miércoles, 13 de agosto de 2014

Pies -2.


Aeropuerto de El Prat.
Barcelona, 2013.


Deportivos fashion


Llegó totalmente destrozado al aeropuerto, buscó un rincón tranquilo, tendió la esterilla, quitó las deportivas y se tumbó con una toalla por almohada. Se durmió al instante.

Tenía 7 horas por delante, como mínimo, antes de la salida de su vuelo. Había reservado una oferta de fin de semana en una compañía de bajo coste y apenas durmió tres horas en las dos noches que pasó fuera de casa. De día y de noche, a un ritmo frenético, amortizó con creces el poco dinero invertido en aquel viaje. Siervo de la moda, aprovechó para realizar la compra de algunos artículos que en su ciudad le resultaban casi prohibitivos. Entre ellos aquellas flamantes zapatillas deportivas. Volvía sin dinero, con no más de cuatro monedas en el bolsillo.

Despertó al amanecer con un poco de frío en los pies. Se volvió para coger las zapatillas, pero no estaban. Miró alrededor, debajo de la mochila, echó un vistazo a la cercana papelera... . Nada. Ahí ya se quedó helado de pies y manos: ¡Le habían robado las deportivas! Cuando las compró se deshizo de sus viejas zapatillas, después de un año ya se veían algo pasadas. Y en el equipaje no llevaba más calzado.

Recogió los trastos y fue descalzo hasta la comisaría del aeropuerto. El agente de guardia le escuchó y le aconsejó no poner denuncia, era un trámite inútil, las zapatillas no aparecerían. Sin contar a los ocasionales, andaban varios raterillos y apandadores por el aeropuerto, más o menos conocidos de la policía, pero pocas veces se podía demostrar que habían sido ellos los descuideros, a no ser que fueran cogidos con las manos en la masa.

Explicó al policía su situación: no tenía otro calzado y tampoco dinero para comprarlo, y su tarjeta sin crédito...
El funcionario alzó las cejas y le preguntó a que hora salía su avión. Faltaban aún dos horas. El policía le dijo que si en ese tiempo encontraban las zapatillas los del servicio de limpieza, a quienes afirmó que avisaría, trataría de hacérselas llegar.

Pero una hora después, en la sala de embarque, seguía descalzo.

Los Ilegales.  Revuelta juvenil en Mongolia.

http://www.youtube.com/watch?v=bDbLnFJnkj8
El Prat de Llobregat
Barcelona, verano  2013.

Embarcaban ya los primeros pasajeros y se formó una fila en la puerta. Nuestro protagonista se quedó sentado, para entrar al final y quemar sus últimos cartuchos.
Estaba de suerte. Allá llegó el agente, casi corriendo, con una bolsa en la mano. Traía las deportivas. Las habían encontrado en la papelera de unos servicios.

Las zapatillas que el hombre le daba no eran las suyas, pero sí de la misma marca y modelo que las que él había tirado a la basura el día anterior. Sólo que más estropeadas.
¡Lo siento!, dijo el policía.
La verdad es que el funcionario había sido muy amable y servicial. Se giró para marchar y entonces lo detuvo: ¡Un momento! ¿Podría quedarme las zapatillas?. Mejor eso que andar descalzo, añadió.
El agente lo miró y le tendió la bolsa. Como no formuló denuncia escrita, no es necesario guardarlas como prueba, ¡porque podría ser el calzado del ladrón...!, bromeó con una sonrisa.

En su ciudad el amigo acabó por comprar, al doble de su precio, otras deportivas idénticas a las que le afanaron. Eran tan malas que no le duraron ni una temporada completa.
En cambio, aquellas zapatillas viejas y muy trotadas no parecían tener fin y las seguía calzando, cada vez con más frecuencia, porque incluso se pusieron de moda esos años, junto a cierto aspecto desastrado, y hasta le facilitaron algún que otro ligue, o eso creyó él.

Desde entonces, cada vez que oye hablar de consumismo no puede evitar un respingo y una sonrisa estúpida y culpable.


Ramiro Rodríguez Prada


Carl Perkins y sus colegas.  Blue Suede Shoes.

http://www.youtube.com/watch?v=4YK9A9uHZv8

Salud.

lunes, 11 de agosto de 2014

164


¡Viajeros al treeen!


Salí a tirar la basura



deseando, como de costumbre, lo extraordinario y, en efecto, sucedió: regresé a casa sano y salvo.



Creedence Clearwater Revival.   Fortunate song.


http://www.youtube.com/watch?v=CvwQmxLaknc


Salud y felices pesadillas


ra

domingo, 10 de agosto de 2014

San Lorenzo a la parrilla


Morcón  con verdura


San Lorenzo

(A la parrilla)


Soy carnívoro señores
¡Dios me ampare y San Lorenzo!

Me gustan los calamares
Eso es pescado no carne
Pues también como pescado
Todo tipo de animales

No desgasto los caninos
Ni comiendo cocodrilo
Perdices y codornices
Gato liebre paraguaya

¡Ay qué bueno el tiburón
Chuletón y cacerola
Perro murciélago albóndiga!

Lagarto tortuga buitre
Me comería un bombero
Si me lo ponen bien hecho

Soy carnívoro señores
¡Dios me ampare y San Lorenzo!

Y de comer mucho cerdo
Chorizos y longanizas
Jamón lomo salchichón
Chuletillas de cordero

Ya sea burro o percherón
Filetes de todas clases
O cecina de castrón
Los callos y los riñones

¡Ay que ricos los perniles
Qué buena está la panceta
Culebra grajo corneja!

Los riles morros morcillas
Me comería un bombero
Si me lo ponen bien hecho

Soy carnívoro señores
¡Dios me ampare y San Lorenzo!


De  Letrillas escangallás. 2014.

Ramiro Rodríguez Prada


Χειμερινοί Κολυμβητές.  Ο Καφές.

viernes, 8 de agosto de 2014

163


Parking de mierda.


Salí a tirar la basura



olvidando que había huelga de barrenderos. De todos modos el Ejército, convertido en esquirol legal, se encargaba de retirar la mayor parte de la mierda acumulada. Volví a casa con mis bolsas y con otras dos que recogí junto a los cubos. Me reía pensando en Stajanov y el ecologismo. Risa sana. Cuando pasó el camión de los milicos las volví a sacar.


Neil Young.   Rockin' In The Free World




Salud y felices pesadillas


ra

miércoles, 6 de agosto de 2014

Pies


Leyenda: Μοναστιριακης  Επιτροπης. La comisión del monasterio.
 
Μοναστιριακης Ευαγγελίστριας. El Monasterín de la Anunciación.
Nísyros.  Grecia,  agosto 2013.


Por pies


El joven fraile heteróxido salió de la iglesiuca del monasterio al campo después de los Laudes, buscando un lugar algo apartado donde realizar sus necesidades mayores. No podía entretenerse mucho, porque el anciano monje con el que compartía la vida en solitario en el monasterio, no le esperaría cuando dispusiera sobre la mesa el frugal desayuno, apenas un par de aceitunas y un trozo de queso de cabra, seco y salado, con un mendrugo de pan duro. Hasta el segundo y último ágape del día, después de las doce, no habría más alimento. Y esta segunda comida tampoco era muy abundante, un plato de judías, patatas o coles hervidas con un chorrín de aceite de oliva por encima. En ocasiones, con suerte, encontraba alguna almendra por el monte, que se comía a escondidas del maestro sabiendo que pecaba de gula, pecados que no confesaba a la hora del mea culpa.

Era un muchacho de ciudad no habituado al duro trabajo del campo y en el año que llevaba recluido en aquel apartado convento, había perdido varios kilos. El viejo era un cascarrabias que guardaba la llave de la mísera despensa entre los faldones de su hábito costroso y lleno de remiendos. Miraba con desconfianza al neófito convencido de la flojedad de las nuevas vocaciones. Le habían enviado a aquel rapazón flaco y desgarbado que no sabía ni por dónde coger la azada cuando llegó. No es que hubiera aprendido mucho entretanto, pero al menos ahora podía confiarle algunas labores menores que lo descargaban un poco. Ya empezaba a sentirse cansado, e imaginaba que le habían confiado al joven postulante precisamente para que le reemplazara en el cuidado del monasterio y el cultivo del pequeño huerto aledaño, con el que a duras penas sobrevivían. Las aportaciones voluntarias de los fieles eran cada día más escasas y su regla no permitía la mendicidad.

Γιώργος Μπάτης.  Ο Φασουλάς.  El Abichuela.

http://www.youtube.com/watch?v=tBrPcoPlELM

Así pues el frailuco aspirante hizo sus necesidades detrás de unas rocas y se limpió el culo con una piedra secándolo con la hoja lanosa de un gordolobo. Andaba un poco diarreico y manchó las pobres chancletas con la purrela de su deposición. Antes de entrar en el refectorio lavó las sandalias en el pilón del patio y se entretuvo más de la cuenta. Cuando irrumpió en la estancia, un tanto aceleradamente, el anciano estaba recogiendo su ración del desayuno para guardarla en la alacena. Había llegado tarde una vez más. El viejo lo miró burlón sin abrir la boca. En realidad casi no intercambiaban más palabras en todo el día, que las frases y jaculatorias de ida y vuelta de las oraciones canónicas en los rezos en común. El joven comprendió y dio media vuelta. Se dirigió a la capilla y la limpió, cargó las lamparillas de aceite, cambió las velas agotadas, espabiló las restantes, puso flores frescas en el jarrón de la Virgen de la Desolación y se sentó en un banco a descansar y meditar, era su manera de orar. Después se fue a regar los tomates de la huerta, su segundo cometido del día, antes de que el sol empezara a calentar con demasiada fuerza.

Poco antes de la hora del almuerzo, al mediodía, cansado de bregar en los surcos y hambriento, sintió otro apretón de barriga y corrió hasta las rocas temiendo no llegar a tiempo, pero con el pensamiento fijado en la mesa del refectorio y en las patatas que ese día había cocido el abad. Tenía tanta hambre que podía oler desde allí el aroma de la hoja de laurel con la que el monje hirvió los tubérculos. Oyó la esquila de la llamada al ágape. Estaba tan ansioso que no le dio importancia al chapoteo de sus chancletas cuando abandonó el cagadero. Pasó de largo al lado del pilón sin mirarlo y entró en el refectorio. El fraile ponía en la mesa la olla con las patatas. Rezaron una oración de acción de gracias y se sentaron. El abad partió el pan y llenó los platos. No llevaban ni un minuto comiendo cuando al viejo, que conservaba intacto el olfato de un perdiguero, le llegó el tufo de las chancletas. ¿Abonaste hoy el huerto?, preguntó, rinorreando alrededor y posando la cuchara. El neófito, por su parte, sólo tenía nariz para las patatas y respondió con un escueto No. El prior, visiblemente contrariado, con el estómago revuelto, acabó por levantarse y, diciendo Ave María Purísima, se retiró a su celda. Quedó su plato de patatas mediado, que acabó gustoso el novicio.


Ramiro Rodríguez Prada


Κυριακός.  Ο Υμνούμενος.

http://www.youtube.com/watch?v=iEc32s_8K8s

Salud y buen apetito.