lunes, 2 de junio de 2014

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Inodoros.



Salí a tirar la basura. 



Desde la puerta de la calle vi junto a los cubos, aún vacíos, al vecino más insidioso, de plática con la maruja más bruja del portal, o viceversa. Según me iba acercando, aumentaba escandalosamente el olor a podrido. Estaba claro de quién venía...



Nina Hagen.   Auf'm bahnhof zoo.





Salud y felices pesadillas



ra

sábado, 31 de mayo de 2014

Amanecer -2


Mirando al este  II.
Pituras al agua sobre lienzo de algodón y tabla. 23,5 x 30 cm.
Ramiro Rodríguez Prada,  2010.




Territorio canalla


En el sendero que se adentra en los jardines
se pierde el habla

Y el miedo

Hay rocas negras junto al agua quieta y los cañaverales tiemblan de frío

Sólo porque te ocultabas quise encontrarte

Al cortar aquella rosa cayeron gotas de vino sobre la hierba azul borracha

Alzaron las grullas su vuelo al alba
más altas más lejos
oscuras como una noche larga que se adelgaza
hasta quemarse en la luz

Donde estoy solo y amanece

Juguetón
el delirio corre a esconderse tras los arbustos
Es un niño malo que amputará tus alas mientras 
bosteza

y sonríe


De  Interrogatorios y otras partidas perdidas.  2014.

Ramiro Rodríguez Prada


Los Delinqüentes y Tomasito.  La cacerola.



Salud

viernes, 30 de mayo de 2014

143


Tiburones y rémoras.


Salí a tirar la basura



con determinación, hice el trayecto de un tirón y me planté en los cubos en un parpadeo. Me planté y enraicé, porque volví a casa meses después con los pies llenos de barro y arrastrando una ristra de tubérculos.



Joseíto Fernández.   De tumbao.




Salud y felices pesadillas


ra

miércoles, 28 de mayo de 2014

Τα μπλέ παράθυρα σου


Nikiá. Nísyros.
Grecia, verano 2013.


Ventanas azules


María y Nikos se fueron del pueblo siendo niños, apenas recordaban nada de él, sólo la blancura de sus casas y el azul de puertas y ventanas, a juego con el cielo y el mar que lo rodeaban.

Las suyas eran de las familias pobres que abandonaron la isla. Vendieron sus escasas pertenencias para comprarse los pasajes. No dejaron nada propio tras de sí, ni olivos, ni viñas, ni fincas, ni casas. Ni siquiera parientes. Sólo se llevaron sus recuerdos.

En el extranjero tampoco se enriquecieron, aunque sí podían vivir desahogada y dignamente porque nunca les faltó trabajo. Sus padres ya no regresarían, pero jamás olvidaron, y no se cansaban de hablar de la belleza y bondad de su lejana tierra.

Belleza es posible, porque aquella blancura de la cal y aquellos azules estaban grabados también en sus corazones desde la infancia. Pero, ¿bondad?, ¿un lugar que no te da de comer? Eso no lo podían comprender Nikos y María, a los que nunca faltó lo necesario.

Un año los dos programaron sus vacaciones de verano para conocer el país donde nacieron. No se habían vuelto a ver desde que salieran del pueblo camino de una vida mejor. Y ninguno recordaba al otro.

Coincidieron en una taberna y se entendieron en el idioma de sus progenitores, que era el otro vínculo que siempre mantuvieron sus familias con su tierra de origen. Nació una amistad entre ellos, ya algo maduritos y sin pareja, y el siguiente verano volvieron a la isla.

Casi sin querer empezaron a concebir un plan en común. En el pueblo había varias casas ruinosas a un precio asequible, comprarían una que les gustara a los dos y la restaurarían. Podrían volver todos los veranos, compartirla, e incluso traer amigos, porque la casa que adquirieron finalmente era grande y hermosa. Blanca, con puertas y ventanas azules.

Pero la compartieron poco, preferían seguir solos. Y en pareja. Porque, hoy, que ya disfrutan del retiro, se han trasladado a vivir aquí definitivamente, siguen juntos y todo el mundo piensa que son matrimonio. No tienen interés en deshacer el equívoco, al personal le gustan los dimes y diretes y ellos son reservados. Pero sí, se quieren.


Ramiro Rodríguez Prada


Μάρκος Βαμβακάρης.  Τα μπλέ παράθυρα σου. 1938.

https://www.youtube.com/watch?v=CPYwCdRL8GU


Salud.

martes, 27 de mayo de 2014

Canasteros del Camino


Dos colegas, gitanos, cantando por Camarón
 y haciéndose un mai.

Oviedo, 2013. 


Que por mayo era por mayo/ cuando hace la calor


A diferencia del triste prisionero del que habla el romance, nosotros pirábamos las últimas clases de la mañana en el Instituto, después del recreo ya no volvíamos. Los días eran muy grandes y brillaba el sol con una alegría juvenil. No apetecía encerrarse en aquellas aulas siniestras, no porque estuvieran faltas de luz, sino por la uniformidad frailuna y el aburrimiento existencial que caracterizaban a la institución, a priori, laica. La Santa Madre Iglesia seguía mandando en la Muy Noble, y las niñas acudían al sermón, como escribió Valle.

A la curruca Blasensis acababan de comprarle una Dervy de 49 cc., que le daba autonomía para desplazarse diariamente a la ciudad desde su pueblo. Bajábamos en la moto hasta la plaza de toros, a la vera del río Jerga.
Había una gran pradería entorno a la plaza y en las dos orillas del río, y además era uno de los pocos pozos con algo de profundidad que permitía el baño. Quinientos metros más abajo, en la chopera de la Eragudina, junto al campo de fútbol, una fábrica de tripas descargaba los desechos en el cauce y río abajo de este punto ya era imposible bañarse.

Alrededor de la plaza, donde no había peligro alguno, me dejaba el blasensis pilotar la Dervy, y son de las contadas ocasiones en que conduje una moto.

Y a la orilla del Jerga nos encontramos muchos días al Horacio y a José el Aleluya.

José el Aleluya. Popurrí astorgano del Camino. Caminando, caminando...

https://www.youtube.com/watch?v=5eMkSujoGb8

El pelegrino tiró
 tiró la piedra tiró

Nosotros teníamos estóncenes algunas ideas un poco equivocadas respecto a los gitanos. Por ejemplo, pensábamos que eran muy pudorosos, y lo son realmente. Pero ¿cómo se come éso, con el hecho de que nos bañáramos los cuatro y nos tumbáramos después a secar al sol de mayo en pelotas?
José, mucho más tímido, llevaba a veces la guitarra y nos tocaba unas rumbas, y si no, se acompañaban de las palmas, cantaban los dos.

Horacio, un gitano de larga y ensortijada melena rubia, era el mayor de los cuatro. De ojos azules, atlético y atractivo, era un loco y un figura. Llevaba a pastar al Jerga a una jaca blanca preciosa y trotaba con ella por la orilla del río, montándola a pelo.

Después de secar en la hierba, Horacio nos hacía sus números circenses como su madre lo trajo al mundo, desde saltos mortales, hasta tentar a una becerra y darle cuatro pases en un cercado próximo.

Antonio Humanes. Tango-rumba. Paco de Lucía, guitarra. Jorge Pardo, flauta.
Camarón de la Isla.  Mi sangre grita.

http://www.youtube.com/watch?v=p2lyOxSP4LY

Un día al Horacio se le ocurrió pedirle la moto a la curruca, nunca había cogido una. La blasensis no supo negarse. El gitano dio unas vueltas alrededor de la plaza y volvió cinco minutos después, más hecho a la Dervy que Ángel Nieto.

Fue hasta una mimbrera, dio la vuelta y vino a lo largo de la orilla y, cuando le faltaban unos siete metros para llegar donde estábamos, se alzó de manos sobre el manillar haciendo el pino con la moto en marcha. El suelo, aunque llano, era bastante irregular y a duras penas podía controlar los botes que daba la rueda de la Dervy. Pasó de largo y enfiló hacia la orilla a buena marcha sin poder dominar la máquina. En el mismo borde consiguió frenar, pero se levantó la moto de atrás y se fueron al pozo, que allí tendría poco más de medio metro de profundidad.

Ninguno de los dos sufrió daño, y el Aleluya, arrebatado, le dedicó al Horacio una rumba de Peret.

Ramiro

Antonio Sánchez. Bulerías. Paco de Lucía y Ramón de Algeciras, guitarras.
Camarón de la Isla.   Dame un poquito de agua.

http://www.youtube.com/watch?v=tqyozxEOw9o

Dame un poquito de agua
que la vereda es muy larga
y calienta mucho el sol...

Salud.