miércoles, 24 de abril de 2013

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Sueños angelicales


Salí a tirar la basura



La luminosidad fantástica de la calle me cegó al abrir la puerta del portal y salir a la noche. No vi que tenía a un tipo delante con la mano extendida, tardé en recuperar la vista. El hombre llevaba encima un chambergo miserable y musitaba algo, tal vez, ¡Una ayuda por favor!. Me fijé mejor en su cara al meter la mano en el bolso buscando una moneda. ¡Era un político muy conocido, de esos que nos están jodiendo a diario sin que podamos hacer nada! Últimamente había caído en desgracia, pero me extrañaba que un hombre con su poder hubiera llegado a esos extremos de miseria en tan poco tiempo. ¿Quién es usted?, le pregunté antes de depositar la moneda en su mano. ¡Era él! Esa noche yo llevaba a la basura un antiguo orinal de porcelana todo desportillado. Era una de esas reliquias heredadas del abuelo y que ya sólo se usaba para cocinar los riles de los cerdos en época de capa, riles que le enviamos todos los años en una fiambrera a un pariente obispo que tenemos en el Vaticano. Pues bien, agarré el orinal por el asa y en lugar de darle la moneda le metí un orinalazo como un campano en el lugar donde se coloca la tonsura y el bonete, cuando ya se volvía adivinándome la intención. El tipo debía de haber recibido mucho castigo en esa parte, porque el orinal rebotó y de vuelta me dio a mí en todo el morro. Me entró tanto coraje que solté la otra bolsa que llevaba y me lié detrás de él, corriendo y atizándole con la porcelana cuando lograba alcanzarlo, porque el jodío estaba más ligero que yo, con toda su apariencia de pobrecito indigente. Al llegar a la plaza al final de la calle yo ya no podía más, pero fueron las voces de unos vecinos defendiéndolo por lo que decidí dejarlo marchar. Cuando les dije, ¡Es Fulanito!, contestó uno ¿¡Ése hijoputa!?,¡dame el orinal!. Se lo dí y me volví a casa después de recoger la bolsa y tirarla en el cubo correspondiente. Tenía una fatiga del copón, pero me fui a la cama contento, la noche me parecía preciosa, pocas veces tenemos a nuestra disposición a un mamón auténtico, ¿o será a un auténtico mamón?



Músicos callejeros.   Toma ritmo.




Salud y felices pesadillas



ra

martes, 23 de abril de 2013

Ο Στέλιος Καζαντζίδης, Stélios Kasantsidis


Στέλιος Καζαντζίδης.
Fotografía de otra imagen en la revista musical  δίφωνο

Καζαντζίδης


Buenos días, llegamos a Grecia la primera vez casi coincidiendo con el éxito del último disco registrado por Stélios Kasantsidis con Minos en 1987, después de más de una década de guerra con la compañía, que ni le grababa ni le daba la carta de libertad. Los años siguientes, hasta hoy mismo, lo hemos seguido escuchando.

Desconozco las razones exactas de porqué la discográfica lo castigó de ese modo siendo el cantante griego de laikó más importante del último siglo. Hay quien dice que fue una represalia por su oposición a la Dictadura de los Cogoneles o por la filiación comunista de su padre.

Más fácil sería pensar que lo que lo estigmatizó fue su sentido de la independencia, que se había puesto de manifiesto años antes, cuando se enzarzó en una batalla legal por unos derechos de autoría más justos, como veremos al final.

Απόστολος Καλδάρας. Στέλιος Καζαντζίδης.   Για μπάνιο παω. A pegarme un baño.

Debutó en el mundo del disco en 1952 con esta canción de Apóstolos Kaldaras, uno de los compositores griegos clásicos de la época, aunque no tuvo apenas eco.
El mismo año grabó también, con bastante más éxito, canciones de uno de los abuelos del rebétiko, Yiannis Papaioanu, que serán la segunda y tercera que escucharemos hoy.

No era sin embargo Stélios un buen intérprete de rebétiko, el género requiere voces mucho más machacadas, deterioradas como los propios individuos y los míseros ambientes donde se desarrolló el estilo. Y la suya es una voz de lujo, un torrente de energía y potencia en un cuello de toro, un mujido de bisonte.

Su progenitor era pondio, del Mar Negro, y su madre de Asia Menor, refugiados pobres, vivían en un barrio al norte de Atenas, donde nació Stelios (1931). Empezó a trabajar muy pronto por problemas de salud de su padre y también pasó por las hilaturas, como el padre de Marió o Bambakaris.

Γιάννης Παπαϊωάνου. Στέλιος Καζαντζίδης.   Δεν το περίμενα ποτέ (βαλίτσες. Maletas) 

Todas esas características biográficas lo harían un buen candidato para las canciones de rebétika si su
naturaleza no hubiera sido la que fue, la de un hombre que exudaba energía, vitalidad y potencia, como su propio pecho y su garganta anuncian.

De hecho donde cosechó más éxitos fue en la Laiká, las músicas populares, por llamarlas de algún modo, laicas por oposición a religiosas, donde por otra parte caben muchos estilos porque se nutre de todos ellos, entre los que no falta el rebétiko. El zeibékiko, al que tan aficionados son los cantantes de la cuerda de Kasantsidis, como Anguelópulos, Mitropanos o Dionisiu, es uno de sus ritmos.

Stelios acabaría por convertirse en el cantante de la emigración griega, muchas de sus letras hablarán de ello. También de las penas y amarguras de la vida, y del amor y el desamor, por supuesto.

Γιάννης Παπαϊωάνου. Κώστας Μάνεσης. Στέλιος Καζαντζίδης.  Εγώ θα σε γλιτώσω. Voy a escapar.


Después de actuar en los clubs más  famosos de Atenas y de pasar a ser un ídolo de masas en su país, se embarcó en los años 60 en giras por todo el mundo, como hacían y siguen haciendo todos los músicos griegos que alcanzan cierta profesionalidad, atendiendo a las invitaciones y requerimientos de sus paisanos, en Europa, Estados Unidos y Canadá, Australia o Turquía. 

Para entonces, a finales de los cincuenta, ya se había emparejado con Kati Grey, mayor que él, una artista consolidada y respetada, de la que dicen que aprendió muchas cosas. 

Con ella y con el famoso compositor e instrumentista, Manolis Jiotis, a quien en los 60 se llamó el Hendrix del busuki, grabó el siguiente tema que fue otro éxito. En esta versión aparece con el acompañamiento de su segunda pareja artística.

Μανόλης Χιώτης. Στέλιος Καζαντζίδης. Μαρινέλλα .  Απόψε φίλα με.  Esta noche me besa.

Kati Grey  y  Kasantsidis  en los '50
Imagen de otra fotografía en   δί
φωνο.

Y había conocido en el 57 y empezado a trabajar con Marinela, que sería la segunda mujer de su vida. Aunque casados permanecieron poco tiempo, fue una pareja artística muy popular que duró ocho años, de esas que quedan en la memoria de toda una época.

Parece que Stelios dejó entonces los clubs nocturnos, asqueado del ambiente de ricachones que imperaba en aquellos locales, donde los músicos no eran más que monos al dictado del dinero, de gente sin pizca de gusto que no sólo pretendía ser dueña del oro sino también del moro.

Del 58 es el siguiente tema, con uno de los letristas más respetados del laikó y de la  la canción griega en general, Kostas Virvos. 


Κώστας Βίρβος.  Στέλιος Καζαντζίδης. 

Απόκληρος σε αυτή την κοινωνία.  Marginado en esta sociedad. 

http://www.youtube.com/watch?NR=1&v=95YdOyu5ixs&feature=endscreen

Stelaras, como le llaman también sus seguidores, fue el primer músico griego que no nos llegó por la vía política, como Zeodorakis o Faraduri, o por la informativa a través de libros, guías, cine..., como Hatsidakis o Tsitsanis, sino directamente a través del oído en todos los lugares de Grecia por donde pasamos. Es un habitual de las tabernas populares y un cantante venerado por el pueblo, y su valor es aceptado incluso por sus enemigos, que aún hoy le siguen poniendo peros, pero a su vida personal, ya que no pueden abatir su voz.

¿Porqué me quedé enganchado con Stelios, que cultiva un estilo y es un tipo de cantante que a priori no me gustaría especialmente, ni en Grecia ni en España? Pues por todas esas razones y algunas más que contaré en próximos capítulos, porque a éste pondio no lo ventilo con una sola entrada, ni quiero.

Ese mismo año 58 grabó otras dos canciones firmadas por él, que fueron otros tantos éxitos y que aún se escuchan de vez en cuando, especialmente la que entonces tuvo menos entrada y que hacía la cara B del disco. Kasantsidis la siguió interpretando a lo largo de su vida y he escuchado varias versiones posteriores de este Dio portes eji i soí: 

Όλα είναι ένα ψέμα/ μια ανάσα μια πνοή/ σα λουλούδι κάποιο χέρι/ θα μάς κόψει μιαν αυγή...
Todo es una mentira/ un suspiro un soplo/ como flor en una mano/ que cortamos un amanecer...

Στέλιος Καζαντζίδης.   Δυο πόρτες έχει η ζωή.  Dos puertas tiene la vida.

http://www.youtube.com/watch?v=BY0j0RBx90E 

Dejé para el final la que fue cara A de ese disco del 58, un éxito total para la época, sin precedentes, pues vendieron, que se sepa, cien mil copias.

Aquí comenzaron los desacuerdos con la compañía Columbia, que era entonces la caporala. Los músicos cobraban sólo una pequeña cantidad por las grabaciones y no percibían derechos de autor. Stelios había cobrado por ese disco mil dragmas y la discográfica se estaba embolsando millones. La pelea fue larga y dura y Kasantsidis logró al fin su propósito, victoria legal de la que se aprovecharon todos los que vinieron detrás.

Y el otro motivo para terminar con Mantubala lo podéis comprobar enseguida: ¡Es un pasodoble más ejpañol que er Bono! No pone por ninguna parte que lo sea pero creo que es evidente. Hasta a mí, que no soy un Fred Estair, se me van las manos queriendo agarrar a la mi morena y los pieses al compás del titotitotito, tirulí, tirilí tirulí...
Στέλιος Καζαντζίδης.  Μαντουμπάλα. Mantubala.

Ramiro Rodríguez Prada


 Arriba,  Kasantsidis en los '60,  y con  Vasilis Tsitsanis.
Abajo, doble CD   Esta es mi vida, editado por la Radio Nacional Griega.

P. D. En algún lugar leí que había sido la abuela pondia de Stelios la que le enseñó esas canciones que empezó cantando al principio de su carrera, antes de empezar a grabar. Para los que tengáis interés en conocer la historia y peripecia de los pondios, de donde procedía la familia de Kasantsidis, os subo un enlace a La pasión griega, a un trabajo precioso y completísimo del que ya os he hablado, cuya autora es María de Paz:

Escribe María en un capítulo:
"Como dice una hermosa canción de Kasantsidis (que tenía origen pondio), Σα ξένα είμαι έλληνας και σην Ελλάδαν ξένος, es decir, En el extranjero soy griego y en Grecia soy extranjero. Lo mismo que le ocurría al protagonista de la película Un toque de canela: los turcos lo expulsaron como griego pero en Grecia lo recibieron como turco."

Siguiendo su sugerencia, aquí os dejo la canción:

Χρήστος Αντωνιάδης, Κώστας Σιώπης. Λύρα, Χρήστος Χρυσανθόπουλος.
Στέλιος Καζαντζίδης.   Πατρίδα μ'αραεύω σε

Υγεία, Salud!

Barbarómiros

domingo, 21 de abril de 2013

Sandokán


Mercado de los martes
Astorga,   2012

Sandokán


Sandokán fue el apodo que le pusieron en el pueblo porque todas las titis le iban detrás con las bragas en la mano, ¡Sandokán, Sandokán, queremos un hijo tuyo! Por aquella época se había dejado una barba puntiaguda de chivo, imitando al actor barbudo que interpretaba a ese personaje en una famosa serie de televisión, y parecía un moro de la morería.

Sandalio, que así se llamaba el interfecto, era un torero, un don Juan, lo que se dice todo un seductor. ¡No sé qué les daba, el hecho es que triunfaba! Empezó a trabajar de muy joven, de fontanero, pero no de grandes instalaciones sino de pequeños arreglos y otras chapuzas. Bueno y curioso en lo suyo, nunca le faltó trabajo. Era pequeño y se metía bien debajo de los fregaderos.

Nada más cumplir los 18, sacó el carnet de conducir y se compró un R-8 rojo flamante, ¡no veas cómo fardaba el tío!

A Sandokán le gustaban todas las mujeres, bajas, flacas, gordas, jóvenes y viejas, casadas, solteras y viudas, planas, tetudas, guapas, feas, buenas chicas y malas pécoras, pero su debilidad eran las altas. Se pirraba por las tías que le sacaban la cabeza, yo creo que se sentía crecer él mismo en compañía de aquellas larguiruchas. Que muchas no lo eran tanto, aunque sí para su estatura, claro.
Es fácil de comprender el porqué de esta predilección, pues Sandalio no pasaba del metro cuarenta, eso contando los tacones y el tupé de rocker que siempre llevaba.

El R-8 lo tenía tuneao  hasta las orejas: antena telescópica y parabólica de adelante atrás, cubiertas anchas, separadores en las ruedas, llantas cromadas, cinta adhesiva blanca recorriendo como una cenefa los laterales del vehículo, parasoles en el parabrisas y protectores contra el agua en las ventanillas, faros antiniebla con fundas blancas, dos retrovisores exteriores modelo Rally... .

En el interior los detalles eran incontables: volante forrado de cuero, retrovisor panorámico con cristales antideslumbrantes, radio-casete encastrado en un mueble de madera hecho a medida entre los asientos delanteros, con espacio para los casetes y sonido cuadrafónico a través de cuatro altavoces, asientos con fundas imitación piel de leopardo, luces varias para uso de los ocupantes, etc. Y un montón de muñecos y alamares colgando del retrovisor, de las viseras del parabrisas en los asientos delanteros -cuyos espejos habían sido sustituidos por otros de mayor tamaño-, en los mandos de las intermitencias y de las luces, o colgando de ventosas en todos los cristales. Y, por supuesto, un dálmata en miniatura con Párkinson, echado en la bandeja posterior moviendo la cabeza sin parar.

¡Qué sé yo la cantidad de chavalas que pasarían por aquella discoteca ambulante! Porque era de los que van dando la nota con la música a tope y las ventanillas bajadas. Todo el mundo sabía que venía, un kilómetro antes de que llegara al pueblo.
He dicho chavalas, pero también muchas veteranas que incluso le doblaban la edad. Llegó un momento en que no daba a basto y se atoró. Prometía ya lo que no podía cumplir y una mujer despechada es un enemigo serio. En ese momento se cruzó en su vida una patilarga que le sacaba medio metro, y ennoviaron. Cuando bailaban agarrao, Sandalio se abrazaba a la barriga de la chica y la oreja le quedaba a la altura del ombligo de la giganta. Ella se doblaba sobre él y parecía Drácula chupándole la yugular.

Cuando pasaban con el coche, sólo se la veía a ella, que casi rozaba con la cabeza el techo del R-8. Conduciendo parecía que iba un niño que apenas alcanzara al volante, y eso que tenía la banqueta del asiento en el punto más alto y ponía tres cojines bajo el culo.

Decía antes que el despecho es peligroso. Un día Sandalio apareció muerto en el interior de su R-8, en un claro entre encinas en un monte cercano, un lugar en donde él se jactaba de haber desvirgado a unas cuantas vicetiples.
La policía sospechó del marido de una lobona y el hombre pasó dos días arrestado por orden judicial. Pero lo soltaron cuando finalmente se demostró su inocencia y se supo que su mujer había roto con Sandokán hacía dos años. ¡El tipo era un bendito que ni sabía el zorrón que tenía de compañera!

Todas las sospechas recayeron en tres vestales, solteras añosas con fama de ninfómanas, que habían tenido trato carnal con Sandalio en su juventud. Ahora eran inseparables y parecían vivir exclusivamente para afear la conducta licenciosa del moro, mientras ellas llevaban años sin comerse un rosco. Nada pudo demostrarse, sin embargo, y el crimen quedó sin esclarecer.

El fin del pobre Sandokán fue terrible y noticia de alcance nacional. En el pueblo nadie ha podido olvidarlo. Lo habían decapitado y colgado la cabeza del retrovisor interior. Estaba totalmente desmembrado, con una pierna en cada asiento trasero y los brazos en los delanteros. El tronco, dividido en varios pedazos, lo intentaron quemar en una hoguera en el exterior, con leña de encina. Le habían cortado el sexo y los testículos, que colgaban ahora en la cabeza del dálmata.


Ramiro Rodríguez Prada


Offenbach.   Orphee aux enfers. Orfeo en los infiernos.



Salud

viernes, 19 de abril de 2013

Ο Γιώργης Κουτσουρέλης, Yioryis Kutsurelis


Grecia, verano 2012

Ο Γιώργης Κουτσουρέλης

Buenos días. Vamos hoy con el sexto de los Protomastores, esa colección de discos de los primeros maestros cretenses que me ha servido de guía principal en estos capítulos. En realidad le tocaba el turno a Dermitzoyiannis que es el 5º, pero preferí traer hoy a Yioryis Kutsurelis, porque en el capítulo de los salmonetes (Barbounya/ Lo que se comió) hablé de él y puse ya dos canciones suyas, por tanto a priori podría sonaros algo.

Por otra parte, en esa misma entrada conté el caso de Νικόλαος Τζέγκας, Tzekas, aquel pescador de
Kissamos que no sabía música pero que silbaba como los ruiseñores e imitaba con la boca los
instrumentos tradicionales de Creta, y que murió ahogado bajo su caique, el hombre, mientras
pescaba en una noche de tormenta.

Γιώργης Κουτσουρέλης. G. Tzimakis, voz.  Saranda metra zálasa. A cuarenta metros del mar.

http://www.youtube.com/watch?v=MQb5cnYKM4g

Y es que Kutsurelis era de Kissamos, como Tzekas. De la misma generación que los grandes tratados aquí, nació en 1914, año clave para el mundo, para Europa y para la misma Grecia, que todavía seguía recuperando territorios propios del que sería en breve un cadáver, el Imperio Otomano.

Kutzurelis es una de las escasas excepciones de los músicos cretenses importantes nacidos a comienzos del S. XX que no sea de Rézimno o su prefectura. Kasteli Kissamos está situado en el centro del golfo más extremo del mismo nombre, al oeste de Janiá y, por tanto, de la isla.

Al igual que la mayoría de los músicos tradicionales, mamó desde niño la música, puesto que todos en su familia tocaban algún instrumento y cantaban. Empezando por su padre, Andreas, famoso laudista. Todos sus hermanos eran también músicos, multiinstrumentistas, aunque cada uno con su trasto preferido: lira, violín, mandolina, laúd, clarinete...

Γιώργης Κουτσουρέλης.  Stelios K., voz.  Το άρωμα. El perfume.

http://www.youtube.com/watch?v=JHKLrcrPhdY

Cuentan que Yioryis comenzó primero con la mandolina a los cuatro años, otro super precoz como Mozart o Camarón, pero enseguida, iniciado por su progenitor, se pasó al laúd, que sería su instrumento definitivo y con el que se dio a conocer.

Pero incluso antes que la mandolina, hay un instrumento imaginario que forma parte del anecdotario de su infancia y aprendizaje: el mango de la escoba de su madre. Con un arco imaginario rascaba el palo de la escoba y movía los dedos a lo largo como un consumado tocador de lira, imitando a sus mayores.
Γιώργης Κουτσουρέλης.  Stelios Kutsurelis, voz.   Τ' αγρίμι. La fiera.

A los nueve años ya dominaba el laúd y al siguiente empezó a tocar en compañía de su padre y sus hermanos. Enseguida conocería y secundaría a músicos consagrados, Járjalis, Papadakis, Kufianós..., 
y sería reclamado por ellos. Así, en 1930, grabó su primer disco acompañando a Yioryis Marianos, y poco tiempo después otro con el famoso liraki Alekos Karavitis, uno de los Protomastores, diez años mayor que él.

A lo largo de los '30 grabaría también discos en solitario, hasta su intervención en 1939 en las celebraciones del partido Liberal, para conmemorar el cese de Elefzerios Venizelos como primer ministro griego en 1932. Acto seguido empezó a participar junto a Karavitis en una serie de programas radiofónicos de la emisora ateniense, en actuaciones en el Pireo y la capital con otros instrumentistas de Creta y su nombre traspasaría las fronteras de la isla, girando a continuación por el país. También actuó para en la emisora local de Janiá.

Los años de la guerra pasaron con más pena que gloria para los músicos de Creta, y para los griegos en general, pese al heroísmo de muchos palikaris que se opusieron a la ocupación alemana.
   
Γιώργης Κουτσουρέλης. G. Mavros, violín. Tzimakis, voz.
  Χίτλερ να μην το καυχηθείς πως πάτησες την Κρήτη. 
Hitler no podrá presumir de haber jodido a Creta.


Ésta, de su primer single después del desastre, se convirtió en una de las canciones más conocidas de
la posguerra en Creta, que había sufrido como nadie la ocupación, los abusos y las atrocidades de las
tropas alemanas.

En los '50 actuó por toda Creta con sus hermanos Manolis y Stelios, y siguió colaborando con la
radio nacional griega, e incluso tuvo su programa en la de Janiá.

Al comienzo de esa década se publicó su otro tema famoso, el Armenojorianós syrto. Pero
desgraciadamente la fama no le llegó porque fuera su canción más celebrada, que lo era en aquel
momento, sino porque fue la causa de una denuncia de Yioryis a Zeodorakis acusándolo de plagio,
por el sirtaki de Mikis para la película de Zorba el griego.

Ya hablé de ello en una de las primeras entradas de esta etiqueta, cuando incluí a Zeodorakis entre los músicos cretenses, por su apellido, por el sirtaki y porque quería enlazar este incidente con las figuras prominentes de la música tradicional cretense en quienes Mikis se había inspirado.

Γιώργης Κουτσουρέλης. Koroniotakis, voz  Αρμενοχωριανός συρτός.


Dije allí que no tengo conocimiento suficiente para saber si se trata de un plagio, y que Mikis no necesitaba ya copiar siendo el músico que era. Tampoco sé cómo terminó la pelea.

Éste era el tema objeto de la polémica. A mí no me llama la atención el parecido, porque el ritmo básico del syrto está presente en muchos temas cretenses como en éste y no me alcanza el oído para tanto.

Sin embargo, a mediados de los '50 volvió a grabar la canción con un nuevo título, Sirtaki cretense, y aquí sí es posible percibir con claridad compases del sirtaki de Zeodorakis, especialmente en la aceleración final, por otra parte un recurso del syrto, que anima así a los bailarines en los últimos momentos, ya que se trata de la música de acompañamiento de una danza. Escuchemos. 

Γιώργης Κουτσουρέλης. Stelios K., voz.   Κρητικό συρτάκι.
Grecia, agosto 2012

Había trabajado también con otros músicos, como Tzimakis o Moundakis, pero a la muerte de su hermano Manolis en 1960, Yiorgis guardó un largo duelo por él y pasó la década siguiente sin actuar y negándose a grabar. Finalmente, animado por sus amigos, volvió a los escenarios y a los registros discográficos, en compañía de su hermano Stelios.

Tal vez su colaboración en uno de ellos con Nikos Xiluris, con 6 temas del propio Kutsurelis, fue su trabajo más sobresaliente en los 70, al menos el que obtuvo un mayor y más duradero eco. Ya puse el Barbuni mu en esa entrada que mencioné, tanto la versión original de Yioryis, como la que grabó con Nikos, así que no me repetiré. De todos modos ésta es tan conocida como la otra.

Γιώργης Κουτσουρέλης. Tzinevrakis.   Νενέ μου.

hhtp://www.youtube.com/watch?v=6iIWMzRYNB4

Y en los '80 tocó con Jarjalis, Kunelis, o para Ttzekas, el pescador de su pueblo.

Y ya no doy más de mí por hoy, creo que la semblanza está esbozada y las 10 canciones son un buena muestra de la música que nos dejó. Cerraré con unas kontiliés que me costó mucho encontrar, porque suelen ser mis preferidas, como he dicho.
Mientras las buscaba fui añadiendo más canciones y esa es la razón de la abundancia de hoy. El que no quiera que pase, ahí están. ¡Y aún dejo una muy famosa, Filentem, que dio a conocer masivamente Nikos Xilouris, nosotros escuchamos antes su versión.

Y la penúltima, de título intraducible, es una de las que más me gustan, aunque se corte así, ya había terminado, un segundo más hubiera bastado o bajar el volumen...
Αυτοσχεδιασμοί Γιώργης Κουτσουρέλης.

Kutsourelis murió en su pueblo, rodeado de los suyos, el año 94.

Estoy viendo fotografías de cuando ya era mayor, impecable con su camisa blanca y el pelo y bigote níveos, algunas en compañía de su esposa, una mujer morena  y elegante, y están los dos como pimpollos en su retiro de Kastelli Kissamou.

En una de ellas, de año 86, se los ve especialmente felices. Ese año Yioryis había recibido varios reconocimientos de sus compatriotas, entre ellos el de la capital de la isla, Hiraclión, por su trabajo de conservación y difusión de la música tradicional cretense.

Γιώργης Κουτσουρέλης. G. Mavros, violín.  Κρουσταλοβραχιονάτη μου.

http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=KCTLuaxkCAU&NR=1

Salud y buena música.

Κουτσουρέλης Γ.  Σστέλιος Κ., voz.  Κοντυλιές.

http://www.youtube.com/watch?v=Q-Pm2qq6Cs4


Barabarómiros.

jueves, 18 de abril de 2013

Sol, sombra, suelo -3


Castrillo de los Polvazares
León,  primavera 2012


Diálogos de locos


1.

- Las cabras triscan por los pasillos del Congreso y se comen hasta los bisoñés de sus señorías, ¡ya no hay pastos como los de antes!

- Mañana por la mañana salgo para Zaragoza desde Amposta remontando el Ebro a nado.

- Me previnieron antes de limpiar el despacho del presidente del consejo de administración: no metas la mano en los cajones que allí anidan las víboras, el presi las colecciona.

- En la cara le salieron unos granos como avellanas por usar esa crema de aceites vegetales esenciales.

- Yo fui alcalde de barrio y repartidor de gaseosas en San Cristobal de la Pollaentera.

- ¡Cuántas veces no nos habremos equivocado!, y sin embargo meamos.

- La mejor manera de que te respeten en el mundo de la casquería es tener siempre un hígado fresco.

- A mi primo le pusieron un vinco en el prepucio y un forro de oro en una muela careada.

- ¿Tú crees que se hará justicia?

- Cuando Leónidas defendía las Termópilas con los espartanos, los holandeses recogían gálbulas de enebro por los montes alemanes.

- Las cosas son peor de lo que parecen, pero al final una buena boina te cubre la calva, ¡déjate de hostias!

- Todas las verdades como puños resultaron ser mentira, pero cuando nos dimos cuenta ya estábamos sonaos. Hay deportes muy violentos con insultómetros en lugar de cronómetros.

- Lo ideal sería no tener culo, así no habría que preocuparse por la comida.

- ¡Me extraña que siendo araña se caiga de la pared!

Polo Montañez.    Apariencia.

http://www.youtube.com/watch?v=eJrCLa9_Fy4




2.

- Estaba triste triste, pero le di un tiento al vino dulce y se me puso el ombligo melancólico.

- ¡No quiero saber nada de millonarios, ya tengo bastante con las almorranas!

- Pues el libro que publicaron el mes pasado sobre la crisis andorrana ya va por la vigesimonona edición.

- Cuando llegue la hora de rendir cuentas, veremos a ver si aprendimos las cuatro reglas. ¡Aquí todo dios resta lo que puede!

- Me dieron un filete empanao que estaba duro como la suela un zapato.

- ¡El vinagre no tiene nada que ver con el sexo en la tercera edad, ni con el obispo, no jodas!

- En el garaje de nuestra manzana hay doscientos coches y una docena de pobres que viven dentro de sus vehículos desde que perdieron todo lo demás. Varios tienen gato, pero duermen debajo.

- ¿Comerse en ayunas unos mejillones de los que tiran al monte no será bueno para el páncreas?

- Soy poco dao, me cuesta.

- Ahora que casi estamos en capilla podíamos echar unas briscas.

- ¡Cuando la cosechadora dice que no, es que no y no valen ensalmos!

- Pues entoncenes, ¡que siga lloviendo, carallo!

- ¡A mí el tema teológico no me quita el sueño!

- Y yo soy palista.




3.

- ¡La música es la hostia!, y eso que soy soplillo desde Párvulos por culpa de aquel maestro que tuvimos tan burro, que era de Falange, y lo que gané en orientación lo perdí en audición. Bueno, la audición la perdí a sopapos.

- El psiquiatra de la Seguridad Social, que es colega mío y algo bujarrón, está como una chota. Le referí que se me aparecía la Virgen Embarazada montada en un burra camino de Belén buscando a José, un viejales con perras que la había seducido prometiéndole el oro y el moro, y había desaparecido después dejándole el bombo de recuerdo. No pude acabar..., ¡No me cuentes historias, Bernardette!, me suelta el menda escojonándose. ¡Pero si yo me llamo Bernardino!

- ¡En habiendo apetito pa qué quieres más!. Como decía el Gran Pichel: ¡Que trabajen los legionarios que tienen el pecho de acero!

- "El rey tenía dos yernos pijos y una nuera asturiana", es el título de la última de Siniestro Total, ¡a tope!.

- Más vale oveja ordeñada que corralito de lobos.

- ¡Dejáime, bor dios!

- La ministra entrante contestó a las preguntas, pero no se entendía nada. ¡Que lo repita, que lo repita!, empezaron a corear los del fondo. Y como se habían terminados los callos, comimos morro.

- ¡Me extraña que siendo araña se caiga de la pared!


Ramiro Rodríguez Prada

Polo Montañez.   Apariencia. Directo.

http://www.youtube.com/watch?v=9b_RaqshoP8


P. D. Agradecimiento especial al Esguilatorres juliensis, que fue quien trajo a Polo de Cuba hace años.


 Salud