calabacín (anzokolokizakia), o los gavros, anchoas, y calamares frescos del Egeo.
Está entre los cuatro preferidos del viaje, de la docena de locales algo mejores donde comimos en todo el mes, y a un precio razonable, para estar en un punto caliente de una ciudad tan movida como Cos. Sólo entramos en otro restaurante de la isla, armenio, y en uno de Kamari en Kéfalos, el resto en pitádikos, porque los guajes suelen preferir las pitas y nosotros no le hacemos ascos tampoco.

Violín y laúd, Constantino y Panayiotis Kíkilis. 
Αννα Καραμπεσίνη.  Εμαθα αρραβωνιάστηκες.



Mirando a Turquía
Kos. Grecia, julio 2013.

El segundo día alquilamos un coche y dimos por fin una vuelta a la isla, pero eso lo contaré en el próximo capítulo.

Aún pasamos otro medio día en Cos a la vuelta, después de Nísyros y mientras hacíamos tiempo para coger el autobús al aeropuerto y los guajes algunas compras finales. Yo había pensado comprar allí las aceitunas a granell de Kalamata, que merco todos los años, pero estuve a última hora de vigilante del equipaje y ya sólo pude traer unas pocas envasadas al vacío. Menos mal que por lo menos compré el resto del orégano que me faltaba, alguno de Kálymnos en rama, en el mercado antiguo, que es pequeño pero tiene todo el encanto de los mercados orientales de especias que conocíamos de Turquía.

Las tres canciones de hoy son de Anna Karabesini, registradas en directo en el retiro de su casa de Kos en 2011, en una especie de homenaje. Es la intérprete más popular del folclore isleño. Realizó giras por Grecia y el extranjero llevando la música de Kos y de las islas a los griegos de la diáspora, y cuenta en su haber con una docena de registros discográficos.

Violín y laúd, Constantino y Panayiotis Kíkilis.
 Καραμπεσινη Αννα. Τα βάσανα μου. Mis sufrimientos.


Salud y buen rumbo.

Barbarómiros

11 comentarios:

  1. Nunca fui a Kos, pero me la imagino en verano como cuentas, llena de barcos de alquiler y supermotoras hasta la bandera, encima tiene una marina, creo recordar, que atrae a mas turismo náutico, como Lefkada. El exceso de barcos es un asco, te impide ver bien el carcter de la isla, pero lo bueno es que en un par de meses desaparecen y dejan todo como estaba, a diferencia de las villas y las domatia que han proliferado en estos felices años pasados.

    Una musica muy oriental, veo que cantan en Kos, parece mentira pero se nota que estan más al anatoli. Y sin tener nada que ver con esto, pero porque creo que te gustará, te voy a pasar el enlace que me descubró mi amigo Rafa Postigo de una canción tristisima sobre la masacre y destruccion de Esmirna, despues de la primera guerra mundial, por las represalias de Ataturk. Bueno, digamos que el hilo conductor es oriente.

    http://youtu.be/AzMvdwmwWwU

    Besazos

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    1. ¡Hombree, saludos a Rafa, o un abrazo si puedes dárselo! Conocía a Spanudakis pero no la canción, coro de profundis. Casi un siglo después no se cerró la herida.

      Efectivamente, describes bien Kos en los primeros párrafos. Hablando con un camarero el último día, nos animaba a volver en otoño o primavera, porque entonces encontraríamos una isla diferente. Lo mismo decía otro en el corazón de la Rodas medieval, con toda aquella marabunta pasando por delante. Los creo, pero...
      Sí, se nota mucho la cercanía en el folclore de todas las próximas a Asia Menor. Y la atmósfera oriental es evidente en Rodas, que sí conoces, aquí en Kos, o más al norte, en Hios. No sé porqué me pareció que Samos se defendía con más fuerza de esa influencia, pero pudo haber sido impresión falsa.

      El caso es que este turismo masivo da trabajo a muchos griegos que vienen por el verano de todo el país. Aquí trabajó el mi Dimitraki en el chiringuito de un tocayo y amigo tesalonicense que abría en verano y cuyas ganancias le alcanzaban casi para el resto del año. Le debió de pasar como a mi amigo Zeo el de Myrina, le subían tanto la renta en esos años del desarrollismo, que tuvo que dejarlo. Y en Rodas trabajaba estos años Zanasis, el palikari que nos dejó su coche y su casa en Halkida. Supongo que es muy dificil compaginar todos los intereses y quien sale perdiendo es la más inocente, la propia isla.

      Salud y besos, pirátissa!

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. ¿Qué tal, maestro, experimentas?, llegó el saludo. Me dice Mabel que inauguras nueva exposición en Astorga. Acabo de verlo en tu página, aquí en Flanvoritos. En la entrada de mañana dejaré una posdata dando cuenta de la noticia.

      Muchos besos a todos.
      ramiro.

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  3. Señor Ramiro,para mi es muy delicado esto de la informática,saber si el comentario entra es una aventura.Bueno,las puestas en escena que nos haces de Grecia,de sus bonitas islas,parece que uno está a pie de cámara siguiendo a un halcón peregrino.Siempre son muy seductoras tus inmersiones por el Egeo,tanto que estamos decididos a hacer un viaje en Mayo,a Itaca o al Peloponeso,;a ver si de una vez continuó el viaje interrumpido en Vespa en 1973,por perder el pasaporte en Yugoslavia. Donde quiero quiero comentar y muy placenteramente es sobre el C.T.R. Que te traes todos los días.Es increíble que de para tanto un tramo utan corto como la distancia que hay entre la escalera de tu casa y el contenedor de tu calle.Eres de una desbordante imaginación,los percances que salen a tu encuentro al despertar de la noche,siempre te sale un roto para un descosido y un moco para un pañuelo.Es una novela de intriga y cada capítulo te abre un rumbo incierto pero con final susceptible,bonachón y socarrón.Ramiro,eres un renacentista renovador,innovador,refundidos,y facedor de tretas nocturnas.Parabens por tus desencuentros afortunados para la literatura.Un abrazo.Sendo.

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    1. Sabes que yo también te quiero, compañero.
      Un abrazo.

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    2. Si os decidís ya hablaremos. A Ikaría iba una amiga todos los veranos, es la isla más izquierdosa del Egeo, tendríamos información. Y el Peloponeso lo conocemos bastante bien.
      ¡Ánimo!

      Salud.

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    3. Perdón, hablabas de Ítaka. Si os gustaran también los veleros en la isla vecina, en Levkada, mirando a Ítaka, está Ana Capsir con su Maga. Pero nos veremos por Santo Toribio, y de paso tu exposición, que ya me enteré que se abrió el día 1.

      Más besos.

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  4. ¡Me lo leí!. Hay tantos ejemplos de ciudades en el Mediterráneo donde en verano es casi imposible habitarlas (mira nuestra costa), lo maravilloso sería dedicarles la primavera y retirarnos el verano a una soleadita playa del norte. Todo se andará.
    Un besito y como siempre me has puesto los dientes largos.
    Un besito
    Viriato

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    1. Buen día. Nuestra costa, sobre todo la mediterránea, ya está bien jodida, hace más años y más jodida que la griega, sí. ¡Te imagino, por lo que dices, vegetando en balnearios de la tercera edad de mayo a octubre! Qué más quisiéramos... Para empezar yo soy un friolero terrible, en Galicia sí, pero no me baño en ninguna playa cantábrica, me acerco a la orilla, meto la punta el pe y salgo pitando, me mojo un poquitín con las manos y ¡fueraaa! Debo andar con las calorías en el límite mínimo, porque hasta en Grecia se me ponen los dedos moraos y es raro que esté en el agua más de cinco minutos, tiene que estar bien calentina, como el caldo. La última vez que estuve más de media hora seguida fue en Eubea, va para tres años y aún lo recuerdo.
      Me va mejor el sol y sombra, que el agua. Tengo un hombro ecarajolao y tampoco puedo nadar más de quince o veinte metros, así que me encontrarás en el chiringuito mirando al mar, bebiendo y soñando. La cerveza está helada, pero como no me baño en ella por fuera ¡perfecto!

      Salud, César.
      ramiro

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    2. En Galicia sólo en alguna ría, claro...

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