miércoles, 16 de noviembre de 2011

Curruqueo


Acuarela, témpera, pintura en polvo
Oviedo 1998
Ramiro Rodríguez Prada

Intenté poner otra pintura  diferente que se  titula Encrucijada, del mismo año, para hablar un poco de esta coyuntura en que Europa está siendo atacada por su propia medicina, la cura bancaria.
Pero últimamente no doy una y me sale la imagen invertida, voy al album archivo donde existe la  posibilidad de girar la imagen pero tampoco me lo permite.
Ya me pasó con más fotos y algunas, en intentos posteriores, salieron en la posición correcta. Pero con esa no he podido de momento.

La putada no es pequeña porque ya tenía el texto escrito para hoy, son las doce y media de la noche y mi condición física ya no da más de sí. Era la entrada del día que, últimamente, metía en esta primera media hora de la noche para tenerla en la  página principal en las 24 siguientes. Se fodió!

Lo del curruqueo es una improvisación rápida para salir del paso.

Hoy tuve contacto con dos currucas pardas, por la mañana con el Verderón Blasensis, primo de una servidora y mi introductor en el clero pardo maragato.
Hablamos del contagio de la psilicosis, un mito más, porque no es una enfermedad infecciosa como la tuberculosis. Pero hay casos descritos en la literatura médica clínica que se refieren a la posible transmisión de síntomas desde un nivel psicológico, histérico, que cursan sin alterar la bioquímica del sujeto, pero imitan con absoluta verosimilitud el resto de sintomatología.

Teniendo en cuenta la epidemia actual real de la enfermedad, una locura generalizada y niveles de deterioro mental nunca vistos, el desarrollo de estos síntomas  por simpatía, diríamos, no es muy significativo y es interpretado por los especialistas como una conducta reactiva motivada por las tensiones, que trataría de entrenar a los que la sufren para enfrentarse con cierta experiencia previa a la enfermedad real. 
De alguna manera, le comentaba al Blasensis, este espacio intenta, a su vez, crear las condiciones idóneas para enfrentarse a la epidemia, reproduciendo simbólicamente su esquema antes de que los síntomas se instalen de forma definitiva. Una especie de vacunación poética, ya que la enfermedad ataca incluso a los propios terapeutas, que se han visto desbordados  en los últimos lustros, sin otro recurso que aliarse con el enemigo.

Con la otra curruca, el Picogordo Fernandino, uno de esos sanadores que estudian nuevos caminos de intervención y tratamiento, acechado si no infiltrado también por el mal, estuve por la tarde.
No me da esperanzas porque no las tiene, pero me prometió intervenir en esta búsqueda, desesperada, la única que se nos permite ya.
Agradezco su ofrecimiento y las ayudas desinteresadas como la suya son bienvenidas. Soy quizá la parda más ruin y débil de las descritas aquí, todas currucas que me quieren y me miman, pero que deben cuidar también a otras avecillas más necesitadas y jóvenes que yo, que tengo más espolón que el gallo de Morón.

Mas, con todo y con eso: ¡auxilio, boicia,  no me dejéis, que toy mu solina, joé!
Va en serio, ¿a quién acudir cuando...

Salud.

Cannabina Carduelis, rebetissa, psilikosa.

martes, 15 de noviembre de 2011

Eléktriko


Dimosia Epijirisi Hilektrismou
Compañía Eléctrica Municipal
Eubea, agosto  2011


Ví una foto en un album de Yiannis Tzakós de una flecha blanca sobre fondo rojo clavada en un poste de madera como el que vemos y en el mismo madero, a la derecha, cogida de lado hay también una chapa idéntica a esta.
Están por toda Grecia donde todavía mantienen  muchos de los antiguos postes, más humanos que las modernas torretas metálicas o de hormigón.

Lo verdaderamente gracioso sería que hubiéramos fotografiado el mismo madero y casi el mismo motivo, pues Yiannis supongo que pasará alguna vez por Agioi Apostolioi (Kato Petriés o Limani Petrión). Pero sospecho que en su pueblo, dos kilómetros más arriba, los habrá también en abundancia. Y podría ser de cualquier pueblo griego.
De todos modos me prestó la coincidencia aunque la chapa es otra, las puntas que las sujetan son diferentes.

Como sigo muy atacado por la tos, no hago nada para mejorar, ni siquiera tomo esa tisana de hierbas, malva, tomillo, orégano, que siempre recomiendo sabiendo que es efectiva, no tengo ánimos hoy para mucho más.
Me queda todavía un poco de miel de Karoúlia (Áthos) que nos trajo el Inmortal monje Dimitris y que guardaba para casos rebeldes porque es mano de santo, nunca mejor dicho. ¡Y nadie podrá decir que en Ayios Oros hay contaminación!

Además, no entra cualquier enjambre en el Santo Monte. Aparte de producir miel, las abejas deben demostrar que su picadura reporta algún beneficio, mejora el reuma, espabila a los pasmaos o desengancha del ombligo filokáliko a los que se muestran más fanáticos que el propio Beato Anciano -Yérontas- que los asiste espiritualmente.
En caso contrario, si las abejas pican sin más provecho que el bultoma, el dolor y el prurito, el Exomélisa, máxima autoridad apícola de la Santa Península, les lanza un anatema y el enjambre abandona Áthos. Nadie ha podido dar una explicación científica a este hecho cuasi milagroso.

No tengo ganas pero ya llené la cuartilla, no necesitaba incluir un poema del Catálogo de toses (1990), aprovechando esta mención a la compañía de electricidad, que era lo que iba a escribir cuando me quejaba del catarro ahí arriba. Basta cualquier mención al buen monajós para que me traslade  en espíritu al barranco de Karoúlia y se me desate la lengua.
Los versos, que aparecieron en el florilegio del ´segundo grado` de Psilicosis y algunos conocerán, son de un grupo del Catálogo titulado
Deslumbramientos y apariciones:

Tan en hilo

Ayer me agarró una tos terrible,
creí que me saltaban los cornetes,
se pusieron en fase los fusibles
con un chisporroteo de estrellitas,
se fundieron los plomos oculares
desde el nérvio óptico de atrás,
ése que por el cogote va y se engancha
a la red principal que cruza el tronco.

Me sorprendió el catarro boquiabierto,
hizo masa la tos cerca del raquis,
supe entonces lo que era una avería,
cuál es la tensión que nos mantiene
unidos en la misma empresa eléctrica,
son muchos kilovoltios por persona
para poder soportarlo sin descargas,
soy gente corriente y doy calambre.

Electrocuta en mí esta tos un efecto
solidario, pascual, de común acuerdo,
me noto más humano, mero cable,
me da por sonreír al fin y al cabo,
después saco el pañuelo, me sueno,
me palmo los trallazos del cordero,
quito la monda, desecho el plástico
y así me quedo, en cobres, tan en hilo.

Buenos días.

Ramiro.

P.D. De postre musical la canción rebétika de Aryiris Bakirtzís, que aquí canta con su grupo de Thesalónica, (Xeimerinoi) Imerini kolimbités, Los nadadores invernales, titulada Se mia ekklisiá monajiki, En una iglesia solitaria, donde dos dervichakis colgaos como el mi Dimitraki kai egó (y yo) alucinan con los iconos. Hoy mismo nos la envió el Inmortal thesalonikiós:


Salud, geia sas!

lunes, 14 de noviembre de 2011

Veranillos e invernuelos.



Oviedo, noviembre 2011
La mañana

Hablamos del Inviernillo de san Zacarías o del Borromeo en la primera semana del mes tras los Difuntos. El 11 fue san Martín cuyo Veranillo ya había asomado el flequillo el mes pasado, adelantado.

Pasó Eugenio, el santo poeta visigodo, y estamos en santa Veneranda que, respetando su tradición, nos regala a su vez nuevas jornadas de sol, algo más frescas que las tibias castañeras, pero cálidas en todo caso.
Ayer teníamos 22ºC al mediodía. Pero se nubla el sol también todos los días, con unas nubes tipo cúmulos densas y azules, sin llegar a la "panza de burro" que anuncia nevadas. Y llueve un poco, un día sí y otro casi. Por las mañanas y las primeras horas de la tarde tenemos ese cielo y este color en los arces.

Eustaquio o Saturnino, a finales, deberían traernos nuevas alegrías solares. A ver si es verdad, porque a mí lo que me trajo el Zaka y su invernillo fue una recaída en el resfriado y la tos.
Supongo que el santo de la mudez estacional, que era un poco cascarrabias, estará mosca conmigo por tratar su biografía de forma una miqueta irrespetuosa.
Pero él sabe que mi intencion era pura, sólo la de actualizar un lenguaje, el del santoral en este caso, que se nos ha quedado obsoleto y muchas veces resulta incomprensible para el hombre religioso moderno. Y yo soy monje ahora, me debo a mis feligreses, pocos pero fieles.
Pienso además que no me excedí, otra cosa será lo que diga el muy galego ruca-ruca que rouco, Varela
y su Banda de Gaiteros y Chiflaos (por el chiflo).

Vanguardismo santoril hubiera sido haber interpretado el encuentro entre el ángel del Señor y el anciano Zacarías, en el que le anunciaba su futura paternidad, ¡¡como para no enmudecer!!, explicándolo desde la perspectiva contemporánea: el mensajero le llevó unas cajas de Vinagra celestial, que Dios ya lo tiene todo inventado desde el principio de los Tiempos, incluídos los afrodisíacos, para usar sólo en el seno del santo matrimonio, por descontado, y gestar hijos para el cielo.

La Vinagra celeste no venía con ese nombre comercial, naturalmente, sino con el genérico que las  farmacias paradisíacas, democráticas y ahorradoras como pocas, envasan para consumo de pobres diablos, almas quería decir, cotizantes de la Seguridad Social con escasos ingresos o en la solemne miseria, grupos que reunen a la gran mayoría de la población mundial, que también procrean, más que nadie en realidad, cuyos hijos, bautizados o no, van todos derechos al cielo detrás del Bautista, el primer bebé probeta (según otras versiones menos complacientes que la mía).

"Esencia Pura del Amor Divino", es el nombre del principio activo, que apenas enmascara otras realidades más prosaicas. No nos pararemos a analizar eso de la esencia del amor por si acaso, pues todavía hay mucho cristiano estrecho que sólo admite el lenguaje parabólico y aguarda a que se restablezca la puta Inquisición en su forma prístina, que la moderna, aunque funciona, no contempla todavía la purificación por la tortura y el fuego real. Todo se andará.

Oviedo, noviembre 2011
La tarde

Pero dejemos el santoral hextremaño, pues sólo quería hablar del color y la luz de estos días.
En la foto se aprecia el momento de transición del sol mañanero a la oscuridad que presidirá la tarde. Desde que aparecen la nubes hasta que ocultan finalmente el sol hay unas horas de tránsito  guapísimas, los colores brillan iluminados contra un fondo nuboso en contraste, gris azulado.

En Oviedo plantaron hace años un montón de arces americanos (Ácer negunda?), una de las especies de elección en la jardinería urbana, y privada, por su resistencia pero sobre todo por su  belleza, particularmente en el otoño.
Es una especie mucho más pequeña que nuestros pláganos, el nombre asturiano del arce (Ácer pseudoplathanus), y por lo tanto más fácil de adaptar a las no muy anchas "avenidas" carbayonas. De hecho en algunas calles se pasaron y las ramas, que llegan a las ventanas de los pisos inferiores en varios casos, quitan la poca luz y sol que tienen, somos la franja menos insolada de la penénsula.

Contamos además con una jardinería de lujo que no estoy seguro que nos podamos permitir, sobre todo en los escaparates que son las entradas de la ciudad y en el centro. Para los barrios llega menos o no alcanza.
No ponemos reparos estéticos a los jardines o al color, nos alegran un poco la vista y la vida, sino al reparto desequilibrado y al exceso.
El alcalde, muy amigo de la imagen, rentable en las urnas, nos llenó la ciudad de esculturas y fuentes, aunque también tenemos el índice de humedad más alto del país. Algunas han sido reconvertidas en pequeñas islas verdes porque el agua entraba por las ventanas  de las casas a poca brisa que soplara, tan cerca de las viviendas las habían hecho.

La alta pluviosidad y las temperaturas benignas casi todo el año abaratan el coste de mantenimiento y ahorran mucha agua, porque no es preciso regar o se hace muy esporádicamente, y esa templanza del termómetro y la humedad elevada animan el desarrollo de las vivaces, y en general de la mayoría de las especies plantadas.
Nada que decir en ese sentido, está bien aprovechar las condiciones favorables que nos ofrece la tierra, y de los profesionales que se encargan del cuidado tampoco hay quejas.

En realidad sólo queremos que la belleza circule libremente, pero por todos los rincones posibles y en especial donde más falta, que la ciudad la hacemos todos y el voto del barrio vale lo mismo que el del centro.
Pero por añadidura, antes que una jardinería lujosa preferimos una  modesta y que se preste más atención a otras necesidades perentorias que acucian o ahogan a muchos ovetenses y asturianos.

El alcalde y sus socios presumen de una de las ciudades más limpias y bellas de Europa, con muchas calles peatonales, merecedora de la escoba de oro con incrustaciones de pedrería.
Pero tenemos una tasa de paro juvenil de las más altas del continente, y la progresiva retirada de las ayudas sociales a las escuelas, libros, becas, comedores, bibliotecas, música, asociaciones ciudadanas de base, grupos culturales, a los más necesitados en definitiva, convierte los logros estéticos en fuegos de artificio para exclusivo disfrute de estómagos agradecidos.

Cuando rujen las tripas no hay espacio para la lírica, mejor un bocadillo de jamón, no pedimos el menú del Bulli. Después es posible que nos paremos a contemplar lo bello que es el mundo.

Y sería de locos pensar que esta masa de jóvenes sin empleo se vaya a formar en jardinería con la esperanza de encontrar un curro municipal.
La felicidad de la mayoría pasa menos por la estética colorista otoñal que por una vivienda digna, un trabajo seguro y un sueldo suficiente para vivir.
Ver a sus hijos, a los que sigue alimentando, mano sobre mano es desagradable, pero es peor verlos pidiendo limosna debajo de un maravilloso arce, americano o asturiano.
Ese sí que es un contraste potente y no el de las hojas contra el cielo, por muy rucia que tenga la panza.

Nuestra oposición al despilfarro, pues, no entra en contradición con el amor a Flora, mártir y santa cordobesa de S.IX decapitada por los musulmanes, que se celebra el 24 del presente mes.
En relidad la Cloris griega y Flora romana, patrona de los jardineros y deidad de las flores anterior al cristianismo, que éste se vió obligado a incorporar, con otras, para cubrir el hueco de  las grandes diosas paganas de la naturaleza, Rea/Cibeles, Deméter/Ceres, Perséfone/Proserpina..., al margen de la existencia real de dicha santa y su martirio.

Las ausencias del panteón pagano femenino en el cristiano están cubiertas sobradamente por las distintas advocaciones marianas, que celebran su onomástica en Mayo, el mes de las flores y de María, la Persefonis resurrecta.

No sé, ¿decía algo?, toy perdío...

Salute.

Er monje.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Kérkyra, Corfú



Grecia 2011


Recaí en la tos y no estoy entero, por eso me apoyaré en el comentario que hice en Desde la Popa el día 22-06-2011, para la crónica del Capi del 10-06-2011. Paseando hasta Murtos-Sivota, con alguna nota a mayores para los que lo hubieran leído ya.

Hablo menos de Corfú que de los hermanos Durrell, Lawrence y Gerald, en cuyos libros bebimos la mayoría de los que amamos Grecia. Pero no tengo ninguna etiqueta de literatura general y no quiero más de momento, por eso irá en Archipiélagos que la llevo más atrasada.
La razón es que conocemos la capital, pero la atrayente costa sólo desde un barco. Todos los amigos que han estado cuentan maravillas de la isla, incluído Alberto y, a pesar de ser una de las que más información tenemos, pero a través de la literatura, por Gerald ante todo, no hemos podido siquiera  alquilar un coche y dar una vuelta.

En tanto no la vivamos, seguirá siendo para nosotros ese mundo maravilloso de caja de cartón, de bolsillo, el paraíso que fue para el pequeño Gerry.

Tiene su riesgo enfrentarse con la verdad cuando se idealiza algo, pero la cosa no pasa de un pequeño juego entre imaginación y realidad que unas veces se resuelve a favor de una y otras de la otra. En ocasiones aquel lugar que te pintaron con los mejores colores resulta ser un sitio vulgar donde nos amontonamos un batallón de turistas casposos con menos interés quer Botinehi (como perzona, que como banquero ye lo suyo). Eso nos ocurrió en algún lugar de Samos o Kos. Y hasta en Zákinzos.
O, al contrario, un rincón apenas esbozado esconde aquella pequeña maravilla que andamos buscando todos los ansiosos viajadores. Lo mejor llega cuando uno descubre lo que no busca ni espera. Y de todos modos pocas veces nos dejamos guiar a ciegas por más solera que tenga el lazarillo. Preferimos la sorpresa.

Kérkyra nos recuerda, lo dije, nuestros primeros escarceos griego-literarios. Nadie que disfrute ambas cosas será ajeno a la familia inglesa de los Durrell.
De Lawrence, "Larry", pequeñucu y trabau, pero más espurríu y montesín -sólo por el Parnaso-, nos gustan sus ciclos novelísticos sobre Alejandría y Avignon, el Cuarteto y el Quinteto, y apenas un libro acerca  de Grecia, Limones amargos, agrios de verdad, de Chipre.
No están mal Reflexiones sobre una Venus marina, de Rodas y el Dodecaneso y los dedicados a la Italia griega, Cefalú y Carrusel sicilano que, escrito a la carrera por encargo según declara, es una buena guía culta sobre Sicilia y además se permite ironizar sobre ese turismo masivo, estresao y enajenado, al que irá dirigido el libro.

El tan conocido de Las Islas griegas, otro encargo, casi un imprescindible, nos provoca sentimientos encontrados.
Por una parte es un libro muy bien informado, con mucha letra y poca foto, frente a tanta guía al uso haciendo publicidad de equis núcleos turísticos, complejos hoteleros y lugares comunes del ocio-negocio, con profusión de fotos prescindibles en páginas de papel de lujo.
Sigue siendo útil por eso. Un hombre de su cultura no podía sino primar a ésta sobre los intereses romos, sólo monetarios, de la industria turística. Se le agradece.
Pero en aquellos pasajes en que se queda sentado en la cubierta del barco anclado en el que viaja, tomándose un daikiri y contemplando la isla en cuestión a esa distancia para, a continuación, declarar que no piensa bajar porque el lugar no tiene interés, ahí se retrata. Son las típicas pasadas del sobrao, más pequeño de lo que se cree.
Eso lo cuenta él. La realidad es que tenía una castaña de ron tan monumental que se hubiera partido el cráneo cayendo por la escalera si le da por desembarcar.

Bien, lo uno por lo otro, o lo comido por lo servido que decimos en Asturias. El de las Las islas lo damos por bueno, pero el de La celda de Próspero, sobre Corfú precisamente, es para mí la versión más insufrible del gran nadador que fue Larry, como Byron, según cuenta Fermor. Leyéndolo revivía la pintura que de él hace su hermano pequeño Gerry en su trilogía sobre Corfú, más creído y estúpido de la cuenta.
Por mucho mito y buen gusto aristocrático que le eches, si no hay acción e historia, y no las hay, la cosa se queda en una reunión de tipos fatuos y aburridos, cuando los británicos pijos se ponen dandis y estupendos, como otros cadáveres exquisitos. Es un tostón repleto de erudición barata de enciclopedia y de personajes machistas y pedorros, un libro que se le perdona por sus otras obras y que se cita, supongo que por gente con mucho morro que no leyó un línea u otros gilipoyas como los que nos muestra Larry, entre los que figura él mismo.

Para disfrutar y saber de Kérkyra, además del Teach, leed la trilogía de Corfú de Gerald "Gerry" Durrell, Mi familia y otros animales, Bichos y demás parientes y El jardín de los dioses.
Es una escritura viva y divertida llena de peripecias, la historia iniciática de un niño que llega a la isla con su madre y sus hermanos, desde la neblinosa Londres y antes de la India, donde el padre trabajaba para el Foreign Office.
Conoceremos con él la minúscula fauna marina y terrestre de la isla, porque era aficionado a la Biología y en particular al mundo animal. Sus aventuras costeando con un pequeño bote, las veladas nocturnas  veraniegas de su familia y los amigos que visitaban a su madre o a su hermano, las casas donde vivieron.
Nos familiarizaremos con Spiros, el taxista corfiota que los recibe, traslada y soluciona sus problemas al llegar a la isla, y durante su estancia de años. Persona a la que también conocerá Henry Miller -otro que tal baila el amigo americano de Larry- en su viaje griego al filo de la 2ª guerra europea.
Miller hablará de él en El coloso de Marusi, título que recordaba al pintor griego Yorgos Katsímbalis, el mismo que le había recomendado a Lawrence en Atenas leer La papisa Juana de Enmanuil Roïdis. El pintor, un gigante, fue un personaje carismático en el grupo de artistas griegos e ingleses en la Grecia de los años 40.
Cita también a Spiros en su autobiografía Con una pequeña ayuda de mis amigos. Tiene noticias de lo putas que lo están pasando en plena ocupación alemana, pero la ayuda del vividor Henry a sus amigos no sabemos si llegó a Corfú algún día.

Repito que para disfrutar de una  historia vital mágica, griega y mediterránea, delicada y llena de sabiduría, en un entorno natural pleno de luz, de mar, hay que leer al naturalista Gerald.
Y ya de puestos la divertidísima y levemente alcohólica colección de libros sobre animales, escritos en sus viajes por el mundo, comisionado por zoos, para capturar todo tipo de bichos. En sus trabajos no se olvida del animal humano al que trata con sorna pero benevolencia al fin y al cabo.

Quien aprendió a mirar en Kérkira, Corfú, y a ver con esa luminosidad y alegría irónica a Grecia, supo también penetrar el secreto de otros muchos lugares por donde pasó, observando con los ojos inquisitivos y burlones, pero inocentes y fascinados de un niño.

Y aquí viene la cita de unos versos de Valle-Inclán que, por un error, dió origen a una persecución que duró meses y a la etiqueta de los Zombis geniales. Decía que hablando de niños y asombros, y de animales, don Ramón lo había expresado de modo magistral, sublime:

"En mi ardor infantil no cupo el miedo,
La vaca vino a mí, de luz dorada,
Y en sus ojos enormes, con el dedo,
Quise tocar la claridad sagrada"

(Rosa del mito solar)  

Esa, añadía, ha de ser la magia de la literatura, meter el dedo en el ojo de Corfú o, lo más difícil aún, meter el ojo en el dedo...

Salud. Geia sas.

Barabarómiros.
   

sábado, 12 de noviembre de 2011

Rock catalá


Barcelona 2001
Acuarela, pintura en polvo. Espátula.
Ramiro Rodríguez Prada


No lo tenía previsto porque prometí hablar primero de Radio Futura en esta etiqueta y, sobre todo, de los Auserón, y ahora que acaban de darle el premio nacional de nuevas músicas a Santiago, de lo que nos congratulamos, sería muy oportuno hacerlo.
Pero lo seguiré posponiendo por las mismas razones que, pero al contrario, Siniestro Total o los Ilegales entraron antes de lo esperado. Cuestión de casualidad.
Tampoco la otra noche don Ramón pudo seguir su plan inicial de llevarme a Vilanova y las circunstancias impusieron otros derroteros.
Y por otra parte el título no responde del todo ni a mi intención ni al contenido,  porque no haré un repaso, que sería excesivo, al rock catalán. Es casi una excusa.

Sabéis que colaboro en el blog  Geotropía, de Lucas, un amigo extremeño de Hervás que tengo en Favoritos. Ahí llevo dos etiquetas, Geomancias y Geotermias, e intervengo en los comentarios, no tan extensos como los que hacía en Desde la Popa, pero bastante. Y Lucas polemiza además y hay diálogo por tanto.
Ayer colgué un texto en Geotermias titulado Sol, solet, sobre una canción popular catalana que grabó Pau Riba en junio del 75. Era  la suya una rama ácida de la Nova Cançó. Mi amigo comenta la entrada recordando a los músicos, cantautores, que escuchábamos por los mismos años y alguna anécdota infantil de su viaje y paso por Barcelona el año 77. A ver si hay suerte y sale el Sol, solet:

http://live3.goear.com/listen/074f71538f2eb66a743cdf1205bdb611/4ebd9fca/sst5/mp.

(Pues no, parece que no hay suerte...)

En nuestra biografía, como en la vida, se mezclan muchas cosas y la música es de las más relevantes. A veces identifican o unen a una generación, a unas ideas y hasta a un país. Es imposible sustraerse a la banda sonora de una época, porque no es algo que exija esfuerzo como leer un libro, y casi ni dinero, no es necesario comprarla para escuchar una buena parte de ella. Y para mí entonces un disco era casi un artículo de lujo.

Estuve en Barcelona y Gerona en los curas del 64 al 69. Y volví a Barcelona el 73, el año en  que ajusticiaron a Salvador Puig Antich, ácrata militante de la FAI, que pasó por los mismos curas que yo. Lo acusaron de la muerte de un policía.
En la ciudad había una efervescencia política extraordinaria, con manifestaciones de protesta contra la condena casi a diario y una gran actividad estudiantil. Yo estudiaba, trabajaba y estaba más en la inopia que ahora, que ya es decir.

Un domingo por la mañana paseando con un amigo por la Plaza de Cataluña, que habían tomado los grises a caballo y los antidisturbios de entonces, vi las primeras palizas brutales a los manifestantes.
Recuerdo todavía la primera escena que presencié en una lateral de la plaza, la Puerta del Ángel, donde un policía como una montaña persiguió a una rapaza de no más de 16 años y grapándola por la melena en plena carrera la tiró al suelo y la estaba machacando con la porra. Varios de los que andábamos cerca increpamos al gorila y una señora mayor recibió cuatro o cinco toletazos porque agarró el brazo del policía para que no siguiera pegando a la cría.

Así se empieza porque ese era el panorama. Y ya estamos ubicados, en situación, como se dice en el teatro.

Pero quería hablar de música.
Por esa época yo apenas conocía a los Beatles, los Rolling, Creadence, Simón y Garfunkel, Led Zeppelin y cuatro más. Y del rock español no tenía ni idea. Todos habíamos escuchado el Garrotín de los Smasch, a Maik Ríos y a Bruno Lomas, Pekenikes, Brincos, Sirex, Canarios, o Lone Star..., y para de contar.
Mi generación, y más la rural, apenas tuvo noticia de grupos de los 60, más duros en lo musical y cercanos al rock o r&blues que se hacía en Inglaterra o Estados Unidos. Como Salvajes, Cheyenes, The Brisks, Les Fantics, Gatos Negros... .
Creo que el único catalán que escuchaba era a Serrat. Me interesaba más en aquel momento la poesía y la literatura en general. Pero un compañero de habitación tenía en la mesita que compartíamos un tocadiscos con una colección de Elvis que me dejaba pinchar. Y con otro colega de clase coincidí  en el gusto por el blues y el jazz, que yo empecé a escuchar ese año en las radios catalanas, junto con el flamenco. ¡Tuve mi  primer flas fuerte con él en Barcelona!

Viví un tiempo muy cerca de una sala que estaba entonces en pleno apogeo, la Zeleste, junto a la Vía Layetana. Cuando pasaba por allí y veía el personal a la puerta, todos melenudos y floridos, me sentía intrigado. Parecían una especie de secta, eran los primeros hippies públicos y todo aquel lío de las drogas no ayudaba a acercarse a ellos porque las drogas -prohibidas-, hoy y siempre, están rodeadas de mito y secretismo.
La Zeleste organizaba todo tipo de eventos programando a lo más selecto y vanguardista del jazz-rock del momento, tanto nacional como extrajero. Entonces Tina Turner todavía cohabitaba con el bestia de Ike. Y allí me llevó una noche, a ver a John Mayall, el compañero catalán de clase que no era ni la mitad de paleto que yo y ya lucía una melenita prejipiosa.

De vuelta en León, los hijos del secretario del pueblo que tenían hermanos mayores, buena gente a quienes gustaba Dylan y Leonard Cohen, fueron los primeros que me hablaron de grupos psicodélicos americanos e ingleses. Y hasta de Flaying Burrito Brothers. O Desde Santurce a Bilbao Blues Band, el primer proyecto musical de un Moncho Alpuente, como  Andrés, del que hablaré a continuación, sembrao y adelantado a su tiempo, aunque la de Moncho fuera psiquedelia baturra. ¿Fue su primer grupo, Las madres del cordero, recordando en versión casera al Zappa de The mothers of invention?, es posible, me lo dice la morena de mi copla y debe tener razón.

Y después, el año 75, conocí en León al que me acabó de desasnar en materia musical, el tantas veces mentado Andrés Edo Tornos, cuyo fotoblog también figura aquí en Favoritos.
Andrés había vivido su primera juventud en un León precoz en materia psiquedélica y musical donde, pese a su apartamiento y provincianismo, siempre hubo una juventud inquieta que, además, probó el ácido muy pronto. Las aprehensiones policiales de la escasa droga que circulaba entonces por el país podrían atestiguarlo. Son los últimos sesenta.
¡Se podían ver hasta pintadas de los Probos!, otra movida previa a los hippies.

El  primero que me puso un disco del Pau Riba o de Sisa fue Andrés, que se sabía de memoria en catalán aquella canción sobre los personajes infantiles, Blancanieves, Pulgarcito, Los 3 cerditos,...   Qualsevol nit pot sortir el sol, Cualquier noche puede salir el sol:
   
Oh, benvinguts, passeu, passeu
de les tristors en farem fum
A casa meva és casa vostra
si que hi ha cases d´algú


(Oh, bienvenidos, pasad, pasad/de los tristes haremos humo/Nuestra casa es vuestra casa/si hay casas de alguien)
Letra que resume a la perfección algunos de los ideales jipis. La paz, la alegría, la hospitalidad y la crítica al egoísmo de la propiedad privada. Las dos últimas estrofas son incluso una ironía del propio estatus del autor.

Y todo esto es lo que me ofrecía, y ofrece, Andrés Edo en la práctica, lo que aprendí con él por encima de músicos o canciones: generosidad.
Creo que era eso lo que más interés tenía en enseñarme, sin que ejerciera conmigo, a sabiendas, un papel de reformador moral. Una tontería pero se trata de un valor ético que parece ajeno a los pasaos. No sé si fui capaz de ponerlo en práctica, pero si no lo hice fracasé.
Y lo mismo que de la música podría decir de los canutos, u otras drogas que probé, ligadas muchas veces a ella, a un grupo, a un concierto, en las que no me inició él. Sin rebajar la peligrosidad que su uso entraña, no era el haschís, que también, sino lo que compartíamos y aprendíamos juntos, más desinhibidos, lo que tenía interés. Escuchábamos música y el petardo circulaba, ahora nos fumamos solos el ful y nos reímos menos. El que fume.  Ahora Deporte y salud como cantaron después los punkis Tapones Visente del Púlgar.

Y fue también Andrés el primero que me puso un disco de Syd Barret del inicial Pink Floyd, de King Crimson, de los que tocaba con su flauta el Formentera lady, de Electric Prunes, los Trolls o de Grateful Dead, por citar algunos más conocidos. Formentera donde, por cierto, vivió también Pau Riba y nacieron sus hijos. 
Y junto a la música me descubrió a la generación Beat, Ginsberg, Kerouak, Corso, Leary..., a Leopoldo Mª Panero a pesar de que yo soy de al lado de Astorga, o a la revista Star, de música y comic, que se hacía en Barcelona también y de la que yo no tenía noticia, aunque me cruzaría más de una vez por las Ramblas con el Nazario de Anarcoma, y sus colegas, travestidos, los pioneros exhibiendo su condición ¡y de qué modo!.  
De casualidad conocía el Disco Expréss que era un periódico musical que se editaba, como no, en la Ciudad Condal. Allí leí los primeros artículos firmados por Los Corazones Automáticos, alter ego de los Auserón.

En Star creo que fue donde se dió a conocer Loquillo, entre otros, con unas fotos promocionales que no se sabía muy bien si pagaba él o la revista. Y allí toda la escena musical layetana, barcelonesa, catalana y nasioná. Los últimos grupos del rock sinfónico y los primeros punks, como La Banda Trapera del Río, con el Morfi, de San Adriá del Besós, el cinturón industrial. A los de Atila, de Girona, no recuerdo cuándo los encontré.

La Orquesta Mirasol, Toti Soler, Max Suñé, La Dharma, La Tribu de Santi Arisa...

En León hubo el año 76?, también en Burgos y más sitios, un megaconcierto de 24 horas con todos los grupos  importantes del momento. Sólo recuerdo algunos, pero la muestra es significativa: Traidor, Inconfeso y Mártir, Granada, Triana, Bloque, Coz, Iceberg, Pau Riba y hasta la rubia Nico, musa de la Velvet Underground, con su armonium acompañada por una guitarra acústica. 

Y llego al final de esta miscelánea, batallitas de abuelo Cebolleta más que música, ¡pero avisé que no os fiárais del título!, no soy traidor. Lo inconfeso se queda en el coleto y madera de mártir no creo tener.

Salut!

Ramiro.

P.D.  Según me informa la curruca Blasensis Atila figuraba también en el cartel del concierto de León  y los que no aparecen, en cambio, son Granada.

De Jaume Sisa, Qualsevol nit pot sortir el sol:


Vale.