miércoles, 7 de marzo de 2012

Sombras en la nieve -3


Asturias, febrero 2012

Buenos días. Ésta es una de mis favoritas de las que hice los dos días que pasé en la nieve con los crios, en Pajares, sin mediación psicotrópica, debo decir, pero no menos alucinado que si me hubiera comido unos konguis, paneolus, psilocibes..., o me hubiera enfilado con el brandy proletario de don Ramón.

Era la tercera y última de las entradas que tenía preparadas para la etiqueta con este título + otras tres de Retales, pero voy a seguir mientras me dure el flúss, léase subidón, inspiración o lo que sea.
Para mí esto se debe a la euforia que he sentido, dentro de la dureza de las historias, al ver rellenos los huecos entre fotografías sin mayores agobios, algo que me preocupaba esta vez  tras el forfogón de las tapias.
Por eso, intentaré mantener este escenario de imágenes con más sombras sobre la nieve, aunque menos relacionadas ya con lo que Txell llamó Trames. Pero, como ella dice, seguiré ejerciendo de buscador d´ombres.

La sorpresa que supuso ayer la traducción del poema de Felipe Zapico por parte de Yiannis Tzakós alteró, para bien, el decurso de las tramas y los retales. Aparte de que fue un exitazo a juzgar por el número de visitas, me permitió desconectar un poco de las sombras, aunque la foto que ilustraba la traducción era también de la nieve de esos días.

En la fotografía de arriba me gusta el equilibrio de sol y sombra, pero aún más la gradación suave de ésta desde la cima del primer plano hasta el fondo de esa depresión que podemos ver otra vez aquí, en el ángulo opuesto, en la última imagen de hoy.

Me apetece contaros una historia pequeñina que después de rumiarla en casa recordándola y de buscar al protagonista en las fotos ya no sé si la soñé o la viví realmente.

Pajares, febrero 2012

Tuc

Tuve la visita de varios perros con sus dueños mientras me dedicaba a este "deporte de invierno".

A uno de ellos, lanudo, de aguas, un poco más pequeño y blanco que la Popa de Andrés pero macho, de nombre Tuc, debí caerle bien porque dejó al dueño y se vino conmigo.
El hombre no sería celoso y comprendió que había feeling entre nosotros, sólo lo llamó una vez. Tuc alzó la cabeza, miró a su amigo, me miró a mí y le pareció más divertido en ese momento seguirme.
El paisano no insistió y así el primer día estuve muy bien acompañado toda la mañana. Lo añoré al día siguiente cuando veía sus huellas por los lugares donde habíamos estado juntos el día anterior.

Tuc no paraba quieto, es un perro joven y juguetón que se me echaba encima cada vez que me detenía a descansar por la fatiga -la pulmona- o me sentaba a liar un pito como terapia.

¡Qué inteligencia tan extraordinaria tienen los animales y cómo me gustan! Con frecuencia más que muchas personas.
Cuando di la vuelta, poco después del mediodía, para reunirme con los guajes y comer, el perro me miraba triste, como si le hubiera sabido a poco. ¡A mí también!
Bajando, cerca de las primeras edificaciones, vimos otra vez al hombre como a unos 150 metros de distancia. Nos paramos los dos. Tuc me miró y me dijo, ¡Bueno, colega, se acabó lo que se daba!, y echó a correr hacia su dueño ladrando con alegría.

Mientras lo veía alejarse pensaba en las tres o cuatro fotos que le había hecho. No salió ninguna en la que se le pueda ver en condiciones, ¡no se estaba quieto ni un momento y no se distingue del blanco de la nieve! ¿Sería una alucinación?

A la mañana siguiente un boxer, aún más joven y juguetón que Tuc, parecía dispuesto a repetir el mismo comportamiento, pero el dueño lo llamó insistentemente y se fue con él. No lo sentí porque era muy bruto y me tiró al suelo el primer cigarro que me puse a liar en su presencia.

Ese día, después de comer con la peña, camino de y muy cerca ya del bar donde me preparaban el postre, unos carajillos de coñac que espatarran, vi venir a Tuc  a todo correr. ¡Qué alegría, joder! Se me echó encima, lo cogí en el salto y me lamió la cara con más fruición que si fuera el coño una perra, y perdonad la escatología. Sólo se me ocurría pensar que no tenemos ni pajolera idea de sentimientos. Así fue.

¡Tuc, eres la rehostia en verso, compañeru! Me emociono. Sólo me quedan tus huellas en la nieve y el recuerdo...

Ra.

Juan Perro, cantando Santiago Auserón en directo, cubano cubano, Perro flaco.
Asturias, invierno 2012

Estuve en un tris de volver a poner la canción de María Dimitriadi, O Dick, el nombre de un perro, amigo de los presos políticos que, junto a Yiannis Ritsos, penaban en los campos de concentración de Limnos después de la 2ª Guerra Mundial y la Guerra Civil griega. El poeta lo recuerda en su "Cantata yia ti Macróniso", otra isla, ésta junto al Ática y el gran puerto de Lavrio, hoy deshabitada, que sirvió también de prisión de los comunistas y opositores griegos al régimen impuesto, primero por las potencias aliadas y más adelante por los cojon eles.

(Le hago caso a Ana Capsir y aquí la tenéis).


A Dick lo mataron por celos los boqueras, no podían soportar su indiferencia hacia ellos y su apego a los presos. Dick fue un camarada más.
Dejemos la tristeza. No obstante, si alguien tiene interés, vale la pena, puede buscar el tema en el blog y de paso se da un garbeo por las páginas, es que no recuerdo dónde la puse, hará un mes o dos como mucho.
Es una canción estremecedora y la interpretación de María de alta intensidad. La música es del compositor Zanos Mikrútsikos, autor de otra grabación mítica, esta con letra de Nikos Kavadías titulada Stabro tu Notu, La Cruz del Sur, autores imprecindibles los dos, a los que dedicaremos algún capítulo en el futuro en Música y Escritores griegos respectivamente.

Y lo dicho, algo más optimista para contrapesar un poco este tono tristón que me acaba derrotando. Fruko y sus Tesos enfrentan el tema de la prisión con otra alegría en el cuerpo, sólo el ritmo levanta a un muerto aunque esté preso como éste. Es una descarga de energía colombiana en toda regla. Pero me parecía demasiado ligera para la historia de ayer. Que la disfrutéis.

La primera es una grabación histórica en directo donde se puede ver a toda la banda en acción, pero tiene peor sonido. La segunda, una de estudio con Wilson Saoko haciendo playback y bailando. ¡La marcha que tiene este hombre todavía!

Ahí os dejo con Fruko y el Preso.

Salud
Barbarómiros

martes, 6 de marzo de 2012

Retales -2


León 2011

Tres o cuatro, como mucho

Estaba decidido a regresar a su tierra fuera como fuese, no aguantaba más en aquel país. Llevaba ya 18 años rodando por el mundo.

Pero antes tenía que cubrir algunas necesidades perentorias.

Había salido de casa a los 14, pronto cumpliría 33 años.

Recogió algunos libros amontonados en el mostrador y los fue colocando en su sitio. El de bibliotecario era un buen trabajo que debía a su afición a la lectura.

Cuando llegó a Europa no sabía nada del idioma del país, pero tuvo suerte en los centros de acogida por donde pasó, aprendió a leer y a escribir, y en casa de una familia donde vivió casi dos años, hasta encontrar su primer trabajo, le cogió gusto a los libros.
Su familia adoptiva, un matrimonio de médicos mayores con  hijos ya casados, era lectora y guió sus primeros pasos. Lo alentaron a estudiar e hizo el graduado escolar, pero más por contentarlos que por deseo suyo.
Le gustaba leer, pero se aburría mortalmente en clase. En cuanto tuvo oportunidad, cumplidos los 18,  lo dejó.  El médico le consiguió un buen trabajo en una tienda especializada en libros de medicina. Hacía de recadista, pero después lo destinaron a una sección de la librería, más pequeña, de literatura general. Allí terminó de formarse.

No leía, devoraba los libros. Todas las noches se llevaba uno a casa, el que ya había empezado a leer en la librería durante la jornada, en los pocos momentos de ocio que permitía el trabajo, libro que devolvía por la mañana.
Los sábados por la noche se reunía con sus colegas, algunos de ellos los primeros que había conocido al llegar a aquella ciudad, todos compatriotas de distintas edades y cada cual con una historia potente a cuestas. Era el mejor día de la semana. Había una chiquilla morenina que lo tenía subyugado.

Ya enviaba dinero a casa y quería tener su propio espacio. Sus padres lo ayudaron, amueblándole el piso que alquiló con buenos muebles de segunda mano. El día que se trasladó le echó una mano un amigo que estaba en paro y que se quedó ya en la casa a vivir con él.

Antes de casarse con la morenina pasó una legión de compatriotas por aquel piso.

Cuando nació su hija hacía un tiempo que el médico había muerto. Su mujer entró entonces en una depresión que terminó en un diagnóstico de Alzheimer.
Nunca hubo buena sintonía con los hijos del matrimonio, que ingresaron a su madre en una residencia. Iba a verla siempre que podía, pero no lo reconocía y le resultaba muy doloroso ver a aquella persona tan buena que había sustituído a su madre durante años, que lo había sacado de la miseria, y se le rompía el alma. La mujer, siempre sola, callaba mirando al suelo...

Tenía que regresar a su tierra a toda costa. Que sus padres conocieran a la nieta antes de morir.

Habían decidido comprar el piso donde vivían, grande pero ya viejo, que el dueño les ofreció por un precio razonable. Podían hacer frente al préstamo porque la morenina ganaba también sus buenos euros limpiando oficinas.

Todo se precipitó. El dueño de la librería, amigo de su antiguo protector, dejó el negocio en manos de sus hijos y lo pusieron en la calle con una indemnización miserable. Cuando unos meses depués la morenina perdió también su trabajo, dejaron de enviar dinero a sus familias.

Después de agotar las escasas reservas sin encontrar nada, un colega le ofreció pasar chocolate en el punto fijo de un barrio. Ni siquiera fumaba. Sólo debía temer a la policía.
La segunda vez que lo cogieron llevaba encima 30 gramos de haschís, pero en casa encontraron otros 200 grs. Pasó una temporada a la sombra, salió, se recuperó y todo parecía marchar bien. Se había aficionado a la coca en la cárcel y ahora la pasaba en la calle. Volvieron a mandar dinero a sus padres.

La tercera vez le calleron 12 años. En la cárcel le informaron, después de unas pruebas, que era seropositivo. Se apuntó a un grupo de ayuda a los drogodependientes y gracias a la asistente social le dieron un puesto en la biblioteca.
La prisión estaba muy lejos del lugar donde vivían su mujer y su hija, hacía dos años que no las veía. Tampoco le escribían porque la última vez había discutido con la morena. Ahora volvía a trabajar de limpiadora, más horas y por un jornal miserable, pero habían perdido el piso.

Colocó el último libro en un estante.

Estaba decidido a volver a su tierra, como fuera, cuanto antes. Su madre aún vivía. Primero tenía que atender algunas necesidades acuciantes. La última vez. Mañana lo dejaría definitivamente. Pero el encargado de la biblioteca de la prisión y la asistente social no debían enterarse de que todavía seguía pinchándose o perdería aquel puesto privilegiado y los beneficios penitenciarios.

Con un poco de suerte, le quedarían tres o cuatro años, como mucho...


Ramiro Rodríguez Prada


Los extremos de la Mar del Medio de la Tierra (Mesoyío/Mediterráneo) se dan la mano.
Sodade, Saudade, Cesaria Evora con  Elefthería Arvanitaki.

León 2011

Eleni Tsaligopulu, que a mí siempre me recuerda la voz de Elefthería y a la que confundo con ella a menudo, es una buena sugerencia de Ana Capsir (Navegando por Grecia), para este segundo capítulo de tejidos, o Retales.
Un tema tradicional del que ya hemos hablado, publicado también en España en el doble CD ´De Oriente y de Occidente` en la versión de Domna Samíu, una de las grandes folcloristas griegas y que creo que coloqué en alguna entrada.

Es una canción muy popular que se puede oír en todas las islas, particularmente en las orientales del Egeo, pero también en cualquier otra o en pueblos de la Grecia continental, incluso en versiones a capella por vecinos del lugar aprovechando un escenario festivo y un micrófono.

La versión de Eleni, con la instrumentación más rica y barroca de las muchas que se escuchan, y un clarinete (clarino) de lujo, remite al Ifantokosmos oriental del primer post de Retales por su sonido, intenso y sofisticado, y el aroma bizantino que señala  Ana, pero también, a través de la letra, al siguiente, la historia de Elena y Dastan, el extranjero, i xenitiá, la emigración (o exilio que es antes que nada alejamiento de la tierra, casi siempre, es cierto, por motivos económicos, de necesidad).

El tema se titula ´Tzivaeri`, Joya. Una madre se lamenta de haber alentado la marcha de su hijo al extrajero.

Ajjj, el extranjero lo disfruta,
-joya mía!-
mi flor perfumada.

Ajjj, maldito seas, extranjero,
-joya mía!-
tú y tu excelencia.

Ajjj, cómo atrapaste a mi hijito,
-joya mía!-
y lo hiciste tuyo.

Al final de cada estrofa repite en forma de estribillo o coda las frases ´Siganá que tapiná` o ´Siganá pato sti yi`, Silenciosa y humilde, Silenciosa piso la tierra.
Eleni Tsaligopoulou, voz, Manos Ahalinotopoulos, clarinete. Tzivaeri.

Salud, Ygeía!

Ra

lunes, 5 de marzo de 2012

Στην χώρα των προνομίων και της ανοησίας, En un país de privilegios y sandeces. Felipe Zapico. (Versión griega de Yiannis Tzakós)


Asturias, febrero 2012

Στην χώρα των προνομίων και της ανοησίας

η αγνοια ειναι θεσμός

που σβήνει την ελπίδα

πνίγει την κραυγή
κομματιάζει την επιθυμία

απαξιώνει το ενστικτο

συγκρατώ την οργή μου και περιμένω να δω
πόσο ισχυροί είναι οι σπόροι της βλακείας
πόσο ανθεκτική είναι η ραχοκοκαλιά της σαπίλας

δεν γίνεται να κλάψω
βραζω για την αδικία, για την κοροΐδία,
περιμένω να δω πόσα απ τα αδερφια θα ξυπνήσουν...
Ελευθερία, παιδεία και ψωμί
η χούντα ακομα ζει και βασιλεύει

κι εσύ, αδερφέ μου, με τον ΑΣΕΠ σου.

´En un país de privilegios y sandeces`,  Στην  χώρα των προνομίων και της ανοησίας (Stin jora ton pronomíon que tis anoisías), de Felipe Zapico Alonso. Poema nº 10 de su libro ´Litro de versos`, Λίτρο στίχους (Litro estijús).

Traducción de Yiannis Tzakós, Ο Γιαννης Τζακός.

(Gracias mil al tesalonicense Dimitris Athanasiadis por su ayuda en el último verso).


La canción, de Nikos Xyloúris, nos la envió también Giannis Tzakós.

Τούτοι δω εφέρανε τουφέκια γεμάτα μπαρούτι , Mirad, trajeron las armas cargadas de pólvora?


Ξυλούρης Νίκος. Οι Νεκροί της πλατείας. Παραστάσεις
( δίσκος @ 1976 )

Está negada la máquina o yo (más bien) y no sale la foto como quería, era apaisada, tumbada hacia la izquierda, ¡ajjj, inútil de min!.
Tenía ya preparada la entrada de hoy, la segunda de los Retales, con una canción muy popular en versión de Eleni Tsaligopulu que me envió ayer Ana Capsir, Tzivaeri, Joya, pero a última hora Giannis me mandó la traducción al griego del poema de Zapi que publicamos el último día de este febrero bisiesto (29). Allí podéis leer el poema en versión original castellana.

Volveré el día 6 con los trapos, Ana lo comprenderá. Aunque ésta no sea una trama de tejidos, ramas de árboles, sombras o dibujos, que estaban en el origen del diálogo con Txell sino de afinidades y amistades, entra de lleno y con pleno derecho en esa metáfora y en estos capítulos. Y en la foto sigue la nieve, de Valentín y Belén. Y el hierro de Giannis y Andrés. Todos reunidos en les Trames.

Creo que le vamos a dar a Felipazo un alegrón de su tamaño y, sobre todo, será una sorpresa para él como lo fue para mí cuando lo recibí de Giannis. Como decimos por Asturies, vamos armála!

Υγεία, Salut!

Μπαρμπαρόμηρος
Barbarómiros

P.D. Yiannis me dice en el primer comentario que otra posibilidad para el último verso podría ser lo equivalente a "y tú, hermano, buscándote una silla" (juegas con...)

"κι εσυ αδερφέ μου αγωνίζεσαι για μια καρέκλα....."


Y se me ocurrió que si la palabra castellana "Poltrona" que viene directa del griego, Polthrona, no podría ser otra opción, aunque suele aplicarse más al mundo de la política y del poder, y menos al trabajo donde quizá la "karekla", la silla que dice Yiannis sería lo apropiado. En fin esto de la traducción es un lío, y la lírica aún más... Seguiremos investigando. Vale.

domingo, 4 de marzo de 2012

Sombras en la nieve -2


Asturias, febrero 2012

Hoy propongo una idea para un corto por si algún valiente la recoge, se atreve, sabe o tiene medios. Es un guión muy fácil, una pasada del 2009 que encontré en esos cuadernos que voy coleccionando con apuntes de lecturas y textos propios. No me acordaba de él, hubiera venido bien en las últimas elecciones en las que, para colmo de anarquismos, me tocó presidir mesa. Dieciocho horas esperando para votar nulo. ¡Porca miseria!
Lleva por título:

4 escenas pornodemocráticas

Elementos:

Una mesa con una urna donde en letras mayúsculas se lea con claridad  BOTE. Sobres con letreros de BOTO. Billetes de 50, 100, 200 y 500 (fotocopias...) euros. Una botella de leche y un vaso. Varias manos enguantadas o pintadas de blanco y de negro. La banda sonora de una piel ícula porno.

1ª Escena (La urna y el boto. El boto útil).

Será la más corta y simple. Un sobre de (b)voto se folla a una urna. En el climax la mano deja caer el sobre dentro, se retira y bota un segundo y un tercero, que hacen lo mismo.


2ª Escena (Eyabotadores precoces. El boto impotente).

Las mismas manos blancas. La primera golpea con fuerza la urna al introducir el sobre y hace lo mismo las dos o tres veces que lo mete y lo saca antes de soltarlo.
La segunda, después de dos intentos fallidos, necesitará el auxilio de otra mano, negra, como si fuera un mamporrero.
La tercera romperá la urna ya en el primer intento mientras oímos que se corre al mismo tiempo.

Pajares, febrero 2012

3ª Escena (Versión gore. Pornodemocracia barroca) 

Tres manos negras, por turno y sin prisas como en la 1ª escena, se follan la urna con billetes de 50 ó 100 euros. Sobre la mesa se verá un vaso de leche que reflejará las ondas de las embestidas, como en los dinosaurios, en un plano del vaso para cada machito follador.

Cuando termine el tercero, otro plano mostrará un escenario de bebedero patos, charquitos de leche, la urna desplazada con el letrero de BOTE medio destrozado, y toda llena de churretones de leche. Mientras se muestra este escenario se verán las manos del último jodeurnas desarrugando el billete en cuestión y guardándolo en el bolsillo.


4ª Escena (La urna y el capitalismo salvaje. La violación)

Varias manos, las  negras con billetes grandes y las blancas con los de 5, 10 ó 20 euros, compiten en el abuso colectivo. Los billetes más grandes desplazarán a los inferiores que apenas podrán participar, así el de 5 euros sólo entra y sale por la ranura superior una vez. Los billetes se empujan y el balance de la pelea favorece siempre a los grandes que permanecen más tiempo en la jodienda.
En la mesa habrá esta vez una bote ella de leche a la que veremos también moverse a impulsos de la violencia del acto. Poco a poco irá desplazándose hasta cerca del borde.

Un plano indicará que sólo quedan ya dos violadores, el de 200 y el de 500 euros. El de 200 se retira cediendo el puesto al más grande. Mientras siguen los jadeos, vemos cómo el primero desarruga su  billete recién usado y lo guarda en el bolsillo, como en la escena anterior. En ese momento oímos el orgasmo e inmediatamente, en el bolsillo, donde se mantiene el plano, aparece una mancha de humedad que se va extendiendo. En otro vemos la botella ya en el borde de la mesa.

Cesa la banda sonora y el plano indicará cómo las manos negras que hay sobre la urna, movida, arrancan el letrero de BOTE, lo colocan encima tapando la ranura, enfilan una larga raya de cocaína y se la  esnifan con el billete que le hemos visto enrollar.
Aspira con tal fuerza que el último plano sigue la caída de la botella y la extensión del charco de leche por el suelo oscuro.

Pantalla blanca de la leche y fundido negro final.


Asturias, febrero 2012

Apuntes

Las escenas son para rodar en blanco y negro preferentemente. Es muy importante acoplar la banda sonora a los planos concretos porque éstos son sintéticos y primerísimos. Los jadeos, murmullos, gritos y susurros, femeninos, puntearán con precisión, pues, cada plano.

La urna puede ser transparente y verse semillena/mediovacía, pero sólo de sobres con la leyenda BOTO, nunca billetes. Tampoco se verá otra cosa que las manos con los sobres, los billetes o guardando estos en el bolsillo de los pantalones, blancos. En el plano de la esnifada no se verá tampoco la nariz, sólo los dedos sujetando el billete enrollado y la raya cruzando transversalmente el letrero de -BOTE-

La iluminación no debería ser oscura, sin embargo serían preferibles los negros profundos, como en el expresionismo alemán. Son escenas de luces y sombras fuertes. Y de ilusionismo o magia, como prefiráis. Las manos de un prestidigitador ejecutan su número artístico, su barbaridad en el presente caso, salvo los desparrames señalados, con limpieza y a la vista de todos, nada por aquí, nada por allá. Acto preciso y quirúrgico.

Ramiro Rodríguez Prada


Parálisis Permanente, El Acto.


Salud y dulces sueños.

sábado, 3 de marzo de 2012

Retales


León 2011

Buenos días. Vuelvo a tener problemas con esto de colocar las fotografías, salen en la posición que le apetece a la máquina. No me voy a mosquear, sólo que me hace perder un tiempo precioso y no lo arreglo.

Los mismos problemas también para escribir en griego, que lo hago por gentileza a la cabecera del blog, dedicado en buena medida a Grecia. Y por los griegos, a los que me siguen allí y en especial a Giannis Tzakós. También por ayudar un poco a los que se interesan por ese precioso idioma y empiezan, por ello muchas veces pongo la grafía griega, la pronunciación en castellano y la traducción a esta lengua.
No tengo la paciencia del enseñante pero como no me tenéis en frente puedo jugar un poco al pedagogos.

Ya dije que las fotos de esta serie no eran buenas, sabéis que soy un aficionado. Apenas me sirven algunas para ilustrar el texto, y no me gusta ese papel, en cierta manera, secundario. También es verdad que muchas veces es el texto el que ilustra la imagen y eso que mi herramienta es la palabra y ahí no soy tan aprendiz, no sé. Vaya lo uno por lo otro.

Y el motivo de estas lechugas entre la nieve es dar un poco de color al surco. Tengo tendencia a mirar también el blog como una página larga donde los colores impresionan la vista sólo al paso del cursor y me dan alegría.

El tejido no es tan satinado, hice la foto con muy poca luz, me gustan el dibujo y los colores. Y la artesanía femenina del reciclaje de tejidos, de ahí el título de la serie. Con mucho arte las madres.
También yo llevo un montón de años liado con los trapos, los tejidos y los cosidos, como habréis visto en Pindura. Rotos y cicatrices.

Voy con una historia mínima, pero sólo por lo escueta o regularmente escrita, no por su, para mí, fuerza y ejemplaridad. Para los amantes incondicionales del relato, lectores o amigos. Pero hoy sin partos mostruosos, sino como la vida misma.

Elena y Dastan 

Dastan tiene 45 años, es kazajo de madre mongola y padre uzbeko. Está casado con una ucraniana y tienen dos hijos.
Por la cara, muy grande, ancha y plana, más que chato tiene la nariz aplastada, cualquiera diría que es  chino. Pero él trabajó un año en China y los chinos, muy aficionados a la venta callejera y a ofrecer la mercancía a sus compatriotas, nunca lo abordaban a él, lo reconocían como extranjero. La que sí lo paraba contínuamente para pedirle el pasaporte y la documentación era la policía. Se reía contándolo.

Su madre es budista y su padre musulmán, la suegra ortodoxa y el suegro católico, ellos ateos. Pasó por Moscú y Ucrania, allí conoció a Elena. A la caída de la Unión Soviética emigraron a Suecia donde tuvieron el primer hijo. Volvieron a Ucrania y hace dos años que están en España. Aquí nació la niña. Asturiana.

Habla castellano con soltura y dice que le gusta hacerlo bien porque disfruta con la conversación, pero que no entiende los chistes casi nunca, y vuelve a reír con una risa abierta y franca que es un placer escuchar.

Tenemos un problema de humedades y el seguro lo envió a pintar, muy curioso y limpio. Es fumador y cada cierto tiempo se venía a la cocina conmigo a echar un pito y charlar.
La mi morena lo invitó a un té que agradeció de inmediato con una carcajada de alegría. Es un paisano, un niño grandón, enorme, 1,80-1,85, y está más bien grueso. ¡Con lo pequeña que es la cocina entre él y su risa lo ocupaban todo!

Además del kazajo de su infancia y juventud, Dastan se defiende en los dos dialectos de sus padres (¡que hablan millones de personas!), y un poco menos en chino, por supuesto habla ruso con soltura y ucraniano bastante bien. En la escuela aprendió inglés que le fue muy útil en Suecia hasta poder comunicarse en sueco que habla, más o menos, dice, como el castellano, es decir muy bien, vuelve a reirse y niega con la cabeza.
¿Lleváis la cuenta? Creo que son nueve. Y ya dice "guapu", no bonito, hermoso o bello, ni siquiera guapo. ¡Eso es amor y sabiduría!

¡Eres un fenómeno Dastan, me río yo de Cristiano Ronaldo!
Una suerte para nosotros tenerlo aquí, le gusta mucho Asturias.

Está eufórico, ¡palabra suya!, porque su mujer, licenciada en Historia del Arte y violinista acaba de encontrar trabajo de limpiadora en una casa...

Salud.

Ramiro.

Una cancíón melancólica de alguien como él que regresa a casa.

De su tierra, Nurlan Abdullin, "Auilin".


León 2011

P.D. Otra vez invertida, el color oscuro iba abajo, no importa, si pudiera le daba la vuelta cada semana, por variar, ya hice eso con cuatro tablas que encajaban de distintos modos,  no recuerdo exactamente pero creo que, contando las cuatro de cada tabla por sí sola, permitía 68 posturas en el mismo espacio, una más y corono. Bobadas.

Música que nos endulce el oído, cuando menos... . Dastan, que conoce también Armenia, decía que son como los vascos del Cáucaso.

De Haig Yazdjian, músico armenio colega de Arto Tunçboyaciyan (que ya escuchamos aquí tocando la pandereta y una botella de cerveza), un tema tradicional que ha grabado también Ara Dinkjan, otro gran armenio amigo de los anteriores, con Elefthería Arvanitaki, en griego. Los versos son de Lina Nikolakopoulou, letrista de Protopsalti y otros músicos.

Todos ellos han vivido y grabado en Grecia, muy vinculados siempre a los sonidos y a los músicos  helenos. Camaradería entre cristianos. Aquí en una versión en directo de este verano en Atenas, con regular sonido, si preferís uno mejor tendréis que ir a una grabación de estudio.

Nos endulzará la oreya pero no nos curará la tristeza, la canción es un canto nostálgico de añoranza de la tierra chica desde el exilio. Algo que los dos pueblos conocen demasiado bien.

Bingeol, I xenitiá, El exilio (Es el nombre de una aldea armenia, en griego El extranjero)


Que tengáis felices sueños.

Besos.

Ra