lunes, 18 de julio de 2011

Kazantzáki -2

 KAPETAN  MIJALIS
Agii Apostoli 2010

De sus novelas mi favorita es O kapetán Mihális, traducida aquí, como dije,  por Libertad o muerte, la frase que daba fin a una de las historias más guapas dentro de la novela, y que no desvelaría sin arriesgarme a que Nikos haga compañía a Valle y a Van Gogh en ese delirio persecutorio que no me abandona.

Es casi una historia para jóvenes, iniciática, de aventuras, o así la recuerdo, por lo dinámico y trepidante del relato. Pero la mezcla de acción y drama, osadía y tragedia, la puesta en escena de valores como la rebeldía, el honor, la libertad, el sacrificio, el heroísmo, el juego entre compromiso, tierra, patriotismo y familia..., le dan una densidad que la aparta de literaturas más evasivas y parecen emparentarla con los rusos más duros, donde no faltará un lenguaje rico y contundente. No sé la influencia que la común pertenencia al mundo ortodoxo, de la que Rusia fue primero alumna de Grecia, pueda tener en esta apreciación, que de todos modos es personal.
Hace muchos años que la novela está descatalodada.

La última publicación de textos del cretense que recuerdo la hizo, en el 2009, la revista Letra internacional nº105, que recogía las crónicas de Kazantzákis como enviado especial de un periódico conservador de Atenas en tiempos del dictador Metaxás, además de una entrevista a Unamuno y un paripé de encuentro con Franco, ambas en plena guerra civil. Nikos ya había estado antes aquí y conocido al vasco, como a Lorca y a otros. Y volvió después de la guerra.

La entrevista a don Miguel en Salamanca, que le lee el San Manuel Bueno mártir de una sentada, es lo más interesante.

Sin juzgar, que no es lo mío, pienso que Unamuno no acertó, pero no porque muriera pronto y no pudiera luchar, "solo", contra un régimen que aceptaba al principio en beneficio del orden y que, según él y el propio Nikos, cuyo error tenía menos trascendencia aquí, acabaría pronto, sería efímero, sino porque, realmente, el nuevo orden se perpetuó, represivo 40 años, con el apoyo o el silencio cómplice de medio país, contra el otro medio, el perdedor. Y la connivencia de los poderosos estados "democráticos" occidentales.
´Nuestra misión es pasajera...`, decía también Franco en una alocución. ¡Arrepentidos los quiere Dios!.

No se le pueden dar alas a los buitres sin pagar un precio de horror peor que el desorden precedente. Buitres y precio que la gente de orden impuso, por las armas en la guerra, y en la paz con el silencio y el miedo, con la impunidad jurídica que ellos denunciaban y que nadie gestiona mejor que una dictadura.

Salud.
Ramiro.

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